Reflexión sobre comunidades de práctica pedagógica
1. REFLEXIÓN SOBRE COMUNIDADES DE PRÁCTICA PEDAGÓGICA
Las comunidades de práctica son grupos sociales constituidos con el fin de desarrollar un
conocimiento especializado, compartiendo aprendizajes basados en la reflexión compartida
sobre experiencias prácticas. Etienne Wenger ha estudiado las Comunidades de práctica y las
ha definido como un “grupo de personas que comparten un interés, un conjunto de problemas,
o una pasión sobre un tema, y quienes profundizan su conocimiento y experiencia en el área a
través de una interacción continua que fortalece sus relaciones”1
la comunidad se refiere a los miembros quienes forman parte del proceso, al intervenir y
compartir un interés común en el dominio de la comunidad, los participantes se involucran en
actividades conjuntas en las cuales comparten conocimiento y se apoyan mutuamente.
Ejemplo:Para comprender como funciona la comunidad es relevante que haya una ilustración
clara del conjunto de prácticas que ocurren dentro la misma, a continuación se describen
algunas de las actividades que ocurren con el objeto de fortalecer y propiciar el aprendizaje de
los idiomas en la comunidad.
El ser humano es un sujeto social por excelencia y para establecerse como tal, ha viabilizado
las relaciones con otros seres y contextos por medio de la comunicación, llegando así a ser
parte de un grupo, reunión o conglomerado de gente que tiene los mismos intereses o
simplemente comparte un lugar de asentamiento.
El aprendizaje a su vez, es un proceso social, de acuerdo con lo postulado por Lev
Vigotsky (1978),3 el ser humano aprende a través de las interacciones que establece con
aquellos que pertenecen a su grupo social, entendiendo e internalizando los símbolos y signos
de la cultura de dicho grupo. Esto es posible gracias a la interacción con otros miembros más
experimentados de su comunidad, haciendo que de una parte exista una negociación mutua
de significados y de otra se dé una construcción conjunta de saberes.
Contrario a lo que se solía pensar, no todos los miembros de una comunidad deben participar
de forma equitativa. Las personas tienen diferentes niveles de interés en la actividad que
desempeñan al interior de sus comunidades. Por lo que resulta irrealista esperar que todos
tengan los mismos roles e interactúen de la misma manera.1
Para el diseño de una comunidad de práctica, Wenger y sus colaboradores proponen
en Cultivating Communities of Practice los siguientes roles o niveles de participación:
Coordinador, el núcleo, miembros activos, miembros periféricos, participantes
externos.