Este documento describe la cosmovisión de los pueblos indígenas ancestrales en Suramérica, quienes eran politeístas y veían la naturaleza como sagrada y fuente de vida. Consideraban que la vida es un ciclo sin principio ni fin, y que la madre representa la vida y el útero representa el universo. Su literatura tenía la forma de mitos y leyendas transmitidos oralmente para preservar su cultura, y servía para comprender y conjurar el mundo de manera armónica.