INTRODUCCIÓN
EXTRACCIÓN LÍQUIDO-LÍQUIDO: EQUILIBRIO DE REPARTO
La extracción puede definirse como un proceso de separación en el cual un soluto se
reparte o distribuye entre dos fases diferentes. Lo más común es realizar la
extracción entre dos fases líquidas, aunque también pueden realizarse extracciones
sólido-líquido.
La extracción líquido-líquido se utiliza con frecuencia para separar especies
moleculares simples (I2, Br2, ...), compuestos de coordinación y compuestos orgánicos,
de las disoluciones acuosas en las que se encuentran inicialmente. El procedimiento
consiste en agitar las disoluciones acuosas con un disolvente orgánico inmiscible con el
agua y dejar separar ambas fases. Se establece entonces un equilibrio o reparto de
los solutos entre las dos fases gobernado por la solubilidad relativa de los solutos en
las fases acuosa y orgánica.
Recuerda, pues, el fundamento d
2. CAP. 1
Aquella era una noche de fina lluvia y relámpagos, sonido de espadas y
escudos, e imágenes confusas. En la penumbra, un grito de valor procedente
de un alma que revive, el movimiento veloz de una espada que se confunde
con unos profundos ojos grises, cual nubes tempestuosas en un gélido y
lúgubre noviembre, interrumpen la desilusión de los Abadonitas por la
aparente derrota. Tras un interminable minuto, su silencio se torna en gritos de
alegría al llegar la victoria. Todos observan al guerrero que está a una gran
distancia delante de ellos. Al volverse, conserva su mirada amenazante como
si para él nada hubiera acabado a la vez que corre hacia ellos con su espada
empuñada y erguida, su cuerpo cubierto de sangre no advierte la enorme
herida que lleva en el pecho. Todos confundidos se miran sin saber qué hacer;
de entre ellos Charles un guerrero de mil batallas, el más poderoso,
desconcertado y claramente preocupado, se interpone en su paso y con una
autoridad propia de reyes le grita:
- “¡Chris!”. -Pero él, inmerso en su furia y omitiendo aquel llamado se
abalanza con total determinación sobre Charles quien lucha por contener su
ataque mientras le grita- “¡basta!” –los ojos de Charles revelan su gran
confusión, mientras la espada penetra lentamente en su vientre. De repente
aquel combatiente de mirada asesina se desploma.
Dos años después…
- ¡“Regresarán a casa”! –Informa el heraldo. Los ensordecedores gritos de
alegría se confundían con el llanto de aquellos desesperados y aguerridos
hombres. La guerra había terminado tras dos años y medio de batallas sin ver a
sus familias y amigos puesto que se vieron obligados a salir de Abadón, su
amada nación. Habían luchado y derrotado al rey Pericles de Sunem quien los
amenazó con destruir Abadón si no se sometían a su creciente imperio. Sunem
es una población situada a 28 días a caballo sin descanso al noroeste de
Abadón, conformada por gente practicante de ciencias ocultas, adoradores de
muchos dioses, principalmente de Drustán dios de la guerra, sumamente
crueles y cuya principal actividad económica era el saqueo, la invasión, y la
violencia. Pericles había tomado poblaciones cercanas a su territorio
despojando a reyes de su dominio, cosa nada grata para los Abadonitas
quienes creen que su rey y sus leyes han sido designados por el único Dios
todopoderoso al cual adoran y el rendirse ante ellos era como deshonrar a su
Dios. Tras lograr la victoria contra Sunem restablecieron en su antigua
posición a reyes derrocados de naciones vecinas, ganando así aliados
3. importantes y el respeto de los pueblos. Los guerreros por fin regresan, no solo
victoriosos sino gozosos llenos de esperanzas, la victoria no es lo que les
interesa pues solo estuvieron en esta guerra por la anhelada paz y libertad que
creían ya habían conseguido…
Han llegado a su hermoso y sagrado valle, un lugar santo para ellos, donde
se encuentra el palacio del rey y el templo. Liderados por su muy apreciado
rey, Ricardo II de Abadón. A su lado derecho viene cabalgando su hijo
Christopher quien es el más joven de los guerreros; este se fue siendo solo un
muchacho y regresa siendo poderoso entre ellos, con veinte años, noble y muy
respetado por lo que había demostrado en la batalla. Al lado izquierdo del rey,
cabalga el poderoso Charles su hijo adoptivo, un hombre enorme. En su
cuerpo es palpable lo cruel que ha sido la guerra, las espadas han dibujado
sobre su piel cual pincel sobre el lienzo las cicatrices de muchas batallas. La
más notoria, una cicatriz en su rostro que se convirtió en su distintivo.
Al ver a los hombres, el pueblo se alboroza, y con panderetas inician la
bienvenida de estos magníficos titanes que estuvieron dispuestos a dar la vida
por ellos. Estos guerreros gritan de alegría al contemplar su hermoso valle con
casas de piedra que tanto añoraban. Emocionados paran a sus caballos, con
trajes de cuero, cabello a los hombros y abundante barba, sonríen, saludan y
desfilan por el pasillo de honor que han formado los habitantes del valle de
Abadón, la fortaleza del rey. El pueblo festeja, algunos reciben a sus padres,
otros a sus hijos, esposos, hermanos etc., corrían muchas lágrimas, algunas de
felicidad, al recibir a los suyos, otras de intenso dolor al notar que muchos no
volvieron. A mitad del festejo, Christopher se dirige al palacio que se alza
sobre una montaña en el cual solo los guardias le dan la bienvenida saltando
de alegría dentro de la armadura, pero sin moverse de su sitio. Adentro no hay
nadie pues los sirvientes habían bajado a la plaza pública. Sube hasta su
aposento donde sonríe con ironía al ver todas aquellas cosas en las cuales
estuvo interesado pero que ahora nada valen, suspira y sale a la terraza, oye la
algarabía que en años anteriores le hubiera sido grata porque le encantaba
bailar y cantar, pero como muchas otras cosas, ahora forma parte de su pasado.
Cuando está a punto de entrar llama su atención la luz de una casa al extremo
sur del valle donde parece no importar lo que sucede en la plaza pública.
Invadido por la curiosidad, se apresura a buscar el viejo catalejo que
pertenecía a su madre, se percata de la luz de un candelero en la terraza de
aquella vieja casa que refleja una figura femenina, su recuerdo no le dice nada
acerca de la identidad de aquella mujer, de hecho, recuerda que esa casa por
años estuvo vacía. Al tratar de enfocarla solo puede observar que ella está
peinando su largo cabello que parece de color… ¿cobrizo?, cosa que lo
sorprende pues los habitantes de Abadón son en su mayoría rubios y
eventualmente castaños. Antes que pueda mejorar la imagen y así responderse
el sinfín de preguntas que ocupan su mente, inesperadamente ella se vuelve en
6. desesperadamente, queriendo aclarar el malentendido- por favor déjeme
explicarle, está equivocada… -Camina hacia ella y a medida que avanza, el
agua escurre de su pecho quedando éste al descubierto.
- Simplemente me giré… vi el caballo y después, a usted en el agua.- Sin
dejar de admirar su piel color porcelana y los ojos más hermosos que jamás
haya visto… verde esmeralda. Los ojos de ambos se encuentran y permanecen
inmóviles. Fuego verde contra un iceberg. Samantha siente el impacto y se
estremece, su corazón se detiene para después comenzar a latir de un modo
frenético y al no entender la reacción de su cuerpo toma una actitud defensiva
o peor... agresiva.
- ¡¿Sí?, ¡cómo no! – reclama con enojo- pero asumiendo que es verdad
¿qué sugiere que hagamos?... O mejor dicho ¿qué hará usted? -a Chris lo toma
por sorpresa su reacción. Él se consideraba muy apuesto, de hecho las mujeres
se derretían con solo mirarlo, pero esta lo veía como si fuera un horroroso y
mal oliente animal, así que decide tumbar la barrera. <<Tal vez solo está
asustada>>piensa.
-Eh… bueno, puedo darme vuelta mientras usted… sale del agua y se pone
su ropa – dice a la vez que sonríe disfrutando la situación-, << rayos, cuando
la vi de lejos supe que era hermosa, pero de cerca es… tan sensual>>piensa.
Por primera vez en su vida se enfrentaba al deseo de tocar y saborear la piel de
una mujer, no de cualquier mujer, de esa mujer que contemplaban sus ojos y
oían sus oídos, ocasionando envidia en sus demás sentidos. Se pasa una mano
por sus dorados cabellos tratando de controlar la reacción de su cuerpo. << de
esto es lo que tanto me advierte mi padre, aunque creí que ya había superado
esa etapa sin que me afectara…>>piensa.
-Eso es lo que usted quisiera… -le responde Samantha muy enojada- ¿y
quién me asegura que no va a mirarme?
-Créame, - replica Chris- no tengo ni la menor intención de hacerlo, si
fuera el caso habría dejado que saliera del agua sin informarle de mi presencia
aquí… ¡pero de usted tal vez no pueda decir lo mismo! –dijo burlón pues
Samantha no ha dejado de mirar la cicatriz que él tiene en el pecho. Ella
conciente de que sus ojos la han delatado, se sonroja tanto que las pecas que
salpican su nariz se confunden con el escarlata de su bochorno, y sus ojos se
abren ante el apuro.
- ¡Eh…! no… yo solo miraba la cicatriz… -toma aire- pero no lo estaba
“mirando” como usted cree que lo hago. –Chris ríe.
- ¿Por qué?, ¿le causa repulsión? -pone su mano sobre la cicatriz- la dejaría
a un lado mientras me baño –dice bromeando. Levanta levemente los
hombros- pero… -Ella suaviza un poco su gesto, agacha la cabeza y sonríe,
7. viéndose ante los ojos de Chris excepcionalmente bella. Él presiente que ha
sido un error intentar. << ¿Acaso me he vuelto loco?… aunque claro, lo cortés
no quita lo valiente>>piensa tratando de engañarse.
-Lo lamento, no me malentienda- continúa ella- sólo imaginaba que algo
así debió doler mucho.
-La verdad… me desmayé cuando sucedió; al despertar, ya me habían
suturado, - responde Chris. En ese momento se detiene frente a ella. - Por
cierto, - extiende su mano- mi nombre es Christopher.
- ¿Christopher?, - con incredulidad y asombro en su rostro, olvidándose de
la mano de Chris- ¿acaso eres el hijo del rey?, -Samantha recuerda lo que
había dicho Charlot.
-Sí, -responde él- ¿por qué? ¿Ya habías oído hablar de mí? -le dice con una
sonrisa presumida. Samantha no puede creer que entre todos los hombres de
ese lugar justo coincidiera con el príncipe en ese lugar. Y ahí estaban los dos,
desnudos frente a frente, como si nada, por aquellas cosas de la vida que quien
sabe porqué suceden, el prometido de la arrogante Charlot, por si fuera poco.
- Claro que sí, por cierto, felicidades por la victoria- dice sin hacer ninguna
reverencia ni rendir honores. Asume nuevamente una actitud hostil- es el hijo
del rey ¿no? <<pero tampoco voy a quedar como si no tuviera
modales>>piensa, -se sumerge un poco en el agua para retirar su mano
derecha del pecho y la extiende hacia él, sin dejar de ver sus ojos que son
como el cielo cuando está despejado y brillante, no había visto nada igual.
-Samantha, ese es mi nombre. – dice-
-Me da gusto conocerte Samantha… -inclinándose, Chris besa su mano
sintiendo una deliciosa suavidad, igual que la seda. - espero no estar
incomodándola. -Ella se limita a sonreírle con ironía y suelta su mano
rápidamente pues siente como si le hubiera puesto un pedazo de brasa al roce
de sus labios con su mano y se cubre de nuevo el pecho, aunque en realidad no
se veía nada bajo el agua. El sigue caminando, quedando espalda con espalda-
vengo a este lugar desde que tengo 6 años ¿sabe?… –se detiene y agrega-
jamás me había topado con alguien –Aunque lo dijo con suavidad ella sintió
un tono de ironía.
-Pues yo tampoco esperaba hacerlo. -responde ella
-Bueno, entonces que sea nuestro secreto. -Chris
Ella se queda inmóvil y no responde. Christopher sale del agua y empieza
a vestirse, llama su atención la yegua que está junto a frisón.
-La yegua… ¿es tuya? –le pregunta. Samantha se vuelve y mira los
caballos.
8. -Sí…
-Es hermosa… jamás había visto uno blanco con el pecho marrón rugoso,
si tienes potros como ella me encantaría comprártelos –le dice mientras se
sube las botas.
-No… Gypsy aún no ha tenido crías.
- Ahhh, ya veo… -en su interior siente alegría por lo que ella le acaba de
decir, aunque no específicamente por la yegua. –Si te gusta… -toca en el
cuello a frisón- aquí le tengo uno de sangre pura para que le saques. –Los dos
caballos relinchan mostrando su desaprobación.
- Como ve, es a Gypsy que le tiene que gustar no a mi… -Chris sonríe.
-Bueno… fue un gran placer haberte conocido… ahhh… y la próxima
vez… -ella lo mira y él se sube al caballo- asegúrate de tener algo puesto,
porque no volveré a decirte que estoy aquí… –y se marcha riendo a
carcajadas. Ella golpea el agua con enojo y grita: - ¡cretino!
Camino al palacio le dice Christopher a frisón. –no lo niegues, te gustó la
rubia… ¿no? – frisón relincha y sacude la cabeza.
-tienes razón no debería ni pensarlo…
***
Christopher va en su caballo hacia la plaza pública en busca del herrero.
De pronto ve a las mujeres jóvenes nuevamente haciendo fila en el pozo. Ellas
se burlan de Samantha quien lleva una cesta llena con vainas de soya. - ¡es
ridículo! - dicen - ¿Quién puede comer eso? – Samantha es la única que
cultiva soya en todo Abadón, además de cultivar algunas plantas medicinales.
Samantha está sentada en uno de sus cubos, guarda silencio pues no quiere
tener pleitos.
- ¡Para eso existe el trigo y la leche niña!, -dice Charlot en forma
despectiva y maliciosa- además del trabajo que conlleva, para qué matarse con
eso. – todas se ríen a carcajadas.
Christopher detiene su caballo frente a ellas, todas lo miran con ojos
saltarines
-Buenos días, señoritas -dice.
- ¡Buenos días! Christopher –responden en coro.
-Qué te incomodó de la fiesta que te marchaste tan temprano querido, -le
dice Charlot con el fin de darse ínfulas- pensé que ibas a cantar algo para mí,
pues llevábamos tanto sin vernos. -su voz sonaba casi como un ronroneo.
-No estaba de humor –responde Chris de forma tajante y se baja del
9. caballo- perdón que me entrometa en sus asuntos.
- Tienes mi permiso – Replica Charlot y acercándosele muy
seductoramente le acaricia con los dedos el hombro- qué deseas… solo dilo y
está hecho.
- ¿Me pareció oír que hablaban de soya?
- Ahhh sí… así es querido… de esa cosa horrible. Ya sabes nada
importante.
-Bueno, yo no pienso lo mismo -todas quedan pasmadas- ¿saben quién la
cultiva?
Todas señalan a Samantha que está detrás de ellas, excepto Charlot, quien
queda consternada, él baja la mirada para poder verla y no puede creer que la
vida le esté jugando de esa manera. Ella no ha pronunciado palabra. Con su
mirada finge indiferencia. Chris camina hacia ella y enseguida ve la cesta llena
de soya. Su corazón se alegra. Así que carraspea la voz y simulando que jamás
la ha visto, le dice:
-Perdón señorita, ¿sabe preparar, comida de soya?
Ella lo mira sin levantar el rostro. Observa su vestimenta, casi la misma
que usaba más temprano cuando lo vio en el manantial. Una camisa de lienzo
delgado y un chaleco de cuero que hace juego con sus pantalones y Botas <<
un poco descuidado para ser un príncipe, pero no se puede negar que se ve
abrumadoramente masculino>>piensa.
-Así es. –responde Samantha mientras exhala. Chris suspira y muy
entusiasta dice:
- ¿podría por favor prepararme un platillo?, le pagaré lo que diga.
-Si eso desea… -dice Samantha mientras mueve su mano como restándole
importancia- vaya a donde vivo dentro de dos horas cuando haya terminado
aquí. -Él se acerca a ella y se pone de cuclillas, quedando a su altura y mira
sus ojos.
-Muero de hambre. –le dice con ternura. Las demás la instan para que se
apresure a complacerlo.
Ella esquiva su mirada, no entiende por qué se acelera su corazón -
entonces lamento no poder ayudarlo en esta oportunidad… -y vuelve su
mirada hacia él frívolamente. Las chicas la quieren matar con sus gestos
desesperados, mientras que Christopher sonríe.
-Qué descortés, -dice Charlot y la mira con antipatía -no sé que puedes
esperar de una mujer como ella, pero tranquilo yo puedo prepararte lo que
desees.
12. inmediato empieza a comer haciendo sonidos de satisfacción.
-Claro que sí. –le responde.
- ¿Sabes que lo que comes está hecho con soya?
-aja.
- ¿Porqué te gusta, cuando los demás nos desprecian porque lo comemos?
-bueno, la verdad creo que no han probado esta delicia.
- ¿Porqué tú lo hiciste?
-Deja de ser tan curiosa –le dice Samantha frunciendo el ceño- más bien ve
y haz tus deberes.
-No…, -dice Christopher- está bien, estoy en su casa y tiene todo el
derecho de preguntar -mirando a Shirley e inclinándose hacia ella dice- lo que
te voy a contar no debe saberlo nadie más ¿es un trato?
-Sí, -contesta Shirley emocionada
-Mi madre murió cuando era solo un bebé y en ese momento no estábamos
en casa, lo único que teníamos cerca era algunas vacadas, así que mi padre al
ver que no tenía otra cosa que darme, tomó leche que acababa de ordeñar y me
dio a tomar, aunque notó que me había caído mal, pensó que era por la falta de
costumbre y entonces…
-¡intolerancia! –con asombro Samantha interrumpe. -él admirado mira a
Samantha
-Así es, no tolero nada que contenga leche, esto impidió que pudiera comer
muchas cosas, pero cuando estaba en la guerra llegamos a una población que
tenía cultivos de soya y una señora me ofreció leche, le dije que no podía
tomar y ella insistió y me dijo que era hecha de soya. Cuando lo hice me
pareció lo más delicioso que hubiese probado en mi vida, me puse a comer
todo lo que tenía preparado, comí tanto que sentí que se me salía por la
nariz… -dice burlón y Shirley se echa a reír.
- ¿por qué nadie lo debe saber? –preguntó Shirley.
-Porque… cuando se nace con privilegios siempre habrá enemigos que
quieren aprovecharse de mi situación para causarme daño.
-Entonces yo también soy privilegiada porque muchos han intentado
hacerme daño. –dice sonriente Shirley.
Samantha los observa extrañada al ver cómo hablan con tanta familiaridad.
<< ¿Porqué este hombre nos ha dicho algo tan personal, pues al parecer no lo
sabe ni Charlot que será su futura mujer? …>>piensa. Christopher toma las
15. dureza- pero antes de marcharme quisiera que me expliques lo que dijiste de la
ley.
-Pues… creo que hay un mandato que prohíbe que una forastera como yo,
haga cualquier cosa que pueda interpretarse como que soy dueña de algo. -Él
se siente aún más confundido.
- ¿Forastera…? -replica.
-Sí, forastera. -él aún incrédulo objeta.
- ¿Cómo puedes cultivar?
-Parece que se llegó a un acuerdo para que no tuviéramos necesidad de
entrar en sus tierras como dijo la señorita Elena que hacen los forasteros. (La
señorita Elena es una mujer que llego hace muchos años a la nación y ha
servido en el palacio, aunque es alta como los Abadonitas, su color de piel es
oscuro y sus ojos marrones). -a los forasteros se les permite entrar en los
cultivos y llevarse lo que cae en el suelo, pero no pueden vivir en Abadón solo
en sus límites, en lo que respecta a su valle sagrado nadie que no fuese
Abadonita podía entrar.
- ¿Cuánto tiempo llevan acá? –dice él mostrando preocupación.
-Alrededor de un año.
- ¿Cuál ha sido la razón por la cual les permitieron ocupar la casa?
-Mira… no quiero ser desagradecida, al menos se nos ha permitido vivir
entre ustedes y eso ya es mucho para mí, lo único que pretendía era que las
niñas pasaran mejor este invierno… si falle, lo siento. –lo dijo apesadumbrada.
-Entiendo. –fue lo último que ella le oyó decir antes de darle la espalda,
montarse en su caballo y marchase, dejándola totalmente abatida, en vez de la
mirada bromista de siempre, tenía una mirada fría, distante… y reservada.
Camino a casa Chris trata de entender la situación, pero por más vueltas
que le da no entiende como pudo haber pasado eso, si Samantha deseaba vivir
entre ellos ¿porque no era Abadonita? y Roy que es el perito en la ley y quién
se había encargado del reino mientras el rey estaba en la guerra, ¿por qué no se
había hecho cargo del asunto como debía y más bien parece que hubiera
acomodado todo sin tener en cuenta para nada los estatutos? Al llegar, su
padre lo invita a ir a visitar sus dominios.
- ¿Cuándo te vas?
- en unas horas.
- Me imagino que te acompañarán Roy y Lemuel. (Lemuel es el sacerdote
que se encarga de asuntos relacionados con la adoración).
16. -Así es. -Christopher siente un gran respeto hacia su padre, siempre lo ha
visto como un hombre sincero, que se ha entregado por entero a su nación
sobre todo desde la muerte de su esposa y ha sido un buen padre tanto para él,
como para Charles. Sus ojos muchas veces reflejan después de un largo
ensimismamiento el dolor de la pérdida, pero jamás lo expresa con palabras.
-Lo siento padre, será en otra ocasión, pues me urge hacer algunas cosas
antes de que llegue el invierno. –<<Además quiero aprovechar que no estarán
para averiguar todo lo que ha sucedido en el tiempo que no hemos estado>>-
piensa. Pero no le hace mención de ello para que haga tranquilo su gira.
***
Shirley está sentada con sus brazos en la mesa y su carita entre ellos,
aunque Christopher ha enviado a un siervo con el agua se ha demorado en
llegar y Samantha se siente culpable pues cree que no vendrá a causa de lo que
sucedido y empieza a poner los platos alrededor de Shirley.
-Tal vez tuvo algún inconveniente, -le dice con pesar- más tarde vendrá y
te explicará lo que sucedió. En ese momento se escucha un ruido que viene de
afuera, Shirley corre, abre la puerta y ve a Christopher desmontando una
carreta.
-Chris –grita de la emoción. Él la ve y descarga todo lo que trae, sonríe y
se agacha estirando sus brazos, ella corre hacia él y le rodea el fuerte cuello
con sus pequeños brazos, entonces se levanta sujetándola por las piernas y ella
se pone a llorar.
- ¿Por qué lloras mí princesa? –apretándola hacía sí con cariño.
-Creí que no vendrías. -Él la mira con ternura, le da un beso en la frente y
se queda viéndola a los ojos.
-Jamás falto a mí palabra, lo único que hubiera impedido que viniera sería
la muerte. -y la abraza. Samantha los observa y no le agrada mucho lo que ve
<<un poco dramático>> piensa, mientras blanquea los ojos y retorna a la
cocina.
-El desayuno se enfría –les dice.
-Lamento el retraso, -dice al llegar a la cocina- pero estaba buscando
algunas cosas que necesitaba -coloca en el mesón cerca a Samantha un enorme
trozo de carne.
- ¿esto que significa? –Samantha lo mira sorprendida.
-No puedo trabajar con el estómago vacío.
- ¿Trabajar…? -ahora si, no entendía nada.
17. -Sí, dijiste que no lo podías hacer y yo sí porque la ley no me lo impide y
mientras haya comida todo estará bien para mí.
Ella no puede creer lo que está pasando, siente como si todo fuese parte de
un extraño sueño del cual quiere despertar. Él se sienta a la mesa a desayunar,
ella también lo hace y lo observa unos segundos. << ¿pero que es lo que le
pasa a este hombre? >>piensa.
- ¿Por qué habría de hacer eso?
- ¿No te lo acabo de decir?, tu eres la única que sabe hacer lo que me gusta
y yo puedo hacer lo que tú necesitas, ¿no te parece un excelente trato? –Y
agrega sonriendo- Eso sí, solo podre en los mañanas porque en las tardes
necesito encargarme de otros asuntos. Samantha no sale de su confusión, en
ese momento él se limpia la boca y se levanta antes de que ella pueda
preguntar algo más.
- ¿Sabes de alguien que me pueda ayudar? –le dice a Shirley, ella lo mira
con ojitos llenos de ilusión
- ¿Puedo ayudarte?
-Por supuesto -ella salta de alegría y se va con él. Christopher empieza
arreglando las paredes que están bastante deterioradas pues es una casa que
llevaba mucho tiempo desocupada, está tan concentrado que no se da cuenta
que Roy se detiene a mirarlo y sé indigna al ver lo que está haciendo, no solo
por el trabajo que está realizando, sino para quienes lo hace, su concepto sobre
lo que debería estar haciendo Christopher como el príncipe y futuro rey de
Abadón no encaja para nada con lo que ve y mucho menos con su apariencia
desde que llegó de la guerra. Se enoja y piensa la manera de acabar con el
problema, << solo será cuestión de tiempo >> piensa.
***
Shirley es una niña muy curiosa, a raíz de las experiencias que ha vivido
llega a entender temas que no deberían preocuparle a su corta edad. Mientras
Christopher trabaja le hace muchas preguntas que a veces lo dejan muy
admirado y a la vez lo hace comprender como la guerra deja cicatrices en
todos, incluso en los pequeños y vulnerables niños.
- ¿Porque fuiste a la guerra Chris, si tú no eres un hombre malo? –pregunta
Shirley.
-Bueno, los Abadonitas en general no somos entrenados para la guerra,
aunque tenemos un ejército es solo de defensa. Tenemos un espíritu de
pertenencia hacia nuestro reino, ya que durante siglos hemos creído
fervientemente en el Dios Todopoderoso de un lejano pueblo junto al mar
grande, se dice que somos descendientes de un habitante de aquellas tierras y
18. por el cual llegamos a obtener nuestras leyes. No permitiremos que deshonren
a nuestro Dios, ni al rey que él ha escogido… es por eso por lo que fui.
- ¿Podremos entonces vivir siempre aquí? –Shirley lo mira con sus ojitos
grandes y brillantes.
-Mientras yo esté aquí tu podrás vivir el tiempo que desees –le dice sin
titubear. Almuerzan y Christopher se retira a trabajar en sus cultivos y atiende
las vacadas, obviamente no es trabajo de un príncipe pero él ha aprendido que
un reino debe ser autosostenible y que su Monarca debe dar ejemplo así su
Nación lo respetará y confiará en él cuando llegue el momento. Charles,
aunque de lejos está al tanto de todo lo que hace.
***
Así transcurren varios días… en los ojos de Christopher se puede ver lo
duro que ha estado trabajando, pero también es un reflejo del trastorno que
lleva en su interior, desde que sufrió aquella herida en el pecho su sueño es
ligero y tiene constantes pesadillas de hechos confusos que no le permiten
descansar.
Como todos los días Samantha va al manantial, en esta ocasión ya ha
amanecido. Christopher se encuentra apoyado en el tronco de un árbol leyendo
y cuando la ve se sorprende.
- ¿Creí que ya no vendrías?
-Tuve que hacer algunas cosas antes, -ella mira el libro que él tiene en las
manos- ¡vaya! Jamás imaginé que usted fuera un hombre culto –él sonríe y
cierra el libro.
-Eso es porque hay muchas cosas de mí que desconoces.
-Ah… ya veo, pero… no se preocupe continúe -y hace ese movimiento con
la mano que él tanto odia, como restándole importancia a los asuntos- no haré
nada que lo distraiga. –espetó sarcástica.
-Su sola presencia es una gran distracción para mí. –la mira con esa ligera
burla que ella estaba empezando a odiar.
- ¿Acaso trata de insinuar algo?
-Nada que ya no sepas. -Ella se aleja en silencio tratando de no dar largas a
la conversación, él victorioso ríe y se va. Ese mismo día se dedica a arreglar el
tejado, desentecha algunas partes porque son imposibles de reparar y no le
alcanza la mañana para terminar, así que continua. Cuando empieza a caer la
tarde, Samantha que le está ayudando le dice que deje hasta ahí, pues debe ir a
preparar la cena. Christopher se sienta en un mueble de la sala a esperar la
comida y lo vence el sueño, había trabajado hasta el agotamiento. Samantha va
19. a avisarle que puede pasar a la mesa, se acerca y ve que está profundamente
dormido, ella siente que su corazón empieza a latir con fuerza, mira su rostro
cubierto en parte por la barba que impide ver con claridad sus hermosos
rasgos. Ella se acerca y ve que aunque creía que la luz que irradiaban sus ojos
era lo que lo hacía tan atractivo, ahora que sus párpados están sobre ellos se da
cuenta de lo equivocada que está, <<definitivamente es mucho más que
eso>>piensa. Sus largas y tupidas pestañas que le ponen una leve sombra al
rostro, su boca masculina tan sensual y perfecta con labios no tan gruesos ni
muy delgados dando justo la impresión de querer ser besados y en la mitad de
su mejilla izquierda un lunar que se ve como una leve sombra marrón pues es
ligeramente elevado por encima de su piel, sus cejas con un tono un poco más
oscuro que su cabello e igual a la barba, son pobladas pero muy bien
delineadas como obras de un diseñador. Ella esta tan absorta que no se percata
del sonido del galopar de un caballo que se acerca a la casa. Christopher
reconoce ese galopar y de un salto reacciona aturdido. ella queda justo frente a
él con sus manos en el pecho como muestra del susto que se ha llevado, él la
mira a los ojos confundido pero su mente rápidamente recuerda el motivo de
su sobresalto.
-Me… acerque a decirle que la cena esta lista. -dice ella con voz trémula,
sobre todo al ver que los ojos de Christopher reflejan preocupación.
-Quédate aquí –le dice y sale. -ella suelta el aire que no sabía que
aguantaba.
Afuera de la cerca está charles en su caballo.
-Oye… ¿es que también vas a dormir aquí? –le dice con burla. Asombrado
de que charles lo fuese a buscar se acerca a él.
- ¿Qué pasa? –dice sin preámbulos.
-Tranquilo… -dice sonriendo- solo pasaba por aquí, -se baja del caballo- la
verdad es quiero que sepas que cuentas con mi apoyo en esto y no te
preocupes estos días por tus cultivos que yo me haré cargo.
Christopher se alegra por lo que acaba de oír de parte de su hermano, era
justo lo que necesitaba y no es de extrañar ya que Charles siempre se ha
preocupado por los más indefensos, todos dicen que es la misma estampa de
su abuelo materno tanto físicamente como en su forma de ser, lo que es
absurdo, pues el parentesco que existe entre ellos es por la familia de su padre.
Charles extiende la mano, Christopher la mira por unos segundos y entonces
sujeta el antebrazo de su hermano con fuerza y sonríe, mostrando así que está
muy complacido. Charles toma su caballo y se marcha.
Christopher regresa a dentro, va a la cocina donde se encuentra Samantha,
ella hace como si nada hubiera sucedido. Él le pregunta por Shirley y se sienta.
20. -Se ha ido a descansar. -él empieza a comer y ella lo mira fijamente, él
siente el brillo de sus ojos verdes y levanta el mentón.
- ¿No tiene necesidad de hacer todo esto? –ella murmura, algo le dice que
debe alejarlo de su vida y rápido.
-Es verdad, pero tengo razones para hacerlo. –lo dice contemplando sus
centelleantes ojos verdes.
- ¿Cómo cuáles?
-Te dije lo del trato ¿no?
-Sí, -replica- se lo que dijo, pero quiero entender ¿por qué?
-Está bien… la verdad hay muchas razones… por ejemplo, no me gusta ver
a una mujer haciendo el trabajo de un hombre –sonríe de modo arrogante- eres
tan pequeña, tan frágil que no me perdonaría si te lastimas.
- ¿Pequeña… frágil? hay por favor… -achica los ojos por la rabia.
-Aunque con tu actitud quieras demostrar lo contrario esa es la realidad.
-Primero que todo yo no soy pequeña, tengo la estatura promedio de una
mujer normal o acaso no te diste cuenta en la guerra que son ustedes los
gigantes…
-Está bien, está bien… no te enojes solo bromeaba, la verdad es que…
desde que te conocí no has hecho más que tratar de fastidiarme, te he tratado
como lo haría un caballero y ¿qué recibo de ti?
-Mire, -ella trata de escudarse- no es algo personal yo… soy así, además,
no le he pedido nada para que espere recibir algo a cambio.
- ¡Exacto!, así eres y no tienes por qué fingir solo porque soy el hijo del
rey; ¡no creo que pienses que lo que hago es porque me voy a casar contigo o
algo así!
- ¡Claro que no!
-Lo sé, -él sonríe- cosa que sí pensarían las otras chicas, no entienden que
estoy muy joven para contraer matrimonio, creen que porque soy un príncipe y
además muy apuesto… -ella blanquea los ojos- no tengo derecho a llevar una
vida normal, por eso me siento bien estando aquí, porque no me siento
comprometido, si fuera por ti ya me habrías mandado al carajo ya que no te
interesa quien soy y eso me hace sentir cómodo. -ella creyendo que entiende
se echa a reír y él que hasta ahora no la había visto así contempla como su
rostro se ilumina y justo en ese momento empieza a hacérsele insoportable la
idea de que otro hombre la hubiese tocado como él deseaba hacerlo y sacude
la cabeza tratando de borrar ese pensamiento.
21. -Sería ingenua si desarrollara un interés romántico por usted. –espetó
irónica
– ¿Por qué? –no pudo evitar preguntarle, pero tratando de no mostrar
ningún sentimiento.
- Sencillamente, porque somos como el agua y el aceite… tal vez juntos,
pero jamás revueltos.
- ¡Vaya!, lo tienes muy claro… –dijo burlón y acerca su cuerpo a la mesa
quedando más cerca de donde ella se encuentra, aunque no lo suficiente. Sin
embargo, a esa distancia ella podía sentir el poderoso magnetismo que
irradiaba. Levanta su ceja izquierda que lo hace ver extremadamente apuesto,
la mira a los ojos y le habla con un tono suave- sabes, el primer paso para el
amor es la negación, entre más luches más atrapada quedarás, así que… -
retrocede un poco su cuerpo de la mesa y con una media sonrisa dice- te veré
el día de mañana diciéndome que me amas y rogándome para que nos
mezclemos.
-Para nada… usted no es mi tipo.
Él toma una manzana de la mesa y se levanta, le da un mordisco y sonríe.
-Mejor me voy antes de que te haga cambiar de opinión. -sabía que se
había pasado del límite y se marcha.
***
Al día siguiente ella llega al termal, ve a Christopher exactamente donde lo
vio por primera vez, debajo de la cascada. Entra en el agua muy sigilosamente
y nota que él está absorto en sus pensamientos, se aleja un poco donde no
llame su atención, al terminar sale detrás de una gran roca para secar su
cabello, se ensimisma en lo que está haciendo y olvida que él está cerca de
allí, con su rostro cubierto con su cabello, cierra sus ojos y tararea una
canción, cuando termina arroja su cabello hacia atrás a su espalda a la vez que
sacude la cabeza y abre sus ojos e inmediatamente queda pasmada pues él está
justo al frente de ella, totalmente empapado, sin camisa, con sus brazos
cruzados y recostado en un árbol, en su rostro no se veía emoción. Él está
totalmente extasiado contemplando su hermosa cabellera abundante y larga
con hondas, cuyo color rubí hace un perfecto contraste con su piel color nata
que se muestra generosamente en sus bien torneadas piernas apenas cubiertas
por la saya que trae puesta y que se ha pegado a su cuerpo como si fuera otra
capa de piel dejando ver sus curvas perfectas.
- ¿Porque te detienes…? - una corriente de aire helado pasa justo en aquel
instante y Samantha queda petrificada y no puede pronunciar palabras- tienes
un hermoso cabello ¿sabes?… - ella se siente incomoda ya que no está
22. acostumbrada a los halagos y más aún al referirse a su cabello, toda su vida a
tenido que esconderlo para salvar su vida, él avanza hacia ella quien lo esquiva
y empieza a caminar dándole la espalda.
-Bueno… -dice con sarcasmo tratando de salir de esa situación-
proviniendo de alguien que no se arregla ni su barba, no creo que pueda
tomarse como un cumplido. -él camina tras ella.
-Pues… deberías tomarlo así, ya que ninguna ha tenido la oportunidad de
oír algo así de mí, pero claro… tú si lo habrá escuchado de muchos… -ella
trata de ignorar lo dicho y empieza a recoger sus cosas, como es que había
sido tan descuidada. -Ah… ahora me ignoras, deberías ser Cortés solo por esta
vez y dar las gracias en vez de huir. -Christopher se estaba haciendo conciente
de que esta batalla la estaba perdiendo, pero simplemente no podía evitar
provocarla.
-No estoy huyendo –voltea a verlo con una mirada de advertencia- solo
estaba pensando…
-Ah sí… ¿es tan difícil para ti dar las gracias? -él no puede creer que
desprecie sus halagos.
-No cuando tengo razones para ello, pero la verdad es que quiero
aprovechar el momento para hablar con usted sobre otro asunto.
-No me digas… -dice jovialmente- pensó mejor en lo que me dijo anoche y
esta arrepentida –y se pone la camisa.
-Es algo… muy serio.
-Entonces te escucho…
-He notado que el cariño que Shirley siente por usted crece cada vez más y
la verdad, me preocupa que de alguna manera ella termine herida. Creo que se
está haciendo falsas ilusiones con usted.
- ¿Qué quieres decir con eso?
-Shirley perdió a su padre siendo muy pequeña y tal vez está viendo en
usted esa figura, que de alguna manera necesita lo sé, pero no creo que
usted… -lo mira de pies a cabeza- deba cargar con tal responsabilidad.
-No entiendo lo que trata de decirme, acaso… ¿quiere que me aleje de
ella? -y siente que algo se rompe por dentro.
-Solo digo que no quiero verla sufrir…
-Yo tampoco, -dijo un tanto opacado- sé que debe ser difícil para usted, la
verdad no deseo que ella borre de su memoria algo tan importante como lo
debió ser su padre, pero si ella quiere verme así, no se lo puedo impedir,
24. había rendido y ella no entendía por qué. Él al ver su reacción se apacigua,
¿cómo había pasado de la furia que sentía al doloroso deseo? Aproxima su
rostro y desliza suavemente su nariz por su sien percibiendo su aroma a flores
a silvestres, exótico y alucinante. Ella trata de forcejear nuevamente con sus
brazos como muestra de rechazo, pero no con mucha fuerza. Christopher la
mira nuevamente y ve como su pecho esta agitado y no se reconoce así mismo
porque jamás había actuado de tal forma.
<< ¿Cómo es posible que esta mujer me descontrole hasta el grado de
lastimarla?>> –piensa. Recuerda que su padre siempre les decía que debían
cuidarse porque el deseo incontrolado era más fuerte que la razón, ¡cuán
sabias eran sus palabras en ese momento!, Ella siente que sus enormes manos
disminuyen la fuerza con que la sujetan, pero no la sueltan.
-Tú actitud salvaje… –su voz suena ronca y tiene que aclararla- en lugar de
ser tu protección es un imán para hombres, serán atraídos con el gran y único
deseo de domarte y no tendrás la suerte de que sean caballeros que hagan lo
que haré. -Ella siente que él la está alejando y ve como sus manos la sueltan y
se aleja, todo parece ir más lento para ella y permanece allí de pie, en un
profundo e interminable silencio, sobándose las muñecas hasta que oye a
frisón marchar.
CAP. 3
Shirley preocupada porque Samantha no está y Christopher no llega, va en
su búsqueda hasta el castillo, pero no los haya. Samantha no se ha marchado
de los termales pensando en lo que había sucedido, imaginando el momento
una y otra vez en el que se le acercó y se pregunta porque no había hecho nada
para evitarlo, pues realmente no había usado todas sus fuerzas ni agotado
todos los recursos para detenerlo y lo peor… no sabía si él lo había notado.
Porque le habría dicho aquellas palabras… << para lo único que los hombres
se sienten atraídos a mí, es con el fin de matarme>> piensa irónica. se dice a
sí misma que era una estúpida, como permitía que él se le acercara de esa
manera, que continuamente la llevara al límite y luego de humillarla la dejase
así sin importar más, debía conservar lo que le quedaba de su orgullo y honra,
no podía permitir que algo como eso volviera a suceder.
Christopher se encuentra un poco lejos de allí, pero en el mismo sitio,
frente a una gran roca que golpea con fuerza desahogando toda la furia que
siente por dentro, no puede entender que hace que pierda tan fácilmente el
control, la deseaba eso era obvio, pero de ahí a amarla era un tramo largo y en
esos momentos no podía darse ese gusto, incluso lo que sentía ahora no podía
25. permitírselo. Se detiene un momento << ella ya ha sufrido mucho por la
pérdida que ha tenido y yo… molestando sin poderle ofrecerle nada. Voy a ser
el futuro rey y no puedo estar pretendiendo a una mujer que ya ha pertenecido
a otro aún sí ella me esperara…>>piensa. -se arroja golpeando el suelo y dice:
- ¿Es acaso una maldita prueba? Porque apareciste ahora… no puedo
fallar al pacto con mi Dios y tampoco pienso romperlo.
Samantha se va a la casa y él no llega, se cubre con unos tozos de paño las
muñecas pues empiezan a marcarse los dedos en su piel satinada, Shirley le
pregunta por Chris y le dice que no está en el palacio.
-Él no tiene ningún compromiso con nosotras para que tenga que venir
obligatoriamente, -responde furiosa- además me imagino que tiene muchas
cosas importantes por hacer. -y se retira. Shirley se entristece por el dicho y
sale nuevamente a buscarlo, Chris se encuentra en el palacio vendándose los
dedos y los nudillos que casi se destroza contra la roca, él ve a Shirley y
sonríe.
-Hola, princesa. -la abraza con ternura.
- ¿Porque no has ido?
-Tengo algunos asuntos que arreglar primero, así que el tejado tendrá que
esperar, pero mientras tanto puede venir a verme aquí. -ella se pone feliz y se
va.
***
Al día siguiente Samantha no va al termal para no encontrase con
Christopher y va a traer agua al pozo; no hay nadie pues aún es temprano, así
que llena sus cubos con tranquilidad y mientras lo hace, llega un hombre como
de 20 años, castaño y se sienta a un lado pozo, ella continua como si nada
pasara, ya está acostumbrada a que todos la ignoren o se burlen, por eso
guarda silencio para que sea lo primero. Él saca una rosa roja de su capa.
-una flor para otra hermosa flor –le dice, Samantha lo mira suspensa y ve a
un chico “normal” podría decirse, pues, aunque alto y de ojos azules como era
común entre los Abadonitas, su cuerpo no es fornido, ella sonríe pues nunca
nadie le había hecho un detalle como ese y tampoco ve malas intenciones,
estira la mano y toma la rosa. Chris observa la escena desde la terraza del
castillo.
- ¿Puedo ayudarte con eso?
-Si lo deseas… -y sonríe sin dejar de ver la rosa.
-Mi nombre es Marcus, -se agacha y recoge las cubetas- y sé que el tuyo es
Samantha
26. - ¿Cómo lo sabes? -dijo maravillada. Jamás se referían a ella por su
nombre, claro que el término “forastera” era mejor que el que usaban las otras
naciones.
-Una mujer linda nunca pasa desapercibida y menos cuando es visitada por
el príncipe. Ella sé admira por su franqueza y se sonroja. Chris se sorprende al
verla tan cómoda junto al hermano de Sharlot, conocido por su gran afición a
la lectura, sobre todo a la poesía. Siente gran pasión por las mujeres, de hecho,
son su inspiración, aunque no es tan popular entre ellas por su poco interés a lo
ordinario y esto aplica al trabajo del campo. <<Marcus es un hombre muy
inteligente que en algún momento será útil a la nación pues es capaz de abrir
muchas puertas, ya que aparte de su elocuencia es confiable, pero… ¿cómo no
imaginé que una de ellas fuera la de Samantha?... es tan obvio porque aparte
de su belleza es una mujer poco común>> piensa. Se llena de furia pues no
soporta verla cerca de otro hombre y menos al ver que Marcus va con fines
románticos y a ella le agrada. Casi perdiendo la razón sale del palacio y
empieza a golpear todo lo que hay a su paso, por fin en un tronco descarga
toda su ira. Charles quién ve en su rostro el furor que lleva dentro, lo ataja.
Charles espera que estén calmados los ánimos para hablar.
- ¿Porque estabas actuando de ese modo? -Christopher no le responde.
-Sé que no he sido el mejor de los hermanos Chris, pero siempre te he
admirado porque eres lo contrario a mí, como dice papá, soy impulsivo, rudo y
hasta egoísta… pero tú… siempre has sido el chico perfecto, aunque curioso y
egocéntrico, jamás descontrolado. -él sonríe y guarda silencio unos segundos.
–Es cierto, no sé qué me pasa, yo mismo me desconozco, tal vez sea esa
mujer o mi falta de sueño lo que está haciendo que pierda el juicio. -Charles se
impresiona.
- ¿Mujer…? No me digas que… pero oye, pensé que tú y Sharlot…
- ¿Qué te hizo pensar eso?
-Primero, la vez que me dijiste que no me acercara a ella y, además, que ni
siquiera te quedaste con la otra chica en la guerra.
-Lo que dije, lo dije por ti, no por ella, no quería que se aprovechara de tus
sentimientos; ¿acaso no ves que jamás da puntada sin dedal?
-Sí pues, ahora que lo mencionas, la verdad pensé que la querías para ti y
te odié por eso.
-Porque no me lo dijiste… siempre pensé que tú actitud era porque querías
ser el rey.
-Eso no me interesa, -y se ríe- ¡qué tontos hemos sido! pero bueno dejemos
ya eso en el pasado y más bien dime, ¿por qué no te le declaras a la chica del
27. cabello de fuego si tanto te gusta?
-Es muy complicado, empezando porque no es Abadonita.
-Sí, eso he oído y no lo entiendo en verdad.
-Yo tampoco, estoy tratando de averiguar la razón.
-Ya lo creo, pero me preocupa que tus ojos decían que ibas a matar a
alguien.
-Sí… solo verla me hace perder el control y aunque no puedo negar que
me encanta sentir eso, no puedo permitírmelo.
-Te comprendo, pese a ser pequeña y algo extraña, aquella belleza exótica
no pasa desapercibida para muchos, -Chris lo mira con su ceño fruncido-
incluso dicen que en sus ojos se puede ver el océano por lo profundos.
-Eso quiere decir que… ¿tú también…?
-Ohhh, no, no, no… -Charles elevó las manos en son de paz- solo estoy
repitiendo lo que he oído y si en todo este tiempo nuestros hombres no se le
han acercado es porque no es Abadonita aunque también pienso que es debido
a su manera indomable de ser -Chris sonríe con ironía recordando lo que había
sucedido en el termal- y las mujeres la mantienen a distancia porque para ellas
es una amenaza y en particular Charlot que la ve como su enemiga debido al
interés que has mostrado al ir a esa casa.
-Tal vez ha sido una gran imprudencia de mi parte, al parecer no soy el
único que ha sucumbido a sus encantos… y es que… rayos… ella parece no
ser consciente de su propia belleza.
-Cielos… tus sentimientos se están arraigando y si solo fuera el hecho de
que es forastera tiene solución, pero he oído que no está sola… -Chris agacha
la cabeza- eres el futuro rey Chris y sabes lo que dice la ley al respecto, lo
sabes… -Chris cierra los ojos, suspira y asienta con la cabeza- así que es mejor
que te hagas a un lado.
-Me corroe las entrañas la sola idea de que haya pertenecido a otro, pero al
mirar sus ojos puedo ver las características de la inocencia plena, si un hombre
la hubiese domado ¿no se dejaría de cualquier otro?
-Bueno, no estamos hablando de un animal salvaje y tampoco es que los
Abadonitas nos caractericemos por ser hombres de experiencia en ese campo
ya que tenemos estrictas normas morales que pesan sobre todo para los que
vivimos es este lugar santo y en su rey, así que no podemos ignorar el hecho
de que hay pruebas que muestran que sí perteneció a otro hombre, así que sal
de ese estado de negación… tal vez como solo fue a uno y quien sabe hace
cuánto tiempo, de ahí puede que venga su actitud.
28. –Sí, solo trato de engañarme con mi propia verdad.
-Chris, sé que ahí no termina todo… tu aspecto me dice que hiciste un
voto, ¿verdad?
-Conoces la ley Charles, sabes que no puedo...
-Lo sé, lo sé, solo dime cuanto tiempo. –interrumpiéndolo.
-Cuatro años
- ¿Cuatro años? ¡Vaya!… pero… en que estabas pensando… sabes lo
delicado del asunto, jamás nadie se ha atrevido a hacer uno tan largo.
-Sí, lo sé, en ese momento todo era más sencillo.
-Entonces deja de jugar con ese asunto y concéntrate en lo importante. –
Le extiende la mano- otra vez te lo digo, cuenta conmigo hermano. -y se dan
un fuerte abrazo.
***
Samantha se levanta de madrugada, últimamente no ha podido dormir bien
así que decide ir al termal, como es bastante temprano no cree que se
encuentre a Christopher sin embargo sé cerciora y mira hacia el castillo y ve
que está totalmente oscuro, se monta en Gypsy y se va a los termales. Hace
frio así que se apresura a llegar para calentarse dentro de las aguas y además
para disfrutar de tranquilidad, la que había perdido desde que Christopher
apareció. Cuando llega, ve una luz y se acerca con gran curiosidad, pensando
en que no era posible que él estuviese allí a esa hora, es una fogata, pero no
hay nadie alrededor y se sigue acercando como si fuese una mariposa atraída
por la luz, cuando oye una voz conocida.
- ¿Acaso me extrañas tanto que no puedes dormir…? -ella pega un salto
del susto y mira sorprendida a Christopher que está recostado en el árbol
donde lo había visto alguna vez, tiene cerca un candelero y en sus manos
nuevamente un libro y se estremece al encontrarse con su mirada- …lamento
haberte asustado.
- ¿Qué rayos hace aquí… a esta hora? -dice algo nerviosa.
-Pues, yo le pregunto exactamente lo mismo -se levanta.
-Bueno… -mirando los alrededores- pues, usted parece que lo ha estado
haciendo a menudo.
- ¡Vaya!, eso sí que es una novedad ¿me está espiando? -ella pone sus dos
manos en sus caderas.
- ¿Acaso es eso con lo que sueña y por eso no puede dormir? -él sonríe
pícaramente.
29. -Créame… si soñara con usted mis noches serían muy placenteras.
- ¿Entonces realmente sus sueños lo perturban? -su rostro cambia
rápidamente y se admira de su conclusión.
-Uh… Me sorprende su manera sutil de sacar información. -Ella voltea y
hace con la mano como restándole importancia cosa que él odia y se sienta
frente al fuego, saca de su mochila de cuero una vasija de barro pequeña y la
coloca cerca al fuego a calentar, él camina hacia ella y pone su gran capa de
terciopelo purpura en sus hombros pues nota que tiene frio, ella lo mira- se
acerca el invierno –le dice con calma y camina unos pasos alejándose de ella,
pero cerca al fuego y sé inclina para echar más leña. - ¿qué es eso? –pregunta
señalando la vasija.
-Un poco de café.
- ¿puedes darme?
-porqué será que ya no me extraña –le responde irónicamente, él ríe. Toma
la vasija y se la alcanza.
- ¿Desde hace cuánto tiene problemas para dormir? -él se toma el
contenido de la vasija.
-Poco después de iniciar la guerra, mi sueño se volvió muy ligero, pero a
medida que pasa el tiempo empeora, desde que llegue a Abadón prácticamente
no he podido dormir.
- ¿Mató muchas personas?
-Era una guerra, lamentablemente hay cosas que se deben hacer, pero no es
algo que me guste recordar.
-Hay cosas que es bueno dejarlas salir… ya sabe, para que no nos
atormenten. Él la observa y ve como la luz del fuego realza su belleza así que
deja de mirarla, empieza a sentirse algo agotado y sus parpados pesados. -por
lo que veo es algo…-dice meneando la cabeza y frotándose los ojos- que no
sueles practicar -y se acuesta en el suelo con sus brazos en la cabeza.
- ¿Porque lo dice? -mira hacia el suelo.
-Porque desde que te vi… -mira fijamente las estrellas- tu actitud me ha
causado… -y se abisma en un profundo sueño. Ella sin entender lo que está
pasando, le habla, pero al no oír respuesta y se acerca a él y ve que
simplemente está dormido, cree que el cansancio lo ha vencido así que lo
cubre con el abrigo, se queda viéndolo con gran ternura, pasa sus dedos con
delicadeza por encima de su barba y se da cuenta que no ha podido evitar que
él se clave hondo en su piel y que tal como él dijo, entre más lucha más
atrapada esta. << no existe peor circunstancia en el amor que no ser
30. correspondido>> –piensa, y se va a bañar.
Christopher reacciona y nota que el fuego se ha consumido, se sienta, mira
a su alrededor quedando inmóvil al verla trenzando su cabello y tarareando
una canción, da una ojeada rápida hacía el sol y ve que es alrededor de las
nueve y se asombra de haber dormido tanto pero no dice nada porque quiere
seguir viéndola y oyendo su hermosa melodía, ella ve de reojo que ha
despertado.
-Por fin, creí por un momento que había muerto. -dice burlona
- ¿Pues paso…?
-En verdad no lo sé… primero empezó a hablar incoherencias y después
hubo un inmenso pero acogedor silencio. - ¿Qué fue lo que me dio? -ella se
enfada de golpe.
- ¿Qué rayos esta insinuando…? -y va tomando sus cosas para marcharse-
¿Cree que le di algo para que se quedara dormido? debí haber dejado que se lo
tragara algún animal. -la sujeta por el brazo.
-No entiendes… no estoy diciendo que fuera algo malo. -ella con fuerza se
suelta y se va. Él queda desconcertado, no entiende el motivo de su enojo.
<<Qué mujer, parece un volcán, nunca se sabe cuándo hará erupción>> –
piensa.
En la tarde Christopher sin que nadie lo note entra a la casa de Samantha,
pero oye la voz de Marcus que proviene de la cocina, está recitando poesía con
su melódica voz, se oculta y lo oye decir:
-Igual que la esmeralda. -oye también a Samantha:
-Que hermoso poema Marcus, realmente eres un gran escritor.
- Tú has sido una gran inspiración para mí… por eso quiero ser sincero
Samantha y por favor contéstame algo, ¿tienes alguna relación con
Christopher? -El corazón de Christopher casi se detiene al oír esto.
-Porqué la pregunta.
-No quiero que tomes a mal lo que te diré, pero hace tiempo te he estado
observando y me he sentido cautivado por tu belleza, tu personalidad, tu
espíritu y sé que puede sonar algo precipitado para ti pues relativamente hace
poco me conoces pero yo en cambio, llevo con esto desde el momento en que
llegaste, pero por cobarde hasta ahora me atrevo a acercarme, pensé que con
solo mirarte me bastaría hasta que sentí temor de que Christopher pudiera
robar tu corazón y decidí arriesgarme porque lo que siento por ti… -ella lo
interrumpe.
-Antes de que continúes, quiero dejarte muy claro que entre el sujeto que
31. mencionaste y yo no hay ninguna clase de relación, él solo estaba ayudándome
con algunas cosas que a mí no se me permite realizar, como bien sabrás. -
Christopher hace un gran esfuerzo por contenerse.
-Eso quiere decir que… ¿tengo esperanzas? -Christopher ya no puede
más.
-Bueno, ese es otro punto… -En ese momento llega Shirley y ellos dejan la
conversación allí. Marcus se despide y le dice que piense en lo que le ha dicho
y se va, Shirley le pide permiso para ir a ver a Christopher y se marcha, ella
sale al solar a extender ropa y Christopher sin decir una palabra entra a la
cocina y empieza a destapar y oler todos las vasijas que ella tiene con
diferentes productos de plantas terrestres que utiliza para algunos problemas
de salud, él quiere encontrar lo que preparo en la mañana, cuando sin previo
aviso oye una voz que no le es para nada familiar.
- ¿Qué…está… haciendo? -arrastrando cada palabra y él voltea, se
impresiona al ver que es una chica idéntica a Shirley, rubia, de ojos cafés, pero
de la edad de Samantha. Con gran curiosidad se le acerca.
- ¿Quién eres? –pregunta.
-Mi nombre es Lena, soy hermana de Shirley. -Él se queda por un
momento estupefacto, tratando de ordenar sus pensamientos pues pensaba que
ella era solo una niña.
- ¿Porqué no te había visto?
-No acostumbro salir en presencia de otros…
-Vaya, parece que en esta casa hay más de una con traumas, soy… -lo
interrumpe.
-Sé quién es, mi pregunta fue... ¿qué hace? -él continua en lo que hacía.
-Busco una planta o algo así que Samantha me dio en la mañana y me
ayudó con un problema que tengo.
- ¿Porqué no se la pide a ella? -en ese momento Samantha entra y ve lo
que hace y se lanza como un tigre a su presa, y gritando dice:
-Qué rayos cree que hace… esas son mis cosas. -él con un brazo evita su
avance.
-Ve por qué no lo hago, siempre tiene esa misma reacción. -y continúa
oliendo las vasijas, Samantha se interpone y él va a otro lugar donde hay más,
ella desesperada lo golpea y lo grita, pero él continua sin decirle una sola
palabra, Lena queda admirada al verlos actuar de esa manera.
- ¿Está seguro de que así podrá encontrar lo que busca? -él olfatea una
32. vasija tras otra.
-Tengo muy buen olfato. -en eso toma una vasija, sonríe y la guarda en la
mochila que trae, saca unas monedas de oro y las pone sobre la mesa y
empieza a caminar hacia la salida, Samantha toma las monedas y se las arroja
por la cabeza.
-No necesito su estúpido dinero, no sea atrevido. -él se detiene, se soba la
cabeza y voltea, ella está observándolo muy enfadada, su respiración se puede
oír claramente y tiene empuñadas las manos, él mira a Lena.
- ¿Sabe preparar esto?
-De pronto.
-Te pagaré muy bien si lo haces. -Samantha no entiende qué es lo que pasa.
-Está bien. -él pasa por el lado de Samantha sin ni siquiera mirarla y se
sienta a la mesa y saca de su mochila la vasija y se la entrega a Lena,
Samantha se para en la puerta que da hacia el solar tratando de entender qué es
lo que pretende. Lena toma la vasija y la huele.
- ¿Está seguro de que esto es lo que busca?
-Créame, mi olfato no falla.
-Esto es… “café” -Samantha recuerda lo que sucedió en el termal.
-Ajá, eso dijo ella que era.
- ¿Tiene problemas con el sueño?
-Sí, necesito dormir. Lena mira a Samantha con incredulidad.
- ¿Esto fue lo que le diste?
-Yo… yo no le di nada, lo iba a tomar, él me pidió y ahora dice que lo hizo
dormir; realmente es un demente.
-Esto no es para dormir –le dice a Christopher- al contrario, si lo tomas no
podrás hacerlo.
-Ella dice que eso fue lo que me dio y sé que lo es porque es el mismo olor,
prepáralo porque me lo llevaré. -Lena llena una vasija y la coloca sobre la
mesa, Samantha pone sus manos sobre la mesa, uno a cada lado de la vasija y
lo mira a los ojos.
-Si tomas esto no podrás dormir en toda la noche y ni siquiera podrás
relajarte -él agarra la vasija.
-Eso lo veremos. -y se marcha.
Al siguiente día Samantha va a los termales, pero Christopher no está allí,
33. se devuelve, va al pozo y regresa a la casa, pero no hay rastro de él. Lena le
pregunta si ha sabido algo, pero ella hace como si no le interesase. Cuando
está sirviendo la cena siente que alguien entra y voltea a ver, es Christopher y
se puede ver que trae los ánimos por el suelo, él sin decir nada entra y se sienta
a la mesa que está en la cocina donde están ellas. A Samantha casi se le parte
el corazón de verle así y entonces entiende el porqué de su afán por saber qué
era lo que había tomado, ellas no se atreven a preguntar nada, nadie dice
palabra alguna, aunque se sienten ansiosas por saber lo que había sucedido
prefieren esperar, Samantha rompe el silencio.
- ¿Desea comer algo? -él está con sus manos en las mejillas, asienta con la
cabeza y Lena no aguanta más.
-Y… ¿qué paso?
-Lo último que necesito en estos momentos es reproches –le contesta con
dureza.
-Prometo no decir nada, pero cuéntanos qué sucedió
-Pues lo que habían dicho, sentí como si hubiera recargado mis energías y
no pude descansar, me sentí tan… amargamente sorprendido y miserable que
trabajé toda la noche y todo el día tratando de acabar con mi miseria y, sin
embargo, aún siento energías por lo que creo que será una larga…. Noche,
contentas.
- Por los resultados, me imagino que se tomó toda la vasija. -dice
Samantha.
-Debería considerar –dice Lena- que fue otro de los factores que había en
ese momento o tal vez la mezcla de todos ellos hicieron posible que durmiera.
Además, Samantha tiene algunas plantas que sí son para ello, porqué no
pruebas con ellas.
-Jamás me había sentido tan frustrado, ya lo he probado todo y no quiero
acordarme de los resultados. -Lena y Shirley se retiran y Samantha se sienta
frente a él y le pregunta otra vez qué es lo que lo atormenta tanto, él la mira.
-Sé que la guerra fue horrible y que tal vez usted debió hacer cosas que
jamás imagino, pero fueron las circunstancias como usted mismo dijo.
-Mi pesadilla no trata de lo que hice, sino de lo que creo estar haciendo. -
ella se siente desconcertada.
-No comprendo.
-La verdad no sé cómo explicarlo, jamás se lo he dicho a nadie – y cruza
los brazos sobre la mesa y recuesta la cabeza.
-Como le decía ayer, tal vez hablar del asunto sea lo que necesite para que
35. no podré sentir el placer de verte y oírte mientras secas tu cabello -ella usando
la ironía como burla dice mientras él sale del agua:
-Sí, qué lástima, tenía preparado todo un espectáculo… pero bueno…
usted se lo pierde.
-Sé que después me lo compensaras. -ríe y ella se hunde en el agua sin
contestar, era mejor mantener las distancias que provocarlo a sabiendas de que
su cuerpo se debilita con solo mirarlo. él agradece en el fondo que se mostrara
indiferente para poderse aferrar al poco autocontrol que le queda, alista y se
va.
Un poco más tarde Samantha llega a casa y escucha ruidos que provienen
del tejado, se asoma y ve que nuevamente Christopher ha vuelto a trabajar,
esto la hace feliz y empieza a preparar el desayuno mientras tararea una
canción, Marcus llega y se queda admirado pues no imaginaba verla así, se
para tras ella y sonríe mientras dice:
- ¿Puedo saber cuál es el motivo de tu felicidad? -pensando que era lo que
él le había dicho el día anterior, en ese mismo momento le da respuesta a su
pregunta cuando ve entrar a Christopher con Shirley sobre su espalda y queda
anonadado.
-Marcus. –dice Christopher en forma de saludo. Este no sale de su
asombro.
- ¿Qué haces aquí? –pregunta. Christopher se sienta a la mesa, se relaja y
le dice a Samantha con toda frescura:
- ¿Ya está? sabes que muero de hambre -mira a Marcus con inocencia- ¿te
quedas a desayunar con nosotros? -Marcus es un hombre sensible, incapaz de
ocultar sus emociones así que se ve intranquilo y vacilante.
-Yo solamente pasaba por aquí -se oye con voz quebrada y se va.
- Marcus espera… -Samantha le dice y va tras él, pero no logra alcanzarlo
y regresa. Christopher, haciéndose todavía el inocente le dice:
- ¿Qué pasó? -Samantha queda algo pensativa.
-No lo sé…
- ¿Acaso hay algo entre ustedes? porque al parecer no le agradó que yo
estuviese aquí.
- ¡Claro que no! quién sabe qué le habrá hecho usted para que reaccionara
de esa manera. -él se siente aliviado después de escuchar su respuesta.
- ¿Yo? ¡ha…! Nunca he tenido ningún problema con él, con solo decirte
que sueña con que sea su cuñado.
36. -Entonces ese es el problema, se sintió traicionado porque usted está aquí y
no con su hermana como debería.
- ¡Como debería no! ¡jamás he tenido nada con ella! -ella queda perpleja y
siente como si su corazón se hubiera detenido << no tiene nada con ella
>>piensa. Él continúa haciendo ademanes y expresiones faciales- pero tal vez
traicionado… pobre hombre, puedo imaginármelo leyéndole sus hermosos
poemas y declarándole sus sentimientos ¿y para qué? para que se le partiera el
corazón al verla feliz cocinar para mí. -ella reacciona a su aletargamiento.
- ¡Vaya!, qué gran imaginación tiene, el que debería ser escritor es usted
porque primero, no estoy cocinando para usted, lo estoy haciendo para todos y
segundo… ¿acaso no dijo que iba a estar muy ocupado? -él se levanta, sigue
sobreactuando y le dice a Shirley.
-Vamos princesita antes de que nos hieran también. -ella lo mira con enojo
porque en el fondo sabe que así fue.
Él sigue con su trabajo hasta concluirlo y se va al palacio. Ella queda
preocupada pensando en lo que había sucedido y se va a buscar a Marcus para
aclarar la situación.
Christopher llega al palacio, saluda con un beso en la frente a su padre a
quién no había visto hace algún tiempo.
- ¿Dónde estaba? -debido a los malos informes que ha recibido de Roy el
rey Ricardo está inquieto.
-Padre, ya soy un hombre no tienes que preocuparte por mí.
-Eres mi hijo y siempre estaré pendiente de ti; dime… ¿tu apariencia tiene
que ver con las forasteras?
- ¿A qué te refieres?
-Me han informado que últimamente mantienes allí. -dice cortante.
-Es cierto, pero solo le prestaba un servicio a cambio de comida. ¡Ah!…
entonces también sabrás que pese al tiempo que llevan no se les ha aceptado
como residentes de Abadón.
-Sí, Roy ya me informó, atenderé el caso lo más pronto posible.
Christopher ya es hora de que empieces a pensar como rey y a verte como tal,
así que rasúrate y córtate el cabello como de costumbre.
-Padre te quedan muchos años de vida, ya tendré mucho tiempo para eso -
lo abraza y se retira.
Cuando sale, Charles lo está esperando lo llama y le dice:
-Creo que Roy trama algo en contra de las forasteras.
39. ella, le leí todo lo que en este tiempo había escrito y le dije lo que sentía
porque quería saber lo que pensaba para poder enfrentarme a mi padre cuando
regresara. Hasta que esta mañana la vi tan feliz, por un momento pensé que el
que le hubiera abierto mi corazón la había puesto de buen humor, pero en
realidad era porque estabas allí.
-Si lo estaba era porque por fin concluiría el trabajo y ya no tendría
ninguna razón para volver a su casa.
-Eso mismo dijo ella, así que la intenté besar para ver si sentía algo por mí.
-Christopher se sobrecoge y se pone las manos en la cabeza.
- ¿Qué hiciste qué?... cómo se te ocurrió hacer eso, ella no es ese tipo de
mujer.
-Lo sé, pero me desesperé y no pude evitarlo, ahora me ha negado toda
posibilidad de pretenderla.
- ¡¿La lastimaste…?!
-No…, ni siquiera la toqué.
-Entonces dale algo de tiempo, por ahora lo que necesita es tu amistad.
-Christopher, tu actitud demuestra que realmente te interesa, lo vi en tus
ojos esta mañana, jamás te había visto tan cómodo ni siquiera con Charlot que
la conoces de toda la vida, debe existir una razón de peso para…
-Marcus, ya te lo dije entre ella y yo no hay nada, somos muy diferentes, -
se levanta, prepara su caballo- puedes estar seguro de que no interferiré. – se
monta y se marcha.
Como de costumbre… antes de caer el alba, Samantha está en los termales
bañándose, ya han pasado varios días en que no ha visto a Christopher, su vida
podría decirse que volvió a la normalidad. Ella trata de convencerse que es
mejor así, sin embargo, su mente se le escapa a imaginar los días en que
disfrutaba de su presencia.
Por otra parte, Christopher ha estado trabajando fuertemente en el palacio
con el fin de no tener tiempo para pensar en ella, prácticamente el abandono
de este lugar durante la guerra ya es asunto del pasado, Charles ha estado a su
lado y el rey se siente muy complacido al verlos así. El día se va con rapidez y
entra la noche, Christopher va a sus aposentos y mira las puertas de su balcón
que él mismo había sellado para evitar la tentación de mirar hacia esa pequeña
casa, se acuesta en su cama y como sabe que no dormirá se pone a leer antes
de que sus pensamientos lo invadan, siente un vacío enorme en su pecho y en
el libro que está leyendo aparece el rostro que tantos deseos tiene de
contemplar… se levanta y va a los termales antes de que se acerque el alba
para evitar encontrarse con ella, aunque el estar allí es como si la tuviera a su
40. lado. Rápidamente regresa al palacio.
Desde muy temprano la gente empieza a llegar al templo a oír la lectura de
la ley, este día es muy especial para el pueblo, todos están jubilosos, cantando
coros y tocando sus panderetas, desde los más viejos hasta los más
pequeñines, hoy va a estar su rey como era la costumbre antes de la guerra,
junto a su consejero y mano derecha Roy y Lemuel el sacerdote. En el caso de
los forasteros no les es permitido entrar, de hecho, no debería haber ninguno
en el valle de Abadón a menos que estuvieran dispuestos a adorar a su Dios y
cumplir su ley, en otras palabras, debían volverse Abadonitas. Christopher se
sienta en primera fila como lo ha hecho desde niño, Charlot se sienta a su lado.
- ¿No te parece que siempre deberíamos estar así? –dice ella y él la mira
con seriedad.
- ¿A qué te refieres?
-No te hagas el tonto, sabes muy bien que nacimos para estar juntos.
- ¿Realmente lo crees? -ella con su cabeza en alto y mirada al frente dice
sin vacilar:
-Dios nos ha permitido estar la mayor parte de nuestra vida juntos y es así
como debemos continuar, aunque haya períodos en que te alejes, siempre
volverás porque no hay nadie que te pueda conocer más que yo, porque no hay
otra mujer que haya pasado más tiempo contigo y sepa tanto de ti.
-Tus argumentos suenan convincentes, pero… ¿estarías dispuesta a llevarlo
a la práctica para ver qué tan cierto es?
- ¿Qué harás si lo demuestro? -sin dejarlo contestar dice- ¿te casarías
conmigo? -él queda pensativo- adelante, pregunta lo que quieras –y él también
se pone en su misma tónica.
-No solo eso, te daré tres oportunidades de responder, si lo haces, te doy mi
palabra de que nos casaremos. -ella se emociona pues por fin escucha lo que
hace tiempo ha estado esperando.
- ¡Qué esperas!
-Lo escribiré para que no creas que te voy a cambiar la respuesta.
-Hazlo, con eso quedará constancia de este acuerdo.
-Está bien, -toma un trozo de papiro, escribe en él y lo mete dentro de su
camisa- listo… ¿qué es lo que realmente me gusta hacer y de hecho lo hago
todos los días, sin excepción?
-Por favor, quién no sabe eso, cualquiera pudiera habértelo dicho –dice en
forma burlesca- por supuesto que es montar tu caballo.
41. -Bueno, no negaré que eso me encanta, pero no es la respuesta correcta,
porque no lo hago todos los días. -ella queda desconcertada y en ese momento
empieza a hablar Lemuel.
Dos horas y media después, Lemuel anuncia el receso y que a primera hora
de la tarde continuará (los Abadonitas aprovechaban estos recesos para estar
con sus familias y amigos).
El rey Ricardo manda a llamar a Christopher y entra en una habitación
donde solamente están los dos.
- ¿Por qué no hiciste lo que te pedí? –le pregunta.
- ¿De qué hablas? -dice intrigado.
-Christopher, ¿qué te está pasando, no parece que fueras tú? Recuerdo que
cuando inició la guerra, aún cuando todos nos habíamos dejado crecer el
cabello y la barba debido a lo difícil de la situación, no nos quedaba tiempo
para nada y tú siempre estabas afeitado y con tu cabello bien arreglado,
después de que te hirieron lo dejaste crecer… lo pude entender, pero ahora… -
con voz alta- ¡ni una cosa ni la otra! ¿acaso has perdido el juicio? –Chris
guarda silencio- Roy dice que es a causa de las forasteras, parece que tienen
alguna clase de hechizo sobre ti y que han estado violando nuestras leyes
deliberadamente… y la verdad es que con tu aspecto estoy por creer que es
cierto, aunque hayas tratado de arreglarte un poco a mí no me engañas. –
Christopher se enoja por lo dicho.
-Ni estoy hechizado ni engaño a nadie, no es por ellas que estoy así,
simplemente es algo que está más allá de ti y de mí. Con esto no incumplo la
ley, créeme padre, más bien la cumplo y por esto no pueden juzgarme y a ellas
tampoco porque no han hecho nada que lo amerite.
-Eso lo veremos, por ahora aléjate de ellas.
-Confío en la ley, por eso la leo todos los días como me enseñaste y si es a
la luz de la ley como lo harás, estaré conforme, pero si es por tu confianza en
el hombre o debido a favores no creas… -el rey se indigna, le da una bofetada.
-Con tu misma lengua te condenas, fui yo quien te enseñó a confiar en ella,
ahora no creas que sabes más que los que se sientan tras la mesa en la corte, te
lo advierto no interfieras o te pesará. -Christopher vuelve la mirada hacia él y
limpiándose con el respaldo de la mano la sangre que sale de sus labios dice:
-Si eso es lo que quieres, entonces tú mismo averigua quién es el que está
pasando por alto la ley, de lo contrario yo lo pondré al descubierto. -y sale de
allí. Afuera lo espera Charlot pues no piensa perder la oportunidad.
-No es el momento, Charlot.