El documento discute si Internet realmente nos está volviendo estúpidos. Presenta el argumento de Nicholas Carr de que Internet podría estar remodelando nuestros cerebros y reduciendo nuestra capacidad de concentración. Sin embargo, también señala los muchos beneficios educativos de Internet, como apoyar el aprendizaje autónomo y desarrollar habilidades. Aunque reconoce desafíos como la brecha digital y la resistencia de algunos maestros a los métodos digitales, concluye que lejos de hacernos tontos, las tecnologías