El documento argumenta que la educación sexual debería ser un derecho para todas las personas y que debería enseñarse en las escuelas. Señala que la educación sexual proporciona herramientas para que los adolescentes puedan expresar sus emociones y sentimientos, comprender su desarrollo y sentirse acompañados. También menciona que la educación sexual fortalece la confianza entre padres e hijos y que no debe llegarse demasiado tarde a enseñar sobre estos temas importantes.