El documento reflexiona sobre la existencia humana y la tendencia de los seres humanos a juzgar a otros en lugar de asumir la responsabilidad de sus propias acciones. Argumenta que cada persona es responsable de los eventos y sufrimientos de su propia vida debido a las decisiones que toma libremente. También sugiere que, en lugar de buscar culpables externos, las personas deberían respetarse mutuamente y asumir las consecuencias de sus acciones para crear un mundo mejor.
Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de san Vicente
Por que by me
1. ¿Por qué?... Una reflexión acerca de la existencia humana.
En los últimos días he leído noticias insólitas que asombran mi entendimiento y me
pregunto “¿por qué los seres humanos se creen con el poder de juzgar a otros, en lugar de
preocuparse por asumir las responsabilidades de su propia forma de vivir?”.
¿Será quizás por qué creemos ser Dios?… Y si lo fuésemos, les aseguro que estamos muy
lejos de igualarnos a él con esta clase de comportamiento.
Pónganse a pensar por un instante, si Dios realmente quisiera castigarnos, ¿nos hubiese
dado la libertad (libre albedrío) de poder decidir cómo vivir la vida que nos otorgó?, ¿acaso
son capaces de creer que un Dios que es capaz de darnos semejante regalo pueda querer
algún mal para nosotros?… A todo esto les respondo que no, y a demás les digo que
quieran enfrentarlo o no, quieran aceptarlo o no, quieran darse cuenta o no, cada ser
humano (consciente de ello o no) ES EL ÚNICO RESPONSABLE DE LOS EVENTOS Y
SUFRIMIENTOS DE LA VIDA QUE ELIGE VIVIR…. Si señores, cada uno de nosotros
elegimos la vida que queremos vivir y esa gran fuerza-energía creadora de la cual
provenimos y a la que le hemos dado el nombre de Dios, nos ama tanto y es tan compasivo
con nosotros que nos apoya en cada decisión, brindándonos infinitas oportunidades para
levantarnos y recuperarnos en el momento que haga falta.
El caos del mundo no es culpa de ningún Dios; la intolerancia, la incomprensión, la
discriminación, el rechazo no son culpa de Dios… esa es nuestra responsabilidad, porque
no podemos ser capaces de mirar más allá y ver que todos (nos guste o no) tenemos el
derecho de ser respetados tal y como somos y en el fondo buscamos exactamente lo mismo:
ser felices… Y así como digo que tenemos derecho a ser respetados, también les digo que
tenemos el deber de respetar a los demás, nos agraden o no, estemos de acuerdo con sus
opiniones o no, estemos de acuerdo con sus acciones o no.
La Ley de Causa y Efecto existe, ha sido comprobada científicamente por Isaac Newton,
también conocida como Principio de acción y reacción: “Si un cuerpo A ejerce una acción
sobre otro cuerpo B, éste realiza sobre A otra acción igual y de sentido contrario”. Piensen
un instante en este enunciado y reflexionen un poco sobre los distintos acontecimientos de
sus vidas, sobre todas aquellas acciones que han ejecutado durante su tiempo en este
planeta… Se sorprenderán de la conclusión y verán cara a cara al “verdadero culpable” de
todo.
Estas palabras son producto de mi propia experiencia y lo he podido comprobar en cada
paso que he dado. Para que el planeta pueda convertirse en un lugar mejor de lo que es,
para que el caos pueda acabar, lo que tenemos que hacer es dejar de tenernos tanto miedo a
nosotros mismos, dejar de buscar culpables alrededor, ser valientes y asumir las
consecuencias que acarrean nuestras decisiones.
2. El dar respeto y el respetarnos es un buen comienzo. Eso no significa que tengan que
gustarnos o que tengamos que estar siempre de acuerdo con lo que hace el otro, no. Todos
somos tan diferentes como iguales a la vez. Pero al respetar al otro le permites
desarrollarse, le permites evolucionar y te lo permites a ti también, hasta que llegue el
momento en que esas brechas que hemos inventado entre nosotros, ya no existan más…
Llegará el día en que eso ocurra… Hasta entonces, porque no dar un paso a la vez y,
parafraseando una parábola de la Biblia “por qué no ver y preocuparnos por la viga que hay
en nuestro ojo, en lugar de preocuparnos por la paja que hay en el ojo del otro”…
Los habitantes de este planeta tienen un inmenso potencial para convertirse en seres
increíblemente amorosos, hermanos radiantes de luz y amor… Así lo creía en el pasado y, a
pesar de todo, aún lo creo… Ya es tiempo de dejar de ser hostiles con nosotros mismos, con
los demás, con los seres vivos; piensen en qué clase de corazón cultivan en sus hijos,
enséñenles a ser nobles, compasivos; no a ser jueces, a discriminar y rechazar aquello que
no conocen.
Para juzgar, se debe tener la capacidad de ponerse en el lugar del otro, tomarse el tiempo
para conocer sus circunstancias, su dolor, creo que solo entonces se es capaz de entender
las acciones que generan los comportamientos de otros.
Con mis palabras no justifico a delincuentes ni asesinos ni a ninguna persona que se
dedique o tenga la intención de hacerle mal y daño a otros, los castigos y penas que estos
obtienen son las consecuencias de sus acciones. Así se simple… Si haces una buena obra,
generas consecuencias positivas acordes con tus acciones; si haces cosas malas, generas
consecuencias acordes con tus acciones… La dificultad se presenta a la hora de hacerte
responsable y asumir las consecuencias de tus acciones… Las personas que dañan a otros
son tan valientes y audaces al momento de ejecutar sus acciones, pero son tan cobardes y
miedosas al momento de tener que asumir las consecuencias que esas acciones generan.
Los cimientos para una buena o mala vida se encuentra en la RESPONSABILIDAD.
Asumir la responsabilidad de nuestras decisiones nos permitirá obrar de mejor manera
hacia los demás y hacia nosotros mismos. Buenas decisiones generan buenas y placenteras
consecuencias; malas decisiones generan consecuencias negativas y nada agradables.
Nadie, ni los más famosos, ni los más grandes personajes de la historia, están exentos de la
influencia de la Ley de Causa y Efecto… Así es la naturaleza.
Escrito por L. Hung.