El documento reflexiona sobre la parábola de los talentos en Mateo 25:14-30. Argumenta que las interpretaciones populares que igualan los talentos con el dinero han distorsionado el mensaje de Jesús. Jesús no quería enseñar sobre el capitalismo o la explotación de los trabajadores, sino sobre usar los dones de cada uno para construir el Reino de Dios. La Iglesia no debe caer en un "mercantilismo religioso" que ignore la justicia social o oprima a los pobres. Debe acompañar a los indignados que luchan