Este documento resume el evangelio del IV Domingo de Pascua sobre Jesús como la puerta para las ovejas. Jesús es el único camino para la salvación, representado como el buen pastor que cuida y guía a sus ovejas. Aunque la llamada de Dios es universal, también es personal para cada individuo, ya que Dios conoce y llama a cada persona por su nombre. La iniciativa siempre viene de Dios a través de esta vocación personal.

1. IV Domingo de Pascua. Evangelio (Juan 10, 1-10). 13 de mayo 2014.
Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.
LA PALABRA ES VIDA
La vida que nace del Evangelio para cada semana …
CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES
Dijo Jesús: “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que
salta por otra parte, ese es ladrón y bandido: pero en que entra por la puerta es pastor de las
ovejas. A este le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre
a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las
ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él,
porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no
entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las
ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los
escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará
pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que
tengan vida y la tengan abundante”.
A todos y a cada uno
Jesús es el punto en el que confluyen las promesas del Padre y las expectativas de la
humanidad; de ahí su palabra tajante: “Quien entre por mí, se salvará”. Él es el único camino,
la única “puerta”.
¿Cómo explicar todo esto de manera sencilla y directa? ¿Cómo hacernos comprender esa
llamada universal, ese ofrecimiento que Dios hace al mundo en Jesús: que Él viene para que
todos tengamos vida, y la tengamos en abundancia? El propio Jesús lo expresa con una imagen
que vale mil palabras: Él es el “pastor de las ovejas”. La imagen del pastor, tan conocida por
el pueblo que lo escuchaba, sirvió a Jesús para explicar cómo Él nos ama, nos cuida y alimenta,
nos conduce y nos defiende. Es la imagen, conocida y sugestiva, del “Buen Pastor”.
Ahora bien, esta llamada que hace Dios, en Jesús, a todo el mundo tiene una característica
impresionante: con ser universal, es, al mismo tiempo, personal, como fabricada la medida de
cada corazón: “Él va llamando por el nombre a sus ovejas”. Hay un conocimiento previo, se da
una relación directa de Dios con cada uno. Es un “lujo” que sólo Dios puede permitirse:
compaginar la universalidad de la llamada con una total personalización. Cada llamada suya
tiene los rasgos inconfundibles, irrepetibles, de un rostro concreto. Cada uno, sea quien sea y
piense como piense, puede –si está dispuesto y escucha con atención- oír que Dios lo llama
para ofrecerle el tesoro de su amistad y el amparo de su casa para siempre.
Nos gusta sentirnos protagonistas: situarnos en el centro de la escena, pensar que todo debe
girar a nuestro alrededor. Es una tendencia natural. También en esto de seguir al Señor,
hemos ido dando la vuelta a los conceptos hasta pensar, casi sin darnos cuenta, que se trata
de una iniciativa nuestra: que, viendo a Jesús, nos ha nacido el deseo de irnos tras Él. Así,
claro, quedamos la mar de bien. Sólo que olvidamos algo de suma importancia: que, en toda
relación con Dios, siempre, absolutamente siempre, la iniciativa es suya. Todo es llamada,
“vocación”.
¿No es esto una alegría? Nadie, de los millones de seres hemos sido creados, está solo y
desamparado, perdido por ahí sin norte, sin familia. Dios a todos nos llama, nos ofrece la
felicidad, nos espera. Es tan buena esta noticia, que habrá que buscar “pastores” que la lleven
por el mundo. Pero eso ya es otra cosa. Hoy nos quedamos aquí, saboreando la alegría de
sabernos amados por el Padre Dios; de oír que nos llama, a cada uno, por nuestro nombre.
PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:
¿ Es la honestidad de las acciones y coherencia de vida una actitud valorada actualmente?
¿Nos hemos planteado esta vocación a la plenitud humana a la que nos invita Jesús?
¿Si sigues esta invitación, serás capaz de guiar a otros a este estilo de vida ?