Trastorno de deficit de atencion con hiperactividad (tdah)
1. TRABAJO FINAL
NOMBRE: ROMERO DOURIET LIDIA PAOLA
MATERIAS: TEORIA EDUCATIVA, DESARROLLO
INFANTIL Y LAS NECESIDADES EDUCATIVAS
ESPECIFICAS, PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS.
GRUPO: 302 LIE
NOMBRE DEL TEMA: TRASTORNO DE DEFICIT DE ATENCION CON
HIPERACTIVIDAD (TDAH).
1.- INTRODUCCIÓN
Durante una observación inicial en la primaria rural, se tuvo la oportunidad de
estar de ser un apoyo dentro de la institución, y con esto darnos cuenta de
algunas problemáticas que se presentan relacionadas con las Necesidades
Educativas Específicas (NEE) en las aulas.
Nos percatamos que ahí muchos niños en edad escolar, que presenta un mal
comportamiento y exceso de energía, esto provoco que indagáramosacerca del
tema, y surgió con los maestros el tema de los niños con Trastorno de Déficit
de Atención e Hiperactividad (TDAH). Los maestros catalogan a los niños con
mucha facilidad, por su conducta poco paciente hacia la clase, o ya sea mucha
movilidad de él mismo dentro del aula. Estos son “síntomas” suficientemente
lógicos para suponer de ellos que estos niños tenían este trastorno.También se
encontraron niños diagnosticados clínicamente con el trastorno TDAH, los
cuales estaban en programas de integración dentro del plantel y con un
seguimiento médico total.
Dentro del trabajo que ahora se presenta, se encontrara la información
necesaria para identificar con eficacia el TDAH en niños escolares. Se presenta
la descripción del trastorno, sus posibles y más probables causas, sus
antecedentes y el desarrollo durante cada año de la infancia y sus
características específicas para su detección temprana.
2. 2.- DESCRIPCIÓN DE LA NEE
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno de
origen neurobiológico cuyos síntomas comienzan en la infancia y que se
caracteriza por la presencia de un exceso de actividad motriz, impulsividad y
defecto de atención.
La causa del TDAH es desconocida. Por una parte existe una predisposición
genética. Se estima que los casos heredados oscilan entre el 55-92% de todos
los sujetos con TDAH y generalmente por vía paterna. Se ha postulado como
manera de transmisión un gen mayor dominante/codominante. Muy
recientemente se ha encontrado en una pequeña proporción de estos sujetos
una repetición expandida de tripletes en el gen DAT del transportador de la
dopamina y en el gen DRD4 del receptor para la dopamina, aunque estos
resultados están pendientes de replicación.
De otra parte la mayoría de los modelos teóricos se basan en el “déficit en el
control inhibitorio” según el modelo propuesto por Barkley. Este fallo en la
inhibición conductual, el primer acto autorregulatorio, incide negativamente en
cuatro funciones neuropsicológicas ejecutivas: a) memoria de trabajo; b)
regulación de la motivación y del afecto; c) internalización del lenguaje; y d)
procesos de análisis y síntesis.
Las bases neurobiológicas se explicarían así por una disfunción madurativa de
“Sistema directivo (Ejecutivo)” que se sustenta en una amplia red funcional
compuesta principalmente por estructuras pre-frontales, límbicas y tálamo-
estriadas cerebrales. Los estudios de flujo sanguíneo con xenón radiactivo, los
estudios de metabolismo cerebral con PET y resonancia magnética funcional
muestran una hipoperfusión e hipometabolismo en estructuras neo estriadas y
frontales, más marcada en el hemisferio derecho. Se han sugerido anomalías
en los neurotransmisores en estas áreas y fundamentalmente se habla de un
déficit dopaminérgico, lo que explica la eficacia terapéutica de los fármacos
agonistas dopaminérgicos. Actualmente, se están estudiando otros
neurotransmisores y neuromoduladores como la serotonina.
3. Finalmente, sobre esta predisposición genética pueden actuar como
desencadenantes diversos factores adquiridos prenatales (último trimestre de
gestación), perinatales (prematuridad y/o bajo peso) y post-natales. Y, desde
luego, parece evidente que el entorno familiar-social puede influir en que un
niño con cierta predisposición genética desarrolle o no los rasgos del síndrome
patológico.
Las manifestaciones del TDAH están presentes, en mayor o menor grado, con
mayor frecuencia en los niños durante sus primeros años de vida. En
general, en el transcurso de los años y con la ayuda de pautas educativas
correctas, los niños van adquiriendo la capacidad de autocontrol propia de
cada etapa evolutiva. En los niños con TDAH no sucede lo mismo. En ellos
persisten los patrones de conducta propios de edades inferiores.
Establecer la frontera entre una conducta normal y patológica no siempre es
fácil. El grado y la repercusión de la hiperactividad, la impulsividad y el
déficit de atención condiciona que se considere o no que un niño padece el
trastorno. Para el diagnóstico de TDAH, además, es necesario que la conducta
esté presente en dos o más ámbitos de la vida del niño (por ejemplo en
casa y en la escuela).
Existen evidencias científicas de que el TDAH es un trastorno del
funcionamiento cerebral. Hoy disponemos de la información necesaria para
realizar un diagnóstico y tratamiento que puede mejorar mucho la vida de las
personas que padecen TDAH y de las de su entorno. El estrés que genera en
padres y educadores si éstos no reciben un apoyo e instrucción
específica, puede conllevar problemas importantes. Si no se diagnostica y se
trata, las repercusiones a largo plazo pueden ser muy negativas. El fracaso
escolar, las conductas de riesgo, la inestabilidad laboral y familiar son muy
comunes entre las personas con TDAH no tratado.
El TDAH afecta entre un 5 y un 10 % de la población. Este dato indica que
probablemente en todas las aulas escolares hay, al menos, un niño con
TDAH. Los estudios epidemiológicos de distintos países dan porcentajes de
prevalencia similares.
4. Afecta en mayor grado al sexo masculino, aunque cabe destacar que en el
sexo femenino muchas veces los síntomas pasan más desapercibidos y, por
tanto, se diagnostica más tarde o nunca. Siempre se había considerado el
TDAH como un trastorno que afectaba únicamente a la edad infantil. Hoy se
conoce que al menos en un 50 % de los casos, los síntomas persisten en la
edad adulta.
Los síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención,
hiperactividad e impulsividad:
• Dificultad para resistir a la distracción.
• Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
• Dificultad para atender selectivamente.
• Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
• Actividad motora excesiva o inapropiada.
• Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
• Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
• Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
• Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se
reprimen.
• Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de
hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los
deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
• Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En
los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos
veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de
que se formulen.
5. 3.- IDENTIFICACION DE LA ETAPA (EDAD) EN LA QUE SE ENCUENTRA
LA NEE EN EL NIÑO
Los indicadores de hiperactividad según la edad del niño
De acuerdo con Gómez (1995) de los 0 a los 2 años, los indicadores son:
problemas en el ritmo del sueño, periodos cortos de sueño y despertar
sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los
estímulos auditivos.
De los 2 a los 3 años inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora
excesiva escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos
accidentes.
De 4 a 5 años problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en
el seguimiento de normas.
De 6 a 7 años según la valoración de los profesores, se muestra inquieto, e
impulsivo, con falta de atención, agresivo y desobediente. Con frecuencia esta
distraído. No parece escuchar cuando se le habla, no sabe jugar solo y las
relaciones con sus compañeros se caracterizan por peleas y discusiones. Es
característico el juego de estos niños.
Por un lado, no saben jugar solos y además tienden a apartarse con los
juguetes que son más novedosos para ellos. Los manipulan hasta que se
cansan y los dejan destrozados. Cuando juegan solos no admiten perder, no
son capaces de seguir las reglas del juego. Esto hace que sean rechazados
por sus compañeros.
De 7 a 12 a esta edad el niño con trastorno del déficit de atención con
predominio en hiperactividad pasa a ocupar el primer plano de la clase. Su
problema lo hace que no sepa mantener la disciplina en clase y además tiene
más problemas de aprendizaje que sus compañeros.
Para los profesores es un maleducado y un holgazán (Goméz, 1995) Goméz
(1995) menciona que estos niños piensan que los padres tienen la culpa de su
comportamiento, por lo que tensa y dificulta la relación entre el colegio y la
familia, padres de familia y profesores, manifestando su desacuerdo y pasando
6. culpas unos con otros. Esto a su vez incrementa la conducta hiperactiva en el
niño. La relación con sus compañeros no es buena, lo rechazan, por las
diferentes actitudes que manifiesta ante el grupo.
En otras ocasiones se invierten los papeles y pasan a desempeñar el papel de
líder en la clase ya que sus actitudes son vistas como hazañas. A esta edad,
debido a su impulsividad, también se caracterizan por cometer pequeños
hurtos.
Todo esto genera el niño sentimientos, estados y sensaciones de inseguridad,
fracaso e insatisfacción. La evolución del trastorno no se caracteriza por seguir
una línea uniforme ni especifica. La coexistencia de conductas desafiantes,
agresividad, negativismo e hiperactividad durante la infancia, conlleva una
evolución muy desfavorable, pues los problemas iníciales suelen agravarse en
la adolescencia y terminar en delincuencia (Gómez, 1995).
7. 4.- SUSTENTO TEORICO
Hace un siglo G. Still (TheLancet, 1902) describió 43 pacientes (niños) que se
caracterizaban por ser frecuentemente “agresivos, desafiantes y resistentes a
la disciplina, excesivamente emocionales y con inhibición volitiva“. Asimismo,
quedó impresionado por las dificultades que estos niños tenían para mantener
la atención. Still creyó que estos niños presentaban un importante “déficit en el
control moral de su conducta“, que era prácticamente crónico en la mayoría de
los casos.
En 1914, A.Tredgoldargumentó que el TDAH podría ser causado por una
disfunción cerebral secundaria a un tipo de encefalitis en la cual quedaba
afectada el área del comportamiento.
En los años 50 y 60, tras observarse algunos signos de afectación neurológica
(hipotonía, torpeza motora…), y después de una larga historia de discusiones
sobre la posible existencia de una lesión cerebral tan mínima que no podía
objetivarse, el cuadro clínico pasó a denominarse “Daño cerebral mínimo“.
Posteriormente, se cambió por un término menos organicista y más
funcionalista como el de “Disfunción cerebral mínima” lo que curiosamente
inducía a una confusión neurológica máxima.
Lauferr y Denhoff (1957) hablaron por primera vez de síndrome
hipercinético. En la década de los 60, cobra mayor relevancia el concepto de
“Síndrome del niño hipercinético“ que hace hincapié en la excesiva actividad
motora del trastorno.Por entonces, también aparece por primera vez el
trastorno en las clasificaciones diagnósticas psiquiátricas (DSM-II, 1968) en las
que en un simple párrafo se describe “la reacción hiperquinética de la infancia”
resaltándose su carácter benigno (habitualmente tendente a desaparecer en la
adolescencia).
Durante la década de los 70 comienza a destacar el déficit de atención,
reconociendo ya el DSM-III (1980) una subdivisión del trastorno en “Déficit de
atención con o sin hiperactividad“.
Sin embargo, en la versión DSM-III-R (1987) sólo se estipulan criterios
diagnósticos para el “Déficit de atención con hiperactividad” y el déficit de
8. atención sin hiperactividad no se reconoce como entidad clínica, quedando
relegado a una categoría mínimamente definida (“Déficit de atención
indiferenciado”).
En el momento actual el DSM-IV sólo utiliza la denominación “Trastorno por
déficit de atención e hiperactividad” (TDAH) y con relación a la predominancia
de síntomas distingue tres subtipos de trastorno:
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad tipo predominio
hiperactivo-impulsivo (en el que predomina la dificultad de autocontrol).
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad tipo predominio déficit de
atención (en el que predomina la dificultad de atención).
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad tipo combinado (que
presenta síntomas de inatención, impulsividad e hiperactividad).
Además de la clasificación americana de trastornos psiquiátricos (DSM), existe
una clasificación mundial (CIE; OMS), cuya última edición (CIE-10) utiliza el
término de “Trastornos hipercinéticos” para referirse a estos trastornos.
9. 5.- 3 O 4 POSIBLES SOLUCIONES
1. TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
Programas para la modificación de conducta dirigidos a padres y
maestros. El entrenamiento puede ser ofrecido a cada familia o en
grupos. En líneas generales puede resumirse que los objetivos de este
tipo de tratamiento consisten en desangustiar y desculpabilizar a los
padres.
2. TRATAMIENTO PSICOPEDAGÓGICO
Este tratamiento debe llevarse a cabo en los contextos naturales en los
que deben ejecutarse los comportamientos deseados. De acuerdo con el
actual movimiento de integración de los NEE, los profesores de las aulas
regulares deben tener información suficiente para desarrollar, un trabajo
educativo efectivo con los estudiantes con TDAH.
3. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
La premisa fundamental es que la medicación nunca debe ser la forma
exclusiva del tratamiento: la respuesta positiva al tratamiento con
psicoestimulantes actúa facilitando la intervención psicosocial.
1. Estimulantes (metilfenidato, dextroanfetamina y pemolina) entre otros.
2. Fármacos antidepresivos.
3. Otras sustancias.
10. 6.- CONCLUSIONES
Al observarse los resultados de un estudio realizado con los niños que acuden
al centro de salud mental infantil de Molina de Segura en Murcia durante los
meses de Julio a Septiembre de 2005 con diagnóstico de sospecha de TDHA.
Sólo uno de cada 3 niños “sospechosos” fueron finalmente diagnosticados de
Hiperactividad.
Los psicopedagogos, que parecen ser quienes más fácilmente realizan este
diagnóstico, sólo acertaron en un 33% de los pacientes. Los Servicios de
Neuropediatría coinciden más frecuentemente con los psiquiatras del CSM
(60% de los casos). En el resto de pacientes, los psiquiatras encontraron
cuadros clínicos distintos al TDAH, desde algunos mucho más graves (psicosis
infantiles, retrasos mentales), hasta los mucho más benévolos “trastornos del
aprendizaje”.
El problema principal que se detectó durante la investigación y observaciones
en lasprácticas con los niños diagnosticados en la institución es que existe un
sobre diagnóstico tanto clínico como social del TDAH. En la mayoría de los
casos las historias clínicas no son detalladas y no se cuenta con un diagnóstico
diferencial en otras entidades clínicas u otro diagnóstico de algún otro
especialista. Esto provoca un diagnóstico erróneo lo que puede producir un
tratamiento farmacológico innecesario.
Socialmente hablando la sobre dosis de información incorrecta o más bien la
falta de toda la información necesaria y profesional, ha provocado que se
etiqueten a los niños con TDAH, cuando realmente estos presentandificultades
de concentración o simplemente se aburren con las muchas veces insufribles
clases escolares, con síntomas de hiperactividad o un poco demasiado
inquietos, ya diagnosticados por un docente, un orientador o los mismos
padres.
Esta problemática tiene un impacto muy marcado, ya que como LIEs podemos
adaptar programas específicos para dar a conocer este tema dentro de la
institución, tanto como a docentes, como para los padres de familia y así
sensibilizar a todos para el mejor tratamiento a estos niños con y sin TDAH.