La llegada de Reagan a la presidencia de EE.UU. marcó un nuevo período de confrontación Este-Oeste caracterizado por la búsqueda estadounidense de recuperar su predominio militar a través de iniciativas como la Guerra de las Galaxias y fortalecer su influencia en la OTAN. A su vez, la Unión Soviética experimentó cambios internos bajo Gorbachev con reformas como la Perestroika, pero su debilitamiento eventual llevaría al fin de la Guerra Fría.