En el siglo XIX en España, hubo un gran crecimiento de la población aunque las tasas de mortalidad seguían siendo altas. La industrialización fue incompleta debido a problemas como la escasa capacidad de compra de los españoles y falta de inversiones. La agricultura también tuvo dificultades como malas cosechas y la interrupción del comercio con América. Surgen nuevos movimientos sociales como el anarquismo y el marxismo en respuesta a las malas condiciones de los trabajadores y la desigualdad social.