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1. Material de lectura – Quinto de secundaria - DPCC
¿Qué aporta la cultura de Paz en el contexto de pandemia?
Introducción
El 2020 será un año que recordaremos en los libros de Historia por los
cambios que ha provocado la pandemia y por la manera de afrontarlos.
Algunos de los riesgos globales que ya hace más de una década habían
sido identificados desde la academia y centros de investigación han
irrumpido bruscamente en nuestra vida cotidiana.
Esta pandemia ha profundizado algunos problemas ya existentes, como
la desigualdad económica en el plano global y al interior de los países;
la fragilización de los sistemas de salud y de las políticas públicas como
resultado de décadas de políticas neoliberales y el debilitamiento de las
estructuras de gobernanza global, como Naciones Unidas y organismos
regionales.
Estos riesgos globales no conocen fronteras, pero impactan de manera
muy desigual según el contexto socioeconómico de cada país y la
capacidad de respuesta que se ponen en marcha. Y en estas
respuestas, el enfoque de derechos humanos es muy importante,
porque supone garantizar el acceso a la salud de todas las personas y
evitar que las situaciones de emergencia puedan ser utilizadas para
recortar derechos y debilitar la democracia.
¿Qué es lo que puede aportar la cultura de paz a esta situación
global?
En primer lugar, la cultura de paz nos enseña una forma de mirar y
conocer el mundo desde los valores de solidaridad y justicia. Vivimos
en momentos tan complejos, con un presente lleno de incertidumbres,
que necesitamos claves para comprender mejor el mundo y poder
ejercer así, una ciudadanía activa y comprometida. Se trata de poner
en centro la interdependencia que tenemos como seres humanos, la
vinculación mutua que nos lleva a intentar superar como sociedad el
individualismo y el nacionalismo excluyente, para reconocernos en una
sociedad global, como ciudadanos y ciudadanas del mundo que tienen
que afrontar los riesgos globales de una manera conjunta y defender el
bien común.
2. Material de lectura – Quinto de secundaria - DPCC
Y esto pasa, en el ámbito global por garantizar la provisión de los bienes
públicos globales, un concepto que alude a aquellos bienes que nos
pertenecen como humanidad, y que por lo tanto deben ser preservados
para garantizar su disfrute a todas las personas. Bienes como son el
medio ambiente, la seguridad, el conocimiento o el acceso a la salud y
los medicamentos, entre otros. Y esto requiere trabajar hacia una
gobernanza global en el ámbito multilateral (tan debilitado, pero tan
necesario) para gestionar esos riesgos que no conocen de fronteras ni
de países.
Y en ámbito nacional y local, es esencial reconocer la importancia de
unos servicios públicos fuertes, dotados de recursos financieros y
humanos que puedan atender a las necesidades sociales de todas las
personas, y muy especialmente de aquellos colectivos más vulnerables.
Porque sabemos que una sociedad es más segura cuando es menos
desigual. Y hemos constatado cómo esta pandemia profundiza la
desigualdad y afecta a los sectores más pobres.
Porque una paz genuina se construye garantizando la satisfacción de
las necesidades de las personas y el derecho a vivir una vida digna con
acceso a la salud, la educación, la vivienda… Reduciendo esa violencia
estructural que impide que las personas se desarrollen en su integridad
y esa violencia cultural que legitima el uso de la fuerza y la imposición.
En segundo lugar, la cultura de paz nos propone una forma de
“hacer”, de “actuar” ante los grandes retos globales, poniendo en juego
todas aquellas capacidades que tenemos los seres humanos para
“hacer las paces”, como decía nuestro querido amigo, Vicent Martínez
Guzmán, fundador de la cátedra de Filosofía para la Paz de la
Universidad Jaume I de Castellón. Y además haciéndolo en red,
conectando y vinculando a aquellas personas que suman y proponen
para superar la pandemia y construir una sociedad más cohesionada;
promoviendo la resiliencia, construyendo desde la adversidad y
explorando nuevos caminos y formas de hacer.
En tercer lugar, la cultura de paz nos propone una forma de “ser”,
sintiéndonos parte de una comunidad global; construyendo un “nosotros
y nosotras universal” con capacidad de agencia para actuar y
comprometernos con el futuro por venir. Como dice María Zambrano:
“La paz es mucho más que una toma de postura: es una auténtica
revolución, un modo de vivir, un modo de habitar el planeta, un modo
de ser persona”.
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Nos encontramos en una encrucijada y la elección que hagamos ahora
colectivamente será decisiva para nuestro futuro. Por esto, en este Día
Internacional de la Paz, queremos reivindicar la esperanza, como un
motor de cambio, para soñar un futuro que garantice los derechos de
todas las personas y que nos permita construir alternativas para un
futuro sostenible, igualitario y pacífico. ¿Contamos contigo?
Manuela Mesa es vicepresidenta de WILPF-España y directora de
CEIPAZ