Este documento discute los riesgos y desafíos de la evaluación en la educación preescolar. Propone que la evaluación debe enfocarse en registrar los avances individuales de cada niño y del grupo en general en diferentes áreas de desarrollo, en lugar de juzgarlos según una noción de normalidad. Sostiene que los niños se desarrollan a diferentes ritmos y que la evaluación debe valorar la diversidad en lugar de promover la homogeneidad.