Las empresas que no cuentan una historia de marca convincente y coherente que responda a las necesidades racionales y emocionales de las audiencias corren el riesgo de crear una “marca” superficial y de corto plazo que es fácilmente destruida por factores externos. Una historia de marca sólida se conecta a un nivel emocional profundo que es difícil de desconectar. Esta historia de marca y la personalidad de la marca deben ser atendidas, invertidas e ir más allá de las “palabras” para garantizar un valor real y duradero.