Algunas empresas optan por separar y tratar residuos orgánicos de procesos agroindustriales en lugar de enviarlos a rellenos sanitarios. Estos residuos como grasas de cocinas, broza de café y lodos de plantas de tratamiento pueden convertirse en abono orgánico a través de un proceso de mezcla con microorganismos y apilamiento al aire libre durante cuatro meses, moviendo y regando regularmente las pilas para permitir la descomposición. El resultado es un abono listo para empacarse y comercializarse.