Los aztecas tenían diferentes rituales funerarios dependiendo del estatus social del difunto. Los guerreros y gobernantes eran enterrados en el Templo Mayor, mientras que las mujeres que morían en su primer parto eran enterradas en el patio de otro templo. Existían cuatro posibles destinos después de la muerte, incluyendo Mictlán, el inframundo, o el cielo reservado para los guerreros caídos en batalla. Los aztecas también practicaban diferentes cultos a los dioses de la muerte, antepasados y almas de los difuntos