2. JEFFREY P
. OKESON, DMD
Professor and Chair, Department of Oral Health Science
Provost’s Distinguished Service Professor
Director of the Orofacial Pain Center
College of Dentistry
University of Kentucky
Lexington, Kentucky
Tratamiento de
OCLUSIÓN
Y AFECCIONES
TEMPOROMANDIBULARES
7
4. Este libro está dedicado desde el punto de vista personal a mi esposa, Bárbara, por su apoyo,
comprensión y cariño incondicional a lo largo de toda mi carrera profesional.
Este libro está dedicado desde el punto de vista profesional a todos nuestros pacientes. Confío en que
pueda ayudar de alguna manera a mitigar su sufrimiento.
5. iv
EL DR. OKESON SE GRADUÓ EN 1972 en
la Facultad de Odontología de la
Universidad de Kentucky. Tras su
graduación, completó dos años de
residencia rotatoria en el Servicio
de Salud Pública y dirigió una
clínica de pacientes ambulatorios.
En 1974 empezó su carrera docen-
te en la Universidad de Kentucky.
Actualmente es profesor y director
del Departamento de Ciencias de
la Salud Oral, así como director
del Centro del Dolor Orofacial de
la facultad, creado por él mismo
en 1977. Este centro representa un
esfuerzo multidisciplinario para el tratamiento de los problemas
relacionados con el dolor orofacial crónico. El Dr. Okeson ha desa-
rrollado varios programas de formación de posgrado en este cen-
tro, entre los que se incluye un Máster en Dolor Orofacial. Logró
que el programa se convirtiera en uno de los primeros plenamente
acreditados sobre dolor orofacial por la Commission on Dental
Accreditation de EE.UU. El Dr. Okeson cuenta con más de 200
publicaciones profesionales en las áreas de la oclusión, las afecciones
temporomandibulares y el dolor orofacial en diferentes revistas nacio-
nales e internacionales. El libro de texto del Dr. Okeson Tratamiento
de oclusión y afecciones temporomandibulares se utiliza en la mayoría de
las facultades de odontología de EE.UU. y ha sido traducido a once
idiomas. Aparte del presente volumen, el Dr. Okeson es también
autor de la obra Bell's Orofacial Pains, texto muy utilizado también en
los programas de dolor orofacial de todo el mundo.
El Dr. Okeson es miembro activo en muchas organizaciones rela-
cionadas con las afecciones temporomandibulares y el dolor orofacial,
en las que desempeña diversos cargos y forma parte de numerosos
comités y juntas. Fue presidente y miembro fundador de la American
Academy of Orofacial Pain (AAOP). Es fundador y fue presidente
del American Board of Orofacial Pain. Ha formado parte activa de
la AAOP, desarrollando tratamientos y programas de estudio para las
afecciones temporomandibulares y el dolor orofacial. Fue editor de la
tercera edición de las guías de la AAOP, Orofacial Pain: Guidelines for
Classification, Assessment, and Management, utilizadas como estándares
de tratamiento en todo el mundo. El Dr. Okeson ha impartido más
de 1.000 conferencias sobre estos temas en los 50 estados de EE.UU.
y en 51 países. En simposios nacionales e internacionales suele ser
presentado como el «embajador mundial del dolor orofacial». El
Dr. Okeson ha recibido varios premios a su labor docente por parte
de sus estudiantes de Odontología, así como el galardón Great Teacher
Award de la Universidad de Kentucky. Ha recibido el Provost’s Dis-
tinguished Service Professorship, el Service Award de la AAOP y fue el
primero en recibir el Distinguished Alumni Award de su Facultad de
Odontología. El Dr. Okeson también ha sido galardonado con el In-
ternational Dentist of the Year de la Academy of Dentistry International:
es el mayor reconocimiento de esta academia y se le otorgó por sus
esfuerzos docentes en el área de los trastornos temporomandibulares
y el dolor orofacial.
ACERCA DEL AUTOR
JEFFREY P. OKESON, DMD
6. v
LOS ESTUDIOS DE LA OCLUSIÓN Y SU RELACIÓN CON LA FUNCIÓN del sistema mas-
ticatorio han sido un tema de interés para la odontología durante
muchos años. Esta relación ha resultado muy compleja. El enorme
interés por este tema, junto con la falta de un conocimiento completo
del mismo, ha propiciado numerosos conceptos, teorías y métodos
de tratamiento. Esto ha provocado, como es lógico, confusiones en
un campo de estudio ya de por sí complicado. Aunque el nivel de
conocimientos existente hoy en día es mayor que nunca, queda aún
mucho por averiguar. Algunos de los tratamientos actuales para las
alteraciones funcionales del sistema masticatorio serán nuestros mé-
todos más eficaces en el futuro. Es posible que otros procedimientos
resulten ineficaces y queden rápidamente obsoletos. Un odontólogo
competente debe establecer sus métodos de tratamiento según los
conocimientos actuales y debe realizar una constante valoración de
la información proporcionada por la abundante y continua inves-
tigación. Ello supone una ingente tarea. Espero que este texto ayude
a los odontólogos y los estudiantes de Odontología a tomar estas
decisiones terapéuticas tan importantes para sus pacientes.
Empecé mi carrera como profesor en la Universidad de Kentucky
en 1974 en el área de la oclusión. En ese momento creía que era
necesario un libro de texto que incluyera temas sobre oclusión y
trastornos temporomandibulares de una manera organizada, lógica
y científica. En 1975 desarrollé este manual para que me ayudara a la
hora de impartir mis clases. Pronto otras facultades de Odontología
solicitaron el uso de este manual para sus programas docentes. En
1983, la empresa de publicaciones CV Mosby me propuso convertir
este manual en un libro de texto completo. Tras dos años de escribir
y corregir, la primera edición se publicó en 1985. Me complace y me
honra saber que este libro de texto se está utilizando en la mayoría
de las facultades de Odontología de los Estados Unidos y que se
ha traducido a once idiomas para ser utilizado más allá de nuestras
fronteras. Profesionalmente, esto resulta muy satisfactorio y espero
que el verdadero beneficio de este libro sea la mejora en la calidad
de la atención que ofrecemos a nuestros pacientes.
Es un privilegio tener la oportunidad de actualizar este texto
por séptima vez. He intentado incluir los resultados científicos más
importantes que se han producido durante los últimos cuatro años.
Creo que la utilidad de un libro no radica en las palabras de su
autor, sino en las referencias científicas que aporta para respaldar
las ideas que presenta. Cualquier concepto sin ninguna referencia
debe ser considerado como una opinión que habrá que seguir inves-
tigando para verificarlo o rechazarlo. Es muy difícil mantener una
obra de este tipo actualizada, especialmente en un campo en el que
suceden tantas cosas y con tanta rapidez. Hace 27 años, en la primera
edición de esta obra, incluí aproximadamente 450 referencias de
trabajos para respaldar las afirmaciones y las ideas que comentaba.
En la presente edición, el número de referencias pasa de 2.300.
Este incremento refleja el importante desarrollo científico que ha
experimentado esta rama de la odontología. Conviene tener presente
que, conforme se van desvelando nuevas verdades, los profesionales
tienen la obligación de responder adaptándose lo mejor posible a los
nuevos conocimientos. A veces estos cambios plantean problemas a
los facultativos, ya que pueden obligarles a cambiar algún protocolo
clínico. No obstante, para prestar la mejor asistencia posible a nues-
tros pacientes, es necesario disponer de conocimientos con un res-
paldo científico contrastado.
La finalidad de este libro es presentar un enfoque lógico y práctico
del estudio de la oclusión y la función masticatoria. El texto está divi-
dido en cuatro partes. La primera parte consta de seis capítulos en los
que se exponen las características anatómicas y fisiológicas normales
del sistema masticatorio. El conocimiento de las relaciones oclusales
y la función masticatoria normales es esencial para comprender
las disfunciones. La segunda parte, formada por cuatro capítulos,
presenta la etiología y la identificación de las alteraciones funcionales
más frecuentes del sistema masticatorio. La tercera parte incluye seis
capítulos en los que se describen los tratamientos lógicos de estos
trastornos en función de los factores etiológicos que intervienen en
ellos. Se han añadido estudios recientes que apoyan los tratamientos
ya existentes, así como otros relacionados con nuevos temas. La
última parte, de cuatro capítulos, presenta las consideraciones es-
pecíficas del tratamiento oclusal permanente.
La intención de este libro es desarrollar un conocimiento y un tra-
tamiento lógico del estudio de la función masticatoria y la oclusión.
Para facilitarle esta tarea al lector se han presentado ciertas técnicas.
Debe tenerse en cuenta que la finalidad de una técnica es alcanzar
unos objetivos terapéuticos. El factor importante es el logro de estos
objetivos y no la técnica en sí. Cualquier técnica que permita alcanzar
los objetivos terapéuticos es aceptable, siempre que lo haga de una
forma razonablemente conservadora, de forma rentable y buscando
el mejor interés del paciente.
Agradecimientos
Un proyecto como éste no puede llevarse a cabo con el trabajo
de una sola persona, sino que necesita de la aportación previa de
muchas otras. Los esfuerzos de todos han llevado al estado actual
de los conocimientos en este campo. Las referencias bibliográficas
que se encuentran al final de cada capítulo confirman el auténtico
trabajo que se ha llevado a cabo para elaborar este libro. Pero hay
algunas personas a las que me siento obligado y complacido de
expresar mi agradecimiento. El primero y más destacado es el
Dr. Weldon E. Bell. Aunque perdimos a este gigante de la especialidad
en 1990, ha seguido siendo mi mentor hasta la fecha. El Dr. Bell
era una figura ejemplar como pensador, acicate para la búsqueda de
información y profesor. Los siete tratados que publicó sobre los tras-
tornos temporomandibulares y el dolor orofacial aportan suficiente
información para que una persona normal tenga en qué pensar
durante mucho tiempo. El Dr. Bell fue un hombre muy especial y
me dolió muchísimo su pérdida.
Quisiera dar las gracias al Dr. Terry Tanaka, de San Diego, Cali-
fornia, por haber compartido conmigo generosamente su saber. A
lo largo de los años he llegado a valorar cada vez más mi relación
profesional y mi amistad personal con Terry. Sus disecciones ana-
tómicas han contribuido notablemente a nuestro conocimiento de
la anatomía funcional del complejo sistema masticatorio humano.
Me gustaría agradecer a mi colega, el Dr. Charles Carlson, todo
lo que me ha enseñado acerca de la psicología del dolor. Charley
y yo hemos trabajado juntos durante más de 20 años en nuestro
PREFACIO
7. vi Prefacio
Centro del Dolor Orofacial, y he sido testigo de cómo desarrollaba y
documentaba acertadamente sus conceptos sobre la autorregulación
física. Estas técnicas han sido de gran ayuda para muchos de nues-
tros pacientes afectados por dolores crónicos. Charley nos expone
generosamente sus ideas y conceptos en el capítulo 11.
También quiero expresar mi agradecimiento a las siguientes
personas por permitirme usar parte de su material y sus conceptos
profesionales en este libro: al Dr. Per-Lennart Westesson, Universidad
de Rochester, Rochester, Nueva York; Dr. Jay Mackman, Milwaukee,
Wisconsin; Dr. Joseph Van Sickels, Universidad de Kentucky, Lexing-
ton, Kentucky; Dr. Larry Cunningham, Universidad de Kentucky,
Lexington, Kentucky; Dr. Gerhard Undt, Viena, Austria; Dr. Steve
Burke, Centerville, Ohio; Dr. Carol Bibb, UCLA, Los Ángeles,
California; Dr. William Solberg, UCLA, Los Ángeles, California;
Dr. Douglas Damm, Universidad de Kentucky, Lexington, Kentucky.
También quiero agradecerle al Dr. David Hoffman su ayuda en la
obtención de las imágenes de pacientes que aparecen en el libro.
También deseo mostrar mi gratitud y reconocimiento a Jodie Ber-
nard de Lightbox Visual Communications y a su equipo de geniales
ilustradores por hacer realidad esta edición. Convertir el blanco y
negro de la edición anterior al color de la actual implicó realizar
muchas ilustraciones y fotos nuevas. Jodie ha sido una colaboradora
fundamental en este proceso. Por supuesto, este proyecto no habría
podido completarse sin la ayuda de John Dolan, Executive Content
Strategist, Brian Loehr, Senior Content Development Specialist, y
de todo el personal de Elsevier.
Quiero dar las gracias también a mis más de cincuenta residentes a
lo largo de los años en la Universidad de Kentucky por mantenerme
en guardia, concentrado y dedicado a buscar la verdad.
Por último, pero no por ello menos importante, quiero expresar
mi gratitud a mi familia por su constante cariño, apoyo, aliento y sa-
crificio durante la elaboración de mis trabajos. Mi madre y mi padre
me han inspirado y dado ánimos desde el primer momento. Mis hijos
han sido comprensivos con el tiempo que dedicaba al trabajo y mi
esposa ha renunciado a muchas veladas por culpa de mi trabajo ante
el ordenador. He sido bendecido con una esposa cariñosa y maravi-
llosa durante 41 años, y sus sacrificios han fructificado en este libro.
JEFFREY P
. OKESON, DMD
8. vii
PARTE I ANATOMÍA FUNCIONAL, 1
1 Anatomía funcional y biomecánica del sistema masticatorio, 2
2 Neuroanatomía funcional y fisiología del sistema masticatorio, 21
3 Alineación y oclusión de los dientes, 46
4 Mecánica del movimiento mandibular, 62
5 Criterios de oclusión funcional óptima, 73
6 Determinantes de la morfología oclusal, 86
PARTE II ETIOLOGÍA E IDENTIFICACIÓN DE LOS TRASTORNOS
FUNCIONALES DEL SISTEMA MASTICATORIO, 101
7 Etiología de los trastornos funcionales del sistema masticatorio, 102
8 Signos y síntomas de los trastornos temporomandibulares, 129
9 Historia clínica y exploración de los trastornos temporomandibulares, 170
10 Diagnóstico de los trastornos temporomandibulares, 222
PARTE III TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS FUNCIONALES
DEL SISTEMA MASTICATORIO, 257
11 Consideraciones generales en el tratamiento de los trastornos
temporomandibulares, 258
12 Tratamiento de los trastornos de los músculos masticatorios, 291
13 Tratamiento de los trastornos de la articulación temporomandibular, 317
14 Tratamiento de la hipomovilidad mandibular crónica y los trastornos
del crecimiento, 362
15 Tratamiento con férulas oclusales, 375
16 Secuencia de tratamiento, 399
PARTE IV TRATAMIENTO OCLUSAL, 421
17 Consideraciones generales en el tratamiento oclusal, 422
18 Uso de articuladores en el tratamiento oclusal, 430
19 Tallado selectivo (ajuste oclusal), 443
20 Consideraciones de restauración en el tratamiento oclusal, 457
Índice alfabético, 469
ÍNDICE DE CONTENIDOS
9. viii
Página web de Evolve
(contenidos en inglés)
Incluye:
• Preguntasderepaso.
• Ejerciciosdeidentiicación.
• AnimacionesdelosmovimientosdelaATM.
• Bibliotecadeimágenesparadocentes.
Las nuevas ilustraciones y gráficos a todo
color ayudan a identificar la anatomía
fundamental en la clínica
NUEVOENESTAEDICIÓN
10. ix
Nuevo en esta edición
Completamente revisado
Parte2:Etiologíaeidentificacióndelostrastornosfuncionales
delsistemamasticatorio
Actualizaciones de los algoritmos
terapéuticos y de las hojas de consejos
para los pacientes
12. EL SISTEMA MASTICATORIO es extremadamente complejo. Está formado sobre todo por huesos,
músculos, ligamentos y dientes. El movimiento se regula mediante un intrincado mecanismo
de control neurológico. Cada movimiento se coordina para optimizar la función, al tiempo
que se reduce al mínimo la lesión de cualquiera de las estructuras. Durante la masticación
se necesita que la musculatura produzca un movimiento preciso de la mandíbula para desplazar
los dientes, unos sobre otros, de manera eficiente. La mecánica y la fisiología de este movimiento
son básicas para el estudio de la función masticatoria. Esta parte I consta de seis capítulos
en los que se comentan la anatomía normal, la disfunción y la mecánica del sistema masticatorio.
Debe conocerse la función para comprender la disfunción.
I
P A R T E
ANATOMÍA FUNCIONAL
15. 4 Parte I n Anatomía funcional
de éste (fig. 1-11). La superficie de la articulación posterior es más
grande que la de la anterior. La superficie de la articulación del
cóndilo es muy convexa en sentido anteroposterior y sólo presenta
una leve convexidad en sentido mediolateral.
Hueso temporal
El cóndilo mandibular se articula en la base del cráneo con la porción
escamosa del hueso temporal. Esta porción está formada por una
fosa mandibular cóncava en la que se sitúa el cóndilo (fig. 1-12) y
que recibe el nombre de fosa glenoidea o articular. Por detrás de la
fosa mandibular se encuentra la cisura escamotimpánica, que se
extiende en sentido mediolateral. En su extensión medial, esta cisu-
ra se divide en la cisura petroescamosa, en la parte anterior, y la cisura
petrotimpánica, en la posterior. Justo delante de la fosa se encuentra
una prominencia ósea convexa denominada eminencia articular.
El grado de convexidad de la eminencia articular es muy variable
pero tiene importancia, puesto que la inclinación de esta superficie
dicta el camino del cóndilo cuando la mandíbula se coloca hacia
delante. El techo posterior de la fosa mandibular es muy delgado,
lo que indica que esta área del hueso temporal no está diseñada para
soportar fuerzas intensas. Sin embargo, la eminencia articular está
formada por un hueso denso y grueso, y es más probable que tolere
fuerzas de este tipo.
ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR
El área en la que la mandíbula se articula con el hueso temporal
del cráneo se denomina articulación temporomandibular (ATM);
es verdaderamente una de las articulaciones más complejas del or-
ganismo. Permite el movimiento de bisagra en un plano y puede
considerarse, por tanto, una articulación ginglimoide. Sin embargo,
al mismo tiempo, también permite movimientos de deslizamiento,
lo cual la clasifica como una articulación artrodial. Técnicamente se
la ha considerado una articulación ginglimoartrodial.
La ATM está formada por el cóndilo mandibular y la fosa man-
dibular del hueso temporal, con la que se articula. El disco articular
separa estos dos huesos de su articulación directa. La ATM se clasifica
FIGURA 1-6 Componentes esqueléticos que forman el sistema de la masticación: maxilar, mandíbula y hueso temporal.
FIGURA 1-5 Vista lateral del cráneo y la mandíbula. Están marcados los diferentes huesos que forman el cráneo.
17. 6 Parte I n Anatomía funcional
inferior, que une el borde posteroinferior del disco al límite pos-
terior de la superficie articular del cóndilo. La lámina retrodiscal
inferior está formada fundamentalmente por fibras de colágeno, no
fibras elásticas como las de la lámina retrodiscal superior. El resto del
tejido retrodiscal se une por detrás a un gran plexo venoso, que se llena
de sangre cuando el cóndilo se desplaza o traslada hacia delante3,4.
Las inserciones superior e inferior de la región anterior del disco se
realizan en el ligamento capsular, que rodea la mayor parte de la
articulación. La inserción superior se lleva a cabo en el margen anterior
de la superficie articular del hueso temporal. La inserción inferior se
encuentra en el margen anterior de la superficie articular del cóndilo.
Estas dos inserciones están formadas por fibras de colágeno. Delante,
entre las inserciones del ligamento capsular, el disco también está
unido por fibras tendinosas al músculo pterigoideo lateral superior.
El disco articular está unido al ligamento capsular no sólo por
delante y por detrás, sino también por dentro y por fuera. Esto divide
la articulación en dos cavidades diferenciadas: superior e inferior. La
cavidad superior está limitada por la fosa mandibular y la superficie
superior del disco. La cavidad inferior está limitada por el cóndilo
mandibular y la superficie inferior del disco. Las superficies internas
de las cavidades están rodeadas por células endoteliales especializadas
que forman un revestimiento sinovial. Este revestimiento, junto con
una franja sinovial especializada situada en el borde anterior de los
tejidos retrodiscales, produce el líquido sinovial, que llena ambas
cavidades articulares. Es por esto que a la ATM se la considera una
articulación sinovial. Este líquido sinovial tiene dos finalidades. Pues-
to que las superficies de la articulación son avasculares, el líquido
sinovial actúa como medio para el aporte de las necesidades meta-
bólicas de estos tejidos. Existe un intercambio libre y rápido entre
los vasos de la cápsula, el líquido sinovial y los tejidos articulares. El
líquido sinovial también sirve como lubricante entre las superficies
articulares durante su función. Las superficies articulares del disco,
el cóndilo y la fosa son muy suaves; esto hace que el roce durante
el movimiento se reduzca al mínimo. El líquido sinovial ayuda a
reducir este roce todavía más.
El líquido sinovial lubrica las superficies articulares mediante
dos mecanismos. El primero es la llamada lubricación límite, que
se produce cuando la articulación se mueve y el líquido sinovial es
impulsado de una zona de la cavidad a otra. El líquido sinovial, que
se encuentra en los bordes o en los fondos de saco, es impulsado
hacia la superficie articular y proporciona la lubricación. La lubrica-
ción límite impide el roce en la articulación en movimiento y es el
mecanismo fundamental de la lubricación articular.
Un segundo mecanismo de lubricación es la llamada lubrica-
ción exudativa. Ésta hace referencia a la capacidad de las superficies
articulares de absorber una pequeña cantidad de líquido sinovial5.
Durante el funcionamiento de una articulación se crean fuerzas
entre las superficies articulares. Estas fuerzas hacen entrar y salir
una pequeña cantidad de líquido sinovial de los tejidos articulares.
Éste es el mecanismo mediante el cual se produce el intercambio
metabólico. Así pues, bajo la acción de fuerzas de compresión,
se libera una pequeña cantidad de líquido sinovial. Este líquido
actúa como lubricante entre los tejidos articulares e impide que se
FIGURA 1-11 Vistas anterior (A) y posterior (B) del cóndilo. Se ha marcado con una línea discontinua el borde de la superficie articular. La superficie articular de la cara
posterior del cóndilo es mayor que la de la cara anterior.
FIGURA 1-10 Vista inferior de la superficie del cráneo y la mandíbula. Los cóndilos
parecen estar algo girados, de manera que si se trazara una línea imaginaria por
los polos lateral y medial, ésta se extendería en dirección medial y posterior hacia
el borde anterior del agujero magno.
19. 8 Parte I n Anatomía funcional
FIGURA 1-14 Disco articular, fosa y cóndilo (vista anterior). El disco se adapta a la morfología de la fosa y el cóndilo. PL, polo lateral; PM, polo medial.
FIGURA 1-15 ATM. Vista lateral (A) y diagrama (B) en el que se indican los componentes anatómicos. CS y CI, cavidad articular superior e inferior; LCA, ligamento
capsular anterior (colagenoso); LRI, lámina retrodiscal inferior (colagenosa); LRS, lámina retrodiscal superior (elástica); PLS y PLI, músculos pterigoideos laterales superior
e inferior; SA, superficie articular; TR, tejidos retrodiscales; no se ha dibujado el ligamento discal (colateral). (A cortesía de Per-Lennart Westeson, M.D., Rochester, NY.)
21. 10 Parte I n Anatomía funcional
son ligamentos verdaderos, formados por fibras de tejido conjuntivo
colágeno, y, por tanto, no son distensibles. Actúan limitando el
movimiento de alejamiento del disco respecto del cóndilo. En otras
palabras, permiten que el disco se mueva pasivamente con el cóndilo
cuando éste se desliza hacia delante y hacia atrás. Las inserciones de
los ligamentos discales permiten una rotación del disco en sentido
anterior y posterior sobre la superficie articular del cóndilo. En
consecuencia, estos ligamentos son responsables del movimiento
de bisagra de la ATM, que se produce entre el cóndilo y el disco
articular.
Los ligamentos discales están vascularizados e inervados. Su
inervación proporciona información relativa a la posición y al
movimiento de la articulación. Una tensión en estos ligamentos
produce dolor.
Ligamento capsular
Como se ha mencionado, toda la ATM está rodeada y envuelta por el
ligamento capsular (fig. 1-19). Las fibras de este ligamento se insertan,
por la parte superior, en el hueso temporal a lo largo de los bordes
de las superficies articulares de la fosa mandibular y la eminencia
articular. Por la parte inferior, las fibras del ligamento capsular se
unen al cuello del cóndilo. El ligamento capsular actúa oponiendo
resistencia ante cualquier fuerza medial, lateral o inferior que tienda
a separar o luxar las superficies articulares. Una función importante
del ligamento capsular es envolver la articulación y retener el líquido
sinovial. El ligamento capsular está bien inervado y proporciona
una retroalimentación propioceptiva respecto de la posición y el
movimiento de la articulación.
Ligamento temporomandibular
La parte lateral del ligamento capsular está reforzada por unas
fibras tensas y resistentes que forman el ligamento lateral o liga-
mento temporomandibular (TM). Este ligamento tiene dos partes:
una porción oblicua externa y otra horizontal interna (fig. 1-20).
La porción externa se extiende desde la superficie externa del tubérculo
articular y la apófisis cigomática en dirección posteroinferior hasta
la superficie externa del cuello del cóndilo. La porción horizontal
interna se extiende desde la superficie externa del tubérculo articular
y la apófisis cigomática en dirección posterior y horizontal hasta el
polo lateral del cóndilo y la parte posterior del disco articular.
La porción oblicua del ligamento TM evita la excesiva caída del
cóndilo y limita, por tanto, la amplitud de apertura de la boca. Esta
porción del ligamento también influye en el movimiento de apertura
normal de la mandíbula. Durante la fase inicial de ésta, el cóndilo
puede girar alrededor de un punto fijo hasta que, cuando su punto de
inserción en el cuello del cóndilo rota posteriormente, el ligamento
TM está en tensión. Cuando el ligamento está tenso, el cuello del
cóndilo no puede girar más. Para que la boca pudiera abrirse más,
el cóndilo tendría que desplazarse hacia abajo y hacia delante por
la eminencia articular (fig. 1-21). Este efecto puede demostrarse
clínicamente al cerrar la boca mientras se aplica una leve fuerza pos-
terior sobre el mentón. Al aplicar esta fuerza, la mandíbula se abre
con facilidad hasta que los dientes anteriores tienen una separación
de 20-25mm. En este punto se aprecia una resistencia cuando se abre
más la mandíbula. Si se aumenta aún más la apertura, se producirá
un cambio claro en dicho movimiento, que se corresponde con el
cambio de la rotación del cóndilo alrededor de un punto fijo al
movimiento hacia delante y hacia abajo de la eminencia articular.
Este cambio en el movimiento de apertura es producido por la
tensión del ligamento TM.
Esta característica especial del ligamento TM, que limita la apertu-
ra rotacional, sólo se encuentra en el ser humano. En posición erguida
y con la columna vertebral en vertical, el movimiento de apertura
rotacional continuado conseguiría que la mandíbula presionara
FIGURA 1-18 ATM (vista anterior). CI, cavidad articular inferior; CS, cavidad arti-
cular superior; DA, disco articular; LC, ligamento capsular; LDL, ligamento discal
lateral; LDM, ligamento discal medial.
FIGURA 1-19 Ligamento capsular (vista lateral); se extiende anteriormente para
incluir la eminencia articular y envuelve toda la superficie articular.
FIGURA 1-20 Ligamento TM (vista lateral). Se muestran dos partes distintas: la
porción oblicua externa (POE) y la porción horizontal interna (PHI). La POE limita
el movimiento de apertura rotacional normal; la PHI limita el movimiento hacia
atrás del cóndilo y el disco.
23. 12 Parte I n Anatomía funcional
fibras con una concentración menor de mioglobina son más pálidas
y reciben el nombre de fibras rápidas o de tipo II. Estas fibras poseen
menos mitocondrias y dependen más del metabolismo anaerobio
para funcionar. Las fibras musculares rápidas pueden contraerse
rápidamente, pero se fatigan pronto.
Todos los músculos esqueléticos contienen una mezcla de fibras
lentas y rápidas en proporciones variables, dependiendo de la función
de cada uno de ellos. Los músculos que tienen que responder con
rapidez incluyen fundamentalmente fibras blancas. Los músculos
que intervienen sobre todo en actividades lentas y continuas tienen
mayores proporciones de fibras lentas.
Existen cuatro pares de músculos que forman el grupo de los
músculos de la masticación: el masetero, el temporal, el pterigoideo
medial y el pterigoideo lateral. Aunque no se los considera mús-
culos masticatorios, los digástricos también desempeñan un papel
importante en la función mandibular y se comentan, por tanto,
en este apartado. Cada uno de los músculos se describe según sus
inserciones, la dirección de las fibras y su función.
Masetero
El masetero es un músculo rectangular que tiene su origen en el arco
cigomático y se extiende hacia abajo hasta la cara lateral del borde
inferior de la rama de la mandíbula (fig. 1-23). Su inserción en la
mandíbula va desde la región del segundo molar en el borde inferior
en dirección posterior, incluyendo el ángulo. Está formado por dos
porciones o vientres: la porción superficial, formada por fibras con un
trayecto descendente y ligeramente hacia atrás, y la porción profunda,
formada por fibras que transcurren en una dirección vertical, sobre
todo.
Cuando las fibras del masetero se contraen, la mandíbula se eleva
y los dientes entran en contacto. El masetero es un músculo potente
que proporciona la fuerza necesaria para una masticación eficiente.
Su porción superficial también puede facilitar la protrusión de la
mandíbula. Cuando ésta se halla protruida y se aplica una fuerza de
masticación, las fibras de la porción profunda estabilizan el cóndilo
frente a la eminencia articular.
Temporal
El temporal es un músculo grande, en forma de abanico, que se
origina en la fosa temporal y en la superficie lateral del cráneo. Sus
fibras se reúnen, en el trayecto hacia abajo, entre el arco cigomáti-
co y la superficie lateral del cráneo para formar un tendón que se
inserta en la apófisis coronoides y el borde anterior de la rama as-
cendente. Puede dividirse en tres zonas distintas según la dirección
de las fibras y su función final (fig. 1-24). La porción anterior está
formada por fibras con una dirección casi vertical. La porción media
contiene fibras con un trayecto oblicuo por la cara lateral del cráneo
(y algo hacia delante en su transcurso descendente). La porción pos-
terior está formada por fibras con una alineación casi horizontal que
van hacia delante por encima del oído para unirse a otras fibras del
músculo temporal a su paso por debajo del arco cigomático.
Cuando el músculo temporal se contrae, se eleva la mandíbula y
los dientes entran en contacto. Si sólo se contraen algunas porciones,
la mandíbula se desplaza siguiendo la dirección de las fibras que se
activan. Cuando se contrae la porción anterior, la mandíbula
se eleva verticalmente. La contracción de la porción media produce
la elevación y la retracción de la mandíbula. La función de la porción
posterior es algo controvertida. Aunque parece que la contracción
de esta porción puede causar una retracción mandibular, DuBrul16
sugiere que las únicas fibras importantes son las que están situadas
debajo de la apófisis cigomática y que la contracción produce una
elevación y tan sólo una ligera retracción. Dado que la angulación
de sus fibras musculares es variable, el músculo temporal es capaz de
coordinar los movimientos de cierre. Así pues, se trata de un músculo
de posicionamiento importante de la mandíbula.
Pterigoideo medial
El músculo pterigoideo medial (interno) tiene su origen en la fosa
pterigoidea y se extiende hacia abajo, hacia atrás y hacia fuera para
insertarse a lo largo de la superficie medial del ángulo mandibular
(fig. 1-25). Junto con el masetero, forma el cabestrillo muscular que
soporta la mandíbula en el ángulo mandibular. Cuando sus fibras
se contraen, se eleva la mandíbula y los dientes entran en contacto.
Este músculo también es activo en la protrusión de la mandíbula.
La contracción unilateral producirá un movimiento de mediotrusión
mandibular.
Pterigoideo lateral
Durante mucho tiempo se describió el músculo pterigoideo lateral
(externo) con dos porciones o vientres diferenciados: uno inferior
y otro superior. Dado que anatómicamente parecía que el músculo
era todo uno en cuanto a su estructura y su función, esta descripción
resultó aceptable hasta que los estudios realizados demostraron
otra cosa17,18. En la actualidad se considera que los dos vientres
FIGURA 1-23 A Músculo masetero. PP, porción profunda; PS, porción superficial. B Función: elevación de la mandíbula.
25. 14 Parte I n Anatomía funcional
ninguna inserción del músculo. Esto puede explicar la divergencia
en las observaciones de estos estudios.
Mientras que el pterigoideo lateral inferior actúa durante la aper-
tura, el superior se mantiene inactivo y sólo entra en acción junto con
los músculos elevadores. El pterigoideo lateral superior es muy activo
al morder con fuerza y al mantener los dientes juntos. El término
morder con fuerza hace referencia al movimiento que comporta el
cierre de la mandíbula contra una resistencia; por ejemplo, al mas-
ticar o al apretar los dientes. La importancia funcional del músculo
pterigoideo lateral superior se comenta con mayor detalle en el
apartado siguiente, dedicado a la biomecánica de la ATM.
Obsérvese que la tracción de ambos pterigoideos laterales sobre el
disco y el cóndilo va en una dirección predominantemente anterior,
pero también tiene un componente notablemente medial (fig. 1-27).
A medida que el cóndilo se desplaza hacia delante, la angulación
medial de la tracción de estos músculos aumenta todavía más. Cuan-
do la boca está muy abierta, la dirección de la tracción muscular es
más medial que anterior.
Conviene señalar que aproximadamente un 80% de las fibras que
forman ambos músculos pterigoideos laterales son fibras lentas (de
tipo I)25,26. Esto parece indicar que estos músculos son relativamente
resistentes a la fatiga y pueden servir para sujetar el cóndilo durante
períodos prolongados sin dificultad.
Digástrico
Aunque el músculo digástrico no se considera, por lo general, un
músculo de la masticación, tiene una importante influencia en la
función de la mandíbula. Se divide en dos porciones o vientres
(fig. 1-28). El vientre posterior tiene su origen en la escotadura
mastoidea, justo medial a la apófisis mastoides; sus fibras discurren
hacia delante, hacia abajo y hacia dentro hasta el tendón intermedio,
en el hueso hioides. El vientre anterior se origina en la fosa sobre
la superficie lingual de la mandíbula, encima del borde inferior y
cerca de la línea media, y sus fibras discurren hacia abajo y hacia
atrás hasta insertarse en el mismo tendón al que va a parar el vientre
posterior.
Cuando los músculos digástricos derecho e izquierdo se contraen
y el hueso hioides está fijado por los músculos suprahioideo e in-
frahioideo, la mandíbula desciende y es traccionada hacia atrás, y los
dientes se separan. Cuando la mandíbula está estable, los músculos
FIGURA 1-26 A Músculos pterigoideos laterales inferior y superior. B Función del músculo pterigoideo lateral inferior: protrusión de la mandíbula.
FIGURA 1-27 A Cuando el cóndilo mantiene una relación normal con la fosa, las inserciones de los músculos pterigoideos laterales superior e inferior ejercen una
tracción hacia dentro y hacia delante sobre el cóndilo y el disco (flechas). B Cuando el cóndilo se desplaza hacia delante desde su posición en la fosa, la tracción pasa
a tener una dirección más medial (flechas).
27. 16 Parte I n Anatomía funcional
un movimiento libre de deslizamiento entre estas superficies
en la cavidad superior. Este movimiento se produce cuando la
mandíbula se desplaza hacia delante (lo que se denomina tras-
lación). La traslación se produce en la cavidad articular superior
entre la superficie superior del disco articular y la fosa mandibular.
Así pues, el disco articular actúa como un hueso sin osificar que
participa en ambos sistemas articulares; la función del disco jus-
tifica, por tanto, la clasificación de la ATM como una verdadera
articulación compuesta (fig. 1-30, A,B).
Al disco articular también se le denomina menisco. Sin embargo,
no es, en modo alguno, un menisco. Por definición, un menisco
es una media luna cuneiforme formada por fibrocartílago que está
unido por un lado a la cápsula articular y sin inserción en el otro lado,
que se extiende libremente dentro de los espacios articulares. Un
menisco no divide una cavidad articular, aislando el líquido sinovial,
ni actúa como determinante del movimiento de la articulación. En
cambio, tiene una función pasiva para facilitar el movimiento entre
las partes óseas. Los meniscos típicos se encuentran en la articula-
ción de la rodilla. En la ATM, el disco actúa como una verdadera
superficie articular en ambos sistemas articulares y, por tanto, es más
exacta la denominación de disco articular.
Una vez descritos los dos sistemas articulares individuales po-
demos considerar de nuevo el conjunto de la ATM. Las superficies
articulares no tienen fijación ni unión estructural, pero es preciso que
se mantenga constantemente el contacto para que no se pierda la
estabilidad de la articulación. Esta estabilidad se mantiene gracias a la
constante actividad de los músculos, principalmente los elevadores,
que traccionan desde la articulación. Incluso en la situación de repo-
so, estos músculos se encuentran en un estado de leve contracción
que se denomina tono. Esta característica se comenta en el capítulo 2.
A medida que aumenta la actividad muscular, el cóndilo es empujado
progresivamente contra el disco y éste contra la fosa mandibular, lo
cual da lugar a un aumento de la presión interarticular* de estas es-
tructuras27-29. En ausencia de una presión interarticular, las superficies
articulares se separarán y se producirá, técnicamente, una luxación.
La amplitud del espacio del disco articular varía con la presión
interarticular. Cuando la presión es baja, como ocurre en la posición
de reposo, el espacio discal se ensancha. Cuando la presión es alta
(p. ej., al apretar los dientes), el espacio discal se estrecha. El contorno
TABLA 1-1 Características anatómicas de los músculos de la masticación
Músculo Origen Inserción Función Inervación Irrigación
Masetero Apófisis cigomática
del maxilar y dos tercios
anteriores del borde
inferior del arco cigomático
Ángulo y mitad inferior
de la superficie lateral
de la rama de la mandíbula
Eleva la mandíbula,
participa en la protrusión
Ramo maseterino
del nervio
mandibular del
nervio trigémino
Arteria maseterina
Temporal Parte lateral del cráneo
hasta toda la extensión
de la línea temporal
superior
Borde anterior de la
apófisis coronoides
y borde anterior de la rama
de la mandíbula hasta
el último molar
Eleva la mandíbula,
participa en la retrusión
Nervio temporal
profundo desde
el ramo mandibular
del nervio trigémino
Arterias temporales
anterior, posterior
y superficial
Pterigoideo medial Superficie medial de la
placa pterigoidea lateral
y superficie hendida
de la apófisis piramidal
del hueso palatino
Parte inferior y posterior
de la superficie medial de
la rama y el ángulo
de la mandíbula, a la altura
del agujero mandibular
Eleva la mandíbula,
participa en la protrusión
Ramo mandibular del
nervio trigémino
Rama pterigoidea
de la arteria maxilar
Pterigoideo lateral
superior
Parte inferior de la
superficie lateral del ala
mayor del esfenoides
y cresta infratemporal
Cuello del cóndilo
mandibular y margen
frontal del disco articular
Estabiliza el cóndilo y
el disco durante la carga
mandibular (es decir,
masticación unilateral)
Ramo pterigoideo
del nervio trigémino
Rama pterigoidea
de la arteria maxilar
Pterigoideo lateral
inferior
Superficie lateral de la
placa pterigoidea lateral
Cuello del cóndilo
mandibular
Protruye la mandíbula,
participa en los
movimientos laterales y
en la apertura de la boca
Ramo pterigoideo
del nervio trigémino
Rama pterigoidea
de la arteria maxilar
Digástrico anterior Depresión en la superficie
interna del borde inferior
de la mandíbula, cerca
de la sínfisis
Tendón que atraviesa una
polea tendinosa insertada
en el hueso hioides.
El digástrico anterior
se inserta en el tendón
del músculo digástrico
posterior
Deprime la mandíbula
y eleva el hueso hioides
Ramo mandibular
del nervio trigémino
y nervio milohioideo
Arteria
submentoniana
Digástrico posterior Superficie inferior
del cráneo, desde la
escotadura mastoidea
en la superficie medial
de la apófisis mastoides
del hueso temporal y una
hendidura profunda entre
la apófisis mastoides
y la apófisis estiloides
Tendón que atraviesa una
polea tendinosa insertada
en el hueso hioides.
El digástrico posterior
se inserta en el tendón
del músculo digástrico
anterior
Deprime la mandíbula
y eleva el hueso hioides
Ramo digástrico
del nervio facial
Arteria lingual
y arteria facial
*La presión interarticular es la presión entre las superficies articulares de la
articulación.
29. 18 Parte I n Anatomía funcional
fibras insertadas en el disco tiran de él hacia delante y hacia dentro.
Así pues, el músculo pterigoideo lateral superior técnicamente es
un protractor del disco. Recuérdese, sin embargo, que este músculo
también se inserta en el cuello del cóndilo. Esta doble inserción no
permite que el músculo tire del disco por el espacio discal. Sin em-
bargo, la protracción del disco no se produce durante la apertura de
la mandíbula. Cuando el pterigoideo lateral inferior tira del cóndilo
hacia delante, el pterigoideo lateral superior permanece inactivo y no
desplaza el disco hacia delante junto con el cóndilo. El pterigoideo
lateral superior se activa sólo junto con la actividad de los músculos
elevadores durante el cierre mandibular al morder con fuerza.
Es importante conocer los factores por los que el disco se des-
plaza hacia delante con el cóndilo en ausencia de actividad del
músculo pterigoideo lateral superior. El ligamento capsular anterior
une el disco al borde anterior de la superficie articular del cóndilo
(v. fig. 1-15). También la lámina retrodiscal inferior une el borde
posterior del disco al margen posterior de la superficie articular del
cóndilo. Ambos ligamentos están formados por fibras colagenosas
que no se distienden. Así pues, la deducción lógica es que fuerzan
una traslación del disco hacia delante con el cóndilo. Sin embargo,
aunque lógica, esta deducción es incorrecta: estas estructuras no son
responsables, de manera primaria, del movimiento del disco con el
cóndilo. Recuérdese que los ligamentos no participan activamente
en la función articular normal, sino que tan sólo limitan de modo
pasivo los movimientos extremos. El mecanismo por el que el
disco se mantiene junto al cóndilo en traslación depende de la
morfología del disco y de la presión interarticular. En presencia
de un disco articular de forma normal, la superficie articular del
cóndilo se sitúa en la zona intermedia, entre las dos porciones más
gruesas. Cuando la presión interarticular aumenta, el espacio discal
se estrecha, y con ello el cóndilo se asienta de manera más clara
en la zona intermedia.
Durante la traslación, la combinación de la morfología discal con
la presión interarticular mantiene el cóndilo en la zona intermedia
y se fuerza al disco a desplazarse hacia delante con el cóndilo. Por
ello, la morfología del disco es de enorme importancia para mantener
una posición adecuada durante el funcionamiento. La morfología
adecuada y la presión interarticular constituyen un importante factor
de autoposicionamiento del disco. Sólo cuando la morfología discal
se ha alterado en gran medida, las inserciones ligamentosas del disco
influyen en la función articular. Cuando esto ocurre, la biomecánica
de la articulación se altera y aparecen signos disfuncionales. Estos
trastornos se comentan con detalle en capítulos posteriores.
Al igual que ocurre con la mayoría de los músculos, el mús-
culo pterigoideo lateral superior se mantiene constantemente en
un estado de contracción leve o tono, que ejerce una ligera fuerza
anterior y medial sobre el disco. En la posición de reposo cerrada,
esta fuerza anterior y medial supera, casi siempre, a la fuerza de
retracción elástica posterior producida por la lámina retrodiscal
superior no distendida. Por tanto, en la posición de reposo cerrada,
cuando la presión interarticular es baja y el espacio discal es ancho,
el disco ocupará la posición de rotación anterior máxima sobre el
cóndilo que permite la anchura del espacio. En otras palabras, en
reposo con la boca cerrada, el cóndilo estará en contacto con las
zonas intermedia y posterior del disco.
Esta relación del disco se mantiene durante los movimientos
pasivos mínimos de rotación y traslación de la mandíbula. En cuanto
el cóndilo se desplaza lo suficiente hacia delante como para conseguir
que la fuerza de retracción de la lámina retrodiscal superior sea
mayor que la fuerza del tono muscular del músculo pterigoideo
lateral superior, el disco gira hacia atrás en el grado que le permite la
anchura del espacio discal. Cuando el cóndilo vuelve a la posición de
reposo cerrada, el tono del pterigoideo lateral superior pasa a ser de
nuevo la fuerza predominante y el disco vuelve a desplazarse hacia
delante, en la medida en que lo permite el espacio discal (fig. 1-31).
La importancia funcional del músculo pterigoideo lateral su-
perior se pone de manifiesto cuando se observan los efectos de la
fuerza ejercida durante la masticación unilateral. Cuando el paciente
muerde un alimento duro con un lado (p. ej., un filete muy duro),
las ATM no soportan las mismas cargas. Esto se debe a que la
fuerza de cierre no se aplica sobre la articulación, sino sobre el
alimento. La mandíbula actúa como una palanca sobre el punto
de apoyo constituido por el alimento duro y provoca un aumento
de la presión interarticular en la articulación contralateral y una
disminución brusca de la presión interarticular en la articulación
ipsilateral (es decir, del mismo lado)30,31. Esto puede provocar una
separación de las superficies articulares y dar lugar a una luxación
de la articulación ipsilateral. Para evitarlo, el músculo pterigoideo
lateral superior se activa durante la acción de cierre con fuerza y el
disco gira hacia delante sobre el cóndilo, de tal forma que el borde
posterior más grueso del disco mantenga el contacto articular. De
esta manera se mantiene la estabilidad articular durante el cierre con
fuerza de la masticación. Cuando los dientes atraviesan el alimento
y se aproximan al contacto interdentario, la presión interarticular
aumenta. A medida que se incrementa la presión, se reduce el es-
pacio discal y el disco sufre una rotación mecánica hacia atrás, y de
este modo la zona intermedia más delgada llena el espacio. Cuando
se interrumpe la fuerza de cierre, se recupera de nuevo la posición
de reposo cerrada.
El conocimiento profundo de estos conceptos básicos de la fun-
ción de la ATM es esencial para comprender la disfunción articular.
La función biomecánica normal de la ATM debe seguir los principios
ortopédicos que acaban de presentarse. Recuérdese lo siguiente:
1. Los ligamentos no participan activamente en la función de la
ATM. Actúan como alambres de fijación, limitan determinados
movimientos articulares y permiten otros. Restringen los movi-
mientos de la articulación mecánicamente y mediante la actividad
refleja neuromuscular (v. cap. 2).
2. Los ligamentos no se distienden. Si se aplica una fuerza de trac-
ción se pueden estirar (es decir, aumentan de longitud). (La dis-
tensión implica la capacidad de recuperar la longitud original.)
Cuando se ha producido un alargamiento de ligamentos, la
función articular suele quedar comprometida.
3. Las superficies articulares de la ATM deben mantenerse cons-
tantemente en contacto. Este contacto es originado por los mús-
culos que actúan sobre las articulaciones (es decir, los elevadores:
temporal, masetero y pterigoideo medial).
Es necesario un conocimiento sólido de estos principios para la
valoración y el tratamiento de los diversos trastornos que se presentan
en el resto de este libro.
31. 20 Parte I n Anatomía funcional
14. Tanaka TT. TMJ Microanatomy: An Approach to Current Controversies
(videotape), San Diego, CA, 1992.
15. Guyton AC: Textbook of Medical Physiology, ed 8., Philadelphia, 1991,
Saunders, 1013.
16. DuBrul EL: Sicher’s Oral Anatomy, ed 7, St Louis, 1980, MO: Mosby
Yearbook, 232.
17. McNamara JA: The independent functions of the two heads of the
lateral pterygoid muscle in the human temporomandibular joint,
Am J Anat 138:197-205, 1973.
18. Mahan PE, Wilkinson TM, Gibbs CH, Mauderli A, Brannon LS:
Superior and inferior bellies of the lateral pterygoid muscle EMG
activity at basic jaw positions, J Prosthet Dent 50(5):710-718, 1983.
19. Wilkinson TM: The relationship between the disk and the lateral
pterygoid muscle in the human temporomandibular joint, J Prosthet
Dent 60:715-724, 1988.
20. Dusek TO, Kiely JP: Quantiifcation of the superior lateral pterygoid
insertion on TMJ components, J Dent Res 70(Special Issue, abstr
1246):421, 1991.
21. Carpentier P, Yung JP, Marguelles-Bonnet R, Meunissier M:
Insertion of the lateral pterygoid: An anatomic study of the human
temporomandibular joint, J Oral Maxillofac Surg 46:477-782, 1988.
22. Marguelles-Bonnet R, Yung JP, Carpentier P, Meunissier M:
Temporomandibular joint serial sections made with mandible in
intercuspal position, J Craniomandib Pract 7:97-106, 1989.
23. Tanaka TT. Advanced disection of the temporomandibular joint.
(videotape), San Diego, CA, 1989.
24. Heylings DJ, Nielsen IL, McNeill C: Lateral pterygoid muscle and
the temporomandibular disc, J Orofac Pain 9(1):9-16, 1995.
25. Ericksson, PO: Special histochemical muscle-fiber characteristics
of the human lateral pterygoid muscle, Arch Oral Biol 26:495,
1981.
26. Mao J, Stein RB, Osborn JW: The size and distribution of fiber types
in jaw muscles: A review, J Craniomandib Disord Facial Oral Pain 6:192,
1992.
27. Boyd RL, Gibbs CH, Mahan PE, Richmond AF, Laskin JL:
Temporomandibular joint forces measured at the condyle of Macaca
arctoides, Am J Orthod Dentofacial Orthop 97(6):472-479, 1990.
28. Mansour RM, Reynik RJ: in vivo occlusal forces and moments: I.
Forces measured in terminal hinge position and associated moments,
J Dent Res 54(1):114-120, 1975.
29. Smith DM, McLachlan KR, McCall WD: A numerical model of
temporomandibular joint loading, J Dent Res 65:1046-1052, 1986.
30. Rassouli NM, Christensen LV: Experimental occlusal interferences
Part III. Mandibular rotations induced by a rigid interference, J Oral
Rehabil 22(10):781-789, 1995.
31. Christensen LV, Rassouli NM: Experimental occlusal interferences.
Part IV. Mandibular rotations induced by a pliable interference, J Oral
Rehabil 22:835-844, 1995.