La violencia solo se justifica en defensa propia, pero no debe causar daño irreparable ni buscar destruir vidas humanas. El ataque violento por iniciativa propia siempre es injustificable en los seres racionales, ya que suele causar víctimas inocentes e invadir ámbitos donde no se tienen derechos. Otros tipos de violencia como el insulto o la difamación tampoco son éticamente aceptables porque no existen el diálogo ni la capacidad de mediación.