Este documento discute la importancia de la integridad en los líderes a través del análisis de pasajes bíblicos como Miqueas 3 y Malaquías 2. Advierte que los líderes deben vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios y guiar al pueblo a una vida santa. De lo contrario, Dios juzgará a los líderes corruptos y falsos profetas. También insta a los líderes espirituales a respetar sus privilegios y no abusar de la confianza que se les ha dado.