La filosofía sirve como una metáfora de la realidad y nuestras vidas al plantear preguntas que conducen a respuestas nuevas y más preguntas, representando nuestra necesidad constante de comprender el mundo. Funciona como una expresión vital de la curiosidad humana sobre la vida y el universo más allá de consideraciones materiales, como expresó Sócrates al decir "sólo sé que no sé nada".