El documento resume información sobre las pulgas y la peste bubónica. Explica que las pulgas son insectos hematófagos que transmiten enfermedades a sus huéspedes como perros, gatos y humanos. Describe el ciclo de vida de las pulgas y cómo la bacteria Yersinia pestis es transmitida por las pulgas de las ratas a los humanos, causando la peste bubónica. También proporciona detalles sobre los síntomas e historia de la peste negra, la pandemia más mortal de Europa en el siglo XIV.
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Las pulgas y la peste bubónica
1. UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA DE LA SELVA
FACULTAD DE AGRONOMÍA
Departamento Académico de Ciencias Agrarias
Curso: Entomología veterinaria
Docente: Anteparra Paredes Miguel
Alumno: Champi Reyes Carlos D.
Ciclo: I – 2020
TINGO MARÍA, PERÚ
2020
2. I. INTRODUCCIÓN
Las pulgas son insectos sin alas pequeños y planos que chupan la
sangre y viven en la piel de un animal huésped. Pueden llevar y transmitir
enfermedades graves y son las principales causas de problemas de la piel en
perros y gatos domésticos. A menudo, se pueden ver las pulgas corriendo bajo el
pelo y sobre la piel de su huésped, pero pueden ser difíciles de atrapar.
Las pulgas pasan la mayor parte de su vida adulta sobre su huésped, donde
cortan una abertura en la piel y se alimentan de la sangre de este. Por lo general,
una sola pulga adulta se alimenta durante por lo menos ocho horas en un día,
ingiriendo unos 15 microlitros de sangre. Las pulgas necesitan alimentarse de
sangre antes de que puedan reproducirse. Se aparean poco después de
alimentarse, y las hembras ponen sus huevos unos días más tarde. La vida de
una pulga hembra normalmente dura tres a cuatro meses- y durante este periodo
puede producir hasta 2,000 huevos (Jean Claude 2015)
Las pulgas ocupan un lugar importante como vectores de enfermedades
en muchas partes del mundo. Los trabajadores en salud pública se preocupan
mucho por las pulgas que transmiten los organismos de la peste bubónica y del
tifo murino de las ratas al hombre, así como por las que propagan la peste entre
los roedores silvestres y, en ocasiones, contagian al hombre.
La peste bubónica o peste negra fue un problema que en el pasado causo
muchas muertes en la humanidad, pero sin embargo con el avance de la medicina
ya se puede controlar para que no vuelva ocurrir esa pandemia
3. II. REVISIÓN DE LITERATURA
2.1 La pulga
2.1.1. Definición:
Los sifonápteros o pulgas (Siphonaptera, anteriormente clasificados
como Suctoria o como Aphaniptera), son insectos holometábolos de tamaño muy
pequeño (pocos milímetros de media), ápteros, ectoparásitos hematófagos de
seres homeotermos, con el tercer par de patas más desarrollado que los otros y,
generalmente, adaptado al salto (Jean Claude 2015)
2.1.2. Anatomía:
El cuerpo de la pulga se divide en tres regiones: cabeza, tórax y
abdomen. Las estructuras de estas tres regiones sirven para identificarla.
La cabeza: La cabeza. La forma de la cabeza es una característica
significativa. La pulga de las gallinas (Echidnophaga gallinacea) y la nigua (Tunga
penetrans) tienen un ángulo definido en el borde frontal de la cabeza, mientras
que la mayoría de las demás pulgas tienen el borde frontal ligeramente
redondeado. La pulga del perro es de cabeza corta mientras que la del gato tiene
la cabeza larga. En muchas especies, la cabeza lleva dos o más dientes oscuros
debajo de la gena (mejilla), llamado peine genal o ctenidio. El número y forma de
los dientes de dicho peine ofrecen características importantes para la
identificación de pulgas. La cerda ocular (pelo del ojo) es otra característica
4. esencial que se encuentra delante del ojo en la pulga de la rata oriental y debajo
del ojo en la pulga del hombre (HARRY D 1964).
El tórax: Es la segunda sección del cuerpo de la pulga y contiene
tres pares de patas, pero ningún ala. Se divide en tres partes: protórax, mesotórax
y metatórax. La parte superior o dorsal del protórax se llama pronoto que es la
placa situada directamente detrás de la cabeza. Esta placa puede tener un peine
(peine pronotal o ctenidio) en su borde posterior, como en la pulga de la rata
septentrional (Nosopsyllus fasciatus). El segundo segmento del tórax, el
mesotórax, tiene una placa lateral o mesopleura a cada lado, inmediatamente
encima del arranque de la segunda pata. En la mayoría de las especies de
pulgas, la mesopleura está reforzada por un engrosamiento interno en forma de
varilla. Esto falta en unas cuantas especies como la pulga del hombre y la de las
gallinas, y se utiliza como característica importante para distinguir estas pulgas de
las pulgas de la rata oriental. Los bordes posteriores del mesotórax y metatórax
pueden tener pequeñas espinas que sirven frecuentemente para distinguir las
familias de pulgas. (HARRY D 1964).
Las patas: La pata de la pulga se compone de las siguientes cinco
partes principales: una cadera grande y aplanada, una segunda articulación
pequeña (trocánter), una tibia larga y un tarso (o pie) con cinco segmentos. Todos
los segmentos tienen espinas o cerdas de distintos tamaños y longitudes que
sirven para la identificación. Así Hopkins y Rothschild (1963, pág.361) describen
ciertas disposiciones de las cerdas de la tibia posterior que parecen merecer más
confianza para distinguir la pulga del gato de la del perro que la forma de la
cabeza en ambas especies. El último segmento del tarso presenta cerdas
plantares, importantes para la distinción de algunas especies de pulgas, como la
pulga de la rata septentrional y la pulga de la ardilla. (HARRY D 1964).
5. 2.1.3. Ciclo biológico
La revista Rev Inv Vet Perú (2016) nos dice que el ciclo biológico de
las pulgas consta de cuatro etapas:
Pupa: El capullo que las protege las hace ser resistente a los
insecticidas y pueden permanecer dentro de éste hasta 12 meses, para luego
transformarse en pulga adulta. Una vez que salen del capullo sólo pueden
sobrevivir sin alimento una semana. Representan el 15% de la población total
Larvas: Ellas demoran 2-5 días en salir del huevo una vez colocados,
se alimentan de desechos orgánicos y sangre digerida proporcionada por las
pulgas adultas. Pueden permanecer en este estado algunos días o hasta meses,
lo que va a depender de la humedad y temperatura. Representan el 30% de la
población total.
Huevos: Pueden ser depositados sobre el animal y caer al suelo o
bien ser colocados directamente sobre alfombras, camas, sofás, etc. Los huevos
para sobrevivir necesitan de una humedad aproximada de 70-75% y de una
temperatura de 20-28°c. Representan el 50% de la población total.
Adulto: La fase adulta de las pulgas es el único estado de su ciclo
que parasita, succionando la sangre de mamíferos y aves. Las pulgas adultas
representan el 5% de la población total y en cada postura pueden poner entre 20-
30 huevos. Una vez que nacen deben alimentarse durante 24-36 horas y están
listas para copular y comenzar con la postura.
El Dr. E. MARTIN nos dice que su las pulgas son insectos
holometabolos, es decir, tienen metamorfosis completa y pasan por un completo
ciclo vital consistente en huevo, larva, pupa y adulto. El periodo en que se
completa el ciclo de huevo a adulto varía de dos semanas a ocho meses
dependiendo de la temperatura, humedad, alimento y especie. Normalmente, tras
alimentarse de sangre, la hembra deposita entre 15 y 20 huevos por día hasta
600 en toda su vida, usualmente sobre el hospedador (perros, gatos, ratas,
6. conejos, ratones, ardillas, ardillas listadas, mapaches, zarigueyas, zorros, pollos,
humanos, etc.). Los huevos depositados sueltos en el pelaje caen en su mayor
parte por todos sitios, especialmente donde el hospedador descansa, duerme o
nidifica (alfombrillas, alfombras, muebles tapizados, cajas del perros y gatos,
perreras, cajas de arena, etc.)
2.1.4. Distribución geográfica:
Soledad Gómez y Javier Blasco-Zumeta nos cuenta que la pulga se
distribuye en todas las regiones biogeográficas, incluyendo la Antártida. Por lo
que se podría decir que es uno de los insectos que aun en temperatura baja, alta,
o media estos pueden adaptarse al ambiente y sobrevivir
2.1.5. Impacto sanitario:
Jean Claude (2015) nos dice que como hematófagas que son, es
normal que las pulgas tengan un impacto sanitario sobre sus hospedadores. Este
puede ser de tres tipos:
Expoliación sanguínea: la ingesta de sangre, aunque obligatoria,
normalmente no suele tener consecuencias graves para el hospedador. En
hiperinfestaciones, cuyas causas son, a menudo, desconocidas, se puede agravar
la sintomatología. Por ejemplo, en su trabajo él ha detectado más de 1100
Archeopsylla erinacei sobre un erizo Erinaceus europaeus. Es más, es frecuente
7. recoger centenares de pulgas, pertenecientes a varias especies, en las aves,
mamíferos
Reacciones alérgicas a las picaduras: tan solo son citadas, y la
explicación es lógica, en el hombre y los animales de compañía, perros y gatos
Parasitosis diversas: las nematodosis (Mastophorus muris de
numerosos roedores, o la filaria Acanthocheilonema recondita del perro, por
ejemplo) son dos parasitosis transmitidas por pulgas. Numerosas cestodosis de
roedores tienen a las pulgas como hospedadores intermediarios (distintas
especies de ratas) o en los cánidos, con Dipylidium caninum que afecta al perro.
Algunas de estas cestodosis pueden presentarse en el hombre, y siempre se
producen por la ingestión de la pulga.
2.1.6. Enfermedades
La peste o peste bubónica: La peste bubónica es una infección
producida por la bacteria Yersinia pestis en la que predomina la inflamación de
ganglios infectados en órganos sexuales y ojos. Cuando predomina la afectación
pulmonar, la enfermedad recibe el nombre de peste neumónica. Los primeros
síntomas son similares a los de la gripe y se presentan de uno a siete días
después de la exposición a la bacteria. Entre estos síntomas se incluye la fiebre,
dolor de cabeza y vómitos. Los ganglios linfáticos inflamados y dolorosos, se
producen en las áreas más cercanas a la zona donde la bacteria ingresó al
organismo. Debido a la inflamación de los ganglios linfáticos, es posible que estos
puedan abrirse y expulsar material purulento al exterior.
2.2. La peste negra:
2.2.1. Historia:
A mediados del siglo XIV, entre 1346 y 1347, estalló la mayor epidemia de
peste de la historia de Europa, tan sólo comparable con la que asoló el continente
en tiempos del emperador Justiniano (siglos VI-VII). Desde entonces la peste
negra se convirtió en una inseparable compañera de viaje de la población
europea, hasta su último brote a principios del siglo XVIII. Sin embargo, el mal
jamás se volvió a manifestar con la virulencia de 1346-1353, cuando impregnó la
8. conciencia y la conducta de las gentes, lo que no es de extrañar. Por entonces
había otras enfermedades endémicas que azotaban constantemente a la
población, como la disentería, la gripe, el sarampión y la lepra, la más temida.
Pero la peste tuvo un impacto pavoroso: por un lado, era un huésped
inesperado, desconocido y fatal, del cual se ignoraba tanto su origen como su
terapia; por otro lado, afectaba a todos, sin distinguir apenas entre pobres y ricos.
Quizá por esto último, porque afectaba a los mendigos, pero no se detenía ante
los reyes, tuvo tanto eco en las fuentes escritas, en las que encontramos
descripciones tan exageradas como apocalípticas.
2.2.2. De las ratas a los hombres
Únicamente en el siglo XIX se superó la idea de un origen sobrenatural de la
peste. El temor a un posible contagio a escala planetaria de la epidemia, que
entonces se había extendido por amplias regiones de Asia, dio un fuerte impulso
a la investigación científica, y fue así como los bacteriólogos Kitasato y Yersin, de
forma independiente pero casi al unísono, descubrieron que el origen de la peste
era la bacteria yersinia pestis, que afectaba a las ratas negras y a otros roedores
y se transmitía a través de los parásitos que vivían en esos animales, en especial
las pulgas (chenopsylla cheopis), las cuales inoculaban el bacilo a los humanos
con su picadura.
9. La peste era, pues, una zoonosis, una enfermedad que pasa de los animales
a los seres humanos. El contagio era fácil porque ratas y humanos estaban
presentes en graneros, molinos y casas –lugares en donde se almacenaba o se
transformaba el grano del que se alimentan estos roedores–, circulaban por los
mismos caminos y se trasladaban con los mismos medios, como los barcos.
La bacteria rondaba los hogares durante un período de entre 16 y 23 días
antes de que se manifestaran los primeros síntomas de la enfermedad.
Transcurrían entre tres y cinco días más hasta que se produjeran las primeras
muertes, y tal vez una semana más hasta que la población no adquiría conciencia
plena del problema en toda su dimensión. La enfermedad se manifestaba en las
ingles, axilas o cuello, con la inflamación de alguno de los nódulos del sistema
linfático acompañada de supuraciones y fiebres altas que provocaban en los
enfermos escalofríos, rampas y delirio; el ganglio linfático inflamado recibía el
nombre de bubón o carbunco, de donde proviene el término «peste bubónica».
La forma de la enfermedad más corriente era la peste bubónica primaria,
pero había otras variantes: la peste septicémica, en la cual el contagio pasaba a
la sangre, lo que se manifestaba en forma de visibles manchas oscuras en la piel
–de ahí el nombre de «muerte negra» que recibió la epidemia–, y la peste
neumónica, que afectaba el aparato respiratorio y provocaba una tos expectorante
que podía dar lugar al contagio a través del aire. La peste septicémica y la
neumónica no dejaban supervivientes.
2.2.3. Propagación
Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de recepción.
Desde ellas, la plaga se transmitía a los burgos y las villas cercanas, que, a su
vez, irradiaban el mal hacia otros núcleos de población próximos y hacia el campo
circundante. Al mismo tiempo, desde las grandes ciudades la epidemia se
proyectaba hacia otros centros mercantiles y manufactureros situados a gran
distancia en lo que se conoce como «saltos metastásicos», por los que la peste
se propagaba a través de las rutas marítimas, fluviales y terrestres del comercio
internacional, así como por los caminos de peregrinación.
10. Estas ciudades, a su vez, se convertían en nuevos epicentros de propagación a
escala regional e internacional. La propagación por vía marítima podía alcanzar
unos 40 kilómetros diarios, mientras que por vía terrestre oscilaba entre 0,5 y 2
kilómetros, con tendencia a aminorar la marcha en estaciones más frías o
latitudes con temperaturas e índices de humedad más bajos. Ello explica que muy
pocas regiones se libraran de la plaga; tal vez, sólo Islandia y Finlandia.
A pesar de que muchos contemporáneos huían al campo cuando se
detectaba la peste en las ciudades (lo mejor, se decía, era huir pronto y volver
tarde), en cierto modo las ciudades eran más seguras, dado que el contagio era
más lento porque las pulgas tenían más víctimas a las que atacar. En efecto, se
ha constatado que la progresión de las enfermedades infecciosas es más lenta
cuanto mayor es la densidad de población, y que la fuga contribuía a propagar el
mal sin apenas dejar zonas a salvo; y el campo no escapó de las garras de la
epidemia. En cuanto al número de muertes causadas por la peste negra, los
estudios recientes arrojan cifras espeluznantes. El índice de mortalidad pudo
alcanzar el 60 por ciento en el conjunto de Europa, ya como consecuencia directa
de la infección, ya por los efectos indirectos de la desorganización social
provocada por la enfermedad, desde las muertes por hambre hasta el
fallecimiento de niños y ancianos por abandono o falta de cuidados.
2.2.4. Las cifras de la peste negra
La península Ibérica, por ejemplo, pudo haber pasado de seis millones de
habitantes a dos o bien dos y medio, con lo que habría perecido entre el 60 y el
65 por ciento de la población. Se ha calculado que ésta fue la mortalidad en
Navarra, mientras que en Cataluña se situó entre el 50 y el 70 por ciento. Más allá
de los Pirineos, los datos abundan en la idea de una catástrofe demográfica. En
Perpiñán fallecieron del 58 al 68 por ciento de notarios y jurisperitos; tasas
parecidas afectaron al clero de Inglaterra. La Toscana, una región italiana
caracterizada por su dinamismo económico, perdió entre el 50 y el 60 por ciento
de la población: Siena y San Gimignano, alrededor del 60 por ciento; Prato y
Bolonia algo menos, sobre el 45 por ciento, y Florencia vio como de sus 92.000
habitantes quedaban poco más de 37.000. En términos absolutos, los 80 millones
de europeos quedaron reducidos a tan sólo 30 entre 1347 y 1353.
11. Los brotes posteriores de la epidemia cortaron de raíz la recuperación
demográfica de Europa, que no se consolidó hasta casi una centuria más tarde, a
mediados del siglo XV. Para entonces eran perceptibles los efectos indirectos de
aquella catástrofe. Durante los decenios que siguieron a la gran epidemia de
1347-1353 se produjo un notorio incremento de los salarios, a causa de la
escasez de trabajadores. Hubo, también, una fuerte emigración del campo a las
ciudades, que recuperaron su dinamismo. En el campo, un parte de los
campesinos pobres pudieron acceder a tierras abandonadas, por lo que creció el
número de campesinos con propiedades medianas, lo que dio un nuevo impulso a
la economía rural. Así, algunos autores sostienen que la mortandad provocada
por la peste pudo haber acelerado el arranque del Renacimiento y el inicio de la
«modernización» de Europa. =^)
12. VI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. JOSÉ LUIS BETRÁN. 2006. Historia de las epidemias en España y
sus colonias. La Esfera de los Libros, Madrid,
2. OLE BENEDICTOW. AKAL. 2011. La Peste Negra (1346-1353). La
historia completa. Madrid
3. HARRY D. PRATT. 1962. Pulgas de importancia en salud pública y
su control. Publicaciones CientTficas No. 106. Washington
4. Dr. E. MARTIN. REVISTA MEDICA HONDUREÑA
5. Jean-Claude Beaucournu & Maria Soledad Gomez-Lopez. 2015.
Revista IDE@ - SEA, nº 61. Francia