La idiosincrasia del peruano no apareció de la nada. Es el resultado de siglos de transmisión cultural transgeneracional. Detrás de problemáticas sumamente relevantes como la desintegración familiar, el trabajo infantil o el abuso de la mujer, la precocidad y el libertinaje sexual; se entretejen hilos invisibles de índole sociocultural que han quedado ocultos por la modernidad y la alienación y, sin embargo; siguen haciendo sentir su influencia en nuestro día a día como nación. Descúbralos aquí. Cultura no es chancho al cilindro, ceviche y Machu Picchu. Vea cómo esta puede afectar, y seriamente, la vida de generaciones enteras y ser un gran obstáculo para las iniciativas evangelísticas, socioeducativas y políticas.

1. Para entender la cultura peruana
Joe Ramírez R.

2. INTRODUCCIÓN
• Esta presentación no es un estudio exhaustivo pero
le da un vistazo a rasgos culturales de la sociedad
andina que incidieron en la configuración de la
idiosincrasia peruana actual.

3. Identidad cultural, religión y ética andinas
- En hombre andino no tiene un concepto de sí mismo como una
entidad separada y absoluta, al modo occidental. Su pensamiento
no puede ver una unidad más pequeña que el ayllu (comunidad).
Ejerce una identidad comunitaria.
- La religión no es un medio para la salvación individual espiritual al
modo judeocristiano, sino un instrumento para la prosperidad
material comunitaria.
- Ser ocioso, ladrón o defraudador, e ir así contra la sostenibilidad
económica del ayllu, son las peores taras morales dentro de la
escala ética andina. Por otra parte, el equivalente andino a nuestra
Condenación Eterna, sería la exclusión de la vida comunitaria.
- El culto es comunitario y sus dioses son dioses de la tierra, la lluvia y
el sol, dioses de la productividad agrícola. Con el sincretismo
religioso resultante de la “evangelización”, estos rasgos
fundamentales sólo migraron hacia nuevas manifestaciones de
religiosidad comunal.
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4. La cultura económica del ande y el mundo simbólico
- La vida e identidad del hombre andino se encuentra profundamente unida a
la tierra y a su productividad. El antiguo panteísmo fue una expresión de
este vínculo. El actual culto sincrético, centrado en la productividad agraria,
tiene la misma raíz.
- La agricultura, como principal actividad económica, le daba forma a todo el
entramado sociocultural y al mundo simbólico del hombre andino. Los
diferentes cultivos a lo largo de los pueblos del antiguo Perú, iban
configurando diferentes visiones de la vida: El maíz podía ser aprovechado
en cualquiera de sus fases, el trigo sólo cuando se procesara, el arroz
demandaba paciencia y la papa, el tubérculo de los pobres, les enseñaba a
estos que lo más importante era lo que no se veía.
- El migrante andino, al ser separado de la tierra, encuentra nuevas formas de
subsistir (principalmente el comercio), pero conserva sus antiguas
representaciones y valores religiosos asociados a la productividad agraria.
Así, la ligazón a los antiguos dioses comunitarios no se rompe y las
expresiones magicorreligiosas se adosan a las nuevas formas de
subsistencia. Empiezan, por tanto, a congregarse en torno al culto de nuevos
“señores” que son, no sólo instrumentos mágicos para seguir asegurándose
la prosperidad en su nuevo espacio vital, sino también para conservar su
identidad espiritual y cultural.
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5. El llegar a ser adulto en el ande y el trabajo infantil
- En sociedades agrarias como la andina, el proceso natural de evolución del niño
hacia la adultez se realiza mediante la incorporación progresiva y el
adiestramiento del niño en las obligaciones del adulto.
- El juego simbólico tiene un papel sumamente importante.
- Hasta los cinco años, el hijo varón está con la madre. Desde entonces acompaña al
padre para ser adiestrado en el trabajo agrícola. Las mujeres permanecen con la
madre para aprender los quehaceres del hogar.
- La formación ética del niño andino partía de la vinculación del niño con las
prácticas productivas de los padres y de su ingreso progresivo a la vida
comunitaria.
- El trabajo no sufrió la especialización y división al modo occidental.
- La educación occidental no es bien asimilada debido a su compartimentalización y
orientación fraccionadora. También por no ser pertinente y relevante a su modo
de vida.
- El trabajo infantil dificulta la escolaridad al modo occidental. Sin embargo, el
trabajo es parte fundamental de la educación andina. Tiene, como ya vimos, un rol
socializador y capacitador a la vez.
- De ahí que familias migrantes no tengan problemas con mandar a sus hijos a
vender, lo cual a la mentalidad occidental le puede parecer extraño.
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6. Cultura del trabajo
- Las relaciones familiares giran en torno al trabajo. Aprender a
trabajar es lo más importante.
- El ayllu aplicaba severas penas al ocioso y al ladrón.
- El trabajo agrícola era comunal, y el resto del quehacer no
sufrió la especialización y división al modo occidental. Todos
tenían que ser “mil oficios”. Este mismo patrón se puede
observar en el migrante andino y sus descendientes.
- La economía comunera prioriza el sobrevivir en el presente
sobre el bienestar en el futuro, rasgo observado más de una
vez en el descendiente de migrantes andinos.
- No se conocen conceptos occidentales como la acumulación
de riqueza, la creación de capital, el ahorro con fines de
inversión futura, el acaparamiento de tierras y propiedades
para legarlas a los hijos. Es una economía inmediatista y de
subsistencia. No es raro, tampoco, observar este patrón de
comportamiento hoy entre un gran sector de esta población.
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7. Sexualidad
- Varones y mujeres gozan de amplia libertad sexual desde
la adolescencia.
- Las mujeres suelen tener sus primeras relaciones
sexuales entre los 13 y 16 años. Los hombres entre los 16
y 18.
- Los múltiples amantes que se puede tener durante la
etapa soltera no concitan celos.
- La adolescente andina desprecia la idea de la virginidad.
Trata por todos los medios de deshacerse de ella. Tener
pareja sexual lo más temprano posible es señal de
prestigio pues indica que es “querida”.
- El concubinato no entraña compromiso alguno mientras
no se sostengan los rituales de unión, pero una vez
celebrados estos últimos, la separación no se acepta.
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8. • El Servinakuy: Período de un año de convivencia a modo de “prueba”,
después del cual recién se celebran los rituales matrimoniales. De no
“congeniar”, la pareja puede disolverse sin más.
• El homosexualismo, tanto masculino como femenino, eran bien vistos en el
antiguo Perú. La adoración a dioses como Chuqui Chinchay y Pachacámac
incluía prostitución ritual homosexual y travestismo.
• La sexualidad no entraña mayores “complicaciones” morales. Lo que
importa es la productividad: “No ociosees, no robes, no defraudes” son
normas suficientes.
• La falta más grave dentro del código moral andino es ir contra la
productividad comunal (ser ocioso, ladrón o estafador). Podías ser
promiscuo u homosexual (faltas colocadas bien arriba en la escala moral
judeocristiana), pero jamás un flojo, un defraudador o un ratero.
• La permisividad sexual y la tolerancia de la homosexualidad en la sociedad
peruana actual, sería pues, sólo el reflejo y resultado de una permisividad
milenaria. Compárese con otras culturas como la musulmana, la judía o la
cristiana.
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9. Familia y Comunidad
- El poblador andino usa una lógica que parte de su tácita pertenencia al ayllu,
el cual es percibido como una gran familia.
- Es común que a toda persona mayor se le llame “tío”. Las ancianas son las
“madres” de toda la comunidad (“mamacha”).
- La observancia de las costumbres y la sujeción a lo colectivo tiene vital
importancia económica y social.
- La pertenencia a la comunidad trae consigo derechos y obligaciones
económicos, sociales y rituales.
- No cumplir estas obligaciones trae consigo la exclusión de la vida comunitaria,
lo cual es impensable para la mente andina (la máxima afrenta y
condenación).
- La correspondencia entre el individuo y el colectivo social es más marcada y
vinculante en la mujer. Podemos citar dos comportamientos representativos
de este rasgo:
- Una mujer podía tolerar la infidelidad siempre y cuando mantuviera el
estatus de esposa (y así la estabilidad de la familia y por ende del ayllu).
- La mujer valora mucho el ser la esposa en vez de “la otra”.
- No es coincidencia que este mismo patrón de conducta se reproduzca hoy
entre mujeres descendientes de migrantes andinos.
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10. Conformación del núcleo familiar
- La familia y el matrimonio están estructurados, no alrededor de lazos
sentimentales al estilo occidental, sino en torno al trabajo y la
productividad, donde el ayllu es el eje central de su vida.
- Hombre y mujer no son considerados objetos de pleno derecho mientras
permanecen solteros.
- Con el matrimonio, adquieren todos los derechos y obligaciones de la vida
comunal.
- El matrimonio es la base jurídica de la adquisición de la calidad de
persona.
- No es bien visto que un joven llegue a la edad madura sin casarse.
- Quien se casa, adquiere distinción y respeto.
- El ayllu fomenta el matrimonio premiando a los recién casados con la
palpa.
- Los hijos representan fuerza laboral y, por ende, prestigio.
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11. Matrifocalidad
- La familia gira en torno a la madre, quien administra los bienes
agrícolas y provee la única seguridad de parentesco.
- Debido a la libertad sexual que se ejerce, es difícil determinar quién
es el padre, pero no ocurre lo mismo con la madre.
- Por eso, la relación del niño es más estrecha con el hermano de la
madre que con el propio padre.
- Matrifocalidad no es igual a matriarcado. El varón ostenta la
autoridad y le da sentido a la vida de la mujer y de la familia, al
representar la fuerza laboral.
- En las reuniones comunitarias sólo participan los hombres, pero las
mujeres tienen mucha influencia en las decisiones desde sus
propios hogares.
- Cuando el padre se desentiende de los hijos, la madre y su entorno
familiar son quienes asumen la responsabilidad endofamiliar y
exofamiliar.
- Estos rasgos se ven reproducidos hoy entre descendientes de
migrantes andinos, no sólo a través de la figura de la madre soltera
abnegada, sufrida y valiente; sino también a través de la familia
materna que recibe y sustenta a los hijos de la madre abandonada.
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12. Reconfiguración de la familia migrante
- Los migrantes a la ciudad han reconfigurado sus
estructuras familiares.
- Crean la figura de la familia ampliada.
- Establecen nexos comerciales familiares, con hermanos,
primos, tíos, etc.
- El ayllu original se pierde de vista pero surge otro
pequeño ayllu.
- Sin embargo, el nexo con el resto de los paisanos es
fuerte. Suelen organizarse para reencontrarse en clubes
costumbristas.
- Así se produce la recuperación, revaloración y
conservación de sus patrones culturales, haciendo
posible la transmisión intergeneracional.
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13. ¿Hogares “disfuncionales” y abuso infantil o asunto de
perspectiva?
A modo de conclusión, quiero presentar un caso que puede
ilustrar la tesis que sirve de base para esta presentación; a
saber: que la idiosincrasia del peruano actual no surgió de
la nada, sino que es manifestación de su legado cultural
milenario:
Un padre migrante o descendiente de migrantes, puede ser
bebedor e infiel, golpear a la esposa y obligar a los hijos a
trabajar. No obstante, la mujer no se separará de él. Esta
reacción puede ser incomprensible para la mente
occidental, pero está profundamente arraigada en la
milenaria cultura andina: Preservación del estatus de
esposa y de la integridad del ayllu, permisividad sexual,
ingesta de licor, trabajo infantil, etc.
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14. “Cultura” no es chancho al cilindro, ceviche y
Machu Picchu.