3. ●
El texto presentado en la lectura de entrada
alcanzada un efecto que va mas allá del propósito
de transmitir un mensaje y obtener una respuesta,
puesto que es un texto literario, y por ello, ha
sido arreglado de tal manera que produce una
sensación de agrado, de deleite y de emoción; lo
cual no ocurre cuando leemos o escuchamos
mensajes de la vida cotidiana u otra clase de
textos.
4. ●
A pesar de que tanto la comunicación ordinario como
la literario posees los mismo elementos, se debe
tener en cuenta que la literatura es una arte y,
por lo tanto, al comunicar, tiene implícita la
intención de conmover, impresionar los sentidos y
despertar distintas reacciones.
●
La comunicación literaria puede ser analizada a
partir de los mismo elementos de la comunicación
no literaria.
5. Sin embargo, debe considerarse que la interacción
que se da a ella es, en cierto modo, distinta, por
la naturaleza misma de sus recursos expresivos,
por el por el tratamiento de la realidad que se
pretende comunicar y por la forma en que se
produce el acto comunicativo.
A diferencia de cualquier otra, en la comunicación
literaria, el que un mensaje sea recibido e
interpretado depende de iniciativa del lector.
6. En el lenguaje literario o poético el mensaje crea,
imaginariamente, su propia realidad a través de
un proceso intencional del autor, originando un
universo de ficción que difiere con la realidad
empírica; pero que no se distancia de ella, en el
sentido de que le sirve como modelo. La ficción
puede ser invención de hechos o de vicisitudes, las
cuales se narran mediante un discurso.
7. Entre el mundo imaginario creado en la obra literaria
y el mundo real, hay siempre vínculos, pues el
mundo real es la matriz del mundo literario; la
ficción literaria no se puede desprender jamás de
la realidad empírica. Esa nueva realidad creada
( la ficción literaria) mantiene siempre una
relación de significado con la realidad objetiva.
8. Hablante o autor real
El autor real es el autor o creador de la obra
literaria. No es el narrador, sino quien lo invento,
y de igual manera creo y organizo todos los
hechos, los pensamientos, personajes y acciones.
El que desarrolla la historia en un tiempo y
espacio empleado el lenguaje figurado.
9. El hablante real se mantiene al margen de la historia
contenida en su obra; y solo algunas raras veces es
posible encontrarlo fuera de ese contexto, en
dedicatorias, prólogos, epílogos. Para ejemplo
citamos a Quevedo, quien al final de la primera
parte su obra “Política de Dios, gobierno de
cristo” se dirige al lector así:
10. “A QUIEN LEE: Lo que se ha leído en este libro que
no sea lo que conforme cree y enseña la Santa
Iglesia de Roma, sola y verdadera Iglesia, confieso
por error; y desde luego conociendo mi ignorancia
lo retrato. Y confieso que todo lo he escrito con
pureza de animo.
11. Hablante o autor imaginario
Se refiere al narrador o sujeto que transmite los
mensajes para que sean conocidos e interpretados
por el lector. Es el que proporciona la
información, comenta y analiza los hechos que
relata.
12. Este hablante o emisor implícito es reconstruido por
el lector a partir de la narración. Por ello tiende a
confundirse con el autor empírico o real, del que
debe ser diferenciado claramente. Según R.
Barthes, el que habla en el relato no es el que lo
escribe, y el que escribe el relato no siempre es el
que es el que habla. Un mismo autor crea, a lo
largo de su obra, varios autores implícitos o
hablantes imaginarios (cada cual en consonancia
con el texto al que pertenece.
13. Oyente o lector real
Así como en todo texto literario hay un alguien que
lo cuenta (autor implícito), también implica que
hay, en ese texto literario, un oyente o un lector.
El autor, al crear su obra, presupone un destinatario,
es decir que requiere del receptor adecuado para
que descifre el mensaje expresado en su obra. Por
ejemplo, Cervante, en el prologo del Quijote se
dirige al lector, así:
14. “Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que
quisiera que este libro, como hijo del entendimiento,
fuera el mas hermoso, el mas gallardo y mas discreto que
pudiera imaginarse”
Pero ese lector, presupuesto por el autor, se ve concretizado
solo en los que leen su obra. A estos se les llamara lectores
u oyentes reales.
El lector u oyente real es que efectúa el proceso de lectura,
posesionándose del texto para interpretarlo, analizarlo y
valorarlo
15. Oyente imaginario
El lector imaginario es el lector previsto por el autor
como destinatario ideal de sus textos; y es
concebido como un lector dotado de capacidades
y conocimientos específicos previos. El lector u
oyente ficticio se ha ido incorporando en el relato
porque es el destinatario ideado por el autor, y
participa en lo que narrador cuenta.
16. El autor se dirige a el, ubicándolo durante el relato
como un elemento receptor de la historia que
cuenta. Es llamado también lector modelo y lector
implícito. Es muy necesario distinguir al lector
implícito del real; pues el primero es un elemento
inmanente, interno a la narración y el segundo, el
real, es extrínseco o accidental a ella.