El documento discute la relación entre los cristianos y el dinero. Jesús enseñó que no se puede servir a Dios y al dinero al mismo tiempo. El dinero en sí no es malo, pero puede convertirse en nuestra principal prioridad en lugar de Dios. Los cristianos deben ser generosos con los pobres y la iglesia para demostrar su fe y compromiso con los demás.
2. El que es de fiar en lo
menudo, también lo es
en lo importante; el
que no es honrado en
lo menudo tampoco en
lo importante lo es.
Ningún siervo puede
servir a dos amos…
No podéis servir a
Dios y al dinero.
Lucas 16, 1-13.
3. Jesús nos da una lección sobre el dinero.
El dinero en sí no es malo. Mueve la economía y nos
proporciona recursos necesarios. El problema está en
nuestra escala de valores. ¿Dónde situamos al dinero?
¿Gira toda nuestra existencia en torno a él?
4. Es un reto evangelizar el mundo del dinero, la economía y la
propiedad. No seamos marxistas ni puritanos.
Todo cuanto tenemos, desde la existencia y la familia, hasta
nuestro trabajo y patrimonio, todo es un don. Dios nos ha
dado los talentos para generar economía e ingresos, para
alcanzar la prosperidad.
5. El profeta Amós ataca duramente a los ricos que explotan
a los pobres. Sus palabras son muy actuales: «Compráis
por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias».
El crecimiento descontrolado de algunas empresas oprime
a los trabajadores, que viven en condiciones de
precariedad y extrema pobreza.
6. «El Señor no olvidará
nunca vuestras
acciones»,
avisa Amós a los ricos.
Él ama la justicia y los
pobres ocupan un lugar
preferente en su
corazón.
No podemos aceptar un
capitalismo exacerbado,
falto de escrúpulos y de
humanidad.
7. La adicción al dinero es una patología social
grave, que no sólo afecta a los ricos. Muchos viven para
consumir, y lo supeditan todo a sus ingresos. Hay tanto
egoísmo en los millonarios que derrochan sus fortunas como
en las gentes corrientes que viven solo para sí mismas,
ignorando las necesidades de los demás.
8. Dar, señal de gratitud
Si Dios nos da la inteligencia para obtener dinero,
deberíamos mostrar nuestro agradecimiento. ¿Cómo?
Dando una parte de nuestras ganancias. Los judíos
practican el diezmo, y los musulmanes la limosna como
algo habitual… ¿Nos cuesta ser generosos, a los
cristianos, a la hora de mantener nuestras iglesias?
9. Dar refleja la medida de nuestra fe
Nuestra adhesión de corazón se notará en nuestra
aportación a la Iglesia, también económica. Si nos
cuesta dar es porque estamos endurecidos y quizás
solo venimos a misa para calmar nuestra conciencia…
10. De la fe surge el compromiso social
Quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho, dice
Jesús. Hay una riqueza mucho mayor que los bienes
materiales: Dios.
Y esta riqueza nos ha de mover a cambiar el mundo.
Podemos hacerlo, ¡no permanezcamos impasibles!
11. Un cristiano coherente se compromete
con su iglesia, con la sociedad, con los más necesitados.
Seamos generosos con el pobre y potenciemos ese gran
tesoro que nos da fuerzas para levantarnos cada día y
trabajar, amar, luchar… La riqueza del corazón de Dios.