SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 64
Descargar para leer sin conexión
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 1
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 2
María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra,
hermosa Virgen del Valle,
ayúdanos a renovar nuestra fe
y nuestra alegría cristiana.
Tú que albergaste al Hijo de Dios hecho carne,
enséñanos a hacer vida el Evangelio,
para transformar la historia de nuestra Patria.
Tú que nos diste el ejemplo de tu hogar en Nazaret,
haz que en nuestras familias recibamos
y cuidemos la vida
y cultivemos la concordia y el amor.
Tú que al pie de la cruz te mantuviste firme,
y viviste el alegre consuelo de la resurrección,
enséñanos a ser fuertes en las dificultades
y a caminar como resucitados.
Tú que eres signo de una nueva humanidad,
impúlsanos a ser promotores de amistad social
y a estar cerca de los débiles y necesitados.
Tú que proclamaste las maravillas del Señor,
consíguenos un nuevo ardor misionero
para llevar a todos la Buena Noticia.
Anímanos a salir sin demora
al encuentro de los hermanos,
para anunciar el amor de Dios
reflejado en la entrega total de Jesucristo.
Madre preciosa,
recibe todo el cariño de este pueblo argentino
que siempre experimentó tu presencia amorosa
y tu valiosa intercesión.
Gracias Madre.
Amén.
https://www.youtube.com/watch?v=Ynd-u8o7vwk
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 3
Letra y Música: Hna. María Valeria González Ferreyra EC
María, mujer buscadora
de las huellas que Dios ha dejado,
escondidas como un gran tesoro
en lo simple y en lo cotidiano.
María, mujer que escuchaste
la Palabra de Dios con tu pueblo,
respondiste discípula dócil,
engendrando en tu alma primero.
Hoy tus hijos del norte y del sur,
Peregrinos en esta Argentina,
nos unimos pidiéndote Madre,
que nos traigas con Cristo la vida.
Para que haya más pan y trabajo,
para que se fecunde esta tierra,
que tengamos tus gestos, María,
Madre del Pueblo, esperanza nuestra.
María, madre generosa,
te llamamos bienaventurada,
como Dios preferís a los pobres,
en el débil es fuerte su gracia.
María, madre que caminas
con tus hijos tejiendo la historia,
educándonos en el servicio,
traduciendo el amor en las obras.
María, discípula humilde,
aprendiste en fe y esperanza,
ayúdanos a ser misioneros
del que es vida y la da en abundancia.
María, madre de familia,
que a todos nos querés en la mesa
donde Cristo es el pan que se parte
y poniendo en común se hace fiesta.
https://www.youtube.com/watch?v=0-uDGBDQU3k&t=14s
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 4
Este subsidio tiene como propósito, brindar a las distintas comunidades (parroquias,
movimientos, colegios y escuelas, áreas de servicio y sectores pastorales, etc.) que quieran
prepararse a vivir el Año Mariano Nacional y particularmente el IV CMN2020, una “caja de
herramientas” que faciliten su trabajo a la hora de desarrollarlo.
1) Es por ello que lo organizamos a
partir de cuatro preguntas orientadoras
¿QUÉ, CÓMO, QUIÉNES, DÓNDE,
CELEBRAMOS? que les ayuden a
desarrollar las distintas temáticas,
acciones, etc. También dentro de cada
una de ellas encontraran títulos que
intentarán responder a estas preguntas.
2) Los invitamos a apreciar la imagen de la portada de este subsidio, sobre la Anunciación
a la Santísima Virgen María que fue recreado a través del arte plástico y que tomamos como
magnífica catequesis.
Datos principales
Autor
POUSSIN NICOLAS
Fecha
1657
Material
Óleo sobre lienzo
Estilo
Barroco Francés
Dimensiones
105 x 103 cm
Museo
National Gallery
de Londres
Su procedencia es desconocida. Existen dos hipótesis al respecto. La primera defiende que fue
pintada para el Papa Alejandro VII, en cuya capilla habría estado situado. La segunda, más posible, es la
que sostiene que fue pintado para el sepulcro de su amigo Cassiano dal Pozzo, fallecido en 1657, en la
iglesia de Santa María Sopra Minerva. Este hecho explicaría el espacio de la parte inferior, dada su
colocación sobre un altar, y el "cartel" con la inscripción latina "Poussin lo ha hecho. En el año de
salvación de 1657, reinando el Sumo Pontífice Alejandro Séptimo en Roma". Lo que sí está claro es que
Poussin logra renovar la iconografía del asunto, sin caer en la repetición de otras representaciones
aceptadas por todos. Como es costumbre en él, primero se asienta en imágenes tradicionales, tomadas
del arte medieval, pero las supera con lo que él denominaba la "invención". En este sentido, su
precedente más cercano era la conocida escultura de la iglesia romana de Santa Maria della Vittoria, "El
éxtasis de Santa Teresa", de Bernini, quien a la sazón, y fallecido Pietro da Cortona, era su gran rival en
Roma. Quizá por ello el lienzo posea una cualidad casi escultórica, estática, con un colorido violento,
áspero.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 5
I – PARA REFLEXIONAR SOBRE MARÍA
A – ANUNCIACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Solemnidad:
EL HIJO ETERNO DEL PADRE ENTRA EN LA HISTORIA;
SE HACE HOMBRE EN LA CARNE DE MARÍA,
UNA MUCHACHA HUMILDE DEL PUEBLO DE ISRAEL
“El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a
concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y
será llamado Hijo del Altísimo (...). Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tú palabra.” (Lucas 1, 30-32, 38)
Se llama "anunciación" a la visita del Arcángel Gabriel, enviado por Dios a la Virgen
María para pedirle que sea la Madre del Verbo por la gracia del Espíritu Santo. Ella, consciente
de su dignidad y al mismo tiempo su pequeñez, consintió entregándose sin reservas a la
voluntad de Dios. El "Sí" de María Santísima abre el camino a la Encarnación que ocurre en ese
momento. En ese instante el Verbo se hizo carne. Dios eterno vino a habitar en ella asumiendo
la naturaleza humana.
Celebramos la Anunciación el 25 de Marzo por ser 9 meses antes de la Navidad
(Nacimiento del Señor)
Recordamos la anunciación:
 Rezando el Ángelus, al mediodía.
 Rezando el primer misterio gozoso del Rosario
 Celebrando el día del niño por nacer.
El día de la Anunciación el Verbo se hizo carne; La Segunda Persona de la Trinidad asumió
la naturaleza humana y comenzó a vivir en el vientre de María Santísima.
Gruta de la Anunciación,
debajo del altar mayor
de la Basílica de la
Anunciación en Nazaret.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 6
El 25 de marzo, la Iglesia celebra el
anuncio del cumplimiento de las promesas de
salvación. De labios del ángel, María conoce
que ha hallado gracia delante de Dios. Por
obra del Espíritu Santo, concebirá un hijo que
será llamado Hijo de Dios. Salvará a su pueblo
y se elevará sobre el trono de David; y su reino
no tendrá fin (Lc. 1, 26-33). Es la fiesta de la
Encarnación: el Hijo eterno del Padre entra en
la historia; se hace hombre en la carne de
María, una muchacha humilde del pueblo de
Israel. Desde entonces, «la historia no es una
simple sucesión de siglos, años, días, sino que
es el tiempo de una presencia que le da pleno
significado y la abre a una sólida esperanza»
(Benedicto XVI, Audiencia, 12-XII-2012).
Es probable que ya en el siglo IV se
celebrara esta fiesta en Palestina, pues en
aquellas fechas se levantó una basílica en
Nazareth, en el lugar donde la tradición
emplazaba la casa de María. Esta impronta
mariana se advierte en el nombre que la conmemoración también ha recibido: “Anunciación
de la Virgen María”. Muy pronto, durante el siglo V, la fiesta se difundirá por el Oriente
cristiano, para después transmitirse al Occidente. En la segunda mitad del siglo VII ya hay
testimonios de su celebración el 25 de marzo en la Iglesia romana bajo la advocación
de Annuntiatio Domini.
La datación de la fiesta parte de una antigua tradición que emplazaba la creación del
mundo en el día preciso del equinoccio de primavera (que al inicio de la era cristiana
correspondía al 25 de marzo del calendario juliano. Para los católicos, es el día 25 de marzo,
para los coptos y armenios es el 6 de abril y el 7 de abril para los ortodoxos).De acuerdo con la
idea de que la perfección implica el cumplimiento de ciclos completos, los primeros cristianos
consideraron que la encarnación de Cristo (comienzo de la nueva creación), su muerte en la
cruz, y su venida definitiva al final de los tiempos, se debían situar en esa misma fecha, que de
este modo aparece cargada de sentido. Además, el
lugar preciso de la Navidad en el calendario –nueve
meses después de la Anunciación–, parece tener su
origen en esta primitiva datación.
Los textos de la Misa y de la Liturgia de las
Horas de esta solemnidad se centran en la
contemplación del Verbo hecho carne. El salmo 39
[40], evocado en la antífona de entrada, en el salmo
responsorial y en la segunda lectura, es el hilo
conductor de toda la celebración: «aquí estoy, oh
Dios, para hacer tu voluntad» (Sal. 39 (40), 8-
9). Jesús se encarna en obediencia al querer de su
Padre; y, como Jesús, así su Madre. María se turba,
pero no pone objeciones: no duda de la palabra del
ángel. Movida por la fe, dice “sí” a la voluntad de
Dios. «María se muestra santamente transformada,
en su corazón purísimo, ante la humildad de Dios
(...). La humildad de la Virgen es consecuencia de ese
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 7
abismo insondable de gracia, que se opera con la Encarnación de la Segunda Persona de la
Trinidad Beatísima en las entrañas de su Madre siempre Inmaculada» (San Josemaría, Amigos
de Dios, n. 96)
Significado teológico de esta celebración
Esta gran fiesta tomó su nombre de la
buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la
Santísima Virgen María, referente a la Encarnación
del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar al
mundo un Salvador, al pecador una víctima de
propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella -
que debía permanecer virgen- un Hijo, y al Hijo de
Dios una nueva naturaleza, una naturaleza humana
capaz de sufrir el dolor y la muerte, a fin de que Él
pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras
transgresiones. El Espíritu Santo, que para la Virgen
estaba en el lugar del esposo, no se contentó con
hacer que su cuerpo fuera capaz de dar la vida al
Dios Hombre, sino que enriqueció su alma con la
plenitud de la gracia, de suerte que pudiera haber
una especie de proporción entre la causa y el efecto
y, para que ella pudiera ser la criatura más
cualificada para cooperar en este misterio de
santidad; por lo tanto, el ángel se dirigió a ella,
diciéndole: «Dios te salve María, llena eres de
gracia». Si María no hubiese estado profundamente arraigada en la humildad, esta forma de
salutación y el significado del gran designio para el que se pedía su cooperación, fácilmente la
habrían envanecido, pero en su humildad, ella sabía que la gloria de cualquier gracia que poseyera
pertenecía a Dios. Su modestia había sugerido una duda, pero una vez que ésta fue disipada, sin
más investigación, dio su asentimiento para esa su misión celestial. «He aquí la sierva del Señor,
hágase en mí según tu palabra». El mundo no iba a tener un Salvador hasta que ella hubiese dado
su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su ¡Fiat!
(hágase). En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles
de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra.
En ese instante, el Verbo de Dios quedó para siempre unido a la raza humana: el alma de
Jesucristo, producida de la nada, empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas,
presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un
mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es escogida
para cooperar con su libre consentimiento.
Historia de la celebración litúrgica de la Anunciación
Hay razones para creer que, de entre todos los grandes misterios de la vida de Nuestra
Señora, la Anunciación haya sido el primero en ser honrado litúrgicamente y que, habiéndose
identificado, como quiera que fuese, la fecha de ese evento, con el día 25 de marzo, llegó a ser el
punto de partida de todo lo que podría llamarse ciclo de Navidad. Si Nuestro Señor se encarnó el
25 de marzo, era natural suponer que naciera el 25 de diciembre; su circuncisión seguiría el 1° de
enero y su presentación en el templo y la purificación de su Madre, el 2 de febrero, cuarenta días
después de aquél en que los pastores se reunieron en Belén, alrededor del pesebre. Más aún, ya
que el día de Anunciación era «el sexto mes para Isabel, la que se decía estéril», el nacimiento de
san Juan Bautista se produciría tan sólo una semana antes de terminar junio. Lo que sabemos de
cierto es que ya, en los primeros años del siglo tercero, Tertuliano (Adv. Judaeos, c. VIII) establece
definitivamente que nuestro Salvador murió en la cruz el 25 de marzo. Más aún, esta tradición, si
puede ser llamada así, está confirmada por otros escritores antiguos, sobre todo por Hipólito en la
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 8
primera mitad del mismo siglo tercero quien, no solamente en su comentario sobre Daniel indica
este mismo día como el de la Pasión del Señor, sino que en su crónica señala para el 25 de marzo
«el nacimiento de Cristo», así como su crucifixión. San Agustín está de acuerdo en esto, ya que en
su obra De Trinitate (4:5) declara que Jesús fue «ejecutado el 25 de marzo, el mismo día del año
que aquél en que fue concebido» («Octavo enim kalendas aprilis conceptus creditur quo et
passus»).
Al mismo tiempo, no se debe suponer que este
reconocimiento de un día en particular en el calendario
como el verdadero aniversario de la visita del ángel a
María, implique necesariamente que una celebración
litúrgica haya sido ya instituida para conmemorarlo.
Aparte de la Natividad, la Resurrección de Nuestro Señor
y la fiesta de Pentecostés, el calendario primitivo de la
Iglesia sólo parece haber honrado formalmente el
nacimiento para el cielo de sus mártires. Pero todos los
grandes episodios en la historia de la Redención del
hombre llegan paulatinamente a ser honrados por
separado, mediante un ofrecimiento especial del santo
sacrificio, con formularios de oración apropiados para la
ocasión.
Desgraciadamente, la literatura de la Iglesia
primitiva abunda en documentos apócrifos, a menudo
atribuidos, sin comprobación, a escritores cuyos nombres
son famosos en la historia de la Iglesia. Hay también
discursos y libros que han sido interpolados con material
extraño o que, en el proceso de traducción a otras
lenguas, han tomado un colorido que corresponde, no al original, sino al país o período en que se
hizo la traducción. Todo esto debe necesariamente exigir grandísima precaución al sacar
deducciones de alusiones literarias que no pueden ser citadas con seguridad. Aunque a San
Gregorio Taumaturgo, que vivió en el siglo III, se le atribuyen no menos de seis sermones que
tienen por tema la Anunciación, no hay una base sólida para creer que todos ellos sean auténticos,
mucho menos para suponer que algunas de esas fiestas fueran celebradas en tal fecha. Pero antes
del año 400, se construyó una iglesia en Nazaret para conmemorar la Anunciación y, la
construcción de una iglesia puede tomarse como una buena prueba de alguna celebración litúrgica
de la ocasión que expresamente conmemora.
Tal solemnidad habría sido adoptada de una manera semejante, en el curso del tiempo, en
otras localidades y, probablemente se difundió, poco a poco, en todo el mundo cristiano. Parece
haber una indicación de esto en un sermón de san Proclo de Constantinopla, antes del año 446,
pero un ejemplo más satisfactorio se encuentra en un discurso de san Abramio, obispo de Éfeso,
alrededor de un siglo después. Como la tradición oriental se opuso siempre a la celebración de
algún día en particular de la liturgia eucarística durante la Cuaresma, exceptuando el domingo (en
algunos países, también el sábado), se tuvo por costumbre no celebrar ninguna fiesta durante el
gran ayuno. Esto debe haber impedido el reconocimiento general de la Anunciación, y de hecho,
descubrimos que el Concilio in Trullo, en 692, define la regla de que las fiestas litúrgicas no se
celebraran en los días entre semana durante la Cuaresma, con la sola excepción de la fiesta de la
Anunciación, el 25 de marzo. Por el discurso de san Abramio, arriba mencionado, sabemos que ya
previamente hubo una conmemoración de este misterio (la que por supuesto debe ser considerada
tanto fiesta de Nuestro Señor como de su Madre) el domingo anterior a Navidad. La celebración de
esta fiesta, en marzo, entre los griegos, está claramente comprobada alrededor del año 641 por el
Chronicon Paschale.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 9
En Occidente, la historia parece haber sido muy semejante. Lo expuesto acerca de la fecha
generalmente aceptada y que coincide con la celebración de las solemnidades de la Semana Santa
o, en todo caso, con los ayunos de la Cuaresma, fue siempre un obstáculo para la celebración de
una fiesta en marzo. Sabemos por San Gregorio de Tours, que en el Siglo VI se celebraba en las
Galias una fiesta de Nuestra Señora -su finalidad especial no se menciona- «a mediados de enero».
El «Hieronymianum» de Auxerre (c. 595), aparentemente indica con más precisión el 18 de enero,
pero se refiere expresamente a su muerte. La elección de esta fecha parece haber estado
determinada por el deseo de evitar la posibilidad de coincidencia con el día más cercano en el que
pudiera caer el domingo de Septuagésima y esto, por lo tanto, apunta a una celebración litúrgica
que era más que una mera iniciación del martirologio. En Milán, en Aquilea y en Ravena, así como
entre los muchos recuerdos que nos restan del primitivo rito mozárabe en España, encontramos
indicios de una conmemoración durante el Adviento, enfatizándose la relación especial de Nuestra
Señora al misterio de la Encarnación; mientras que en los decretos del Concilio de Toledo, en 656,
encontramos una declaración precisa sobre el asunto. Esta promulgación deplora la entonces
prevalente diversidad de usos respecto a la fecha en que se celebraba la fiesta de la Madre de Dios;
señala la dificultad de observarla en el día preciso en que el ángel se le apareció para anunciarle la
concepción de su Divino Hijo, debido a la posibilidad de que la fiesta ocurriera durante la semana
de Pasión y determina que, en el futuro, debería celebrarse el 18 de diciembre, exactamente una
semana antes de Navidad [esta institución es la de la solemnidad de la Expectación del Parto,
o «Virgen de la O». Los estatutos de
Sonado, obispo de Reinas (c. 625), nos dan a
conocer que «la Anunciación de la Santísima
María» era guardada como día de fiesta, con
abstención de trabajos serviles, pero es imposible
decir si la fiesta caía el 18 de enero o el 18 de
marzo. Sin embargo, parece haberse reconocido
generalmente que el día correcto era el 25 de
marzo y es casi seguro que la fiesta se celebraba, a
pesar de la Cuaresma, en marzo, como lo hacían
los griegos, cuando bajo el reinado del Papa San
Sergio, al final del Siglo VII, encontramos que la
Anunciación, junto con otras tres fiestas de
Nuestra Señora, se celebraba litúrgicamente en
Roma. De aquí en adelante, la fiesta, reconocida en
los sacramentarios de Gelasio y Gregorio, fue gradualmente aceptada en todo el Occidente, como
parte de la tradición romana.
Imágenes:
-Miniaturista Inglés: Salterio de San Albano, 1120, Iluminación en pergamino, 18 x 14 cm, iglesia de San Gotardo de
Hildesheim.
-Escultor románico español: Anunciación, c. 1205, piedra, Santo Domingo de Silos.
-Maestro español desconocido: Anunciación, c. 1430, madera, 140 x 169 cm, Museu Nacional d'Art de Catalunya,
Barcelona.
Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tradiciones de la Anunciación
Este acontecimiento bíblico es celebrado tanto por los católicos como por los ortodoxos. Las
fechas cambian únicamente por los diferentes calendarios (juliano y gregoriano respectivamente)
empleados por las dos tradiciones.
En memoria de este episodio de la Biblia, las iglesias del todo el mundo recitan el Ave María
durante la misa organizada ese día. Esta toma forma de un mensaje de alegría y liberación, confirmado
por el texto original escrito en griego donde el saludo de Gabriel es "XAIPE", que significa "Alégrate". La
Anunciación anticipa entonces la llegada próxima del Cristo.
Por otra parte, este acontecimiento bíblico tiene una importancia particular en algunos países,
como en Grecia y en el Líbano, que decidieron convertirlo en fiesta nacional.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 10
B - LOS PAPAS EN LA SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN A MARÍA:
Gracias al «sí» de Cristo y de María, Dios pudo asumir un rostro de hombre
Benedicto XVI, 25 marzo 2007
Queridos hermanos y hermanas:
El 25 de marzo se celebra la
solemnidad de la Anunciación de la
Virgen María. Este año, coincide con
un domingo de Cuaresma y por este
motivo se celebrará mañana. De
todos modos, quisiera detenerme a
reflexionar sobre este estupendo
misterio de la fe, que contemplamos
cada día al rezar el Ángelus.
La Anunciación, narrada al
inicio del Evangelio de san Lucas, es
un acontecimiento humilde,
escondido --nadie lo vio, sólo lo
presenció María--, pero al mismo
tiempo decisivo para la historia de la
humanidad. Cuando la Virgen pronunció su «sí» al anuncio del ángel, Jesús fue concebido y
con Él comenzó la nueva era de la historia, que después sería sancionada en la Pascua como
«nueva y eterna Alianza».
En realidad, el «sí» de María es el reflejo perfecto del «sí» de Cristo, cuando entró en el
mundo, como escribe la Carta a los Hebreos interpretando el Salmo 39: «¡He aquí que vengo -
pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (10, 7). La
obediencia del Hijo se refleja en la obediencia de la Madre y de este modo, gracias al
encuentro de estos dos «síes», Dios ha podido asumir un rostro de hombre. Por este motivo la
Anunciación es también una fiesta cristológica, pues celebra un misterio central de Cristo: su
Encarnación.
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». La respuesta de María
al ángel continúa en la Iglesia, llamada a hacer presente a Cristo en la historia, ofreciendo su
propia disponibilidad para que Dios siga visitando a la humanidad con su misericordia.
El «sí» de Jesús y de María se renueva de este modo en el «sí» de los santos,
especialmente de los mártires, que son asesinados a causa del Evangelio. Lo subrayo
recordando que ayer, 24 de marzo, aniversario del asesinato de monseñor Óscar Romero,
arzobispo de San Salvador, se celebró la Jornada de Oración y de Ayuno por los Misioneros
Mártires: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, asesinados en el cumplimiento de
su misión de evangelización y de promoción humana. Ellos, los misioneros mártires, como dice
el tema de este año, son «esperanza para el mundo», pues testimonian que el amor de Cristo
es más fuerte que la violencia y el odio. No han buscado el martirio, pero han estado
dispuestos a dar la vida para ser fieles al Evangelio. El martirio cristiano sólo se justifica como
supremo acto de amor a Dios y a los hermanos.
En este período de Cuaresma contemplamos más frecuentemente a la Virgen que en el
Calvario sella el «sí» pronunciado en Nazaret. Unida a Jesús, testigo del amor del Padre, María
vivió el martirio del alma. Invoquemos con confianza su intercesión para que la Iglesia, fiel a su
misión, dé al mundo entero testimonio valiente del amor de Dios.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 11
La Virgen María, Madre de Dios
María en la Anunciación del Señor
Catequesis de San Juan Pablo II
Relato de la Anunciación
Evangelio según San Lucas (Lc. 1,26-38)
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel
Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un
hombre llamado José, de la casa de David;
el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel
le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno
y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo
del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob
por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto
que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de
Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto
mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.
La fe de la Virgen María
Catequesis de San Juan Pablo II (3-VII-96)
1. En la narración evangélica de la Visitación, Isabel,
«llena de Espíritu Santo», acogiendo a María en su
casa, exclama: «¡Feliz la que ha creído que se
cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del
Señor!» (Lc. 1,45). Esta bienaventuranza, la primera
que refiere el evangelio de san Lucas, presenta a María
como la mujer que con su fe precede a la Iglesia en la
realización del espíritu de las bienaventuranzas.
El elogio que Isabel hace de la fe de María se
refuerza comparándolo con el anuncio del ángel a
Zacarías. Una lectura superficial de las dos
anunciaciones podría considerar semejantes las
respuestas de Zacarías y de María al mensajero divino:
«¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad», dice Zacarías; y
María: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» (Lc. 1,18.34). Pero la profunda
diferencia entre las disposiciones íntimas de los protagonistas de los dos relatos se manifiesta
en las palabras del ángel, que reprocha a Zacarías su incredulidad, mientras que da
inmediatamente una respuesta a la pregunta de María. A diferencia del esposo de Isabel,
María se adhiere plenamente al proyecto divino, sin subordinar su consentimiento a la
concesión de un signo visible.
Al ángel que le propone ser madre, María le hace presente su propósito de virginidad.
Ella, creyendo en la posibilidad del cumplimiento del anuncio, interpela al mensajero divino
sólo sobre la modalidad de su realización, para corresponder mejor a la voluntad de Dios, a la
que quiere adherirse y entregarse con total disponibilidad. «Buscó el modo; no dudó de la
omnipotencia de Dios», comenta san Agustín (Sermón 291).
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 12
2. También el contexto en el que se realizan las dos anunciaciones contribuye a exaltar la
excelencia de la fe de María. En la narración de san Lucas captamos la situación más favorable
de Zacarías y lo inadecuado de su respuesta. Recibe el anuncio del ángel en el templo de
Jerusalén, en el altar delante del «Santo de los Santos» (cf. Ex 30,6-8); el ángel se dirige a él
mientras ofrece el incienso; por tanto, durante el cumplimiento de su función sacerdotal, en
un momento importante de su vida; se le comunica la decisión divina durante una visión. Estas
circunstancias particulares favorecen una comprensión más fácil de la autenticidad divina del
mensaje y son un motivo de aliento para aceptarlo prontamente.
Por el contrario, el anuncio a María tiene lugar en un contexto más simple y ordinario,
sin los elementos externos de carácter sagrado que están presentes en el anuncio a Zacarías.
San Lucas no indica el lugar preciso en el que se realiza la anunciación del nacimiento del
Señor; refiere, solamente, que María se hallaba en Nazaret, aldea poco importante, que no
parece predestinada a ese acontecimiento. Además, el evangelista no atribuye especial
importancia al momento en que el ángel se presenta, dado que no precisa las circunstancias
históricas. En el contacto con el mensajero celestial, la atención se centra en el contenido de
sus palabras, que exigen a María una escucha intensa y una fe pura.
Esta última consideración nos permite apreciar la grandeza de la fe de María, sobre
todo si la comparamos con la tendencia a pedir con insistencia, tanto ayer como hoy, signos
sensibles para creer. Al contrario, la aceptación de la voluntad divina por parte de la Virgen
está motivada sólo por su amor a Dios.
3. A María se le propone que acepte una verdad mucho más alta que la anunciada a Zacarías.
Éste fue invitado a creer en un nacimiento maravilloso que se iba a realizar dentro de una
unión matrimonial estéril, que Dios quería fecundar. Se trata de una intervención divina
análoga a otras que habían recibido algunas mujeres del Antiguo Testamento: Sara (Gn. 17,15-
21; 18,10-14), Raquel (Gn. 30,22), la madre de Sansón (Jc. 13,1-7) y Ana, la madre de Samuel (1
S 1,11-20). En estos episodios se subraya, sobre todo, la gratuidad del don de Dios.
María es invitada a creer en una maternidad virginal, de la que el Antiguo Testamento
no recuerda ningún precedente. En realidad, el conocido oráculo de Isaías: «He aquí que una
doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is. 7,14),
aunque no excluye esta perspectiva, ha sido interpretado explícitamente en este sentido sólo
después de la venida de Cristo, y a la luz de la revelación evangélica.
A María se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge con
sencillez y audacia. Con la pregunta: «¿Cómo será esto?», expresa su fe en el poder divino de
conciliar la virginidad con su maternidad única y excepcional.
Respondiendo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra» (Lc. 1,35), el ángel da la inefable solución de Dios a la pregunta formulada por
María. La virginidad, que parecía un obstáculo, resulta ser el contexto concreto en que el
Espíritu Santo realizará en ella la concepción del Hijo de Dios encarnado. La respuesta del ángel
abre el camino a la cooperación de la Virgen con el Espíritu Santo en la generación de Jesús.
4. En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María,
creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada.
Los Padres de la Iglesia subrayan a menudo este aspecto de la concepción virginal de
Jesús. Sobre todo san Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: «El ángel
anuncia, la Virgen escucha, cree y concibe» (Sermón 13 in Nat. Dom.). Y añade: «Cree la Virgen
en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae a su seno; desciende la fe a su corazón virginal
antes que a sus entrañas la fecundidad maternal» (Sermón 293).
El acto de fe de María nos recuerda la fe de Abraham, que al comienzo de la antigua
alianza creyó en Dios, y se convirtió así en padre de una descendencia numerosa (cf. Gn.
15,6; Redemptoris Mater, 14). Al comienzo de la nueva alianza también María, con su fe,
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 13
ejerce un influjo decisivo en la realización del misterio de la Encarnación, inicio y síntesis de
toda la misión redentora de Jesús.
La estrecha relación entre fe y salvación, que Jesús puso de relieve durante su vida
pública (cf. Mc 5,34; 10,52; etc.), nos ayuda a comprender también el papel fundamental que
la fe de María ha desempeñado y sigue desempeñando en la salvación del género humano.
[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 5-VII-96]
La esclava obediente del Señor
Catequesis de San Juan Pablo II (4-IX-96)
1. Las palabras de María en la Anunciación: «He aquí la
esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc.
1,38), ponen de manifiesto una actitud característica de
la religiosidad hebrea. Moisés, al comienzo de la antigua
alianza, como respuesta a la llamada del Señor, se había
declarado su siervo (cf. Ex 4,10; 14,31). Al llegar la nueva
alianza, también María responde a Dios con un acto de
libre sumisión y de consciente abandono a su voluntad,
manifestando plena disponibilidad a ser «la esclava del
Señor».
La expresión «siervo» de Dios se aplica en el
Antiguo Testamento a todos los que son llamados a
ejercer una misión en favor del pueblo elegido: Abraham
(Gn. 26,24), Isaac (Gn. 24,14) Jacob (Ex. 32,13; Ez. 37,25),
Josué (Jos. 24,29), David (2 Sm. 7,8) etc. Son siervos
también los profetas y los sacerdotes, a quienes se
encomienda la misión de formar al pueblo para el
servicio fiel del Señor. El libro del profeta Isaías exalta en
la docilidad del «Siervo sufriente» un modelo de fidelidad a Dios con la esperanza de rescate
por los pecados del pueblo (cf, Is. 42-53). También algunas mujeres brindan ejemplos de
fidelidad, como la reina Ester, que, antes de interceder por la salvación de los hebreos, dirige
una oración a Dios, llamándose varias veces «tu sierva» (Est. 4,17).
2. María, la «llena de gracia», al proclamarse «esclava del Señor», desea comprometerse a
realizar personalmente de modo perfecto el servicio que Dios espera de todo su pueblo. Las
palabras: «He aquí la esclava del Señor» anuncian a Aquel que dirá de sí mismo: «El Hijo del
hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos»
(Mc. 10,45; cf. Mt. 20,28). Así, el Espíritu Santo realiza entre la Madre y el Hijo una armonía de
disposiciones íntimas, que permitirá a María asumir plenamente su función materna con
respecto a Jesús, acompañándolo en su misión de Siervo.
En la vida de Jesús, la voluntad de servir es constante y sorprendente. En efecto, como
Hijo de Dios, hubiera podido con razón hacer que le sirvieran. Al atribuirse el título de «Hijo del
hombre», a propósito del cual el libro de Daniel afirma: «Todos los pueblos, naciones y lenguas
le servirán» (Dn. 7,14), hubiera podido exigir el dominio sobre los demás. Por el contrario, al
rechazar la mentalidad de su tiempo manifestada mediante la aspiración de los discípulos a
ocupar los primeros lugares (cf. Mc. 9,34) y mediante la protesta de Pedro durante el lavatorio
de los pies (cf. Jn. 13,6), Jesús no quiere ser servido, sino que desea servir hasta el punto de
entregar totalmente su vida en la obra de la redención.
3. También María, aun teniendo conciencia de la altísima dignidad que se le había concedido,
ante el anuncio del ángel se declara de forma espontánea «esclava del Señor». En este
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 14
compromiso de servicio ella incluye también su propósito de servir al prójimo, como lo
demuestra la relación que guardan el episodio de la Anunciación y el de la Visitación: cuando el
ángel le informa de que Isabel espera el nacimiento de un hijo, María se pone en camino y «de
prisa» (Lc. 1,39) acude a Galilea para ayudar a su prima en los preparativos del nacimiento del
niño, con plena disponibilidad. Así brinda a los cristianos de todos los tiempos un modelo
sublime de servicio.
Las palabras «Hágase en mi según tu palabra» (Lc. 1,38), manifiestan en María, que se
declara esclava del Señor, una obediencia total a la voluntad de Dios. El optativo «hágase»
(génoito), que usa san Lucas, no sólo expresa aceptación, sino también acogida convencida del
proyecto divino, hecho propio con el compromiso de todos sus recursos personales.
4. María, acogiendo plenamente la voluntad divina, anticipa y hace suya la actitud de Cristo
que, según la carta a los Hebreos, al entrar en el mundo, dice: «Sacrificio y oblación no
quisiste; pero me has formado un cuerpo (...). Entonces dije: ¡He aquí que vengo (...) a hacer,
oh Dios, tu voluntad!» (Hb. 10,5-7; Sal. 40,7-9).
Además, la docilidad de María anuncia y prefigura la que manifestará Jesús durante su
vida pública hasta el Calvario. Cristo dirá: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha
enviado y llevar a cabo su obra» (Jn. 4,34). En esta misma línea, María hace de la voluntad del
Padre el principio inspirador de toda su vida, buscando en ella la fuerza necesaria para el
cumplimiento de la misión que se le confió.
Aunque en el momento de la Anunciación María no conoce aún el sacrificio que
caracterizará la misión de Cristo, la profecía de Simeón le hará vislumbrar el trágico destino de
su Hijo (cf. Lc. 2,34-35). La Virgen se asociará a él con íntima participación. Con su obediencia
plena a la voluntad de Dios, María está dispuesta a vivir todo lo que el amor divino tiene
previsto para su vida, hasta la «espada» que atravesará su alma.
[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 6-IX-96]
María, nueva Eva
Catequesis de San Juan Pablo II (18-IX-96)
1. El concilio Vaticano II, comentando el episodio de la
Anunciación, subraya de modo especial el valor del
consentimiento de María a las palabras del mensajero
divino. A diferencia de cuanto sucede en otras
narraciones bíblicas semejantes, el ángel lo espera
expresamente: «El Padre de las misericordias quiso
que el consentimiento de la que estaba predestinada
a ser la Madre precediera a la Encarnación para que,
así como una mujer contribuyó a la muerte, así
también otra mujer contribuyera a la vida» (Lumen
gentium, 56).
La Lumen gentium recuerda el contraste entre
el modo de actuar de Eva y el de María, que san
Ireneo ilustra así: «De la misma manera que aquella -
es decir, Eva- había sido seducida por el discurso de
un ángel, hasta el punto de alejarse de Dios
desobedeciendo a su palabra, así ésta -es decir,
María- recibió la buena nueva por el discurso de un ángel, para llevar en su seno a Dios,
obedeciendo a su palabra; y como aquélla había sido seducida para desobedecer a Dios, ésta
se dejó convencer a obedecer a Dios; por ello, la Virgen María se convirtió en abogada de la
virgen Eva. Y de la misma forma que el género humano había quedado sujeto a la muerte a
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 15
causa de una virgen, fue librado de ella por una Virgen; así la desobediencia de una virgen fue
contrarrestada por la obediencia de una Virgen...» (Adv. Haer., 5, 19, 1).
2. Al pronunciar su «sí» total al proyecto divino, María es plenamente libre ante Dios. Al mismo
tiempo, se siente personalmente responsable ante la humanidad, cuyo futuro está vinculado a
su respuesta.
Dios pone el destino de todos en las manos de una joven. El «sí» de María es la premisa
para que se realice el designio que Dios, en su amor, trazó para la salvación del mundo.
El Catecismo de la Iglesia católica resume de modo sintético y eficaz el valor decisivo para toda
la humanidad del consentimiento libre de María al plan divino de la salvación: «La Virgen
María colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres. Ella pronunció su
"fiat" "ocupando el lugar de toda la naturaleza humana". Por su obediencia, ella se convirtió en
la nueva Eva, madre de los vivientes» (n. 511).
3. Así pues, María, con su modo de actuar, nos recuerda la grave responsabilidad que cada uno
tiene de acoger el plan divino sobre la propia vida. Obedeciendo sin reservas a la voluntad
salvífica de Dios que se le manifestó a través de las palabras del ángel, se presenta como
modelo para aquellos a quienes el Señor proclama bienaventurados, porque «oyen la palabra
de Dios y la guardan» (Lc. 11,28). Jesús, respondiendo a la mujer que, en medio de la multitud,
proclama bienaventurada a su madre, muestra la verdadera razón de ser de la
bienaventuranza de María: su adhesión a la voluntad de Dios, que la llevó a aceptar la
maternidad divina.
En la encíclica Redemptoris Mater puse de relieve que la nueva maternidad espiritual,
de la que habla Jesús, se refiere ante todo precisamente a ella. En efecto, «¿no es tal vez María
la primera entre "aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen"? Y por consiguiente,
¿no se refiere sobre todo a ella aquella bendición pronunciada por Jesús en respuesta a las
palabras de la mujer anónima?» (n. 20). Así, en cierto sentido, a María se la proclama la
primera discípula de su Hijo (cf. ib.) y, con su ejemplo, invita a todos los creyentes a responder
generosamente a la gracia del Señor.
4. El concilio Vaticano II destaca la entrega total de María a la persona y a la obra de Cristo: «Se
entregó totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo. Con
él y en dependencia de él, se puso, por la gracia de Dios todopoderoso, al servicio del misterio
de la redención» (Lumen gentium, 56).
Para María, la entrega a la persona y a la obra de Jesús significa la unión íntima con su
Hijo, el compromiso materno de cuidar de su crecimiento humano y la cooperación en su obra
de salvación.
María realiza este último aspecto de su entrega a Jesús en dependencia de él, es decir,
en una condición de subordinación, que es fruto de la gracia. Pero se trata de una verdadera
cooperación, porque se realiza con él e implica, a partir de la anunciación, una participación
activa en la obra redentora. «Con razón, pues, -afirma el concilio Vaticano II- creen los santos
Padres que Dios no utilizó a María como un instrumento puramente pasivo, sino que ella
colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres. Ella, en efecto, como dice
san Ireneo, "por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el género
humano" (Adv. Haer., 3, 22, 4)» (ib.)
María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado de nuestros primeros padres,
aparece como la verdadera «madre de los vivientes» (ib.). Su maternidad, aceptada libremente
por obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera.
[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 20-IX-96]
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 16
LA VIRGEN MARÍA EN LA CUARESMA
La cuaresma es un camino
ciertamente difícil, como es justo que sea,
porque el amor es arduo, pero es un
camino lleno de esperanza. El Papa
francisco dijo: “el éxodo cuaresmal es el
camino, en el cual la esperanza misma se
forma. La fatiga de atravesar el desierto,
todas las pruebas, las tentaciones, las
ilusiones, las visiones… todo esto vale para
forjar una esperanza fuerte, sólida, en el
modelo de la Virgen María, que en medio
a las tinieblas de la pasión y de la muerte
de su Hijo continuó creyendo y esperando
en su resurrección, en la victoria del amor
de Dios.”
Nuestra salvación es ciertamente
un don de Jesús, pero, como es una
historia de amor, requiere nuestro “si” y
nuestra participación en su amor.
En el camino, como una más, pero
como creyente significativa, está María.
No es un adorno cuaresmal, es un modelo.
Ella ha recorrido también ese camino,
como lo recorrió su Hijo, como lo recorre
cualquiera que sea seguidor de Jesús.
Con la ayuda de María, la Madre del Amor Hermoso, en la Cuaresma sigamos las
huellas de Cristo, para resucitar en Él con el amor de su misericordia en este itinerario
cuaresmal, camino de auténtica conversión al amor de Cristo.
https://www.youtube.com/watch?v=PCMRyeKOYMQ
«En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Cor. 5,20)
Queridos hermanos y hermanas:
El Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a
celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús,
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 17
fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este
Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros
en la medida en que nos dejamos involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos,
respondiendo de modo libre y generoso.
El Misterio pascual, fundamento de la conversión
La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la
muerte y resurrección de Jesús: el kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan
real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y
fecundo» (Exhort. ap. Christus vivit, 117). Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de
pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad
nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia (cf. Jn 10,10). En
cambio, si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45)
corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya
aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la
experiencia humana personal y colectiva.
Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo
que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos
abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus
pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre
derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n.
123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu
Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas
personas que sufren.
Urgencia de conversión
Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la
misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un
«cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga.
2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan
importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de
corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene.
De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo. La oración
puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que
penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo
cada vez más al Señor y a su voluntad.
Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf. Os.
2,16), a fin de poder escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en
nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su
Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos
pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que
decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él.
La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos
El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión
nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un
sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces
dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este
espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de
no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo
pecado en favor nuestro» (2 Cor. 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 18
recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta «poner a Dios contra Dios», como dijo el
papa Benedicto XVI (Enc. Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf.
Mt. 5,43-48).
El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de
su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra
cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch. 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado
por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en
nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación.
Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo
Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las
llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de
los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de
violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la
tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que
es una forma de idolatría.
Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que
deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de
participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace
al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya
que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las
dimensiones estructurales de la economía. Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al
28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers,
con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como
ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de
caridad (cf. PÍO XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el ocuparse de la
economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas.
Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma,
para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón
en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este
modo podremos ser lo que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt.
5,13-14).
FRANCISCO.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 19
El 8 de marzo conmemoramos especialmente a la mujer y el rol indispensable que ellas
ocupan en la sociedad. “Una sociedad moderna, democrática ha de reconocer a la mujer su
derecho a tomar parte activa en la vida política, y ha de crear las condiciones favorables para que
ejerciten ese derecho todas las que lo deseen”.
El Papa Francisco en más de una ocasión se ha dirigido a las mujeres, recalcando el papel
importantísimo que ellas ocupan en la vida civil y abogando por el reconocimiento pleno de sus
derechos, para que no sólo se la respete siempre y en todo lugar, sino también para que sea
posible generar el espacio para que desarrollen sus talentos y puedan así aportar su riqueza por el
mundo.
Compartimos el siguiente aporte realizado por la Acción Católica de Argentina para el 8/3/19
Mujer: Ama, transforma
El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, en el que se recuerda especialmente la
historia de luchas obreras, sociales y políticas de las mujeres comprometidas contra la explotación,
la marginación y la violencia que sufren por su género.
En este día también, junto a este compromiso, valoramos a todas las mujeres que, en su
actuar cotidiano, trabajan por una vida digna y hacen de este mundo un lugar más justo, fraterno y
humano.
Reconocemos que queda aún un largo camino para que todas las mujeres puedan
desarrollarse integralmente, en igualdad de oportunidades, lejos de toda forma de violencia y
explotación.
Necesitamos una nueva cultura, donde las mujeres en un plano de igual dignidad no sufran
más injusticias, discriminaciones o cualquier forma de exclusión o sometimiento.
Valoramos la vida en toda su dignidad y la promovemos en cada etapa de su crecimiento,
de “punta a punta”, abrazándola “tal como viene” para hacer posible que cada persona acceda a
todos sus derechos humanos, por eso especialmente tenemos presentes a las mujeres víctimas de
femicidio, a sus hijas e hijos, a las mujeres golpeadas, a las víctimas de explotación sexual o laboral,
a las personas transgénero, a las mujeres que tuvieron que emigran de sus tierras en busca de un
futuro mejor, a las mujeres que viven en situación de pobreza y exclusión.
Desde la fe que profesamos, confiamos a Jesús y a María, su madre, a todas las mujeres de
nuestro país.
En este Día de la Mujer decimos, con voz firme, respetuosa y comprometida:
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 20
¡Creemos en la igual dignidad de todas las personas!
¡Creemos en el valor de toda vida! ¡Basta de la violencia contra la mujer y toda forma de esclavitud!
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 21
¡Creemos en la igualdad de oportunidades! ¡No más discriminación por ser mujer!
¡Creemos en el potencial de cada mujer y en su desarrollo integral!
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 22
"LA UNIÓN VIRGINAL DE MARÍA Y JOSÉ"
S. S. Juan Pablo II
Catequesis mariana
21 de agosto de 1997
1. El evangelio de Lucas, al presentar a María como virgen, añade que estaba "desposada con
un hombre llamado José, de la casa de David" (Lc. 1, 27). Estas informaciones parecen, a
primera vista, contradictorias.
Hay que notar que el término griego utilizado en este pasaje no indica la situación de
una mujer que ha contraído el matrimonio y por tanto vive en el estado matrimonial, sino la
del noviazgo. Pero, a diferencia de cuanto ocurre en las culturas modernas, en la costumbre
judaica antigua la institución del noviazgo preveía un contrato y tenía normalmente valor
definitivo: efectivamente, introducía a los novios en el estado matrimonial, si bien el
matrimonio se cumplía plenamente cuando el joven conducía a la muchacha a su casa.
En el momento de la Anunciación, María se halla, pues, en la situación de esposa
prometida. Nos podemos preguntar por qué había aceptado el noviazgo, desde el momento en
que tenía el propósito de permanecer virgen para siempre. Lucas es consciente de esta
dificultad, pero se limita a registrar la situación sin aportar explicaciones. El hecho de que el
evangelista, aun poniendo de relieve el propósito de virginidad de María, la presente
igualmente como esposa de José constituye un signo de que ambas noticias son
históricamente dignas de crédito.
2. Se puede suponer que entre José y María, en el momento de comprometerse, existiese un
entendimiento sobre el proyecto de vida virginal. Por lo demás, el Espíritu Santo, que había
inspirado en María la opción de la virginidad con miras al misterio de la Encarnación y quería
que ésta acaeciese en un contexto familiar idóneo para el crecimiento del Niño, pudo muy bien
suscitar también en José el ideal de la virginidad.
El ángel del Señor, apareciéndosele en sueños, le dice: "José, hijo de David, no temas
tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo" (Mt. 1, 20).
De esta forma recibe la confirmación de estar llamado a vivir de modo totalmente especial el
camino del matrimonio. A través de la comunión virginal con la mujer predestinada para dar a
luz a Jesús, Dios lo llama a cooperar en la realización de su designio de salvación.
El tipo de matrimonio hacia el que el Espíritu Santo orienta a María y a José es
comprensible sólo en el contexto del plan salvífico y en el ámbito de una elevada
espiritualidad. La realización concreta del misterio de la Encarnación exigía un nacimiento
virginal que pusiese de relieve la filiación divina y, al mismo tiempo, una familia que pudiese
asegurar el desarrollo normal de la personalidad del Niño.
José y María, precisamente en vista de su contribución al misterio de la Encarnación
del Verbo, recibieron la gracia de vivir juntos el carisma de la virginidad y el don del
matrimonio. La comunión de amor virginal de María y José, aun constituyendo un caso
especialísimo, vinculado a la realización concreta del misterio de la Encarnación, sin embargo
fue un verdadero matrimonio (cf. exhortación apostólica Redemptoris custos, 7).
La dificultad de acercarse al misterio sublime de su comunión esponsal ha inducido a
algunos, ya desde el siglo II, a atribuir a José una edad avanzada y a considerarlo el custodio de
María, más que su esposo. Es el caso de suponer, en cambio, que no fuese entonces un
hombre anciano, sino que su perfección interior, fruto de la gracia, lo llevase a vivir con afecto
virginal la relación esponsal con María.
3. La cooperación de José en el misterio de la Encarnación comprende también el ejercicio del
papel paterno respecto de Jesús. Dicha función le es reconocida por el ángel que,
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 23
apareciéndosele en sueños le invita a poner el nombre al Niño: "Dará a luz un hijo y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt. 1, 21).
Aun excluyendo la generación física, la paternidad de José fue una paternidad real, no
aparente. Distinguiendo entre padre y progenitor, una antigua monografía sobre la virginidad
de María -el De Margarita (siglo IV)- afirma que "los compromisos adquiridos por la Virgen y
José como esposos hicieron que él pudiese ser llamado con este nombre (de padre); un padre,
sin embargo, que no ha engendrado". José, pues, ejerció en relación con Jesús la función de
padre, gozando de una autoridad a la que el Redentor libremente se "sometió" (Lc. 2, 51),
contribuyendo a su educación y transmitiéndole el oficio de carpintero.
Los cristianos han reconocido siempre en José a aquel que vivió una comunión íntima
con María y Jesús, deduciendo que también en la muerte gozó de su presencia consoladora y
afectuosa. De esta constante tradición cristiana se ha desarrollado en muchos lugares una
especial devoción a la santa Familia y en ella a san José. Custodio del Redentor. El Papa León
XIII, como es sabido, le encomendó el patrocinio de toda la Iglesia.
El próximo 25 de Marzo celebramos la solemnidad de la Anunciación del Señor.
Por esto queremos compartir este artículo de la autoría de una hermana Laica
Dominica, Ruth Anne Henderson, O.P., sumamente relevante para la solemnidad de san José,
esposo de la Virgen María, en el cual la autora muy acertadamente nos presenta la
importancia de lo que ella llama la “anunciación” a José y, más aún, la trascendencia de su Sí,
que tiende a pasar desapercibida.
A continuación el artículo:
Recientemente he estado pensando mucho en José. En realidad no le damos mucha
importancia – pero, por otro lado, tampoco lo hace la Biblia. Escuchamos de él solo cuatro
veces: cuando el ángel le habla del embarazo extraordinario de María (Mt. 1,18-24); cuando la
lleva a Belén para el censo (Lc. 2,4-5); cuando el ángel (¿el mismo?) le instruye llevarse a su
familia fuera de la jurisdicción de Herodes (Mt. 2,13-15); y cuando él y María buscan a Jesús
desesperadamente y lo encuentran en el Templo de Jerusalén hablando con los maestros (Lc.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 24
2,48-50). Del mismo modo, tampoco escuchamos mucho de María, aunque ella ciertamente
tiene un papel protagónico en la historia de la salvación.
Entonces, ¿qué podemos decir sobre José, el hombre invisible? Bueno, para comenzar,
miremos su reacción ante el embarazo de María antes de la intervención del ángel: sabe que él
no es el padre de la criatura que ella lleva en su vientre, y como es natural decide romper su
compromiso con ella – pero decide hacerlo en secreto para no denunciarla ante la comunidad,
para no convertir el asunto en un escándalo. Es el comportamiento de un hombre generoso y
de buen corazón. Luego, cuando el ángel le dice quién es el Padre del niño por nacer, presta su
consentimiento de inmediato. Siempre hablamos de María y de la naturaleza trascendental de
su “Sí” en la anunciación; pero José también tiene su anunciación, y al igual que María él dice
“Sí”. Sin ese “Sí” la historia de nuestra relación con Dios sería muy distinta.
Más adelante está su respuesta instantánea ante la segunda intervención angelical:
asume plena responsabilidad de su familia y hace los arreglos necesarios para que abandonen
Judea y vayan a Egipto para mantener el niño a salvo. Dado que Lucas nos narra este episodio
de manera casual, solemos obviar todo lo que ello implicaba: empacar sus pertenencias,
emprender un largo viaje, y de algún modo proveer para las necesidades de María y Jesús
mientras vivieran tan lejos de casa. Impresionante, ¿no?
La última vez que sabemos de él es cuando él y su esposa buscan desesperadamente el
niño que se les ha extraviado. Ellos viajaban con amigos y familiares; es comprensible que al
principio creyeran que Jesús estaba con algún tío o tía, un primo, o un amigo de la familia.
Tienen que desplazarse a prisa de vuelta a Jerusalén para hallarlo; y cuando lo hacen, fíjense lo
que le dice María: “Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando” – o, como lo expresa
otra traducción: “Tu padre y yo estábamos desesperados”, u otra más: “Tu padre y yo te
hemos buscado con dolor”. Cualquiera que en algún momento haya perdido un niño puede
entender esta reacción; especialmente cuando habían pasado tres días desde la última vez que
lo vieron. Tres días… ¿les recuerda algo? Pero lo que quiero resaltar aquí es lo que Lucas nos
narra que María le dijo, “Tu padre y yo”. No “mi esposo” o “este buen hombre que me ha
ayudado a criarte”. También ella, al parecer, pensaba en José simplemente como el padre de
Jesús. Y en términos humanos, eso es exactamente lo que él era.
José era un hombre trabajador con una esposa y un niño excepcionales. Nunca – hasta
donde sabemos – escribió nada ni hizo pronunciamiento público alguno. Él era un laico que
hizo su propia contribución incalculable en la vida del niño más importante de la historia, y por
tanto en la vida de toda la humanidad. ¡Qué modelo maravilloso para nosotros, laicos!
Tomado de: http://www.fraternitiesop.com/essay/spirituality/san-jose-un-modelo-para-los-
laicos-dominicos/#.WM_Ob_krK01
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 25
A continuación compartimos un material que puede servir para realizar taller,
reflexión, profundizar… sobre San José.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 26
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 27
II - CELEBRACION DE LA PALABRA DE DIOS
19 DE MARZO-SAN JOSÉ ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
SOLEMNIDAD
Entrada
Queridos hermanos, con gran alegría la Iglesia celebra hoy la Solemnidad de San José,
esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Y la fiesta se enmarca dentro del tiempo
cuaresmal.
Nos acercamos con cariño a la figura de San José. Sin duda, nos ayudará a meditar el
significado del misterio salvífico del plan de Dios. Y aunque sabemos poco de él, sí que
podemos decir que la grandeza de su santidad está en su fe y su cercanía a Dios, cercanía de
amor y servicio.
José está puesto para proteger los más grandes tesoros del mundo. Es como la
encarnación de la mano protectora de Dios Padre. La mano de José ha de ser también delicada
y fuerte, servicial y liberadora. José ha de cuidar de María, tan desvalida y tan sola, expuesta a
todo tipo de comentarios. José ha de velar por el Niño, tan indefenso, perseguido. Por eso, no
es extraño que en tantas comunidades y lugares le tengan como su protector y patrono.
Que esta celebración nos ayude a descubrir la humildad y sencillez del bueno de José.
Dispongamos el corazón para celebrar y conocer un poco más a este hombre justo.
¡Cantemos!
Saludo inicial
Nos ponemos en presencia del Señor, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén
Avanzando hacia la Pascua, celebramos en esta jornada, el día de San José. La fiesta de
aquel hombre que tuvo como misión y gran labor, la de acompañar a María y, además, acoger
y ver crecer a Jesús en medio del hogar.
Invocación
Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu
Santo sea con todos nosotros. Amén
Acto penitencial
a) Porque muchas veces no queremos escuchar lo que Dios nos comunica a través de las
personas, los hechos de la vida o la oración. Señor, ten piedad
b) Porque cuando se complican un poco nuestros planes lo dejamos todo, no somos
perseverantes. Cristo, ten piedad
c) Porque nos olvidamos de Ti, Señor, y terminamos alejándonos de nuestra fe y del gran amor
que Tú nos tienes. Señor, ten piedad
ABSOLUCIÓN GENERAL
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos
lleve a la vida eterna. Amén
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 28
Oración
Que al poner los ojos en José, imitemos sus virtudes, amemos al Señor y a la justicia en
el santo temor del Nombre de nuestro Dios. Por nuestro Señor Jesucristo.
Liturgia de la Palabra
La Palabra de hoy nos recuerda las promesas de descendencia que Dios hizo a
Abraham y a David. De ellos surgirá un pueblo y un Rey. José es quien vincula a Jesús con la
descendencia de David. ¡Escuchemos con atención!
1ª Lectura: 2 Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16
José es el eslabón de la historia que introduce a Jesús en la descendencia de David.
Escuchamos.
2ª Lectura: Romanos 4, 13. 16-18. 22
Abrahán es modelo de los y de las que creen y confían en Dios, como el justo José.
Escuchamos con gozo esta reflexión.
Evangelio: Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Dios llama a José a colaborar en el proyecto de salvación. Escuchamos, con profunda
admiración, este sencillo y hermoso pasaje evangélico.
Oración de los fieles
Hermanos y hermanas: reunidos para celebrar las maravillas que Dios ha obrado y, de
forma especial, en un hombre sencillo y del pueblo como San José, el esposo de la Virgen
María. Confiemos que Dios siempre escucha nuestras oraciones como escuchó el corazón de
José cuando no entendía lo que pasaba. Juntos elevemos nuestras oraciones a Dios, nuestro
Padre, en nombre de toda la familia humana.
A cada intensión digamos: “CON SAN JOSÉ, TE LO PEDIMOS, SEÑOR”
1.- Ayuda y protege, Señor, a tu Iglesia: líbrala de la división y que crezca como familia de Dios,
desde la sencillez y humildad; que sea servidora para con todas las personas, para que siempre
pueda discernir los caminos de Dios como lo hizo José. OREMOS…
2.- Ayuda y protege, Señor, a los gobernantes de las naciones, para que como David y Salomón
pidan consejo y sabiduría a Dios para buscar el bien de sus pueblos según Su voluntad.
OREMOS…
3.- Ayuda y protege, Señor, a los más pobres y desvalidos: que todos y todas reconozcamos su
dignidad y defendamos sus derechos. Haznos, Señor, cercanos a todos ellos y ellas. OREMOS…
4.- Ayuda y protege, Señor, a todos los hombres y mujeres que trabajan por defender los
derechos de los demás; que sientan la fortaleza y la ayuda de su protector San José. OREMOS…
5.- Ayuda y protege, Señor, a los padres y educadores: para que eduquen a los niños, niñas y
jóvenes en valores cristianos, y no se desanimen ante las dificultades que se les
presenten. OREMOS...
6.- Ayuda y protege, Señor, a todos los jóvenes que se preparan para el Sacerdocio y por sus
formadores, para que vivan el Espíritu de San José desde el amor y servicio a los
demás. OREMOS...
7.- Ayuda y protege, Señor, a nuestras las familias y especialmente por los padres adoptivos,
para que construyan su hogar a imagen del de Nazaret. OREMOS...
8.- Ayuda y protege, Señor, a nuestras Comunidades, para que vivan la unidad y la fraternidad
desde la sencillez y la humildad, y que sepan acoger a todos y a todas los/as que se les
acerquen. OREMOS...
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 29
9.- Finalmente Señor te pedimos por los moribundos, para que la intercesión de San José, les
conceda una buena muerte como paso definitivo al Cielo. OREMOS...
SIGNOS DE LA COMUNIDAD
Ahora vamos a presentar algunos "SIGNOS" que nuestra Comunidad quiere ofrecer a
Dios y que nos recuerdan hoy a San José porque expresan el significado y el caminar de la
Comunidad Cristiana.
PRESENTACIÓN DE UN INSTRUMENTO DE CARPINTERÍA
(Es válido cualquiera de los instrumentos que se utiliza en este oficio. Y lo puede ofrecer
cualquiera de los varones adultos o, si lo hubiera en la comunidad, uno que ejerza la profesión
de carpintero o ebanista)
ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te ofrezco hoy este instrumento de carpintería,
semejante al que pudiera haber utilizado San José en el ejercicio de su trabajo. Sin embargo, lo
hago como expresión del estilo y talante de San José, que vive y trabaja por y para su familia.
Haz, Señor, que todos nosotros y nosotras imitemos al padre de la Sagrada Familia en nuestras
tareas profesionales, trabajando para los demás, y no sólo por nuestro enriquecimiento.
PRESENTACIÓN DE UNA ALIANZA MATRIMONIAL
(Esta ofrenda la debe hacer uno de los padres y esposos de cualquiera de las familias de la
comunidad)
ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Por mi parte, Señor, yo te ofrezco hoy, en esta fiesta de San José, mi
alianza matrimonial. Es el signo de mi vida y entrega en fidelidad a la mujer con la que me uní
de por vida y con la que he construido una familia. En nombre de todos los padres de familia,
te ofrezco hoy mi compromiso conyugal y de padre, que se deriva del Sacramento del
Matrimonio. Revive, sin embargo, en todos nosotros la gracia sacramental para que vivamos
nuestros compromisos desde la dedicación y la alegría.
PRESENTACIÓN DE UNA LLAVE DE LA PUERTA DE UNA CASA
(Otro de los padres de la comunidad, éste, quizá, de mayor edad, es quien debiera hacer esta
ofrenda)
ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo hoy, Señor, y te ofrezco la llave de la puerta de mi casa.
Es la llave de mi propia familia. A mí me corresponde guardarla de tantos peligros como la
acechan hoy desde la llamada modernidad. La verdad es que comparto esta tarea, con sumo
gusto, con mi esposa. Los dos luchamos por la educación de nuestros hijos e hijas. Sin
embargo, al traerte hoy la llave de nuestra puerta, queremos expresar lo fácil que es abrirla.
No queremos aislarnos del mundo y de la sociedad, de los muchos problemas que sufren los
hombres y las mujeres de hoy. Queremos ser permeables a ellos y a ellas, y disponibles para
ofrecer nuestras manos en la solución de esos problemas y en la transformación del mundo y
de la sociedad.
PRESENTACIÓN DE UNAS SEMILLAS
(Podría presentarse un recipiente de cristal lleno de granos de trigo o de cualquier otro tipo de
semillas. Esta ofrenda la puede hacer una mujer)
ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Aquí me tienes, Señor, con estas semillas, que yo te quiero ofrecer,
en esa fiesta de San José y Día del Seminario, pidiéndote aceptes este don que Tú mismo nos
has hecho y cuides de su desarrollo y crecimiento, pues, sin tu gracia, nada de lo que vive,
alcanza su madurez. Siembra la vocación al servicio de la Iglesia en los corazones de nuestros
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 30
jóvenes. Y recuerda, de una forma especial, a todas aquellas comunidades que carecen ya de
un presbítero que las presida.
PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE CON LEVADURA
(Debe hacer la ofrenda un militante de la comunidad)
ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor y Padre nuestro, yo te traigo este pequeño recipiente lleno de
levadura, una sustancia capaz de transformar una gran cantidad de masa. Y lo hago en nombre
de los cristianos militantes en esa lucha por crear una sociedad más humana, más igualitaria y
más solidaria; esto es, más justa y para todos y para todas. Muchos hombres y mujeres, como
San José, han sido un maravillo ejemplo de ese compromiso. Te volvemos a ofrecer sus vidas.
Haznos a nosotros y a nosotras con capacidad de entrega y de servicio para seguir adelante en
esa causa.
Padre nuestro
Saludo de la paz
Oración final
Padre amado, hoy queremos agradecerte por el cuidadoso amor con que nos diste la
Salvación. Gracias por dejarnos personas buenas a quienes poder imitar en este Camino difícil
pero lleno de esperanza, pues Tú estás en él. ¡Gracias, Señor!
Juntos elevemos nuestra ORACIÓN A SAN JOSÉ
Tú que fuiste grande, siendo pequeño
HAZNOS SER HUMILDES
A LOS QUE NOS CREEMOS GIGANTES
Tú que disfrutaste del silencio
HAZ QUE NOS ALEJEMOS DEL RUIDO
PARA ESCUCHAR A DIOS
Tú que viste la mano de Dios a tu lado
INTERCEDE PARA QUE HAGAMOS
UN SITIO A LA VOLUNTAD DEL SEÑOR
Tú que viste nacer y crecer a Jesús
GUARDA NUESTROS CAMINOS PARA QUE, LA CIZAÑA,
NO AHOGUE EL DESPERTAR DE JESÜS EN NOSOTROS
Tú que, en sueños, te sentiste tocado por Dios
ANIMAMOS A SOÑAR DESPIERTOS
PARA QUE NADIE APAGUE SU VOZ
Tú que educaste a Jesús desde sus primeros pasos
PIDE EN EL CIELO, PARA LA TIERRA,
SACERDOTES QUE NOS HABLEN DE DIOS
Amén.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 31
25 DE MARZO-ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
SALUDO INICIAL
Nos ponemos en presencia del Señor, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén
Hoy celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor, ese hecho salvífico que
puso en marcha la cadena de eventos que culminó en el Misterio Pascual de Jesús, selló la
Nueva y definitiva Alianza, y abrió el camino para nuestra salvación.
INVOCACIÓN
Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu
Santo sea con todos nosotros. Amén
ORACIÓN
Dios todopoderoso y eterno, concédenos la fuerza del Espíritu Santo.
Espíritu Santo, ilumina nuestro entendimiento, para que, al leer y meditar la Sagrada
Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de la Palabra. Abre
nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad en
nuestras acciones de cada día, de manera que seamos signos de tu presencia en el mundo.
Amén.
PETICIÓN DE PERDÓN
− Tú, que iniciaste tu vida humana en las entrañas de la Virgen: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
− Tú, que has compartido en todo nuestra condición humana menos en el pecado: Cristo, ten
piedad.
R. Cristo, ten piedad.
− Tú, que fuiste fiel hasta la muerte para que nosotros tengamos vida y vida abundante:
Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.
ABSOLUCIÓN GENERAL
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna. Amén
ORACIÓN
Bendito eres Señor, que nos has dado como Madre a la Santísima Virgen María, que por tu
gracia es digna de toda alabanza, porque de ella nació el Sol de Justicia, Cristo nuestro Señor.
Amén.
PRIMERA LECTURA
Mirad: la virgen está encinta
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14;8, 10
En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: -«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del
abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: -«No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: -«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis
incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta
y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 32
SALMO RESPONSORIAL Sal. 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 (R.: 8a y 9a)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides
sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R.
«-Como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y
llevo tu ley en las entrañas. R.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor,
tú lo sabes. R.
No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R.
SEGUNDA LECTURA DE LA MISA
Está escrito en el libro: «Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad»
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10
Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me
has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo
que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.”» Primero dice: «No
quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen
según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para
afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación
del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Aclamación del Evangelio
La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria.
EVANGELIO
Concebirás y darás a luz un hijo
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen
que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El
nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está
contigo.»
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese
saludo
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a
luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El
Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su
Reino no tendrá fin.»
María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu
parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se
encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
Y el Ángel se alejó. Palabra del Señor.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 33
REFLEXION: Se puede presentar una imagen o ícono sobre la “Anunciación”
La Anunciación a
María y Encarnación del Verbo
es el hecho más maravilloso,
el misterio más entrañable de
las relaciones de Dios con los
hombres y el acontecimiento
más trascendental de la
historia de la humanidad.
¡Que Dios se haga hombre y
para siempre! ¡Hasta dónde
ha llegado la bondad,
misericordia y amor de Dios
por nosotros, por todos
nosotros! Y, sin embargo, el
día en que la Segunda Persona
de la Santísima Trinidad
asumió la débil naturaleza
humana de las entrañas
purísimas de Santa María,
nada extraordinario sucedía,
aparentemente, sobre la faz
de la tierra.
Dios quiso nacer de
una Madre Virgen. Así lo había
anunciado siglos antes por
medio del profeta Isaías (Isaías
7,14). Dios <<desde toda la
eternidad, la eligió y señaló
como Madre para que su
Unigénito Hijo tomase carne y
naciese de Ella en la plenitud
dichosa de los tiempos; y en
tal grado la amó por encima
de todas las criaturas, que sólo
en Ella se complació con
señaladísima complacencia>>.
Este privilegio de ser Virgen y
Madre al mismo tiempo,
concedido a Nuestra Señora,
es un don divino, admirable y
singular. Dios <<tanto engrandeció a la Madre en la concepción y en el nacimiento del Hijo,
que le dio fecundidad y la conservó en perpetua virginidad>>(Catecismo Romano). Pablo VI ha
propuesto nuevamente esta verdad de fe: "Creemos que la Bienaventurada María, que
permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador Nuestro
Jesucristo" (El Credo del Pueblo de Dios, n. 17).
<<¡Dios te salve!>>: Literalmente el texto griego dice: ¡alégrate! Es claro que se trata de
una alegría totalmente singular por la noticia que le va a comunicar a continuación.
<<Llena de gracia>>: El arcángel manifiesta la dignidad y honor de María con este saludo
inusitado. Los Padres y Doctores de la Iglesia enseñaron que con este singular y solemne
saludo, jamás oído, se manifestaba que la Madre de Dios era asiento de todas las gracias
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 34
divinas y que estaba adornada de todos los carismas del Espíritu Santo, por lo que jamás
estuvo sujeta a maldición, es decir, estuvo inmune de todo pecado. Estas palabras del arcángel
constituyen uno de los textos en que se revela el dogma de la Inmaculada Concepción de
María.
<<El Señor es contigo>>: No tienen estas palabras un mero sentido deprecatorio (el Señor
sea contigo), sino afirmativo (el Señor está contigo), y en relación muy estrecha con la
Encarnación. San Agustín glosa la frase <<el Señor es contigo>> poniendo en boca del arcángel
estas palabras: <<Más que conmigo, el está en tu corazón, se forma en tu vientre, llena tu
alma, está en tu seno>>.
<<Bendita tú entre las mujeres>>: Dios la exalta sobre todas las mujeres. Más excelente
que Sara, Ana, Débora, Raquel, Judith; por el hecho de que sólo Ella tiene la suprema dignidad
de haber sido elegida para ser Madre de Dios.
Se turbó Nuestra Señora, más que por la presencia del ángel, por la confusión y la
sorpresa que producen en las personas verdaderamente humildes las alabanzas dirigidas a
ellas. Por eso el Evangelio señala que no se turbó su corazón de la presencia del ángel sino "al
oír estas palabras".
La Anunciación es el momento en que Nuestra Señora conoce con claridad la vocación a
la que Dios la había destinado desde siempre. Cuando el arcángel la tranquiliza y le dice "no
temas María", le está ayudando a superar ese temor inicial que, de ordinario, se presenta en
toda vocación divina. El hecho de que le haya ocurrido a la Santísima Virgen nos indica que no
hay en ello ni siquiera imperfección: es una reacción natural ante la grandeza de lo
sobrenatural. Imperfección sería no superarlo, o no dejarnos aconsejar por quienes, como San
Gabriel a Nuestra Señora, pueden ayudarnos.
El arcángel Gabriel comunica a la Santísima Virgen su maternidad divina, recordando las
palabras de Isaías que anunciaban el nacimiento virginal del Mesías y que ahora se cumplen en
Santa María.
Se revela que el Niño será "grande": la grandeza le viene de su naturaleza divina,
porque es Dios, y tras la Encarnación no deja de serlo, sino que asume la pequeñez de la
humanidad. Se revela también, que Jesús será el Rey de la dinastía de David, enviado por Dios
según las promesas de Salvación; que su Reino "no tendrá fin": porque su humanidad
permanecerá para siempre indisolublemente unida a su divinidad; que "será llamado Hijo del
Altísimo": indica ser realmente Hijo del Altísimo y ser reconocido públicamente como tal, es
decir, el Niño será el Hijo de Dios.
En el anuncio del arcángel se evocan, pues, las antiguas profecías que anunciaban
estas prerrogativas. María, que conocía las Escrituras Santas, entendió claramente que iba a
ser Madre de Dios. Esto explica la turbación que experimentó la Virgen en el primer momento
del anuncio.
La fe de María en las palabras del arcángel fue absoluta; no duda como Zacarías (Lucas
1,18). La pregunta de la Virgen "de qué modo se hará esto" expresa su prontitud para cumplir
la Voluntad divina ante una situación que parece a primera vista contradictoria: por un lado
Ella tenía certeza de que Dios le pedía conservar la virginidad; por otro lado, también de parte
de Dios, se le anunciaba que iba a ser madre. Las palabras inmediatas del arcángel declaran el
misterio del designio divino y lo que parecía imposible, según las leyes de la naturaleza, se
aplica por una singularísima intervención de Dios.
La "sombra" es un símbolo de la presencia de Dios. Cuando Israel caminaba por el
desierto, la gloria de Dios llenaba el Tabernáculo y una nube cubría el Arca de la Alianza (Éxodo
40,34-36). De modo semejante cuando Dios entregó a Moisés las tablas de la Ley, una nube
cubría la montaña del Sinaí (Éxodo 24,15-16), y también en la Transfiguración de Jesús se oye
la voz de Dios Padre en medio de una nube (Lucas 9,34).
En el momento de la Encarnación el poder de Dios arropa con su sombra a Nuestra
Señora. Es la expresión de la acción omnipotente de Dios. El Espíritu de Dios (que, según el
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 35
relato del Génesis (1,2), se cernía sobre las aguas dando vida a las cosas), desciende ahora
sobre María. Y el fruto de su vientre será del Espíritu Santo. La Virgen María, que fue
concebida sin mancha de pecado, queda después de la Encarnación constituida en nuevo
Tabernáculo de Dios. Este es el Misterio que recordamos todos los días en el rezo del Ángelus.
Una vez conocido el designio divino, Nuestra Señora se entrega a la Voluntad de Dios
con obediencia pronta y sin reservas. Se da cuenta de la desproporción entre lo que va a ser
(Madre de Dios), y lo que es (una mujer). Sin embargo, Dios lo quiere y nada es imposible para
Él, y por esto nadie es quien para poner dificultades al designio divino. De ahí que, juntándose
en María la humildad y la obediencia, pronunciará el "Sí" a la llamada de Dios con esa
respuesta perfecta: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
SIGNOS: cartel con un SI y un INSTRUMENTO MUSICAL
Padre Bueno, con este “SI” queremos decirte, que como María estamos dispuestos a ayudar
para que tu Reino de amor y de justicia, de paz y de perdón, sea posible allí donde nosotros
nos encontremos.
Con este instrumento musical, Señor, queremos representar la alegría de la Virgen María al
recibir, en su seno, el germen de una nueva vida que se llamará: JESÚS DE NAZARET.
MEDITACIÓN: Música para meditar en silencio la Palabra
CANTO
PRECES
Desde el Cielo, María intercede por nuestras necesidades. Elevemos juntos nuestras
intenciones comunitarias, diciendo:
SEÑOR DE LA VIDA, ESCÚCHANOS
 Oremos por la Iglesia extendida de oriente a occidente. Para que, a ejemplo de la
Virgen María, acoja, celebre y anuncie el Evangelio de la vida. Oremos...
 Oremos por los gobiernos y los legisladores de las naciones. Para que, iluminados por
el Espíritu Santo, protejan eficazmente el derecho de la vida desde su inicio hasta su
fin natural. Oremos...
 Oremos, de un modo especial, en esta Jornada por la Vida, por todas las personas que
sufren la enfermedad, la soledad o cualquier tipo de minusvalía o pobreza. Para que
descubran la dignidad de su vida llamada por Dios a dar fruto abundante. Oremos...
 Oremos agradecidos por las instituciones eclesiales y civiles que ofrecen un apoyo
integral a las mujeres gestantes. Para que no les falte nunca nuestra oración y
generosidad. Oremos...
 Oremos por los científicos y profesionales de la medicina. Para que apoyen siempre la
vida y rechacen toda práctica contraria a la dignidad del ser humano. Oremos...
 Oremos por nosotros, que nos preparamos para renovar en la noche santa de la
Pascua el Bautismo por el que fuimos incorporados a la vida nueva de la gracia. Para
que, animados por esta Jornada y alimentados con el pan vivo bajado del cielo,
estemos siempre dispuestos a defender el gran don de la vida humana. Oremos...
 Oremos por el aumento de Vocaciones a la Vida Sacerdotal y Religiosa para que el
Señor suscite en nuestra Iglesia almas generosas que entreguen su vida al servicio y
salvación de los demás. Oremos...
 Oremos por la pronta realización del IV Congreso Mariano Nacional, para que el
pueblo argentino camine unido en María, confiando y esperando siempre en el Señor.
Oremos.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 36
 Oremos por nuestros hermanos que partieron de este mundo, para que se encuentren
ya gozando de la tierra prometida, donde ya no existe llanto ni dolor. Oremos
Señor concede la abundancia de la fe y la gracia a todas las personas que, a ejemplo de
María, ofrecen su generoso servicio en las comunidades parroquiales y en la sociedad civil.
Oremos…
MONICIÓN FINAL
Vamos a ponernos en manos de María, que con su escucha atenta de la palabra de Dios,
estuvo dispuesta a ser tierra fértil, siendo Casa del Verbo encarnado: Casa de la Palabra. Que
ella nos ayude a dejarnos transformar por su Hijo.
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 37
III– ROSARIO
La Cuaresma con María
La Virgen María nos invita a vivir el tiempo de cuaresma en su Escuela. Ella nos ofrece el
Rosario como libro de texto: recordar, meditar y contemplar la trayectoria del amor de su Hijo
que da su vida por nosotros. Es la puesta en marcha de la pastoral de la santidad.
ROSARIO PARA EL TIEMPO DE CUARESMA
Les proponemos un rosario especial para este tiempo, un rosario con misterios propios
para ir viviendo y adentrándonos en el misterio de la Pascua.
I. ROSARIO DEL LLAMADO A LA CONVERSIÓN
Petición general: Para que María nos ayude a reconocer nuestra condición de pecadores y
responder al llamado del Señor.
1 – El Señor pide que lo busquemos: “Busquen a Yavé ahora
que lo pueden encontrar, llámenlo ahora que está cerca. Que
el malvado deje sus caminos, y el criminal sus proyectos;
vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos, a nuestro Dios,
que está siempre dispuesto a perdonar.” (Is. 55,6-7)
2 – El Señor pide que volvamos a Él: “Ahora dice el Señor:
vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.
Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor,
su Dios, porqué Él es bondadoso y compasivo, lento para la ira
y rico en amor, y se arrepiente de sus amenazas” (Joel. 2,12-
13)
3 – El Señor pide que nos purifiquemos: “¡Lávense,
purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones!
¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido,
hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! (Is. 1,16-17)
4 – El Señor pide que busquemos el perdón: “Hijo mío, ¿pecaste?. No vuelvas a hacerlo, y reza por
todas tus culpas pasadas. Huye del pecado como lo harías de una serpiente: si te acercas, te
muerde; tiene dientes de león y destruye vidas humanas.” (Eclo. 21,1-2)
5 - El Señor pide que nos convirtamos: “Después de ser encarcelado Juan, se fue Jesús a Galilea,
donde proclamaba el Evangelio de Dios, diciendo: se ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está
cerca; conviértanse y crean en el Evangelio.”(Mc. 1,14-15)
II. Rosario del Arrepentimiento
Petición general: Para que María nos ayude a arrepentirnos y a retomar el camino del bien.
1 – Pedro llora amargamente: “Poco después, los que allí estaban se acercaron a Pedro y le dijeron:
Realmente, tú también eres de ellos; pues tu manera de hablar te delata. Entonces él se puso a
echar maldiciones y a jurar: ¡Que no conozco a ese Hombre!. Y en aquel momento cantó el gallo. Y
se acordó Pedro de aquello que Jesús le había dicho: “Antes que el gallo cante, tres veces me
habrás negado tú”. Y saliendo afuera, lloró amargamente” (Mt. 26,73-75)
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 38
2 – El publicano sale justificado: “En cambio, el publicano, quedándose a distancia, no quería ni
levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh, Dios! Ten misericordia de
mí, que soy pecador. Os digo que éste descendió a su casa
justificado, y aquel no, porque todo el que se ensalza será humillado,
pero el que se humilla será ensalzado” (Lc. 18,13-14)
3 – El hijo descarriado decide volver: “Ahora mismo iré a la casa de
mi Padre, y le diré: Padre peque contra el cielo y contra ti; ya no soy
digno de llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros”
(Lc. 15,18-20)
4 – El pecador clama a Dios: “Más tú, Señor, Dios tierno y compasivo,
lento para enojarte, lleno de amor y lealtad, vuélvete a mí y ten
piedad de mí, otórgale tu fuerza a tu servidor y salva al hijo de tu
sierva” (Salmo 86,15-16)
5 – El pecador reconoce su culpa: “Junto con nuestros padres hemos
pecado, cometimos una falta, somos culpables.” (Salmo 106, 6)
“Únicamente reconoce que eres culpable, que has traicionado a
Yavé, tu Dios; has vendido tu amor a los extranjeros y no has
escuchado mi voz” (Jer. 3,13)
III. Rosario de la Misericordia
Petición general: Para que María nos ayude a vivir siempre con alegría el encuentro con este Dios
que perdona y salva.
1 – Dios promete su perdón: “Ahora Yavé les dice: Vengan, para
que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados,
quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura,
se volverán como lana blanca.” (Is. 1,18)
2 – Dios promete purificarnos: “Los rociaré con un agua pura y
quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de
todos sus inmundos ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré
dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese
corazón de piedra y les daré un corazón de carne” (Ez. 36,25-26)
3 – Dios es bondadoso y compasivo: “El Señor, es ternura y
compasión, lento a la cólera y lleno de amor. No nos trata según
nuestros pecado, ni nos paga según nuestras ofensas” (Salmo 102,
8 y 10)
4 – Jesús vino a perdonar: “Habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había allí un
hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores del impuesto y muy rico. Quería ver como
era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. Entonces se
adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí. Cuando llegó Jesús al
lugar, miró hacia arriba y le dijo: <>. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Entonces
todos empezaron a criticar y a decir: <>. Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: <>. Jesús, pues,
dijo con respecto a él: <
5 – Jesús se compadece del pecador: “Al oír estas palabras, se fueron retirando uno tras otro,
comenzando por los más viejos, hasta que se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía de pie ante
Él. Entonces se enderezó y le dijo: <>. Ella contestó: <>. Y Jesús le dijo: <>.” (Jn. 8,9-11)
I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 39
https://www.youtube.com/watch?v=Ptznqr0I4eI
Fiaccolata desde la Basílica de la Anunciación - 07/09/2019
Hermanos, los invitamos a meditar desde las reflexiones de San Juan XXIII para en este mes
de Marzo, los misterios de gozosos, en especial el 1° misterio gozoso: Anunciación a la Virgen
María y Encarnación del Hijo de Dios.
Los misterios del Rosario: La Anunciación
https://www.youtube.com/watch?v=50hG4wSB7Hw
https://www.youtube.com/watch?v=3I1Jq0AVyYs
Contemplación
El primer punto luminoso para unir el cielo y la tierra. El primero de la serie de
acontecimientos que son los más grandes de los siglos.
El Hijo de Dios, Verbo del Padre, “por quien fueron hechas todas las cosas” en la
creación, toma naturaleza humana en este misterio. Se hace hombre Él mismo para poder ser
redentor del hombre y de la humanidad entera, y su salvador.
María Inmaculada, flor de la creación, la más bella y fragante, respondiendo al ángel:
“He aquí la esclava del Señor”, acepta el honor de la maternidad divina que se cumple en ella
al instante. Y nosotros, llamados en nuestro padre Adán hijos adoptivos de Dios, privados
luego, volvemos hoy a ser hermanos, hijos adoptivos de Dios, recuperada la adopción por la
redención que comienza ahora. Al pie de la cruz seremos con Jesús, que es concebido en su
seno, hijos de María. Desde hoy será ella Madre de Dios y luego madre nuestra.
¡Oh sublimidad!, ¡oh ternura de este misterio!
Reflexión
Reflexionando sobre esto, nuestro primer deber inolvidable es dar gracias a Dios,
porque se ha dignado venir a salvarnos. Por esto se ha hecho hombre, hermano nuestro. Igual
a nosotros en cuanto a nacer de una mujer, de la que nos ha hecho hijos de adopción al pie de
la cruz. Hijos adoptivos de su Padre celestial, ha querido que lo seamos igualmente de su
misma madre.
Intención
Sea la intención de nuestra oración, al contemplar este primer misterio que se nos
ofrece a la meditación, además de dar gracias continuamente, un esfuerzo, en verdad sincero y
leal, de humildad, de pureza, de caridad, virtudes de las que nos da tan alto ejemplo la Virgen
bendita.
Contemplación
Qué suavidad, qué gracia en esta visita de tres meses, que María hizo a su prima. Una y
otra, bendecidas con una maternidad que se cumpliría a no tardar. La de la Virgen María, la
más sagrada maternidad de cuanto se pueda soñar sobre la tierra. Dulce encanto en las
palabras que se dicen como un cántico. De una parte, “bendita tú entre las mujeres”. Y de la
otra, “porque ha mirado la humildad de su sierva, por eso me llamarán bienaventurada todas
las generaciones”.
Reflexión
Cuanto sucede aquí, en Ain-Karem, en el monte Hebrón, presenta, con luz celeste y al mismo
tiempo muy humana, qué relaciones son las que unen entre sí a las buenas familias cristianas,
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo
Subsidio Marzo 2020 nuevo

Más contenido relacionado

La actualidad más candente (20)

María rosa mística
María rosa místicaMaría rosa mística
María rosa mística
 
8-11-15
8-11-158-11-15
8-11-15
 
08/06/14
08/06/1408/06/14
08/06/14
 
31-12-17
31-12-1731-12-17
31-12-17
 
29/06/2014
29/06/201429/06/2014
29/06/2014
 
22/06/14
22/06/1422/06/14
22/06/14
 
16/03/2014
16/03/201416/03/2014
16/03/2014
 
5-7-2015
5-7-20155-7-2015
5-7-2015
 
23-10-16
23-10-1623-10-16
23-10-16
 
OCTUBRE: MES DEL SANTO ROSARIO Y DE LAS MISIONES
OCTUBRE: MES DEL SANTO ROSARIO Y DE LAS MISIONESOCTUBRE: MES DEL SANTO ROSARIO Y DE LAS MISIONES
OCTUBRE: MES DEL SANTO ROSARIO Y DE LAS MISIONES
 
16-08-15
16-08-1516-08-15
16-08-15
 
8-1-2017
8-1-20178-1-2017
8-1-2017
 
Numero 492 13042014 anþo10
Numero 492 13042014 anþo10 Numero 492 13042014 anþo10
Numero 492 13042014 anþo10
 
12-10-14
12-10-1412-10-14
12-10-14
 
Que Es Armada Blanca
Que Es Armada BlancaQue Es Armada Blanca
Que Es Armada Blanca
 
Púlpito 19/01/14
Púlpito 19/01/14Púlpito 19/01/14
Púlpito 19/01/14
 
San Josemaría, testimonio de misericordia
San Josemaría, testimonio de misericordiaSan Josemaría, testimonio de misericordia
San Josemaría, testimonio de misericordia
 
03/08/14
03/08/1403/08/14
03/08/14
 
15-04-17
15-04-1715-04-17
15-04-17
 
12-07-2015
12-07-201512-07-2015
12-07-2015
 

Similar a Subsidio Marzo 2020 nuevo (20)

Subsidio Septiembre 2019
Subsidio Septiembre 2019Subsidio Septiembre 2019
Subsidio Septiembre 2019
 
20-12-2015
20-12-201520-12-2015
20-12-2015
 
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO TRÍPTICO.pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO TRÍPTICO.pdfGUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO TRÍPTICO.pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO TRÍPTICO.pdf
 
Subsidio Febrero 2020
Subsidio Febrero 2020Subsidio Febrero 2020
Subsidio Febrero 2020
 
Subsidio Octubre 2019
Subsidio Octubre 2019Subsidio Octubre 2019
Subsidio Octubre 2019
 
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO .pdfGUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO .pdf
 
18/12/16
18/12/1618/12/16
18/12/16
 
Hermano lobo diciembre
Hermano lobo diciembreHermano lobo diciembre
Hermano lobo diciembre
 
DIA NOVENO.pptx
DIA NOVENO.pptxDIA NOVENO.pptx
DIA NOVENO.pptx
 
Subsidio Noviembre 2019
Subsidio Noviembre 2019Subsidio Noviembre 2019
Subsidio Noviembre 2019
 
Subsidio julio 2020 nuevo
Subsidio julio 2020 nuevoSubsidio julio 2020 nuevo
Subsidio julio 2020 nuevo
 
Subsidio agosto 2019
Subsidio agosto 2019Subsidio agosto 2019
Subsidio agosto 2019
 
Subsidio diciembre 2019
Subsidio diciembre 2019Subsidio diciembre 2019
Subsidio diciembre 2019
 
22-10-2017
22-10-201722-10-2017
22-10-2017
 
Devocionario Mariano Loncoche
Devocionario Mariano LoncocheDevocionario Mariano Loncoche
Devocionario Mariano Loncoche
 
Liturgia para el adviento
Liturgia para el advientoLiturgia para el adviento
Liturgia para el adviento
 
I Semana de Adviento
I Semana de AdvientoI Semana de Adviento
I Semana de Adviento
 
27/03/16
27/03/1627/03/16
27/03/16
 
El púlpito.4
El púlpito.4El púlpito.4
El púlpito.4
 
El arte en la historia de la natividad
El arte en la historia de la natividadEl arte en la historia de la natividad
El arte en la historia de la natividad
 

Más de Nombre Apellidos

Más de Nombre Apellidos (7)

Subsidio Diciembre 2020
Subsidio Diciembre 2020Subsidio Diciembre 2020
Subsidio Diciembre 2020
 
Subsidio noviembre 2020
Subsidio noviembre 2020Subsidio noviembre 2020
Subsidio noviembre 2020
 
Subsidio Septiembre 2020
Subsidio Septiembre 2020Subsidio Septiembre 2020
Subsidio Septiembre 2020
 
Subsidio Enero 2020
Subsidio Enero 2020Subsidio Enero 2020
Subsidio Enero 2020
 
Subsidio Abril 2020
Subsidio Abril 2020Subsidio Abril 2020
Subsidio Abril 2020
 
Subsidio Mayo 2020
Subsidio Mayo 2020Subsidio Mayo 2020
Subsidio Mayo 2020
 
Subsidio Junio 2020
Subsidio Junio 2020Subsidio Junio 2020
Subsidio Junio 2020
 

Último

CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxDanFlorez2
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxDANIEL387046
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxAntonio Miguel Salas Sierra
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 

Último (11)

La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 

Subsidio Marzo 2020 nuevo

  • 1. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 1
  • 2. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 2 María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra, hermosa Virgen del Valle, ayúdanos a renovar nuestra fe y nuestra alegría cristiana. Tú que albergaste al Hijo de Dios hecho carne, enséñanos a hacer vida el Evangelio, para transformar la historia de nuestra Patria. Tú que nos diste el ejemplo de tu hogar en Nazaret, haz que en nuestras familias recibamos y cuidemos la vida y cultivemos la concordia y el amor. Tú que al pie de la cruz te mantuviste firme, y viviste el alegre consuelo de la resurrección, enséñanos a ser fuertes en las dificultades y a caminar como resucitados. Tú que eres signo de una nueva humanidad, impúlsanos a ser promotores de amistad social y a estar cerca de los débiles y necesitados. Tú que proclamaste las maravillas del Señor, consíguenos un nuevo ardor misionero para llevar a todos la Buena Noticia. Anímanos a salir sin demora al encuentro de los hermanos, para anunciar el amor de Dios reflejado en la entrega total de Jesucristo. Madre preciosa, recibe todo el cariño de este pueblo argentino que siempre experimentó tu presencia amorosa y tu valiosa intercesión. Gracias Madre. Amén. https://www.youtube.com/watch?v=Ynd-u8o7vwk
  • 3. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 3 Letra y Música: Hna. María Valeria González Ferreyra EC María, mujer buscadora de las huellas que Dios ha dejado, escondidas como un gran tesoro en lo simple y en lo cotidiano. María, mujer que escuchaste la Palabra de Dios con tu pueblo, respondiste discípula dócil, engendrando en tu alma primero. Hoy tus hijos del norte y del sur, Peregrinos en esta Argentina, nos unimos pidiéndote Madre, que nos traigas con Cristo la vida. Para que haya más pan y trabajo, para que se fecunde esta tierra, que tengamos tus gestos, María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra. María, madre generosa, te llamamos bienaventurada, como Dios preferís a los pobres, en el débil es fuerte su gracia. María, madre que caminas con tus hijos tejiendo la historia, educándonos en el servicio, traduciendo el amor en las obras. María, discípula humilde, aprendiste en fe y esperanza, ayúdanos a ser misioneros del que es vida y la da en abundancia. María, madre de familia, que a todos nos querés en la mesa donde Cristo es el pan que se parte y poniendo en común se hace fiesta. https://www.youtube.com/watch?v=0-uDGBDQU3k&t=14s
  • 4. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 4 Este subsidio tiene como propósito, brindar a las distintas comunidades (parroquias, movimientos, colegios y escuelas, áreas de servicio y sectores pastorales, etc.) que quieran prepararse a vivir el Año Mariano Nacional y particularmente el IV CMN2020, una “caja de herramientas” que faciliten su trabajo a la hora de desarrollarlo. 1) Es por ello que lo organizamos a partir de cuatro preguntas orientadoras ¿QUÉ, CÓMO, QUIÉNES, DÓNDE, CELEBRAMOS? que les ayuden a desarrollar las distintas temáticas, acciones, etc. También dentro de cada una de ellas encontraran títulos que intentarán responder a estas preguntas. 2) Los invitamos a apreciar la imagen de la portada de este subsidio, sobre la Anunciación a la Santísima Virgen María que fue recreado a través del arte plástico y que tomamos como magnífica catequesis. Datos principales Autor POUSSIN NICOLAS Fecha 1657 Material Óleo sobre lienzo Estilo Barroco Francés Dimensiones 105 x 103 cm Museo National Gallery de Londres Su procedencia es desconocida. Existen dos hipótesis al respecto. La primera defiende que fue pintada para el Papa Alejandro VII, en cuya capilla habría estado situado. La segunda, más posible, es la que sostiene que fue pintado para el sepulcro de su amigo Cassiano dal Pozzo, fallecido en 1657, en la iglesia de Santa María Sopra Minerva. Este hecho explicaría el espacio de la parte inferior, dada su colocación sobre un altar, y el "cartel" con la inscripción latina "Poussin lo ha hecho. En el año de salvación de 1657, reinando el Sumo Pontífice Alejandro Séptimo en Roma". Lo que sí está claro es que Poussin logra renovar la iconografía del asunto, sin caer en la repetición de otras representaciones aceptadas por todos. Como es costumbre en él, primero se asienta en imágenes tradicionales, tomadas del arte medieval, pero las supera con lo que él denominaba la "invención". En este sentido, su precedente más cercano era la conocida escultura de la iglesia romana de Santa Maria della Vittoria, "El éxtasis de Santa Teresa", de Bernini, quien a la sazón, y fallecido Pietro da Cortona, era su gran rival en Roma. Quizá por ello el lienzo posea una cualidad casi escultórica, estática, con un colorido violento, áspero.
  • 5. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 5 I – PARA REFLEXIONAR SOBRE MARÍA A – ANUNCIACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Solemnidad: EL HIJO ETERNO DEL PADRE ENTRA EN LA HISTORIA; SE HACE HOMBRE EN LA CARNE DE MARÍA, UNA MUCHACHA HUMILDE DEL PUEBLO DE ISRAEL “El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo (...). Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tú palabra.” (Lucas 1, 30-32, 38) Se llama "anunciación" a la visita del Arcángel Gabriel, enviado por Dios a la Virgen María para pedirle que sea la Madre del Verbo por la gracia del Espíritu Santo. Ella, consciente de su dignidad y al mismo tiempo su pequeñez, consintió entregándose sin reservas a la voluntad de Dios. El "Sí" de María Santísima abre el camino a la Encarnación que ocurre en ese momento. En ese instante el Verbo se hizo carne. Dios eterno vino a habitar en ella asumiendo la naturaleza humana. Celebramos la Anunciación el 25 de Marzo por ser 9 meses antes de la Navidad (Nacimiento del Señor) Recordamos la anunciación:  Rezando el Ángelus, al mediodía.  Rezando el primer misterio gozoso del Rosario  Celebrando el día del niño por nacer. El día de la Anunciación el Verbo se hizo carne; La Segunda Persona de la Trinidad asumió la naturaleza humana y comenzó a vivir en el vientre de María Santísima. Gruta de la Anunciación, debajo del altar mayor de la Basílica de la Anunciación en Nazaret.
  • 6. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 6 El 25 de marzo, la Iglesia celebra el anuncio del cumplimiento de las promesas de salvación. De labios del ángel, María conoce que ha hallado gracia delante de Dios. Por obra del Espíritu Santo, concebirá un hijo que será llamado Hijo de Dios. Salvará a su pueblo y se elevará sobre el trono de David; y su reino no tendrá fin (Lc. 1, 26-33). Es la fiesta de la Encarnación: el Hijo eterno del Padre entra en la historia; se hace hombre en la carne de María, una muchacha humilde del pueblo de Israel. Desde entonces, «la historia no es una simple sucesión de siglos, años, días, sino que es el tiempo de una presencia que le da pleno significado y la abre a una sólida esperanza» (Benedicto XVI, Audiencia, 12-XII-2012). Es probable que ya en el siglo IV se celebrara esta fiesta en Palestina, pues en aquellas fechas se levantó una basílica en Nazareth, en el lugar donde la tradición emplazaba la casa de María. Esta impronta mariana se advierte en el nombre que la conmemoración también ha recibido: “Anunciación de la Virgen María”. Muy pronto, durante el siglo V, la fiesta se difundirá por el Oriente cristiano, para después transmitirse al Occidente. En la segunda mitad del siglo VII ya hay testimonios de su celebración el 25 de marzo en la Iglesia romana bajo la advocación de Annuntiatio Domini. La datación de la fiesta parte de una antigua tradición que emplazaba la creación del mundo en el día preciso del equinoccio de primavera (que al inicio de la era cristiana correspondía al 25 de marzo del calendario juliano. Para los católicos, es el día 25 de marzo, para los coptos y armenios es el 6 de abril y el 7 de abril para los ortodoxos).De acuerdo con la idea de que la perfección implica el cumplimiento de ciclos completos, los primeros cristianos consideraron que la encarnación de Cristo (comienzo de la nueva creación), su muerte en la cruz, y su venida definitiva al final de los tiempos, se debían situar en esa misma fecha, que de este modo aparece cargada de sentido. Además, el lugar preciso de la Navidad en el calendario –nueve meses después de la Anunciación–, parece tener su origen en esta primitiva datación. Los textos de la Misa y de la Liturgia de las Horas de esta solemnidad se centran en la contemplación del Verbo hecho carne. El salmo 39 [40], evocado en la antífona de entrada, en el salmo responsorial y en la segunda lectura, es el hilo conductor de toda la celebración: «aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad» (Sal. 39 (40), 8- 9). Jesús se encarna en obediencia al querer de su Padre; y, como Jesús, así su Madre. María se turba, pero no pone objeciones: no duda de la palabra del ángel. Movida por la fe, dice “sí” a la voluntad de Dios. «María se muestra santamente transformada, en su corazón purísimo, ante la humildad de Dios (...). La humildad de la Virgen es consecuencia de ese
  • 7. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 7 abismo insondable de gracia, que se opera con la Encarnación de la Segunda Persona de la Trinidad Beatísima en las entrañas de su Madre siempre Inmaculada» (San Josemaría, Amigos de Dios, n. 96) Significado teológico de esta celebración Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella - que debía permanecer virgen- un Hijo, y al Hijo de Dios una nueva naturaleza, una naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, a fin de que Él pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones. El Espíritu Santo, que para la Virgen estaba en el lugar del esposo, no se contentó con hacer que su cuerpo fuera capaz de dar la vida al Dios Hombre, sino que enriqueció su alma con la plenitud de la gracia, de suerte que pudiera haber una especie de proporción entre la causa y el efecto y, para que ella pudiera ser la criatura más cualificada para cooperar en este misterio de santidad; por lo tanto, el ángel se dirigió a ella, diciéndole: «Dios te salve María, llena eres de gracia». Si María no hubiese estado profundamente arraigada en la humildad, esta forma de salutación y el significado del gran designio para el que se pedía su cooperación, fácilmente la habrían envanecido, pero en su humildad, ella sabía que la gloria de cualquier gracia que poseyera pertenecía a Dios. Su modestia había sugerido una duda, pero una vez que ésta fue disipada, sin más investigación, dio su asentimiento para esa su misión celestial. «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra». El mundo no iba a tener un Salvador hasta que ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su ¡Fiat! (hágase). En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra. En ese instante, el Verbo de Dios quedó para siempre unido a la raza humana: el alma de Jesucristo, producida de la nada, empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es escogida para cooperar con su libre consentimiento. Historia de la celebración litúrgica de la Anunciación Hay razones para creer que, de entre todos los grandes misterios de la vida de Nuestra Señora, la Anunciación haya sido el primero en ser honrado litúrgicamente y que, habiéndose identificado, como quiera que fuese, la fecha de ese evento, con el día 25 de marzo, llegó a ser el punto de partida de todo lo que podría llamarse ciclo de Navidad. Si Nuestro Señor se encarnó el 25 de marzo, era natural suponer que naciera el 25 de diciembre; su circuncisión seguiría el 1° de enero y su presentación en el templo y la purificación de su Madre, el 2 de febrero, cuarenta días después de aquél en que los pastores se reunieron en Belén, alrededor del pesebre. Más aún, ya que el día de Anunciación era «el sexto mes para Isabel, la que se decía estéril», el nacimiento de san Juan Bautista se produciría tan sólo una semana antes de terminar junio. Lo que sabemos de cierto es que ya, en los primeros años del siglo tercero, Tertuliano (Adv. Judaeos, c. VIII) establece definitivamente que nuestro Salvador murió en la cruz el 25 de marzo. Más aún, esta tradición, si puede ser llamada así, está confirmada por otros escritores antiguos, sobre todo por Hipólito en la
  • 8. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 8 primera mitad del mismo siglo tercero quien, no solamente en su comentario sobre Daniel indica este mismo día como el de la Pasión del Señor, sino que en su crónica señala para el 25 de marzo «el nacimiento de Cristo», así como su crucifixión. San Agustín está de acuerdo en esto, ya que en su obra De Trinitate (4:5) declara que Jesús fue «ejecutado el 25 de marzo, el mismo día del año que aquél en que fue concebido» («Octavo enim kalendas aprilis conceptus creditur quo et passus»). Al mismo tiempo, no se debe suponer que este reconocimiento de un día en particular en el calendario como el verdadero aniversario de la visita del ángel a María, implique necesariamente que una celebración litúrgica haya sido ya instituida para conmemorarlo. Aparte de la Natividad, la Resurrección de Nuestro Señor y la fiesta de Pentecostés, el calendario primitivo de la Iglesia sólo parece haber honrado formalmente el nacimiento para el cielo de sus mártires. Pero todos los grandes episodios en la historia de la Redención del hombre llegan paulatinamente a ser honrados por separado, mediante un ofrecimiento especial del santo sacrificio, con formularios de oración apropiados para la ocasión. Desgraciadamente, la literatura de la Iglesia primitiva abunda en documentos apócrifos, a menudo atribuidos, sin comprobación, a escritores cuyos nombres son famosos en la historia de la Iglesia. Hay también discursos y libros que han sido interpolados con material extraño o que, en el proceso de traducción a otras lenguas, han tomado un colorido que corresponde, no al original, sino al país o período en que se hizo la traducción. Todo esto debe necesariamente exigir grandísima precaución al sacar deducciones de alusiones literarias que no pueden ser citadas con seguridad. Aunque a San Gregorio Taumaturgo, que vivió en el siglo III, se le atribuyen no menos de seis sermones que tienen por tema la Anunciación, no hay una base sólida para creer que todos ellos sean auténticos, mucho menos para suponer que algunas de esas fiestas fueran celebradas en tal fecha. Pero antes del año 400, se construyó una iglesia en Nazaret para conmemorar la Anunciación y, la construcción de una iglesia puede tomarse como una buena prueba de alguna celebración litúrgica de la ocasión que expresamente conmemora. Tal solemnidad habría sido adoptada de una manera semejante, en el curso del tiempo, en otras localidades y, probablemente se difundió, poco a poco, en todo el mundo cristiano. Parece haber una indicación de esto en un sermón de san Proclo de Constantinopla, antes del año 446, pero un ejemplo más satisfactorio se encuentra en un discurso de san Abramio, obispo de Éfeso, alrededor de un siglo después. Como la tradición oriental se opuso siempre a la celebración de algún día en particular de la liturgia eucarística durante la Cuaresma, exceptuando el domingo (en algunos países, también el sábado), se tuvo por costumbre no celebrar ninguna fiesta durante el gran ayuno. Esto debe haber impedido el reconocimiento general de la Anunciación, y de hecho, descubrimos que el Concilio in Trullo, en 692, define la regla de que las fiestas litúrgicas no se celebraran en los días entre semana durante la Cuaresma, con la sola excepción de la fiesta de la Anunciación, el 25 de marzo. Por el discurso de san Abramio, arriba mencionado, sabemos que ya previamente hubo una conmemoración de este misterio (la que por supuesto debe ser considerada tanto fiesta de Nuestro Señor como de su Madre) el domingo anterior a Navidad. La celebración de esta fiesta, en marzo, entre los griegos, está claramente comprobada alrededor del año 641 por el Chronicon Paschale.
  • 9. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 9 En Occidente, la historia parece haber sido muy semejante. Lo expuesto acerca de la fecha generalmente aceptada y que coincide con la celebración de las solemnidades de la Semana Santa o, en todo caso, con los ayunos de la Cuaresma, fue siempre un obstáculo para la celebración de una fiesta en marzo. Sabemos por San Gregorio de Tours, que en el Siglo VI se celebraba en las Galias una fiesta de Nuestra Señora -su finalidad especial no se menciona- «a mediados de enero». El «Hieronymianum» de Auxerre (c. 595), aparentemente indica con más precisión el 18 de enero, pero se refiere expresamente a su muerte. La elección de esta fecha parece haber estado determinada por el deseo de evitar la posibilidad de coincidencia con el día más cercano en el que pudiera caer el domingo de Septuagésima y esto, por lo tanto, apunta a una celebración litúrgica que era más que una mera iniciación del martirologio. En Milán, en Aquilea y en Ravena, así como entre los muchos recuerdos que nos restan del primitivo rito mozárabe en España, encontramos indicios de una conmemoración durante el Adviento, enfatizándose la relación especial de Nuestra Señora al misterio de la Encarnación; mientras que en los decretos del Concilio de Toledo, en 656, encontramos una declaración precisa sobre el asunto. Esta promulgación deplora la entonces prevalente diversidad de usos respecto a la fecha en que se celebraba la fiesta de la Madre de Dios; señala la dificultad de observarla en el día preciso en que el ángel se le apareció para anunciarle la concepción de su Divino Hijo, debido a la posibilidad de que la fiesta ocurriera durante la semana de Pasión y determina que, en el futuro, debería celebrarse el 18 de diciembre, exactamente una semana antes de Navidad [esta institución es la de la solemnidad de la Expectación del Parto, o «Virgen de la O». Los estatutos de Sonado, obispo de Reinas (c. 625), nos dan a conocer que «la Anunciación de la Santísima María» era guardada como día de fiesta, con abstención de trabajos serviles, pero es imposible decir si la fiesta caía el 18 de enero o el 18 de marzo. Sin embargo, parece haberse reconocido generalmente que el día correcto era el 25 de marzo y es casi seguro que la fiesta se celebraba, a pesar de la Cuaresma, en marzo, como lo hacían los griegos, cuando bajo el reinado del Papa San Sergio, al final del Siglo VII, encontramos que la Anunciación, junto con otras tres fiestas de Nuestra Señora, se celebraba litúrgicamente en Roma. De aquí en adelante, la fiesta, reconocida en los sacramentarios de Gelasio y Gregorio, fue gradualmente aceptada en todo el Occidente, como parte de la tradición romana. Imágenes: -Miniaturista Inglés: Salterio de San Albano, 1120, Iluminación en pergamino, 18 x 14 cm, iglesia de San Gotardo de Hildesheim. -Escultor románico español: Anunciación, c. 1205, piedra, Santo Domingo de Silos. -Maestro español desconocido: Anunciación, c. 1430, madera, 140 x 169 cm, Museu Nacional d'Art de Catalunya, Barcelona. Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI Tradiciones de la Anunciación Este acontecimiento bíblico es celebrado tanto por los católicos como por los ortodoxos. Las fechas cambian únicamente por los diferentes calendarios (juliano y gregoriano respectivamente) empleados por las dos tradiciones. En memoria de este episodio de la Biblia, las iglesias del todo el mundo recitan el Ave María durante la misa organizada ese día. Esta toma forma de un mensaje de alegría y liberación, confirmado por el texto original escrito en griego donde el saludo de Gabriel es "XAIPE", que significa "Alégrate". La Anunciación anticipa entonces la llegada próxima del Cristo. Por otra parte, este acontecimiento bíblico tiene una importancia particular en algunos países, como en Grecia y en el Líbano, que decidieron convertirlo en fiesta nacional.
  • 10. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 10 B - LOS PAPAS EN LA SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN A MARÍA: Gracias al «sí» de Cristo y de María, Dios pudo asumir un rostro de hombre Benedicto XVI, 25 marzo 2007 Queridos hermanos y hermanas: El 25 de marzo se celebra la solemnidad de la Anunciación de la Virgen María. Este año, coincide con un domingo de Cuaresma y por este motivo se celebrará mañana. De todos modos, quisiera detenerme a reflexionar sobre este estupendo misterio de la fe, que contemplamos cada día al rezar el Ángelus. La Anunciación, narrada al inicio del Evangelio de san Lucas, es un acontecimiento humilde, escondido --nadie lo vio, sólo lo presenció María--, pero al mismo tiempo decisivo para la historia de la humanidad. Cuando la Virgen pronunció su «sí» al anuncio del ángel, Jesús fue concebido y con Él comenzó la nueva era de la historia, que después sería sancionada en la Pascua como «nueva y eterna Alianza». En realidad, el «sí» de María es el reflejo perfecto del «sí» de Cristo, cuando entró en el mundo, como escribe la Carta a los Hebreos interpretando el Salmo 39: «¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (10, 7). La obediencia del Hijo se refleja en la obediencia de la Madre y de este modo, gracias al encuentro de estos dos «síes», Dios ha podido asumir un rostro de hombre. Por este motivo la Anunciación es también una fiesta cristológica, pues celebra un misterio central de Cristo: su Encarnación. «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». La respuesta de María al ángel continúa en la Iglesia, llamada a hacer presente a Cristo en la historia, ofreciendo su propia disponibilidad para que Dios siga visitando a la humanidad con su misericordia. El «sí» de Jesús y de María se renueva de este modo en el «sí» de los santos, especialmente de los mártires, que son asesinados a causa del Evangelio. Lo subrayo recordando que ayer, 24 de marzo, aniversario del asesinato de monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, se celebró la Jornada de Oración y de Ayuno por los Misioneros Mártires: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, asesinados en el cumplimiento de su misión de evangelización y de promoción humana. Ellos, los misioneros mártires, como dice el tema de este año, son «esperanza para el mundo», pues testimonian que el amor de Cristo es más fuerte que la violencia y el odio. No han buscado el martirio, pero han estado dispuestos a dar la vida para ser fieles al Evangelio. El martirio cristiano sólo se justifica como supremo acto de amor a Dios y a los hermanos. En este período de Cuaresma contemplamos más frecuentemente a la Virgen que en el Calvario sella el «sí» pronunciado en Nazaret. Unida a Jesús, testigo del amor del Padre, María vivió el martirio del alma. Invoquemos con confianza su intercesión para que la Iglesia, fiel a su misión, dé al mundo entero testimonio valiente del amor de Dios.
  • 11. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 11 La Virgen María, Madre de Dios María en la Anunciación del Señor Catequesis de San Juan Pablo II Relato de la Anunciación Evangelio según San Lucas (Lc. 1,26-38) Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue. La fe de la Virgen María Catequesis de San Juan Pablo II (3-VII-96) 1. En la narración evangélica de la Visitación, Isabel, «llena de Espíritu Santo», acogiendo a María en su casa, exclama: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc. 1,45). Esta bienaventuranza, la primera que refiere el evangelio de san Lucas, presenta a María como la mujer que con su fe precede a la Iglesia en la realización del espíritu de las bienaventuranzas. El elogio que Isabel hace de la fe de María se refuerza comparándolo con el anuncio del ángel a Zacarías. Una lectura superficial de las dos anunciaciones podría considerar semejantes las respuestas de Zacarías y de María al mensajero divino: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad», dice Zacarías; y María: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» (Lc. 1,18.34). Pero la profunda diferencia entre las disposiciones íntimas de los protagonistas de los dos relatos se manifiesta en las palabras del ángel, que reprocha a Zacarías su incredulidad, mientras que da inmediatamente una respuesta a la pregunta de María. A diferencia del esposo de Isabel, María se adhiere plenamente al proyecto divino, sin subordinar su consentimiento a la concesión de un signo visible. Al ángel que le propone ser madre, María le hace presente su propósito de virginidad. Ella, creyendo en la posibilidad del cumplimiento del anuncio, interpela al mensajero divino sólo sobre la modalidad de su realización, para corresponder mejor a la voluntad de Dios, a la que quiere adherirse y entregarse con total disponibilidad. «Buscó el modo; no dudó de la omnipotencia de Dios», comenta san Agustín (Sermón 291).
  • 12. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 12 2. También el contexto en el que se realizan las dos anunciaciones contribuye a exaltar la excelencia de la fe de María. En la narración de san Lucas captamos la situación más favorable de Zacarías y lo inadecuado de su respuesta. Recibe el anuncio del ángel en el templo de Jerusalén, en el altar delante del «Santo de los Santos» (cf. Ex 30,6-8); el ángel se dirige a él mientras ofrece el incienso; por tanto, durante el cumplimiento de su función sacerdotal, en un momento importante de su vida; se le comunica la decisión divina durante una visión. Estas circunstancias particulares favorecen una comprensión más fácil de la autenticidad divina del mensaje y son un motivo de aliento para aceptarlo prontamente. Por el contrario, el anuncio a María tiene lugar en un contexto más simple y ordinario, sin los elementos externos de carácter sagrado que están presentes en el anuncio a Zacarías. San Lucas no indica el lugar preciso en el que se realiza la anunciación del nacimiento del Señor; refiere, solamente, que María se hallaba en Nazaret, aldea poco importante, que no parece predestinada a ese acontecimiento. Además, el evangelista no atribuye especial importancia al momento en que el ángel se presenta, dado que no precisa las circunstancias históricas. En el contacto con el mensajero celestial, la atención se centra en el contenido de sus palabras, que exigen a María una escucha intensa y una fe pura. Esta última consideración nos permite apreciar la grandeza de la fe de María, sobre todo si la comparamos con la tendencia a pedir con insistencia, tanto ayer como hoy, signos sensibles para creer. Al contrario, la aceptación de la voluntad divina por parte de la Virgen está motivada sólo por su amor a Dios. 3. A María se le propone que acepte una verdad mucho más alta que la anunciada a Zacarías. Éste fue invitado a creer en un nacimiento maravilloso que se iba a realizar dentro de una unión matrimonial estéril, que Dios quería fecundar. Se trata de una intervención divina análoga a otras que habían recibido algunas mujeres del Antiguo Testamento: Sara (Gn. 17,15- 21; 18,10-14), Raquel (Gn. 30,22), la madre de Sansón (Jc. 13,1-7) y Ana, la madre de Samuel (1 S 1,11-20). En estos episodios se subraya, sobre todo, la gratuidad del don de Dios. María es invitada a creer en una maternidad virginal, de la que el Antiguo Testamento no recuerda ningún precedente. En realidad, el conocido oráculo de Isaías: «He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Is. 7,14), aunque no excluye esta perspectiva, ha sido interpretado explícitamente en este sentido sólo después de la venida de Cristo, y a la luz de la revelación evangélica. A María se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge con sencillez y audacia. Con la pregunta: «¿Cómo será esto?», expresa su fe en el poder divino de conciliar la virginidad con su maternidad única y excepcional. Respondiendo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc. 1,35), el ángel da la inefable solución de Dios a la pregunta formulada por María. La virginidad, que parecía un obstáculo, resulta ser el contexto concreto en que el Espíritu Santo realizará en ella la concepción del Hijo de Dios encarnado. La respuesta del ángel abre el camino a la cooperación de la Virgen con el Espíritu Santo en la generación de Jesús. 4. En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María, creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada. Los Padres de la Iglesia subrayan a menudo este aspecto de la concepción virginal de Jesús. Sobre todo san Agustín, comentando el evangelio de la Anunciación, afirma: «El ángel anuncia, la Virgen escucha, cree y concibe» (Sermón 13 in Nat. Dom.). Y añade: «Cree la Virgen en el Cristo que se le anuncia, y la fe le trae a su seno; desciende la fe a su corazón virginal antes que a sus entrañas la fecundidad maternal» (Sermón 293). El acto de fe de María nos recuerda la fe de Abraham, que al comienzo de la antigua alianza creyó en Dios, y se convirtió así en padre de una descendencia numerosa (cf. Gn. 15,6; Redemptoris Mater, 14). Al comienzo de la nueva alianza también María, con su fe,
  • 13. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 13 ejerce un influjo decisivo en la realización del misterio de la Encarnación, inicio y síntesis de toda la misión redentora de Jesús. La estrecha relación entre fe y salvación, que Jesús puso de relieve durante su vida pública (cf. Mc 5,34; 10,52; etc.), nos ayuda a comprender también el papel fundamental que la fe de María ha desempeñado y sigue desempeñando en la salvación del género humano. [L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 5-VII-96] La esclava obediente del Señor Catequesis de San Juan Pablo II (4-IX-96) 1. Las palabras de María en la Anunciación: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1,38), ponen de manifiesto una actitud característica de la religiosidad hebrea. Moisés, al comienzo de la antigua alianza, como respuesta a la llamada del Señor, se había declarado su siervo (cf. Ex 4,10; 14,31). Al llegar la nueva alianza, también María responde a Dios con un acto de libre sumisión y de consciente abandono a su voluntad, manifestando plena disponibilidad a ser «la esclava del Señor». La expresión «siervo» de Dios se aplica en el Antiguo Testamento a todos los que son llamados a ejercer una misión en favor del pueblo elegido: Abraham (Gn. 26,24), Isaac (Gn. 24,14) Jacob (Ex. 32,13; Ez. 37,25), Josué (Jos. 24,29), David (2 Sm. 7,8) etc. Son siervos también los profetas y los sacerdotes, a quienes se encomienda la misión de formar al pueblo para el servicio fiel del Señor. El libro del profeta Isaías exalta en la docilidad del «Siervo sufriente» un modelo de fidelidad a Dios con la esperanza de rescate por los pecados del pueblo (cf, Is. 42-53). También algunas mujeres brindan ejemplos de fidelidad, como la reina Ester, que, antes de interceder por la salvación de los hebreos, dirige una oración a Dios, llamándose varias veces «tu sierva» (Est. 4,17). 2. María, la «llena de gracia», al proclamarse «esclava del Señor», desea comprometerse a realizar personalmente de modo perfecto el servicio que Dios espera de todo su pueblo. Las palabras: «He aquí la esclava del Señor» anuncian a Aquel que dirá de sí mismo: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc. 10,45; cf. Mt. 20,28). Así, el Espíritu Santo realiza entre la Madre y el Hijo una armonía de disposiciones íntimas, que permitirá a María asumir plenamente su función materna con respecto a Jesús, acompañándolo en su misión de Siervo. En la vida de Jesús, la voluntad de servir es constante y sorprendente. En efecto, como Hijo de Dios, hubiera podido con razón hacer que le sirvieran. Al atribuirse el título de «Hijo del hombre», a propósito del cual el libro de Daniel afirma: «Todos los pueblos, naciones y lenguas le servirán» (Dn. 7,14), hubiera podido exigir el dominio sobre los demás. Por el contrario, al rechazar la mentalidad de su tiempo manifestada mediante la aspiración de los discípulos a ocupar los primeros lugares (cf. Mc. 9,34) y mediante la protesta de Pedro durante el lavatorio de los pies (cf. Jn. 13,6), Jesús no quiere ser servido, sino que desea servir hasta el punto de entregar totalmente su vida en la obra de la redención. 3. También María, aun teniendo conciencia de la altísima dignidad que se le había concedido, ante el anuncio del ángel se declara de forma espontánea «esclava del Señor». En este
  • 14. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 14 compromiso de servicio ella incluye también su propósito de servir al prójimo, como lo demuestra la relación que guardan el episodio de la Anunciación y el de la Visitación: cuando el ángel le informa de que Isabel espera el nacimiento de un hijo, María se pone en camino y «de prisa» (Lc. 1,39) acude a Galilea para ayudar a su prima en los preparativos del nacimiento del niño, con plena disponibilidad. Así brinda a los cristianos de todos los tiempos un modelo sublime de servicio. Las palabras «Hágase en mi según tu palabra» (Lc. 1,38), manifiestan en María, que se declara esclava del Señor, una obediencia total a la voluntad de Dios. El optativo «hágase» (génoito), que usa san Lucas, no sólo expresa aceptación, sino también acogida convencida del proyecto divino, hecho propio con el compromiso de todos sus recursos personales. 4. María, acogiendo plenamente la voluntad divina, anticipa y hace suya la actitud de Cristo que, según la carta a los Hebreos, al entrar en el mundo, dice: «Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo (...). Entonces dije: ¡He aquí que vengo (...) a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (Hb. 10,5-7; Sal. 40,7-9). Además, la docilidad de María anuncia y prefigura la que manifestará Jesús durante su vida pública hasta el Calvario. Cristo dirá: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra» (Jn. 4,34). En esta misma línea, María hace de la voluntad del Padre el principio inspirador de toda su vida, buscando en ella la fuerza necesaria para el cumplimiento de la misión que se le confió. Aunque en el momento de la Anunciación María no conoce aún el sacrificio que caracterizará la misión de Cristo, la profecía de Simeón le hará vislumbrar el trágico destino de su Hijo (cf. Lc. 2,34-35). La Virgen se asociará a él con íntima participación. Con su obediencia plena a la voluntad de Dios, María está dispuesta a vivir todo lo que el amor divino tiene previsto para su vida, hasta la «espada» que atravesará su alma. [L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 6-IX-96] María, nueva Eva Catequesis de San Juan Pablo II (18-IX-96) 1. El concilio Vaticano II, comentando el episodio de la Anunciación, subraya de modo especial el valor del consentimiento de María a las palabras del mensajero divino. A diferencia de cuanto sucede en otras narraciones bíblicas semejantes, el ángel lo espera expresamente: «El Padre de las misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la Encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida» (Lumen gentium, 56). La Lumen gentium recuerda el contraste entre el modo de actuar de Eva y el de María, que san Ireneo ilustra así: «De la misma manera que aquella - es decir, Eva- había sido seducida por el discurso de un ángel, hasta el punto de alejarse de Dios desobedeciendo a su palabra, así ésta -es decir, María- recibió la buena nueva por el discurso de un ángel, para llevar en su seno a Dios, obedeciendo a su palabra; y como aquélla había sido seducida para desobedecer a Dios, ésta se dejó convencer a obedecer a Dios; por ello, la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva. Y de la misma forma que el género humano había quedado sujeto a la muerte a
  • 15. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 15 causa de una virgen, fue librado de ella por una Virgen; así la desobediencia de una virgen fue contrarrestada por la obediencia de una Virgen...» (Adv. Haer., 5, 19, 1). 2. Al pronunciar su «sí» total al proyecto divino, María es plenamente libre ante Dios. Al mismo tiempo, se siente personalmente responsable ante la humanidad, cuyo futuro está vinculado a su respuesta. Dios pone el destino de todos en las manos de una joven. El «sí» de María es la premisa para que se realice el designio que Dios, en su amor, trazó para la salvación del mundo. El Catecismo de la Iglesia católica resume de modo sintético y eficaz el valor decisivo para toda la humanidad del consentimiento libre de María al plan divino de la salvación: «La Virgen María colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres. Ella pronunció su "fiat" "ocupando el lugar de toda la naturaleza humana". Por su obediencia, ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes» (n. 511). 3. Así pues, María, con su modo de actuar, nos recuerda la grave responsabilidad que cada uno tiene de acoger el plan divino sobre la propia vida. Obedeciendo sin reservas a la voluntad salvífica de Dios que se le manifestó a través de las palabras del ángel, se presenta como modelo para aquellos a quienes el Señor proclama bienaventurados, porque «oyen la palabra de Dios y la guardan» (Lc. 11,28). Jesús, respondiendo a la mujer que, en medio de la multitud, proclama bienaventurada a su madre, muestra la verdadera razón de ser de la bienaventuranza de María: su adhesión a la voluntad de Dios, que la llevó a aceptar la maternidad divina. En la encíclica Redemptoris Mater puse de relieve que la nueva maternidad espiritual, de la que habla Jesús, se refiere ante todo precisamente a ella. En efecto, «¿no es tal vez María la primera entre "aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen"? Y por consiguiente, ¿no se refiere sobre todo a ella aquella bendición pronunciada por Jesús en respuesta a las palabras de la mujer anónima?» (n. 20). Así, en cierto sentido, a María se la proclama la primera discípula de su Hijo (cf. ib.) y, con su ejemplo, invita a todos los creyentes a responder generosamente a la gracia del Señor. 4. El concilio Vaticano II destaca la entrega total de María a la persona y a la obra de Cristo: «Se entregó totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo. Con él y en dependencia de él, se puso, por la gracia de Dios todopoderoso, al servicio del misterio de la redención» (Lumen gentium, 56). Para María, la entrega a la persona y a la obra de Jesús significa la unión íntima con su Hijo, el compromiso materno de cuidar de su crecimiento humano y la cooperación en su obra de salvación. María realiza este último aspecto de su entrega a Jesús en dependencia de él, es decir, en una condición de subordinación, que es fruto de la gracia. Pero se trata de una verdadera cooperación, porque se realiza con él e implica, a partir de la anunciación, una participación activa en la obra redentora. «Con razón, pues, -afirma el concilio Vaticano II- creen los santos Padres que Dios no utilizó a María como un instrumento puramente pasivo, sino que ella colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres. Ella, en efecto, como dice san Ireneo, "por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el género humano" (Adv. Haer., 3, 22, 4)» (ib.) María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado de nuestros primeros padres, aparece como la verdadera «madre de los vivientes» (ib.). Su maternidad, aceptada libremente por obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera. [L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 20-IX-96]
  • 16. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 16 LA VIRGEN MARÍA EN LA CUARESMA La cuaresma es un camino ciertamente difícil, como es justo que sea, porque el amor es arduo, pero es un camino lleno de esperanza. El Papa francisco dijo: “el éxodo cuaresmal es el camino, en el cual la esperanza misma se forma. La fatiga de atravesar el desierto, todas las pruebas, las tentaciones, las ilusiones, las visiones… todo esto vale para forjar una esperanza fuerte, sólida, en el modelo de la Virgen María, que en medio a las tinieblas de la pasión y de la muerte de su Hijo continuó creyendo y esperando en su resurrección, en la victoria del amor de Dios.” Nuestra salvación es ciertamente un don de Jesús, pero, como es una historia de amor, requiere nuestro “si” y nuestra participación en su amor. En el camino, como una más, pero como creyente significativa, está María. No es un adorno cuaresmal, es un modelo. Ella ha recorrido también ese camino, como lo recorrió su Hijo, como lo recorre cualquiera que sea seguidor de Jesús. Con la ayuda de María, la Madre del Amor Hermoso, en la Cuaresma sigamos las huellas de Cristo, para resucitar en Él con el amor de su misericordia en este itinerario cuaresmal, camino de auténtica conversión al amor de Cristo. https://www.youtube.com/watch?v=PCMRyeKOYMQ «En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Cor. 5,20) Queridos hermanos y hermanas: El Señor nos vuelve a conceder este año un tiempo propicio para prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús,
  • 17. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 17 fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria. Debemos volver continuamente a este Misterio, con la mente y con el corazón. De hecho, este Misterio no deja de crecer en nosotros en la medida en que nos dejamos involucrar por su dinamismo espiritual y lo abrazamos, respondiendo de modo libre y generoso. El Misterio pascual, fundamento de la conversión La alegría del cristiano brota de la escucha y de la aceptación de la Buena Noticia de la muerte y resurrección de Jesús: el kerygma. En este se resume el Misterio de un amor «tan real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y fecundo» (Exhort. ap. Christus vivit, 117). Quien cree en este anuncio rechaza la mentira de pensar que somos nosotros quienes damos origen a nuestra vida, mientras que en realidad nace del amor de Dios Padre, de su voluntad de dar la vida en abundancia (cf. Jn 10,10). En cambio, si preferimos escuchar la voz persuasiva del «padre de la mentira» (cf. Jn 8,45) corremos el riesgo de hundirnos en el abismo del sinsentido, experimentando el infierno ya aquí en la tierra, como lamentablemente nos testimonian muchos hechos dramáticos de la experiencia humana personal y colectiva. Por eso, en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren. Urgencia de conversión Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. La experiencia de la misericordia, efectivamente, es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Ga. 2,20). Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene. De hecho, el cristiano reza con la conciencia de ser amado sin merecerlo. La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad. Así pues, en este tiempo favorable, dejémonos guiar como Israel en el desierto (cf. Os. 2,16), a fin de poder escuchar finalmente la voz de nuestro Esposo, para que resuene en nosotros con mayor profundidad y disponibilidad. Cuanto más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros. No dejemos pasar en vano este tiempo de gracia, con la ilusión presuntuosa de que somos nosotros los que decidimos el tiempo y el modo de nuestra conversión a Él. La apasionada voluntad de Dios de dialogar con sus hijos El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros. En Jesús crucificado, a quien «Dios hizo pecado en favor nuestro» (2 Cor. 5,21), ha llegado esta voluntad hasta el punto de hacer
  • 18. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 18 recaer sobre su Hijo todos nuestros pecados, hasta «poner a Dios contra Dios», como dijo el papa Benedicto XVI (Enc. Deus caritas est, 12). En efecto, Dios ama también a sus enemigos (cf. Mt. 5,43-48). El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch. 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación. Una riqueza para compartir, no para acumular sólo para sí mismo Poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría. Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía. Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y change-makers, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual. Como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad (cf. PÍO XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas. Invoco la intercesión de la Bienaventurada Virgen María sobre la próxima Cuaresma, para que escuchemos el llamado a dejarnos reconciliar con Dios, fijemos la mirada del corazón en el Misterio pascual y nos convirtamos a un diálogo abierto y sincero con el Señor. De este modo podremos ser lo que Cristo dice de sus discípulos: sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt. 5,13-14). FRANCISCO.
  • 19. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 19 El 8 de marzo conmemoramos especialmente a la mujer y el rol indispensable que ellas ocupan en la sociedad. “Una sociedad moderna, democrática ha de reconocer a la mujer su derecho a tomar parte activa en la vida política, y ha de crear las condiciones favorables para que ejerciten ese derecho todas las que lo deseen”. El Papa Francisco en más de una ocasión se ha dirigido a las mujeres, recalcando el papel importantísimo que ellas ocupan en la vida civil y abogando por el reconocimiento pleno de sus derechos, para que no sólo se la respete siempre y en todo lugar, sino también para que sea posible generar el espacio para que desarrollen sus talentos y puedan así aportar su riqueza por el mundo. Compartimos el siguiente aporte realizado por la Acción Católica de Argentina para el 8/3/19 Mujer: Ama, transforma El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, en el que se recuerda especialmente la historia de luchas obreras, sociales y políticas de las mujeres comprometidas contra la explotación, la marginación y la violencia que sufren por su género. En este día también, junto a este compromiso, valoramos a todas las mujeres que, en su actuar cotidiano, trabajan por una vida digna y hacen de este mundo un lugar más justo, fraterno y humano. Reconocemos que queda aún un largo camino para que todas las mujeres puedan desarrollarse integralmente, en igualdad de oportunidades, lejos de toda forma de violencia y explotación. Necesitamos una nueva cultura, donde las mujeres en un plano de igual dignidad no sufran más injusticias, discriminaciones o cualquier forma de exclusión o sometimiento. Valoramos la vida en toda su dignidad y la promovemos en cada etapa de su crecimiento, de “punta a punta”, abrazándola “tal como viene” para hacer posible que cada persona acceda a todos sus derechos humanos, por eso especialmente tenemos presentes a las mujeres víctimas de femicidio, a sus hijas e hijos, a las mujeres golpeadas, a las víctimas de explotación sexual o laboral, a las personas transgénero, a las mujeres que tuvieron que emigran de sus tierras en busca de un futuro mejor, a las mujeres que viven en situación de pobreza y exclusión. Desde la fe que profesamos, confiamos a Jesús y a María, su madre, a todas las mujeres de nuestro país. En este Día de la Mujer decimos, con voz firme, respetuosa y comprometida:
  • 20. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 20 ¡Creemos en la igual dignidad de todas las personas! ¡Creemos en el valor de toda vida! ¡Basta de la violencia contra la mujer y toda forma de esclavitud!
  • 21. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 21 ¡Creemos en la igualdad de oportunidades! ¡No más discriminación por ser mujer! ¡Creemos en el potencial de cada mujer y en su desarrollo integral!
  • 22. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 22 "LA UNIÓN VIRGINAL DE MARÍA Y JOSÉ" S. S. Juan Pablo II Catequesis mariana 21 de agosto de 1997 1. El evangelio de Lucas, al presentar a María como virgen, añade que estaba "desposada con un hombre llamado José, de la casa de David" (Lc. 1, 27). Estas informaciones parecen, a primera vista, contradictorias. Hay que notar que el término griego utilizado en este pasaje no indica la situación de una mujer que ha contraído el matrimonio y por tanto vive en el estado matrimonial, sino la del noviazgo. Pero, a diferencia de cuanto ocurre en las culturas modernas, en la costumbre judaica antigua la institución del noviazgo preveía un contrato y tenía normalmente valor definitivo: efectivamente, introducía a los novios en el estado matrimonial, si bien el matrimonio se cumplía plenamente cuando el joven conducía a la muchacha a su casa. En el momento de la Anunciación, María se halla, pues, en la situación de esposa prometida. Nos podemos preguntar por qué había aceptado el noviazgo, desde el momento en que tenía el propósito de permanecer virgen para siempre. Lucas es consciente de esta dificultad, pero se limita a registrar la situación sin aportar explicaciones. El hecho de que el evangelista, aun poniendo de relieve el propósito de virginidad de María, la presente igualmente como esposa de José constituye un signo de que ambas noticias son históricamente dignas de crédito. 2. Se puede suponer que entre José y María, en el momento de comprometerse, existiese un entendimiento sobre el proyecto de vida virginal. Por lo demás, el Espíritu Santo, que había inspirado en María la opción de la virginidad con miras al misterio de la Encarnación y quería que ésta acaeciese en un contexto familiar idóneo para el crecimiento del Niño, pudo muy bien suscitar también en José el ideal de la virginidad. El ángel del Señor, apareciéndosele en sueños, le dice: "José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo" (Mt. 1, 20). De esta forma recibe la confirmación de estar llamado a vivir de modo totalmente especial el camino del matrimonio. A través de la comunión virginal con la mujer predestinada para dar a luz a Jesús, Dios lo llama a cooperar en la realización de su designio de salvación. El tipo de matrimonio hacia el que el Espíritu Santo orienta a María y a José es comprensible sólo en el contexto del plan salvífico y en el ámbito de una elevada espiritualidad. La realización concreta del misterio de la Encarnación exigía un nacimiento virginal que pusiese de relieve la filiación divina y, al mismo tiempo, una familia que pudiese asegurar el desarrollo normal de la personalidad del Niño. José y María, precisamente en vista de su contribución al misterio de la Encarnación del Verbo, recibieron la gracia de vivir juntos el carisma de la virginidad y el don del matrimonio. La comunión de amor virginal de María y José, aun constituyendo un caso especialísimo, vinculado a la realización concreta del misterio de la Encarnación, sin embargo fue un verdadero matrimonio (cf. exhortación apostólica Redemptoris custos, 7). La dificultad de acercarse al misterio sublime de su comunión esponsal ha inducido a algunos, ya desde el siglo II, a atribuir a José una edad avanzada y a considerarlo el custodio de María, más que su esposo. Es el caso de suponer, en cambio, que no fuese entonces un hombre anciano, sino que su perfección interior, fruto de la gracia, lo llevase a vivir con afecto virginal la relación esponsal con María. 3. La cooperación de José en el misterio de la Encarnación comprende también el ejercicio del papel paterno respecto de Jesús. Dicha función le es reconocida por el ángel que,
  • 23. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 23 apareciéndosele en sueños le invita a poner el nombre al Niño: "Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt. 1, 21). Aun excluyendo la generación física, la paternidad de José fue una paternidad real, no aparente. Distinguiendo entre padre y progenitor, una antigua monografía sobre la virginidad de María -el De Margarita (siglo IV)- afirma que "los compromisos adquiridos por la Virgen y José como esposos hicieron que él pudiese ser llamado con este nombre (de padre); un padre, sin embargo, que no ha engendrado". José, pues, ejerció en relación con Jesús la función de padre, gozando de una autoridad a la que el Redentor libremente se "sometió" (Lc. 2, 51), contribuyendo a su educación y transmitiéndole el oficio de carpintero. Los cristianos han reconocido siempre en José a aquel que vivió una comunión íntima con María y Jesús, deduciendo que también en la muerte gozó de su presencia consoladora y afectuosa. De esta constante tradición cristiana se ha desarrollado en muchos lugares una especial devoción a la santa Familia y en ella a san José. Custodio del Redentor. El Papa León XIII, como es sabido, le encomendó el patrocinio de toda la Iglesia. El próximo 25 de Marzo celebramos la solemnidad de la Anunciación del Señor. Por esto queremos compartir este artículo de la autoría de una hermana Laica Dominica, Ruth Anne Henderson, O.P., sumamente relevante para la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María, en el cual la autora muy acertadamente nos presenta la importancia de lo que ella llama la “anunciación” a José y, más aún, la trascendencia de su Sí, que tiende a pasar desapercibida. A continuación el artículo: Recientemente he estado pensando mucho en José. En realidad no le damos mucha importancia – pero, por otro lado, tampoco lo hace la Biblia. Escuchamos de él solo cuatro veces: cuando el ángel le habla del embarazo extraordinario de María (Mt. 1,18-24); cuando la lleva a Belén para el censo (Lc. 2,4-5); cuando el ángel (¿el mismo?) le instruye llevarse a su familia fuera de la jurisdicción de Herodes (Mt. 2,13-15); y cuando él y María buscan a Jesús desesperadamente y lo encuentran en el Templo de Jerusalén hablando con los maestros (Lc.
  • 24. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 24 2,48-50). Del mismo modo, tampoco escuchamos mucho de María, aunque ella ciertamente tiene un papel protagónico en la historia de la salvación. Entonces, ¿qué podemos decir sobre José, el hombre invisible? Bueno, para comenzar, miremos su reacción ante el embarazo de María antes de la intervención del ángel: sabe que él no es el padre de la criatura que ella lleva en su vientre, y como es natural decide romper su compromiso con ella – pero decide hacerlo en secreto para no denunciarla ante la comunidad, para no convertir el asunto en un escándalo. Es el comportamiento de un hombre generoso y de buen corazón. Luego, cuando el ángel le dice quién es el Padre del niño por nacer, presta su consentimiento de inmediato. Siempre hablamos de María y de la naturaleza trascendental de su “Sí” en la anunciación; pero José también tiene su anunciación, y al igual que María él dice “Sí”. Sin ese “Sí” la historia de nuestra relación con Dios sería muy distinta. Más adelante está su respuesta instantánea ante la segunda intervención angelical: asume plena responsabilidad de su familia y hace los arreglos necesarios para que abandonen Judea y vayan a Egipto para mantener el niño a salvo. Dado que Lucas nos narra este episodio de manera casual, solemos obviar todo lo que ello implicaba: empacar sus pertenencias, emprender un largo viaje, y de algún modo proveer para las necesidades de María y Jesús mientras vivieran tan lejos de casa. Impresionante, ¿no? La última vez que sabemos de él es cuando él y su esposa buscan desesperadamente el niño que se les ha extraviado. Ellos viajaban con amigos y familiares; es comprensible que al principio creyeran que Jesús estaba con algún tío o tía, un primo, o un amigo de la familia. Tienen que desplazarse a prisa de vuelta a Jerusalén para hallarlo; y cuando lo hacen, fíjense lo que le dice María: “Tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando” – o, como lo expresa otra traducción: “Tu padre y yo estábamos desesperados”, u otra más: “Tu padre y yo te hemos buscado con dolor”. Cualquiera que en algún momento haya perdido un niño puede entender esta reacción; especialmente cuando habían pasado tres días desde la última vez que lo vieron. Tres días… ¿les recuerda algo? Pero lo que quiero resaltar aquí es lo que Lucas nos narra que María le dijo, “Tu padre y yo”. No “mi esposo” o “este buen hombre que me ha ayudado a criarte”. También ella, al parecer, pensaba en José simplemente como el padre de Jesús. Y en términos humanos, eso es exactamente lo que él era. José era un hombre trabajador con una esposa y un niño excepcionales. Nunca – hasta donde sabemos – escribió nada ni hizo pronunciamiento público alguno. Él era un laico que hizo su propia contribución incalculable en la vida del niño más importante de la historia, y por tanto en la vida de toda la humanidad. ¡Qué modelo maravilloso para nosotros, laicos! Tomado de: http://www.fraternitiesop.com/essay/spirituality/san-jose-un-modelo-para-los- laicos-dominicos/#.WM_Ob_krK01
  • 25. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 25 A continuación compartimos un material que puede servir para realizar taller, reflexión, profundizar… sobre San José.
  • 26. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 26
  • 27. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 27 II - CELEBRACION DE LA PALABRA DE DIOS 19 DE MARZO-SAN JOSÉ ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA SOLEMNIDAD Entrada Queridos hermanos, con gran alegría la Iglesia celebra hoy la Solemnidad de San José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Y la fiesta se enmarca dentro del tiempo cuaresmal. Nos acercamos con cariño a la figura de San José. Sin duda, nos ayudará a meditar el significado del misterio salvífico del plan de Dios. Y aunque sabemos poco de él, sí que podemos decir que la grandeza de su santidad está en su fe y su cercanía a Dios, cercanía de amor y servicio. José está puesto para proteger los más grandes tesoros del mundo. Es como la encarnación de la mano protectora de Dios Padre. La mano de José ha de ser también delicada y fuerte, servicial y liberadora. José ha de cuidar de María, tan desvalida y tan sola, expuesta a todo tipo de comentarios. José ha de velar por el Niño, tan indefenso, perseguido. Por eso, no es extraño que en tantas comunidades y lugares le tengan como su protector y patrono. Que esta celebración nos ayude a descubrir la humildad y sencillez del bueno de José. Dispongamos el corazón para celebrar y conocer un poco más a este hombre justo. ¡Cantemos! Saludo inicial Nos ponemos en presencia del Señor, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Avanzando hacia la Pascua, celebramos en esta jornada, el día de San José. La fiesta de aquel hombre que tuvo como misión y gran labor, la de acompañar a María y, además, acoger y ver crecer a Jesús en medio del hogar. Invocación Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sea con todos nosotros. Amén Acto penitencial a) Porque muchas veces no queremos escuchar lo que Dios nos comunica a través de las personas, los hechos de la vida o la oración. Señor, ten piedad b) Porque cuando se complican un poco nuestros planes lo dejamos todo, no somos perseverantes. Cristo, ten piedad c) Porque nos olvidamos de Ti, Señor, y terminamos alejándonos de nuestra fe y del gran amor que Tú nos tienes. Señor, ten piedad ABSOLUCIÓN GENERAL Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén
  • 28. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 28 Oración Que al poner los ojos en José, imitemos sus virtudes, amemos al Señor y a la justicia en el santo temor del Nombre de nuestro Dios. Por nuestro Señor Jesucristo. Liturgia de la Palabra La Palabra de hoy nos recuerda las promesas de descendencia que Dios hizo a Abraham y a David. De ellos surgirá un pueblo y un Rey. José es quien vincula a Jesús con la descendencia de David. ¡Escuchemos con atención! 1ª Lectura: 2 Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16 José es el eslabón de la historia que introduce a Jesús en la descendencia de David. Escuchamos. 2ª Lectura: Romanos 4, 13. 16-18. 22 Abrahán es modelo de los y de las que creen y confían en Dios, como el justo José. Escuchamos con gozo esta reflexión. Evangelio: Mateo 1, 16. 18-21. 24a Dios llama a José a colaborar en el proyecto de salvación. Escuchamos, con profunda admiración, este sencillo y hermoso pasaje evangélico. Oración de los fieles Hermanos y hermanas: reunidos para celebrar las maravillas que Dios ha obrado y, de forma especial, en un hombre sencillo y del pueblo como San José, el esposo de la Virgen María. Confiemos que Dios siempre escucha nuestras oraciones como escuchó el corazón de José cuando no entendía lo que pasaba. Juntos elevemos nuestras oraciones a Dios, nuestro Padre, en nombre de toda la familia humana. A cada intensión digamos: “CON SAN JOSÉ, TE LO PEDIMOS, SEÑOR” 1.- Ayuda y protege, Señor, a tu Iglesia: líbrala de la división y que crezca como familia de Dios, desde la sencillez y humildad; que sea servidora para con todas las personas, para que siempre pueda discernir los caminos de Dios como lo hizo José. OREMOS… 2.- Ayuda y protege, Señor, a los gobernantes de las naciones, para que como David y Salomón pidan consejo y sabiduría a Dios para buscar el bien de sus pueblos según Su voluntad. OREMOS… 3.- Ayuda y protege, Señor, a los más pobres y desvalidos: que todos y todas reconozcamos su dignidad y defendamos sus derechos. Haznos, Señor, cercanos a todos ellos y ellas. OREMOS… 4.- Ayuda y protege, Señor, a todos los hombres y mujeres que trabajan por defender los derechos de los demás; que sientan la fortaleza y la ayuda de su protector San José. OREMOS… 5.- Ayuda y protege, Señor, a los padres y educadores: para que eduquen a los niños, niñas y jóvenes en valores cristianos, y no se desanimen ante las dificultades que se les presenten. OREMOS... 6.- Ayuda y protege, Señor, a todos los jóvenes que se preparan para el Sacerdocio y por sus formadores, para que vivan el Espíritu de San José desde el amor y servicio a los demás. OREMOS... 7.- Ayuda y protege, Señor, a nuestras las familias y especialmente por los padres adoptivos, para que construyan su hogar a imagen del de Nazaret. OREMOS... 8.- Ayuda y protege, Señor, a nuestras Comunidades, para que vivan la unidad y la fraternidad desde la sencillez y la humildad, y que sepan acoger a todos y a todas los/as que se les acerquen. OREMOS...
  • 29. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 29 9.- Finalmente Señor te pedimos por los moribundos, para que la intercesión de San José, les conceda una buena muerte como paso definitivo al Cielo. OREMOS... SIGNOS DE LA COMUNIDAD Ahora vamos a presentar algunos "SIGNOS" que nuestra Comunidad quiere ofrecer a Dios y que nos recuerdan hoy a San José porque expresan el significado y el caminar de la Comunidad Cristiana. PRESENTACIÓN DE UN INSTRUMENTO DE CARPINTERÍA (Es válido cualquiera de los instrumentos que se utiliza en este oficio. Y lo puede ofrecer cualquiera de los varones adultos o, si lo hubiera en la comunidad, uno que ejerza la profesión de carpintero o ebanista) ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te ofrezco hoy este instrumento de carpintería, semejante al que pudiera haber utilizado San José en el ejercicio de su trabajo. Sin embargo, lo hago como expresión del estilo y talante de San José, que vive y trabaja por y para su familia. Haz, Señor, que todos nosotros y nosotras imitemos al padre de la Sagrada Familia en nuestras tareas profesionales, trabajando para los demás, y no sólo por nuestro enriquecimiento. PRESENTACIÓN DE UNA ALIANZA MATRIMONIAL (Esta ofrenda la debe hacer uno de los padres y esposos de cualquiera de las familias de la comunidad) ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Por mi parte, Señor, yo te ofrezco hoy, en esta fiesta de San José, mi alianza matrimonial. Es el signo de mi vida y entrega en fidelidad a la mujer con la que me uní de por vida y con la que he construido una familia. En nombre de todos los padres de familia, te ofrezco hoy mi compromiso conyugal y de padre, que se deriva del Sacramento del Matrimonio. Revive, sin embargo, en todos nosotros la gracia sacramental para que vivamos nuestros compromisos desde la dedicación y la alegría. PRESENTACIÓN DE UNA LLAVE DE LA PUERTA DE UNA CASA (Otro de los padres de la comunidad, éste, quizá, de mayor edad, es quien debiera hacer esta ofrenda) ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo hoy, Señor, y te ofrezco la llave de la puerta de mi casa. Es la llave de mi propia familia. A mí me corresponde guardarla de tantos peligros como la acechan hoy desde la llamada modernidad. La verdad es que comparto esta tarea, con sumo gusto, con mi esposa. Los dos luchamos por la educación de nuestros hijos e hijas. Sin embargo, al traerte hoy la llave de nuestra puerta, queremos expresar lo fácil que es abrirla. No queremos aislarnos del mundo y de la sociedad, de los muchos problemas que sufren los hombres y las mujeres de hoy. Queremos ser permeables a ellos y a ellas, y disponibles para ofrecer nuestras manos en la solución de esos problemas y en la transformación del mundo y de la sociedad. PRESENTACIÓN DE UNAS SEMILLAS (Podría presentarse un recipiente de cristal lleno de granos de trigo o de cualquier otro tipo de semillas. Esta ofrenda la puede hacer una mujer) ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Aquí me tienes, Señor, con estas semillas, que yo te quiero ofrecer, en esa fiesta de San José y Día del Seminario, pidiéndote aceptes este don que Tú mismo nos has hecho y cuides de su desarrollo y crecimiento, pues, sin tu gracia, nada de lo que vive, alcanza su madurez. Siembra la vocación al servicio de la Iglesia en los corazones de nuestros
  • 30. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 30 jóvenes. Y recuerda, de una forma especial, a todas aquellas comunidades que carecen ya de un presbítero que las presida. PRESENTACIÓN DE UN RECIPIENTE CON LEVADURA (Debe hacer la ofrenda un militante de la comunidad) ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor y Padre nuestro, yo te traigo este pequeño recipiente lleno de levadura, una sustancia capaz de transformar una gran cantidad de masa. Y lo hago en nombre de los cristianos militantes en esa lucha por crear una sociedad más humana, más igualitaria y más solidaria; esto es, más justa y para todos y para todas. Muchos hombres y mujeres, como San José, han sido un maravillo ejemplo de ese compromiso. Te volvemos a ofrecer sus vidas. Haznos a nosotros y a nosotras con capacidad de entrega y de servicio para seguir adelante en esa causa. Padre nuestro Saludo de la paz Oración final Padre amado, hoy queremos agradecerte por el cuidadoso amor con que nos diste la Salvación. Gracias por dejarnos personas buenas a quienes poder imitar en este Camino difícil pero lleno de esperanza, pues Tú estás en él. ¡Gracias, Señor! Juntos elevemos nuestra ORACIÓN A SAN JOSÉ Tú que fuiste grande, siendo pequeño HAZNOS SER HUMILDES A LOS QUE NOS CREEMOS GIGANTES Tú que disfrutaste del silencio HAZ QUE NOS ALEJEMOS DEL RUIDO PARA ESCUCHAR A DIOS Tú que viste la mano de Dios a tu lado INTERCEDE PARA QUE HAGAMOS UN SITIO A LA VOLUNTAD DEL SEÑOR Tú que viste nacer y crecer a Jesús GUARDA NUESTROS CAMINOS PARA QUE, LA CIZAÑA, NO AHOGUE EL DESPERTAR DE JESÜS EN NOSOTROS Tú que, en sueños, te sentiste tocado por Dios ANIMAMOS A SOÑAR DESPIERTOS PARA QUE NADIE APAGUE SU VOZ Tú que educaste a Jesús desde sus primeros pasos PIDE EN EL CIELO, PARA LA TIERRA, SACERDOTES QUE NOS HABLEN DE DIOS Amén.
  • 31. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 31 25 DE MARZO-ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR SALUDO INICIAL Nos ponemos en presencia del Señor, En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Hoy celebramos la Solemnidad de la Anunciación del Señor, ese hecho salvífico que puso en marcha la cadena de eventos que culminó en el Misterio Pascual de Jesús, selló la Nueva y definitiva Alianza, y abrió el camino para nuestra salvación. INVOCACIÓN Que la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sea con todos nosotros. Amén ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, concédenos la fuerza del Espíritu Santo. Espíritu Santo, ilumina nuestro entendimiento, para que, al leer y meditar la Sagrada Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de la Palabra. Abre nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad en nuestras acciones de cada día, de manera que seamos signos de tu presencia en el mundo. Amén. PETICIÓN DE PERDÓN − Tú, que iniciaste tu vida humana en las entrañas de la Virgen: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. − Tú, que has compartido en todo nuestra condición humana menos en el pecado: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad. − Tú, que fuiste fiel hasta la muerte para que nosotros tengamos vida y vida abundante: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad. ABSOLUCIÓN GENERAL Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén ORACIÓN Bendito eres Señor, que nos has dado como Madre a la Santísima Virgen María, que por tu gracia es digna de toda alabanza, porque de ella nació el Sol de Justicia, Cristo nuestro Señor. Amén. PRIMERA LECTURA Mirad: la virgen está encinta Lectura del libro de Isaías 7, 10-14;8, 10 En aquel tiempo, el Señor habló a Acaz: -«Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.» Respondió Acaz: -«No la pido, no quiero tentar al Señor.» Entonces dijo Dios: -«Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»
  • 32. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 32 SALMO RESPONSORIAL Sal. 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 (R.: 8a y 9a) R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R. «-Como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R. No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R. SEGUNDA LECTURA DE LA MISA Está escrito en el libro: «Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad» Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10 Hermanos: Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.”» Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre. Aclamación del Evangelio La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria. EVANGELIO Concebirás y darás a luz un hijo + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38 El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.» Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin.» María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?» El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.» María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.» Y el Ángel se alejó. Palabra del Señor.
  • 33. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 33 REFLEXION: Se puede presentar una imagen o ícono sobre la “Anunciación” La Anunciación a María y Encarnación del Verbo es el hecho más maravilloso, el misterio más entrañable de las relaciones de Dios con los hombres y el acontecimiento más trascendental de la historia de la humanidad. ¡Que Dios se haga hombre y para siempre! ¡Hasta dónde ha llegado la bondad, misericordia y amor de Dios por nosotros, por todos nosotros! Y, sin embargo, el día en que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad asumió la débil naturaleza humana de las entrañas purísimas de Santa María, nada extraordinario sucedía, aparentemente, sobre la faz de la tierra. Dios quiso nacer de una Madre Virgen. Así lo había anunciado siglos antes por medio del profeta Isaías (Isaías 7,14). Dios <<desde toda la eternidad, la eligió y señaló como Madre para que su Unigénito Hijo tomase carne y naciese de Ella en la plenitud dichosa de los tiempos; y en tal grado la amó por encima de todas las criaturas, que sólo en Ella se complació con señaladísima complacencia>>. Este privilegio de ser Virgen y Madre al mismo tiempo, concedido a Nuestra Señora, es un don divino, admirable y singular. Dios <<tanto engrandeció a la Madre en la concepción y en el nacimiento del Hijo, que le dio fecundidad y la conservó en perpetua virginidad>>(Catecismo Romano). Pablo VI ha propuesto nuevamente esta verdad de fe: "Creemos que la Bienaventurada María, que permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador Nuestro Jesucristo" (El Credo del Pueblo de Dios, n. 17). <<¡Dios te salve!>>: Literalmente el texto griego dice: ¡alégrate! Es claro que se trata de una alegría totalmente singular por la noticia que le va a comunicar a continuación. <<Llena de gracia>>: El arcángel manifiesta la dignidad y honor de María con este saludo inusitado. Los Padres y Doctores de la Iglesia enseñaron que con este singular y solemne saludo, jamás oído, se manifestaba que la Madre de Dios era asiento de todas las gracias
  • 34. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 34 divinas y que estaba adornada de todos los carismas del Espíritu Santo, por lo que jamás estuvo sujeta a maldición, es decir, estuvo inmune de todo pecado. Estas palabras del arcángel constituyen uno de los textos en que se revela el dogma de la Inmaculada Concepción de María. <<El Señor es contigo>>: No tienen estas palabras un mero sentido deprecatorio (el Señor sea contigo), sino afirmativo (el Señor está contigo), y en relación muy estrecha con la Encarnación. San Agustín glosa la frase <<el Señor es contigo>> poniendo en boca del arcángel estas palabras: <<Más que conmigo, el está en tu corazón, se forma en tu vientre, llena tu alma, está en tu seno>>. <<Bendita tú entre las mujeres>>: Dios la exalta sobre todas las mujeres. Más excelente que Sara, Ana, Débora, Raquel, Judith; por el hecho de que sólo Ella tiene la suprema dignidad de haber sido elegida para ser Madre de Dios. Se turbó Nuestra Señora, más que por la presencia del ángel, por la confusión y la sorpresa que producen en las personas verdaderamente humildes las alabanzas dirigidas a ellas. Por eso el Evangelio señala que no se turbó su corazón de la presencia del ángel sino "al oír estas palabras". La Anunciación es el momento en que Nuestra Señora conoce con claridad la vocación a la que Dios la había destinado desde siempre. Cuando el arcángel la tranquiliza y le dice "no temas María", le está ayudando a superar ese temor inicial que, de ordinario, se presenta en toda vocación divina. El hecho de que le haya ocurrido a la Santísima Virgen nos indica que no hay en ello ni siquiera imperfección: es una reacción natural ante la grandeza de lo sobrenatural. Imperfección sería no superarlo, o no dejarnos aconsejar por quienes, como San Gabriel a Nuestra Señora, pueden ayudarnos. El arcángel Gabriel comunica a la Santísima Virgen su maternidad divina, recordando las palabras de Isaías que anunciaban el nacimiento virginal del Mesías y que ahora se cumplen en Santa María. Se revela que el Niño será "grande": la grandeza le viene de su naturaleza divina, porque es Dios, y tras la Encarnación no deja de serlo, sino que asume la pequeñez de la humanidad. Se revela también, que Jesús será el Rey de la dinastía de David, enviado por Dios según las promesas de Salvación; que su Reino "no tendrá fin": porque su humanidad permanecerá para siempre indisolublemente unida a su divinidad; que "será llamado Hijo del Altísimo": indica ser realmente Hijo del Altísimo y ser reconocido públicamente como tal, es decir, el Niño será el Hijo de Dios. En el anuncio del arcángel se evocan, pues, las antiguas profecías que anunciaban estas prerrogativas. María, que conocía las Escrituras Santas, entendió claramente que iba a ser Madre de Dios. Esto explica la turbación que experimentó la Virgen en el primer momento del anuncio. La fe de María en las palabras del arcángel fue absoluta; no duda como Zacarías (Lucas 1,18). La pregunta de la Virgen "de qué modo se hará esto" expresa su prontitud para cumplir la Voluntad divina ante una situación que parece a primera vista contradictoria: por un lado Ella tenía certeza de que Dios le pedía conservar la virginidad; por otro lado, también de parte de Dios, se le anunciaba que iba a ser madre. Las palabras inmediatas del arcángel declaran el misterio del designio divino y lo que parecía imposible, según las leyes de la naturaleza, se aplica por una singularísima intervención de Dios. La "sombra" es un símbolo de la presencia de Dios. Cuando Israel caminaba por el desierto, la gloria de Dios llenaba el Tabernáculo y una nube cubría el Arca de la Alianza (Éxodo 40,34-36). De modo semejante cuando Dios entregó a Moisés las tablas de la Ley, una nube cubría la montaña del Sinaí (Éxodo 24,15-16), y también en la Transfiguración de Jesús se oye la voz de Dios Padre en medio de una nube (Lucas 9,34). En el momento de la Encarnación el poder de Dios arropa con su sombra a Nuestra Señora. Es la expresión de la acción omnipotente de Dios. El Espíritu de Dios (que, según el
  • 35. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 35 relato del Génesis (1,2), se cernía sobre las aguas dando vida a las cosas), desciende ahora sobre María. Y el fruto de su vientre será del Espíritu Santo. La Virgen María, que fue concebida sin mancha de pecado, queda después de la Encarnación constituida en nuevo Tabernáculo de Dios. Este es el Misterio que recordamos todos los días en el rezo del Ángelus. Una vez conocido el designio divino, Nuestra Señora se entrega a la Voluntad de Dios con obediencia pronta y sin reservas. Se da cuenta de la desproporción entre lo que va a ser (Madre de Dios), y lo que es (una mujer). Sin embargo, Dios lo quiere y nada es imposible para Él, y por esto nadie es quien para poner dificultades al designio divino. De ahí que, juntándose en María la humildad y la obediencia, pronunciará el "Sí" a la llamada de Dios con esa respuesta perfecta: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". SIGNOS: cartel con un SI y un INSTRUMENTO MUSICAL Padre Bueno, con este “SI” queremos decirte, que como María estamos dispuestos a ayudar para que tu Reino de amor y de justicia, de paz y de perdón, sea posible allí donde nosotros nos encontremos. Con este instrumento musical, Señor, queremos representar la alegría de la Virgen María al recibir, en su seno, el germen de una nueva vida que se llamará: JESÚS DE NAZARET. MEDITACIÓN: Música para meditar en silencio la Palabra CANTO PRECES Desde el Cielo, María intercede por nuestras necesidades. Elevemos juntos nuestras intenciones comunitarias, diciendo: SEÑOR DE LA VIDA, ESCÚCHANOS  Oremos por la Iglesia extendida de oriente a occidente. Para que, a ejemplo de la Virgen María, acoja, celebre y anuncie el Evangelio de la vida. Oremos...  Oremos por los gobiernos y los legisladores de las naciones. Para que, iluminados por el Espíritu Santo, protejan eficazmente el derecho de la vida desde su inicio hasta su fin natural. Oremos...  Oremos, de un modo especial, en esta Jornada por la Vida, por todas las personas que sufren la enfermedad, la soledad o cualquier tipo de minusvalía o pobreza. Para que descubran la dignidad de su vida llamada por Dios a dar fruto abundante. Oremos...  Oremos agradecidos por las instituciones eclesiales y civiles que ofrecen un apoyo integral a las mujeres gestantes. Para que no les falte nunca nuestra oración y generosidad. Oremos...  Oremos por los científicos y profesionales de la medicina. Para que apoyen siempre la vida y rechacen toda práctica contraria a la dignidad del ser humano. Oremos...  Oremos por nosotros, que nos preparamos para renovar en la noche santa de la Pascua el Bautismo por el que fuimos incorporados a la vida nueva de la gracia. Para que, animados por esta Jornada y alimentados con el pan vivo bajado del cielo, estemos siempre dispuestos a defender el gran don de la vida humana. Oremos...  Oremos por el aumento de Vocaciones a la Vida Sacerdotal y Religiosa para que el Señor suscite en nuestra Iglesia almas generosas que entreguen su vida al servicio y salvación de los demás. Oremos...  Oremos por la pronta realización del IV Congreso Mariano Nacional, para que el pueblo argentino camine unido en María, confiando y esperando siempre en el Señor. Oremos.
  • 36. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 36  Oremos por nuestros hermanos que partieron de este mundo, para que se encuentren ya gozando de la tierra prometida, donde ya no existe llanto ni dolor. Oremos Señor concede la abundancia de la fe y la gracia a todas las personas que, a ejemplo de María, ofrecen su generoso servicio en las comunidades parroquiales y en la sociedad civil. Oremos… MONICIÓN FINAL Vamos a ponernos en manos de María, que con su escucha atenta de la palabra de Dios, estuvo dispuesta a ser tierra fértil, siendo Casa del Verbo encarnado: Casa de la Palabra. Que ella nos ayude a dejarnos transformar por su Hijo.
  • 37. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 37 III– ROSARIO La Cuaresma con María La Virgen María nos invita a vivir el tiempo de cuaresma en su Escuela. Ella nos ofrece el Rosario como libro de texto: recordar, meditar y contemplar la trayectoria del amor de su Hijo que da su vida por nosotros. Es la puesta en marcha de la pastoral de la santidad. ROSARIO PARA EL TIEMPO DE CUARESMA Les proponemos un rosario especial para este tiempo, un rosario con misterios propios para ir viviendo y adentrándonos en el misterio de la Pascua. I. ROSARIO DEL LLAMADO A LA CONVERSIÓN Petición general: Para que María nos ayude a reconocer nuestra condición de pecadores y responder al llamado del Señor. 1 – El Señor pide que lo busquemos: “Busquen a Yavé ahora que lo pueden encontrar, llámenlo ahora que está cerca. Que el malvado deje sus caminos, y el criminal sus proyectos; vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos, a nuestro Dios, que está siempre dispuesto a perdonar.” (Is. 55,6-7) 2 – El Señor pide que volvamos a Él: “Ahora dice el Señor: vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios, porqué Él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y rico en amor, y se arrepiente de sus amenazas” (Joel. 2,12- 13) 3 – El Señor pide que nos purifiquemos: “¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! (Is. 1,16-17) 4 – El Señor pide que busquemos el perdón: “Hijo mío, ¿pecaste?. No vuelvas a hacerlo, y reza por todas tus culpas pasadas. Huye del pecado como lo harías de una serpiente: si te acercas, te muerde; tiene dientes de león y destruye vidas humanas.” (Eclo. 21,1-2) 5 - El Señor pide que nos convirtamos: “Después de ser encarcelado Juan, se fue Jesús a Galilea, donde proclamaba el Evangelio de Dios, diciendo: se ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio.”(Mc. 1,14-15) II. Rosario del Arrepentimiento Petición general: Para que María nos ayude a arrepentirnos y a retomar el camino del bien. 1 – Pedro llora amargamente: “Poco después, los que allí estaban se acercaron a Pedro y le dijeron: Realmente, tú también eres de ellos; pues tu manera de hablar te delata. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar: ¡Que no conozco a ese Hombre!. Y en aquel momento cantó el gallo. Y se acordó Pedro de aquello que Jesús le había dicho: “Antes que el gallo cante, tres veces me habrás negado tú”. Y saliendo afuera, lloró amargamente” (Mt. 26,73-75)
  • 38. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 38 2 – El publicano sale justificado: “En cambio, el publicano, quedándose a distancia, no quería ni levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ¡Oh, Dios! Ten misericordia de mí, que soy pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado, y aquel no, porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado” (Lc. 18,13-14) 3 – El hijo descarriado decide volver: “Ahora mismo iré a la casa de mi Padre, y le diré: Padre peque contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros” (Lc. 15,18-20) 4 – El pecador clama a Dios: “Más tú, Señor, Dios tierno y compasivo, lento para enojarte, lleno de amor y lealtad, vuélvete a mí y ten piedad de mí, otórgale tu fuerza a tu servidor y salva al hijo de tu sierva” (Salmo 86,15-16) 5 – El pecador reconoce su culpa: “Junto con nuestros padres hemos pecado, cometimos una falta, somos culpables.” (Salmo 106, 6) “Únicamente reconoce que eres culpable, que has traicionado a Yavé, tu Dios; has vendido tu amor a los extranjeros y no has escuchado mi voz” (Jer. 3,13) III. Rosario de la Misericordia Petición general: Para que María nos ayude a vivir siempre con alegría el encuentro con este Dios que perdona y salva. 1 – Dios promete su perdón: “Ahora Yavé les dice: Vengan, para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura, se volverán como lana blanca.” (Is. 1,18) 2 – Dios promete purificarnos: “Los rociaré con un agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de todos sus inmundos ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese corazón de piedra y les daré un corazón de carne” (Ez. 36,25-26) 3 – Dios es bondadoso y compasivo: “El Señor, es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor. No nos trata según nuestros pecado, ni nos paga según nuestras ofensas” (Salmo 102, 8 y 10) 4 – Jesús vino a perdonar: “Habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores del impuesto y muy rico. Quería ver como era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. Entonces se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí. Cuando llegó Jesús al lugar, miró hacia arriba y le dijo: <>. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Entonces todos empezaron a criticar y a decir: <>. Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: <>. Jesús, pues, dijo con respecto a él: < 5 – Jesús se compadece del pecador: “Al oír estas palabras, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta que se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía de pie ante Él. Entonces se enderezó y le dijo: <>. Ella contestó: <>. Y Jesús le dijo: <>.” (Jn. 8,9-11)
  • 39. I V C O N G R E S O M A R I A N O N A C I O N A L 2 0 2 0 Página 39 https://www.youtube.com/watch?v=Ptznqr0I4eI Fiaccolata desde la Basílica de la Anunciación - 07/09/2019 Hermanos, los invitamos a meditar desde las reflexiones de San Juan XXIII para en este mes de Marzo, los misterios de gozosos, en especial el 1° misterio gozoso: Anunciación a la Virgen María y Encarnación del Hijo de Dios. Los misterios del Rosario: La Anunciación https://www.youtube.com/watch?v=50hG4wSB7Hw https://www.youtube.com/watch?v=3I1Jq0AVyYs Contemplación El primer punto luminoso para unir el cielo y la tierra. El primero de la serie de acontecimientos que son los más grandes de los siglos. El Hijo de Dios, Verbo del Padre, “por quien fueron hechas todas las cosas” en la creación, toma naturaleza humana en este misterio. Se hace hombre Él mismo para poder ser redentor del hombre y de la humanidad entera, y su salvador. María Inmaculada, flor de la creación, la más bella y fragante, respondiendo al ángel: “He aquí la esclava del Señor”, acepta el honor de la maternidad divina que se cumple en ella al instante. Y nosotros, llamados en nuestro padre Adán hijos adoptivos de Dios, privados luego, volvemos hoy a ser hermanos, hijos adoptivos de Dios, recuperada la adopción por la redención que comienza ahora. Al pie de la cruz seremos con Jesús, que es concebido en su seno, hijos de María. Desde hoy será ella Madre de Dios y luego madre nuestra. ¡Oh sublimidad!, ¡oh ternura de este misterio! Reflexión Reflexionando sobre esto, nuestro primer deber inolvidable es dar gracias a Dios, porque se ha dignado venir a salvarnos. Por esto se ha hecho hombre, hermano nuestro. Igual a nosotros en cuanto a nacer de una mujer, de la que nos ha hecho hijos de adopción al pie de la cruz. Hijos adoptivos de su Padre celestial, ha querido que lo seamos igualmente de su misma madre. Intención Sea la intención de nuestra oración, al contemplar este primer misterio que se nos ofrece a la meditación, además de dar gracias continuamente, un esfuerzo, en verdad sincero y leal, de humildad, de pureza, de caridad, virtudes de las que nos da tan alto ejemplo la Virgen bendita. Contemplación Qué suavidad, qué gracia en esta visita de tres meses, que María hizo a su prima. Una y otra, bendecidas con una maternidad que se cumpliría a no tardar. La de la Virgen María, la más sagrada maternidad de cuanto se pueda soñar sobre la tierra. Dulce encanto en las palabras que se dicen como un cántico. De una parte, “bendita tú entre las mujeres”. Y de la otra, “porque ha mirado la humildad de su sierva, por eso me llamarán bienaventurada todas las generaciones”. Reflexión Cuanto sucede aquí, en Ain-Karem, en el monte Hebrón, presenta, con luz celeste y al mismo tiempo muy humana, qué relaciones son las que unen entre sí a las buenas familias cristianas,