Un pastor se aburría cuidando sus ovejas y decidió divertirse gritando falsamente que venía el lobo, haciendo que los aldeanos acudieran en vano en su ayuda. Al repetir la broma, los aldeanos se enfadaron. Al día siguiente, cuando en realidad apareció el lobo, los aldeanos ignoraron sus gritos de auxilio y el lobo se comió algunas de sus ovejas.