2. CULTURA Y ESCUELA
Hoy en día se plantean muchos desafíos para las sociedades que vienen de la
mano de varios factores. Uno de ellos es la diversidad de culturas e ideologías con
las que convivimos. La Escuela como institución no se encuentra exenta de esta
cuestión y por lo tanto debe buscar adaptarse a los cambios sociales.
Es tiempo que el concepto de cultura escolar como una constelación densa de
significados, en la cual la relación docente-alumno está dado por un ámbito de
subordinación se transforme en uno de integración, en donde tanto el docente y
el alumno interactúen. Hoy el docente se encuentra con una tarea difícil en la
cual no es fácil captar la atención e interés de los alumnos por el contexto que los
rodea (televisión, internet, videos juegos, etc.) por lo que deberá buscar la
manera de revalorizar los valores escolares a través del debate, de la integración
de los alumnos. Es decir, pasar de ser un simple comunicador de conceptos para
ser algo más que eso, alguien que se compromete con la realidad social, que
propone distintas maneras de abordar una temática.
Tal vez esto pueda llevar a renovar la propuesta de la escuela, a que los chicos
realmente entiendan de su importancia, de crear un sentido de permanencia y
compromiso con la misma.
3. Entre los muros
“Mal que les pese a muchos “ la
televisión, el fútbol, y el cine están
aquí, y eso ya es irreversible.
La escuela puede seguir levantando
muros, cada vez más altos, para que
no entren, y seguir condenando las
horas de televisión pero éstas parecen
estrategias condenadas al fracaso. No
estamos planteando que haya que
hacer seguidismo de los medios y
asimilar la propuesta escolar a un
videoclip para que los chicos
conserven su interés; esto no sólo es
imposible sino también indeseable.
Pero sí hay que replantearse la
apertura y el reconocimiento de otras
formas de conocer y aprender, y
revalorizar las formas
específicamente escolares, que
permiten la argumentación y el
debate, escasamente presentes en la
dinámica televisiva del zapping.
La cultura escolar tendría que
pensarse como un arco que haga que
las piedras se transformen en puentes
y no en muros.
4. Hay que reconocer que dentro de la
escuela hay una diversidad de
culturas. Por un lado puede hablarse
de una cultura docente, como forma
de concebir el rol de interactuar con
otros sujetos dentro y fuera de la
comunidad escolar. También existen
culturas contra-escolares de los
alumnos, estrategias de resistencia
que oponen otros valores y conductas
a los que le propone la autoridad
adulta. Están los rebeldes, las chicas
que sólo quieren ir a bailar, los
roqueros, los tragas, etcétera.
Las subculturas no sólo se definen por
la posición que cada uno ocupa en la
institución (docente, alumno,
preceptor) sino retomando la noción
de Bourdieu, diremos que cada uno de
los alumnos y docentes portamos una
cultura de origen, que puede ser
regida por valores religiosos, por
comunidades nacionales, o por grupos
políticos o sociales.
5. Bordieu concluye que la escuela
se convierte en un lugar familiar
para los sectores de clase media,
que traen incorporado este
capital cultural, y al mismo
tiempo es un lugar inhóspito
para los sectores populares, que
poseen otras formas de
sociabilidad y referencias
culturales.
6. Conclusión
Pensar nuestras culturas, y
sobre todo nuestra cultura
escolar cotidiana, como culturas
plurales, como culturas
híbridas, producto de la mezcla
de muchos elementos
heterogéneos y que contienen
muchas temporalidades, quizás
contribuya a mejorar la práctica
docente cotidiana. Esto nos
llevaría a reconsiderar dónde
ponemos el límite entre el
afuera y el adentro, o cómo
pensamos la contribución de los
padres, que renovemos la
propuesta de la escuela, en
términos de sus contenidos y en
términos de los sujetos que
estamos contribuyendo a
conformar.