El currículo educativo es el corazón de cualquier sistema educativo, ya que determina qué se enseña, cómo se enseña y cómo se evalúa el aprendizaje de los estudiantes.
1. Universidad Mariano Gálvez de Guatemala
Facultad de Humanidades
Carrera: Licenciatura en Administración Educativa
Curso: Diseño Curricular y Planeamiento Educativo
Licenciado: Ronald Martínez
Semana 5
Ensayo
Gabriela Andrea Salazar Flores
No. de Carné: 9614-18-1357
Fecha de Entrega: 11/03/2024
2. Ensayo
Tipología Curricular
La teoría del currículum de Elliot Eisner, distinguida en tres componentes principales:
explícito, implícito u oculto, y nulo, ofrece un marco para comprender la complejidad
inherente a lo que las escuelas enseñan y lo que dejan de enseñar. A través de este
análisis, se hace evidente que la toma de decisiones curriculares no solo recae en las
autoridades educativas, sino también en los actores en el terreno educativo,
especialmente los profesores. Sin embargo, para lograr una verdadera descentralización
del currículum, es necesario trascender la dependencia y promover la autonomía del
profesorado, así como involucrar a la sociedad civil en el proceso educativo.
El currículum explícito representa la estructura formal de lo que se planea enseñar en las
escuelas, incluyendo objetivos educacionales, planes de estudio, programas y materiales
didácticos. Sin embargo, esta planificación centralizada puede limitar la diversidad de
conocimientos y perspectivas presentes en la sociedad. Para descentralizar el
currículum, se debe reconocer la importancia de la participación activa de los profesores
en la toma de decisiones curriculares. Estos deben ser capacitados y empoderados para
adaptar el currículum a las necesidades y contextos específicos de sus estudiantes,
promoviendo así una educación más inclusiva y relevante.
La noción de currículum nulo destaca las omisiones y ausencias en el currículum
explícito, tanto en términos de procesos intelectuales omitidos como de materias o
contenidos culturales ausentes. Esta selección selectiva de contenidos refleja valores y
perspectivas dominantes en la sociedad, lo que puede perpetuar desigualdades y
marginalizar ciertos grupos. Para abordar este desafío, es fundamental ampliar la
definición de patrimonio cultural y considerar una variedad de conocimientos y
expresiones artísticas, científicas y sociales en el currículum escolar. Esto implica
cuestionar las concepciones tradicionales de cultura y patrimonio cultural, y promover una
visión más dinámica y prospectiva de la cultura como un proceso en constante evolución.
El currículum oculto, por su parte, se refiere a las normas, valores y creencias
transmitidos de manera implícita a través de las interacciones sociales en el entorno
escolar. Estos aspectos no académicos, pero educativamente significativos pueden influir
3. profundamente en la socialización de los estudiantes y en la reproducción de
desigualdades sociales. Para abordar el currículum oculto, es necesario un enfoque
crítico que cuestione las estructuras de poder y promueva prácticas educativas más
equitativas e inclusivas. Esto requiere un cambio en la cultura escolar, fomentando la
participación democrática y el respeto a la diversidad.
En última instancia, la descentralización del currículum es un proceso complejo que
involucra a múltiples actores y dimensiones. Requiere no solo la participación de los
profesores y la sociedad civil, sino también cambios en las políticas educativas y en la
cultura escolar. Solo mediante un enfoque integral y colaborativo podemos lograr una
educación más justa, inclusiva y relevante para todos.
La descentralización del currículum es un proceso fundamental para promover una
educación más equitativa y relevante en la sociedad actual. Esto implica trascender las
estructuras centralizadas y promover la participación de los profesores y la sociedad civil
en la toma de decisiones curriculares. Al reconocer y valorar la diversidad de
conocimientos y perspectivas presentes en la sociedad, podemos crear un currículum
más inclusivo y dinámico que responda a las necesidades y contextos específicos de los
estudiantes.
El currículo educativo es el corazón de cualquier sistema educativo, ya que determina
qué se enseña, cómo se enseña y cómo se evalúa el aprendizaje de los estudiantes. En
este sentido, el diseño del currículo puede adoptar diversas formas, desde un enfoque
cerrado y estandarizado hasta uno más abierto, flexible e inclusivo. En este ensayo,
exploraremos las características distintivas de cada enfoque y argumentaremos a favor
de un currículo que sea abierto, flexible e inclusivo, capaz de atender a la diversidad de
necesidades y contextos de los estudiantes.
El currículo abierto se caracteriza por estar sometido a un continuo proceso de revisión y
reorganización. Los objetivos se definen en términos generales y expresivos, lo que
permite una mayor flexibilidad y adaptación a las necesidades cambiantes de los
estudiantes y del entorno. En este enfoque, el énfasis se pone en el proceso de
aprendizaje, y el profesor, como diseñador del currículo y facilitador del aprendizaje,
adopta un papel reflexivo y crítico. Se fomenta la creatividad, el descubrimiento y la
4. investigación en el aula y en el contexto social, cultural y geográfico en el que se aplica
el programa. La evaluación se centra en la observación del proceso de aprendizaje para
determinar el nivel de comprensión del contenido, y se utiliza como una herramienta
formativa para mejorar el aprendizaje significativo de los estudiantes.
En contraste, el currículo cerrado presenta objetivos, contenidos y estrategias
pedagógicas predefinidas, lo que limita la adaptabilidad del programa a las necesidades
individuales de los estudiantes. Se enfatiza en los resultados y en la transmisión de
conocimientos por parte del profesor, quien asume un rol más tradicional de transmisor
de información. La investigación se limita al laboratorio y la evaluación se centra en el
progreso del aprendizaje del estudiante, favoreciendo un enfoque memorístico y
estandarizado del aprendizaje.
El currículo flexible representa un cambio total en la planificación y uso de objetivos,
métodos, medios y formas de evaluación. Se reconoce la diversidad de capacidades,
necesidades e intereses de los estudiantes, y se busca adaptar el currículo para atender
estas diferencias de manera efectiva. Esto requiere un cambio de mentalidad por parte
del profesorado, pasando de una competencia pedagógica-didáctica a una competencia
estratégica-especificadora que permita atender las particularidades de los estudiantes en
diferentes niveles de desarrollo y motivación.
Finalmente, el currículo inclusivo reconoce y valora la diversidad de capacidades,
necesidades e intereses de todos los estudiantes, independientemente de su género,
grupo étnico, raza, religión, capacidades y discapacidades, clase social o religión.
Proporciona oportunidades equitativas para que cada estudiante desarrolle su potencial
máximo, continúe aprendiendo a lo largo de la vida y participe plenamente en la sociedad
y en el mundo laboral.
En conclusión, un currículo abierto, flexible e inclusivo es esencial para garantizar una
educación de calidad que atienda las necesidades y contextos diversos de los
estudiantes. Este enfoque promueve la equidad, la diversidad y la inclusión, y prepara a
los estudiantes para enfrentar los desafíos del siglo XXI de manera efectiva. Es
responsabilidad de los educadores y formuladores de políticas trabajar juntos para
desarrollar y promover un currículo que refleje estos valores y principios fundamentales.