La Palabra de Vida describe cómo Jesús prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo para sostenernos y acompañarnos. Jesús está presente en los pobres y marginados, en su Palabra y la Eucaristía, y cuando generamos concordia. Nos invita a buscarlo cada día y descubriremos su alegría y luz al acoger y compartir con los demás a través de un amor desinteresado.