La historia trata sobre un grupo de amigos de diferentes formas que quieren jugar juntos en una casa. Ellipse no puede entrar debido a su tamaño, mientras que Cuadrado no puede entrar debido a su forma. Después de mucho pensarlo juntos, se dan cuenta que no son Ellipse y Cuadrado los que deben cambiar, sino la puerta, por lo que recortan las esquinas para que todos puedan entrar. Al final, aprenden que deben aceptarse los unos a los otros tal como son.

1. Sólo cuatro esquinitas.
Matías Sánchez Caballero

2. Todos los amigos juegan.

3. ¡Ring! Es la hora de entrar a la casa grande.

4. ¡Pero elipse no puede entrar!
Es más alta que la entrada.

5. Elipse quiere entrar en la
casa grande.
Se pregunta qué puede
hacer.
¡Ah, sí! Se tumba y prueba.

6. Intenta pasar por la puerta.

7. ¡Qué bien, lo ha conseguido!

8. ¡Cuadradito no puede entrar!
No es redondo como la puerta.

9. Le gustaría entrar con todos
los demás.
Entonces, se gira.

10. Se estira.
Se dobla.

11. Intenta ser redondo.
Pero no hay nada que hacer.
No consigue entrar en la
casa grande.

12. ¿Qué podemos hacer?

13. Cuadradito es diferente.
Nunca será redondo.

14. Se reúnen
y hablan mucho,
durante mucho tiempo.

15. Hasta que
comprenden
que no es
cuadradito el
que debe
cambiar.

16. ¡Es la puerta!

17. Entonces recortan las
cuatro esquinitas.
Cuatro esquinitas de nada …

18. que permiten a
cuadradito entrar …

19. junto a todos
los demás.

20. Y para elipse.
¿Sólo cuatro esquinitas?

21. ¡Es una historia triste!
Elipse puede tumbarse y entrar.

22. Esta historia parte del cuento «Por cuatro esquinitas
de nada», de Jérôme Ruillier, que enseña valores
como la solidaridad, la igualdad y la diversidad;
además muestra que el trabajo en equipo permiten
encontrar una alternativa.
Nuestra sociedad no sólo está formada por círculos y
cuadrados, no sólo es blanco y negro, hay más formas
y tonos de colores que se debe tener presente.
Matías Sánchez Caballero