2. Versos al viento, Olivia Paredes Morales
Diseño
y diagramación: Dr. Marco E. Sánchez Matamoros
Casa de la Cultura Benjamín Carrión Núcleo de
El Oro.
Director: Dr. Marco E. Sánchez Matamoros.
Machala, diciembre, 2022
Impresión:
200 ejemplares
Imprenta “FERGARF”
Guayas e/. Pasaje y Boyacá
Telf.: 2963912
Email: impssur@hotmail.com
5. PRÓLOGO
La intensa, vigorosa y cristalina poesía de Olivia
Paredes Morales
"Cuando la mujer escribe, muere.
Es una sentencia de muerte."
Elena Garro
La lírica de Olivia Paredes Morales tiene de suyo la
musicalidad y la delicadeza que caracteriza a la buena
poesía. Cuando leemos sus versos, nos sentimos tocados
por la nobleza de su espíritu que, en cada sílaba, en
cada gota de prosa o líneas semánticas, destila armonía
y estética.
Si, definitivamente el contacto con VERSOS AL
VIENTO, deja en cada uno de los lectores, la sensación
de estar junto a la autora, de sentir sus emociones, de
vibrar junto a ella, de compartir con ella los mismos
sentimientos, nacidos de un alma pura, cristalina,
diáfana; pero a la vez intensa y apasionada. En los
textos de Olivia, se cumple lo que premonitoriamente
describió Elena Garro, en su frase "Cuando la mujer
escribe, muere. Es una sentencia de muerte." Y, esta
muerte a la que hace alusión la escritora mexicana,
es la muerte del que se entrega, del que pone su alma
en lo que le apasiona y no deja nada dentro, se vacía,
nutre cada poema con toda la vertiente de luz, de fuego,
muchas veces de lava incandescente, que surge del
centro mismo de su ser, y que al tocar su pluma, se
convierten mágicamente en piezas líricas, de singular
perfección.
Ya en POEMAS DE ANTAÑO y AJENJO Y MIEL,
6. 6
Olivia Paredes, nos permitió disfrutar de la calidad de su
literatura. Esta vez nos regala sus VERSOS AL VIENTO,
para que seamos sutilmente envueltos en su poética,
auténtica, entrañable, generosa en figuras literarias, rica
en metáforas, en prosopopeyas, en símiles, en una y mil
formas de decir lo que muchas veces todos sentimos,
pero que solo los poetas pueden encontrar la manera
de expresarlo, haciendo gala del uso de la palabra
como buril con el que se moldea y a breves trazos se
acaricia la hoja en blanco, transformando la nada en
un sentido cuerpo, compuesto por vivos versos, versos
trabajados con la maestría de una poeta comprometida
con su ascendente carrera literaria, que no desmaya
en prepararse día a día, en continuar con el trabajo
de aprendizaje que permite que su poesía se eleve, se
desprenda de la expresión simple de un yo emocional y
trastoque el lenguaje coloquial en un lenguaje literario,
digno de los mejores escenarios dentro de la literatura
ecuatoriana e internacional.
Olivia Paredes Morales, con sus VERSOS AL VIENTO,
enaltece la literatura orense y nos entrega un libro,
digno de atesorar, de leer, de disfrutar. Para muestra
unos breves versos de uno de sus poemas, “En mi viejo
monedero”:
En mi monedero que es una trinchera,
si quieres hurgar, vas encontrar:
la primera nota que escribiste tú,
un pétalo seco de una rara flor,
un cabello tuyo que yo lo tomé
cuando me besaste por primera vez,
unas cuantas uñas que yo te corté
y tu risa loca con sabor a miel.
Muchos dirán que su poesía colinda con lo clásico,
otros dirán con el romanticismo o quizá algunos
con el existencialismo o el creacionismo. Considero
que la talla literaria de Olivia Paredes, no se ajusta a
7. 7
ninguna etiqueta, y así como mujeres excepcionales
en la literatura, se negaron a ser etiquetadas, pese
a la “importancia” de las etiquetas -tal es el caso de
la misma Garro, que no permitió ser bautizada como
la fundadora del realismo mágico, pese a serlo- así,
Paredes es y seguirá siendo una poeta libre, que se
cultiva y se supera a si misma cada día, pero que a la
hora de escribir, lo hace con la fuerza y el ímpetu de
su yo lírico, que tiene la capacidad de abordar todos
los temas que bullen dentro de su alma, con la misma
intensidad y vigor; y que no se sujeta a un estilo en
particular. Ella lleva la batuta de su poesía, ella marca su
impronta y es por eso, que al leerla, vibramos con ella,
nos emocionamos con ella, y a veces, hasta lloramos
con ella. Ese es el poder de la poesía de Olivia Paredes
Morales, esa es su riqueza: su autenticidad.
Enhorabuena por este nuevo hijo literario, una obra
que recoge el trabajo realizado desde hace muchos
años y que bien merece la acogida de todos quienes
conocemos ya de su calidad humana y literaria y de
todos quienes aman y valoran la literatura de quilates.
Machala, diciembre de 2022
Krupskaya Pereira Astudillo
Poeta y Escritora ecuatoriana
8.
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UTOPÍA
¿No habrá por allí una liana
que me ayudara a cruzar
hacia la orilla opuesta?
Yo quiero que sean mías
las huellas que voy dejando
al abrir rumbo y camino.
Que sean páginas blancas
las del libro de mi vida
que yo habría de escribir
una vez que allá estuviera.
¿No habrá por allí una barca
que me lleve con presteza
a la orilla que anhelo?
El último esfuerzo mío
por dejar atrás lo absurdo,
lo incierto, lo innecesario,
lo imposible, lo quimérico.
¿No habrá un cóndor generoso
que quisiera abrir sus alas
y me lleve en alto vuelo?
Llevando consigo el alma
que anhela con esperanzas
cruzar aquel firmamento
y alcanzar aquella orilla,
orilla de mis locuras.
¿No vendrá alguna alfombra
de esas mágicas que vuelan
y me quiera transportar?
10. 10
Donde no existan recuerdos,
¡quiero estar huérfana de ellos!
Si la liana o la barca,
si el cóndor o la alfombra
me permiten alcanzar la orilla de libertad
prometo que desde entonces
no volveré a ver atrás,
no volveré a recordar
lo que me hizo sollozar.
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AHORA QUE TÚ ESTÁS
Ahora que tú estás en mi vida,
vuelven despacio,
lenta, muy lentamente:
a resurgir las flamas apagadas,
a retomar los senderos olvidados,
a contemplar el aura solariega,
a contemplar el ocaso de los mares,
ahora que tú estás.
Ahora que tú estás,
vuelven a tener sentido mis vivencias:
me acaricia el sol, me acaricia la luna,
irradian ternura los luceros;
hasta la lluvia que me besa el rostro
es para mí la primavera,
ahora que tú estás.
Ahora que tú estás,
me place con recelo, lo declaro:
hablar de ilusiones, de esperanzas,
del unicornio azul de mis demencias,
del rojo jardin viviente,
del cristal azul de tus ojos,
ahora que tú estás.
Pero las ilusiones y esperanzas,
los luceros, el sol, la luna, la lluvia,
y el cielo, también la primavera,
tienen otro color, color indefinible.
No quiero que sean blancas las ilusiones,
negras las noches,
verdes las esperanzas, azul el cielo,
Quiero anclar mi barca
en tu orilla que no hay barca estacionada.
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Sí, cambiar la óptica
para mirar las cosas a mi modo,
ahora que tú estás.
13. 13
EL DUELO DE MI ALEGRÍA
La primaveral aurora
trae consigo la esperanza de volver a verte,
trae consigo un manojo de ilusiones
fiesta de azares, mis alegrías.
Alegría fugaz cual golondrina
que vuela sola en el firmamento,
que de tanto volar está cansada
y hasta tiene sus alas rotas.
Y es que a ti te debo mis quebrantos,
mis angustias, mi pesar y mi honda pena,
mis lágrimas salobres, casi amargas,
que inundan la parcela donde poso.
Y no estoy loca, ¡no!,
en mis pupilas se grabó esa imagen,
sin que tú puedas verme…
yo vi allí en tu andén estacionada
una silueta de mujer, a ti abrazada.
No quise saber quién era,
ese detalle no tenía importancia,
me bastó con saber que mi castillo
era de sal, era de arena.
Se abrió un sendero que me supo a desierto
donde buscaba un oasis desnudo,
que apague el fuego de mi desencanto,
que borren los retazos del recuerdo.
Caminaré tomada de la mano
de mi desilusión, de mis delirios,
esparciré las cenizas de mi duelo:
te sepultaré hoy... y es para siempre.
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CHIQUITITA
¡No crezcas!¡No crezcas!
Así es que te quiero tierna, ensoñadora,
a veces inquieta, a veces traviesa,
a veces ausente y es cuando me dueles.
Pequeñita mía
por suerte no te he concebido
aquí en mis entrañas;
por suerte te digo y con sutileza
porque hay tantas cosas,
las cosas terrenas que te lastimaran
que te hicieran daño.
Pero aquí en mis pensamientos,
en el aura muda de mis adentros,
en el universo feliz de mis sueños
compartimos las vivencias nuestras.
¡Nuestras!, ¡solo nuestras!
Eres solo mía, nadie te hace daño;
nadie, porque nadie invade mis sueños,
y allí es donde existes, mi pequeña niña,
chiquitita mía, niña de mis sueños.
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MIS LOAS PARA TI
Eres como la espuma de un mar alborotado
que permite que vuelen sus alburas al viento
y mientras los obstáculos se colocan al frente
te encumbras en la cresta de esas olas bravías.
Nunca te has detenido a mirar las murallas,
mientras más altas sean, mientras amenazantes
para ti, que moldeaste tu carácter al fuego,
la amenaza eres tú que puedes derribarlas.
Te he visto llorar y eso me ha lastimado tanto,
que yo quería enjugar esas lágrimas,
con mis manos que anhelaban el roce de tu rostro,
que anhelaban consolarte, que anhelaban que no
llores.
Pero me era imposible. Ya no puedo tocarte,
mi tortura es no verte, mi tortura es pensar
cómo podría mi alma acercarse a tu rostro
y enjugar esas lágrimas con mis sedientos labios.
Pero ha pasado el tiempo: el invierno, el verano,
el otoño, también la primavera.
Han fracasado, porque ahora te miro
más lozana que antes, más bonita, más bella,
con sonrisas que riman con tu cabello al viento.
16. 16
DESDE LOS ARREBOLES
El fuego intenso que yace en mis entrañas
fácilmente incinera las nostalgias,
las convierte en cenizas de llanto
y en suaves cánticos de sirenas.
El agua cristalina que baña
mis sentimientos y mis pasiones,
reposa en el atrio del olvido,
o en el andén solitario de una tumba.
La tierra que ofrece la firmeza
a mis pisadas peregrinas,
es el soplo del dios de la ventana,
que sostiene o deshoja mis pasos.
Solo el aire que circunda el horizonte,
a veces tibio, a veces incesante,
me invita a volar cual ave inquieta,
a vivirlos desde los arreboles.
17. 17
FARAMALLA
Quiero pintar, quiero escribir,
en lienzo inexistente,
el humedal de lo incierto,
con los pinceles tomados de mi hastío,
y la pluma de amasadas ilusiones.
Ya lo pinté:
arreboles descolgados en otoño,
primaverales flores en invierno,
gotas de golondrinas en verano
que rompan el silencio adormecido.
Ya lo escribí urdiendo los estambres
que buscan al pistilo sonriente
para engendrar alburas indecibles,
que se deslice por las aristas de mis ansias,
y se estacione en el andén prohibido,
¡No quiero tu opinión!, ¡no quiero nada!
Quiero batir mis alas desahuciadas en lontananza,
verter mis delirios en la sima
donde guardo las plateadas voces
del silencio, del tedio, de las brumas,
que harán surgir como blancas espumas
un volcán de gaviotas encendidas.
Faramalla de oleaje peregrino
descansa sobre la blanda arena,
bebe a sorbos los abrojos rotos
y apaga el fuego mortal de mis quebrantos.
18. 18
MI SENTIR
Tu silueta de halcón
que despliega sus alas
hacia el infinito
y desafía a la fuerza del viento
con intenso mirar:
me sabe a cielo.
Fragancia matinal,
rocío de plata,
sabor a yerba buena,
brisa serena que se posa en mis labios:
me sabe a besos.
Suave pelaje de mimoso felino,
ronronear melodioso en tus gemidos,
regazo tibio donde duermen mis sueños:
me sabe a nido.
Caricia de volcán,
vehementes efluvios cristalinos,
que se deslizan furtivas hasta el éxtasis:
me saben a ti.
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EN TI MI NEGRO
Déjame que te piense
piel negra, piel fina,
marfilada sonrisa,
azabache despierto.
Deja que yo contemple
tus rizos definidos,
tus arqueadas pestañas,
tus cejas pobladas.
Muestra tu abierta mano
donde la melanina
no ha pintado de negro
porque es lienzo divino.
Y las huellas que dejas
son tan blancas, tan níveas,
como la sal despierta
del mar en sus bravuras.
Diferencia no existe
entre tu alma y la mía,
somos la misma esencia,
ni es blanca ni es negra.
20. 20
MOMENTOS DE NOSTALGIA
Te vi pasar…
tu mano acariciaba
los pétalos de la flor que nos gustaba,
te inclinaste y furtivo la besaste,
pero mi boca no estaba allí.
¿Me extrañaste?
Te seguí…
escogiste el sendero
por el que ayer
caminamos de la mano.
Allá al final,
en aquel árbol dormido,
recostado sobre él.
¿Me extrañaste?
Te miré…
Cerraste los ojos como un niño
recordando no sé qué, sonreías,
humedeciste tus labios
con vehemencia,
saboreaste el dolor.
¿Me extrañaste?
Te quedaste…
acuclillado al pie de nuestro árbol,
recogiste un puñado de hojarasca,
sollozaste amargamente
deletreando mi nombre.
¿Me extrañaste?
Tuve celos del árbol,
de tu llanto, de tus manos.
Tuve miedo de mí, delatarme,
porque supe
21. 21
que también me extrañabas.
Rompí en llanto…
Me consumí en ti, en tus fragores,
hice el amor con el perfil de tu fragancia,
sentí que las alburas de mis ansias
morían al pie de tus recuerdos.
22. 22
BESOS VACÍOS
Tus hoyuelos ofrecen nido
para tus perlas cristalinas
derramadas sin destino,
nadie sabrá los motivos.
En franco desafío de aquel follaje
del cual te desprendieron sin reparos,
nacen los garfios de la nada
tratando de explicar desahuciados pasos.
Atraer los besos vacíos del aire fresco
es como delirar en fiebre intensa,
lívidas ansias luchando entre tus lirios
acobardados ante la realidad casi asombrada.
Recordar con tristeza e ironía
aquella mueca sutil que te adornaba
al dibujar en tu rostro una sonrisa,
ahora es rictus de mueca con desprecio,
dolor, pesar, desasosiego y miedo,
esto azota como látigo encendido
a los vértices y aristas de la vida.
23. 23
¿QUIÉN ARRANCÓ LA FLOR?
Tu morena piel
fue como el terciopelo de los lirios.
¿Quién al pisar el fango
con intenciones vagabundas,
provocó una mácula en tu lienzo?
La nocturna melena que te arropa,
como el arroyo, fluye en su cauce.
¿Quién en bestial actitud
enredó sus garras en tus hilos,
hasta dejarte inerme y desolada?
Esplendorosa espiga erguida en los trigales,
esbelta sombra de fulgurante acento.
¿Quién gruñó agazapado entre las malas hierbas,
rompiendo en sus colmillos la pulpa de tu vientre?
Con tu lienzo manchado,
con tus trenzas enjutas,
con pulpa mal herida.
Sacúdete y levanta tu inocencia
con la fiereza que te hará vencedora,
donde pises sus infernales fauces
y le hundas en el fango del desprecio.
24. 24
BESOS HUÉRFANOS
Sabiéndote tan lejos, madre,
son los fatídicos suspiros
los que exhalo en el viento peregrino;
y los besos huérfanos de tus mejillas
apenas son gritos lastimeros
que enjugan sus lágrimas
en el frágil pañuelo del destino.
25. 25
NO PUEDO VERTE
La oscuridad impasible,
despiadada incertidumbre,
dormida en la oquedad de mis ojos,
me habla de ti, tan solo al escucharte.
En tanto que
tu sonrisa imaginaria, es tierna forma
incrustada en el corazón de mis anhelos.
Mientras la inerte luz de mis pupilas,
cordura maltratada, me lleva cabizbajo
al sendero del amor.
26. 26
VOLVERTE A VER
Me detuve en la intensidad de tu mirada
y pude ver un fulgor enajenado,
no supe si era amor o algún reproche
porque la luz de tu mirar me encandilaba.
Negra la noche, negro mi destino,
¿fue una suerte para mí volver a verte?
¿una burla más o cruel espina?
Caminé absorta sin mirar la vereda,
los faros del sendero titilaban,
como adivinando mi quebranto,
como si ellos lloraran con mi llanto.
Quise volver a ver tus ojos
que aun carcomían mis pisadas,
mas tropecé y de bruces en el suelo,
besé el olvido llenándome de abrojos.
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MUJER
Fuiste diseñada por mano divina,
con qué sutileza hizo tus facciones,
con piel de durazno cobijó tu cuerpo,
con matiz de seda hizo tus ternuras.
Él ya vio en ti la fuente de vida,
construyó un nido de suaves alburas,
para que engendrada que fuera una vida,
tenga la tibieza de azafrán y mirra.
Luego te dio Él, fardos de intuiciones,
puñados enteros de sabiduría,
atados de amor, manojo de mieles,
ramos de paciencia, sorbos de alegría.
Luego te hizo luz con rayos de luna,
para que ilumines con gentil ternura,
y te hizo sombra para que cubrieras,
del ardiente sol, que quema y fulmina.
Te hizo calor para que abrigaras
en días que hubiera témpanos de hielo,
te hizo caricia para que tus manos
transmitan la esencia del amor ufano.
Te hizo piadosa para que en tu lira
consten los arpegios en sus oraciones,
te hizo embajadora de llantos y risas
para que conviertas tristezas en brisa.
Te hizo templanza con cuerdas de acero
que suenen a trueno frente a la amenaza,
te hizo leona con garras de plata
por si alguien quisiera invadir tu casa.
28. 28
Alza tu mirada altiva y sublime,
piensa que tú eres universo vivo,
que sin ti no habría el terreno fértil
donde germinara la semilla humana.
Tú eres el oasis de agua cristalina,
eres el altar y cirio encendido,
la flama que quema, la voz que no calla,
el grito de guerra, la paz necesaria.
Pon tus manos con cara hacia arriba,
cierra con certeza tus ojos y siente
como se renuevan dones y virtudes,
con las que te hizo la mano divina.
29. 29
LIRIO DESTROZADO
Érase una vez un lirio,
cual copo de nieve,
sobre cristalinas aguas,
que su paso no detiene.
Con el paso de los días
los tules que la visten,
son de color transparente
y su figura entretienen.
Tantos ojos encendidos
sobre su dorso se ciernen,
con la fuerza de sus ansias
su pudor se desvanece.
Mientras más expuesta estaba
el precio de sus “enseres”,
elevaría la suma,
del que pagarle pudiere.
Y ya en sus manos protervas
toma todo lo que puede,
deshoja pétalos blancos
del lirio que otrora fuere.
Mancillada en sus entrañas,
saboreando sus desdenes,
hecho trizas sus cristales,
solo venderá placeres.
30. 30
SIN EDAD
Escasa ropa llevaba
para exhibir su silueta,
volcanes de cordillera
expuestos como en platea
Voluptuosas expresiones
que a su caminar ofrece,
es el plus que prevalece
como joyas de su tienda.
Las lascivas intenciones
de quienes de paso llegan
fácilmente habrán de hallarla
merodeando en la vereda.
Inconfundible su status
con talante de estratega,
luce radiante sus galas
y convence a quien la lleva.
Las monedas por delante
para entregar la presea,
ella no sabe de amores
ni le importa la vergüenza.
Si los años han pasado
se hace difícil la entrega,
el monto ya es irrisorio,
pero el detalle no enseña.
Pobrecilla ave perdida
solo sabe de quimeras,
y que al final del camino
su vida será su muerte.
31. 31
PRUEBA DE AMOR
El rocío mañanero
se adhiere a la fina tersura
de los pétalos de flores rebosantes;
y el cristalino rayo solariego
besa intensamente cada rosa.
Al contemplar tan sutil caricia,
me pregunto, siendo yo colibrí:
¿podré catar las exquisitas mieles
de tu ser exuberante?
La respuesta se ahoga en mis anhelos,
no mancillaré tu inocente blancura:
¡solo fue un pensamiento!
32. 32
SUICIDIO DE DRAYKE
Cuando tus ojos tienen el brillo de un lucero,
cuando tu risa es cantarina y fresca,
cuando tus pasos llevan veloz carrera
y tu sangre hierve de inocencia pura…
No hay derecho de apagar esa luz que hace falta,
no hay derecho de silenciar tu risa que alegra,
no hay derecho a coartar tus pasos veloces,
porque tu sangre hierve de inocencia pura.
No pensaste pequeño que tenías amparo,
caíste y te enredaste en amenazas,
tu vida poco a poco se iba congelando
en el pensamiento de un suicidio.
Si tan solo hubieras confiado tus temores,
con alguna señal, con algún grito,
aun sonarían los cristales
del campanario de tu risa.
33. 33
COMPARACIÓN
Es distinto romper el leño con hacha afilada
que con añicos de herramienta maltratada,
tal que el sufrimiento del tronco victimado
sería menos cruel, menos tedioso.
Es distinto alizar los finos tules
con una pulida lámina,
que con brasas de carbón atribuladas
cuyo furor dura poco y se extermina.
No se compara un hombre en la faena
que dispone de agua a borbotones,
con alguien que su sed suele saciarse
con el sudor salobre de sus ansias.
No es lo mismo zurcir con rancia aguja
que ensartar el sedal en los telares,
y observar como brillan los colores
opacando el trabajo de la aguja.
¡Oh!, hacha bruñida, plancha oxidada,
sudor salobre en vez de agua cristalina,
agujas corroídas, entes fatigados,
entre escenarios insensibles.
34. 34
EXTRAÑÁNDOTE
A Marta Altamirano de Álvarez
Sórdido silencio abraza la estancia,
no escucha tus pasos, no escucha tu canto,
las plantas, el patio, la flor —dulce encanto—
se duerme y no brinda su suave fragancia.
Sórdido silencio invade con ansias
de callar tus pasos, de borrar tus huellas,
y el ruido de sutil caricia
se riega y suspira con brisas de espanto.
Como ha de extrañarte tu vacía hamaca
que en vaivén mecía penas y alegrías,
aliviando el peso con olor de albahaca,
desgajando ramas que gimen tu ausencia.
Como ha de extrañarte tu estrecha ventana
que de vez en cuando te abrazó su polvo,
sentirá la huida de tu inerte cuerpo,
crujirán silentes tu nombre y tu aroma.
Como han de extrañarte tu pluma, tu tinta,
que gritar quisieran ¿dónde están tus manos?
Que llueva a torrente y que cada gota
sea aquel reguero de tus versos níveos.
35. 35
ROSTROS OCULTOS
Que la luna besa con sutileza las mejillas
de quien se asoma a su ventanal,
pero los cristales borroneados
de los ventanales
no permite que aquel beso,
bese a las afganas.
Que los colores del arco iris
se solazan en los cabellos al viento,
pero el cabello de las afganas,
oscuros, tristes y prisioneros,
no han recibido sus pinceladas.
Qué líneas níveas e imaginarias
rompen los miedos, los arreboles,
que esperan prestos como cadalsos,
donde el verdugo con arma en mano
acalla el llanto desesperante,
de las mujeres, madres y hermanas
que dieron sangre, albergue y vientre,
y sabor de almíbar para sus bocas.
36. 36
PASILLO SENTIMENTAL
Pasillo tierno y dolido, sutil como un madrigal,
hondos suspiros encierras en tus notas y en tus
/trinos,
codiciadas joyas son tus arpegios y acordes
que inundan los corazones e invaden los
/sentimientos.
Tienes el azul del cielo y el blanco nácar del lirio,
copias del cielo sus arreboles y de los mares su
/oleaje;
copias cristalinas lágrimas del que llora, del que
/siente,
del que escucha las voces de una guitarra
/sonora.
Tu tristeza se conjuga con el frío de los páramos,
la nostalgia que te acude es recuerdo que se
/añora
de un amor que ya se ha ido, o de un amor
/traicionado
que ha dejado sus abrojos, en la senda del
/delirio.
Aquí, Rosario de besos; allá, en Las lejanías;
por doquier está Pesares, o talvez Sendas
/distintas;
Tatuaje, o Cicatrices; Flores Negras, o Las
/cartas;
Las tres Marías, Mentiras y Cantares del alma.
Tú y yo, Adoración, o Pañuelo blanco;
Esta pena mía, Cenizas, o quizás El aguacate;
cuyas letras del alma se cantan en sinfonía,
y las nostalgias sentidas te convierto en algo mío
37. 37
PASARELA DE LA MUERTE
Estruendosamente silencioso
es el eco que retumba aquí en mi pecho,
se retuerce, se trisa y se estremece
trata de explotar, pero no puede.
Estruendosamente silencioso
es el dolor que pinta aquellas cruces,
con color transparente y nacarado
del que se fue sin despedir ni es despedido.
Estruendosamente silencioso
es el grito de angustia que se ahoga,
cuando en la pasarela de la muerte
desfila un ser que ha vivido tus vivencias.
Cómo acallar aquel grito de angustia,
cómo acallar ese eco que retumba,
entre lápidas y sombras,
y el silbido del viento, único canto.
Negro escenario, solitario, silente,
negra angustia invade el campo santo.
Invisibles flores, invisible llanto,
invisibles labios pronunciando un réquiem.
38. 38
EN DESAZÓN
Mis dudas se enredan en los arrabales
de tus mentiras, ardides e indolencias
que, como helado e impiadoso vórtice,
mi piel lastima con aristas de acero.
¿Dónde perdió su estatura tu nobleza?
¿Dónde lo dulce de tu mirar perdiste?
¿Dónde quedó la calidez de tus manos,
que acariciaban con vehemencia mis trigales?
Doradas mieses, verde pasto, fruta dulce,
praderas cobijadas con frambuesas;
hojas colgantes, capullos de alelíes,
manzanas con olor a labios húmedos.
Sandía roja, juvenil como tus besos,
fuente de tentación, oasis quemante
donde perdí el sonido de mi lira,
cuyo eco en mi interior reposa
como efímera espuma que delata
la bravura del mar en sus enfados,
para morir hundiéndose en la arena
o en las mutiladas huellas de la nada.
39. 39
INEFABLE AUSENCIA
La indolente soledad
que sin pesar fulmina mis querencias
hace que mis ilusiones fugaces,
sean un misterio carente de calor.
En sórdida neblina se desliza mi esperanza
atisbando en vano tu ansiado regreso,
amargura que acrescenta mi nostalgia,
quemante llama moribunda.
Vivir sin ti, silencioso quebranto,
plegaria incrustada en mi garganta
que grita al viento un clamor secreto.
Si no retornas
el impávido cadalso,
angustioso final,
será el refugio que me acoja
y me enseñe a vivir sin ti.
40. 40
YARAVÍ
Se ha escucha el sonar de una guitarra
y su eco retumba entre el denso follaje,
su inquieta melodía acaricia mi alma
y siento que me baña con tibiezas inciertas.
Desde el cañaveral nace un triste lamento
que sabe a yaraví, música de mi tierra,
honda tristeza que ha profanado el aire,
ráfagas de hielo que apagan mis faroles.
41. 41
VANA ESPERA
Musitaban tus silencios a mis sordos oídos,
que esperaron en vano el silbido del viento,
que trajera tu acento para entibiar mi alma;
sentada, al filo del hastío, contemplé con denuedo
el oleaje del tiempo que no me dijo nada.
La distancia titilaba punzante ante mis ojos,
coloreando matices de espejismo sin tregua;
mientras que mis suspiros remolcados en anclas,
se enredaban cautivos en un vaivén de olas,
para soplar aromas que lleguen a tu nombre.
Se cansaron las horas de mirar la resaca,
el sol en su cenit calcinaba mis ansias,
más tarde el horizonte me tejía gemidos,
se ocultaba la luna tras densas escaladas,
que asesinó delirios con su incesante duelo.
42. 42
CONGOJAS
El inmenso anhelo de tenerte mío,
en mis demencias, acoderadas en puerto
desconocido; cimbreante faro que te
contempla absorto, dilucida mis raros delirios.
Las letras que hoy he derramado,
laten con fuerza de tormenta insaciable,
con endebles gemidos de añoranza sin nombre,
hablándole al vientre de un porqué repetido.
El silente secreto que calcina mis huestes,
etéreo libro fuertemente cerrado
disloca el acento de mis palabras huecas.
¡Ah! el inmenso anhelo de tenerte mío.
43. 43
LO ABSTRACTO
Sobre sinuosas olas galopantes,
coloqué mis pensamientos a raudales,
les pedí que al llegar a su destino
revelaran lo que consta en mi memoria.
¡Ojalá no se desparrame el abecedario!
¡Ojalá no se descalabren con los besos del sol!
Es urgente que los cuencos de tus ojos vacíos
se llenen con aromas de pistilos de nácar,
junto a los arreboles de tinte sollozante,
que mis letras no se ahoguen en la desolación.
44. 44
¡QUE COSAS!
Hoy me ha tocado dar mil patadas al viento,
romper las cortinas azules del horizonte,
me tocó lanzar pedradas al ventanal del recuerdo
hasta acallar la esperanza que levantaste
en mi alma, que se encontraba dormida.
Pero no importa, no importa,
ya no estás en mi inventario,
somos dos dados de baja,
me es en vano sumar, restar
o multiplicar fragancias,
todo conduce al silencio,
todo conduce al olvido.
45. 45
INTERIORIZÁNDOME
Hoy, viajando hacia mis adentros,
me encuentro meditando en cosas níveas.
Fue en un día del tiempo y de la historia
en que el cuerpo de Cristo fue clavado
en una cruenta cruz con gruesos clavos,
que desgarraron manos y pies,
motivo que me lleva por la senda
donde surgen las preguntas silenciosas
del reo de conciencia acongojada.
¿Acaso fui el verdugo del martillo
que a duro golpe traspasó los huesos santos?
Y la respuesta es firme y llega presta…
Pues sí... tú eres el verdugo de aquel mártir,
cuando calumnias, robas, matas,
cuando violas, estafas, engañas,
cuando induces al consumo de las drogas
al niño, al joven y al adolescente,
eres un golpe más en aquel clavo,
eres la cruda espina puntiaguda
de la corona colocada en las sienes
del redentor del mundo.
Eres la hiel mezclada con vinagre
que empapó cruel aquellos labios santos
resecos del dolor y del quebranto.
Oh sí... Culpable sí...
aquel corrupto de las arcas fiscales,
aquel que se enriquece de los pobres,
aquel que se alza pisoteando a los de abajo,
aquel que se ha embebido de grandezas
a base del dolor, del sórdido grito
de la madre, del anciano, de los niños,
de ese grito de auxilio en tiempos duros,
pasa a formar las gruesas filas
46. 46
de los culpables de la muerte del Dios nuestro,
de ese sudor sangriento y transparente
que denuncia el dolor de aquel escarnio
sufrido en carne santa y milagrosa
a causa del feligrés que en la iglesia
se confiesa: “por mi culpa, sí señor, es por mi culpa”.
Y al salir, puertas afuera…
los clavos, la corona, las espinas
¡no terminan jamás!¡nunca terminan!
Porque prestos día a día los forjamos.
Prestos sí... prestos a reforzar aquel martirio
sufrido por los siglos de los siglos
hasta que su omnipotencia
ponga un ¡hasta aquí! como en Sodoma,
entonces sí, tal vez nuestros desvíos
dejen de ser la cruz de aquel calvario.
47. 47
LINAJE
Si el arco iris
hizo andén en ti para solazarse,
es porque su inconmensurable sapiencia,
no le permiten despeinar sus colores
a la orilla de un abierto abismo,
sino en el terciopelo de tu faz que le domina:
¡eres del linaje del arco iris!
Si el azul celeste claro
del celaje matutino,
te ofrece su regazo para que en él soñaras,
y el sol en su carrera
arrasa con los arreboles
para liberar el azulino manto:
¡eres del linaje del firmamento!
Si tus pupilas absorben lontananzas
y se enceguecen con la luz solariega,
exponen sus mesuras
nacidas en tus densas pestañas:
¡eres del linaje de mis demencias!
Si se rebozan en ti los destellos
del perfil de tu ébano cabello,
y el celoso magenta se adueña de tu boca,
el solsticio acaricia sereno
tu inquieta dermis:
¡eres del linaje de locos poetas!
48. 48
EL RINCÓN DEL OLVIDO
Indiscreto olvido,
te complace traer a mi memoria
el burbujeante pasado.
Quiero olvidar cuando tú me recuerdes
en fragantes amapolas ya marchitas,
y quiero recordar cuando me olvides
las perfiladas noches somnolientas.
Bulliciosa sangre alborotada
¡permíteme olvidar!, ¡es necesario!
aquella escuálida sombra embriagada
que croa y croa sutil en mi ventana.
¿Cómo podre olvidarte?
¿Cómo?, ¡anda!, ¡dime!,
sí para olvidar lo que yo quiero
tengo que recordar,
el negro acento del pretérito,
donde encuentro rasgos de traición.
Debo concluir que en soberbia práctica
azulina no existe el olvido codiciado,
sin que exista el banal recuerdo.
49. 49
SE HIZO TARDE
Cuando los sesgos del destino
muestra la famélica cosecha,
no me queda sino agazaparme
y aceptar un rapaz trueque retorcido,
entre reír, cantar o despojarme.
Cuando atardeció mi azolada carrera
no me quedó más que juntar con escarpelo
algún desdeñado recuerdo mal herido
estacionado en un vetusto andén.
Cuando quise amar y me negaron,
cuando di tanto amor no aquilatado,
los blancos lirios refulgentes, delicados,
perdieron su lozana tersura.
Ahora mi alma ha decidido zambullirse en la nada,
no quiero amor, no quiero besos, no quiero más…,
no quiero copas rotas, ni flores decadentes,
quiero todo el espacio para mi soledad.
Soledad acogedora,
solo ella susurrará a mi oído dulces quejas,
solo ella comprenderá que el estar muerta
es igual o mejor que estar viva.
50. 50
ESBELTA JARDINERA
El verde oro del bosque y su frágil figura,
conjugan afanes en simbiosis plasmada,
el arqueado ramaje, le hace la venia al paso,
mientras que ella lega las huellas de una dama.
El jardín hecho bosque le ofrece manantiales
de flores, de frutales que, en su cesta rellena;
generosos se muestran los frutos ya maduros,
su mano de ambrosía prodiga sus caricias.
El sendero se abre generoso a su paso,
ella pone el donaire, donaire de una reina,
el aroma de flores se impregna en su cabello
y el ala del sombrero tan galante como ella
saluda a cada flor, a cada fruta fresca.
Todo hace suponer, que ese tierno coloquio
entre frutas y flores, de arco iris rodeadas
y la jardinera de perfil aguileño,
termina en una fuente de salud y remedio,
de donde beben ufanos los pacientes
y vuelen a la vida, y vuelven a ser sanos.
El milagro que riega, su prodigiosa mano,
hace que los jardines, los frutos del camino
sonrían y la besen con brisas
aromadas de vida.
51. 51
PAJARILLO EN SOLEDAD
¡Solitario! ¿Por qué?
Si en tu soledad eres un trino
del manso entorno de celeste albedrío
que te da libertad. Cual viento en pajonales,
te bañas con la brisa de solariegos besos.
Al mimarte pequeño peregrino
el verde follaje mimetiza
al esmeralda rubor de tu plumaje,
y el escarlata del racimo de fruta
te convoca al maná del paraíso
con la pasión de tu mirada.
¿Cuál soledad?
si posas en vergel florido;
las hojas frescas con suavidad intensa
bríndase a ti con un soplo de vida,
mientras las hojas secas generosas
te rondan armoniosas con sus notas
acariciantes, tibias cual sedales
abriendo su regazo para un nido.
Mas las flores
de sobrios estambres y pistilos,
gentiles te atraen con aromas
a probar con tu fino filamento
el dulzor que emana de su vientre.
Alza tus ojos allá hacia el infinito
Y dadle gracias con tu cántico azulino
por la gracia que el Supremo ha derramado
en tu vida mi valiente solitario.
52. 52
HADA DESCALZA
Descalzo pie de sentidos abiertos,
permite a la blanda hojarasca
que acaricie tus frescas ilusiones.
Que bese absorto con calidez de niño,
la esbeltez de tu figura intensa,
que fluya cual gacela en prado abierto,
portando en tus manos cantarinas la armonía
entre el sol y la brisa.
El mágico esplendor de tu sonrisa
riega a tu paso pétalos dormidos
y mariposas que despliegan sus alas
enmarcan tu rosario de aromas.
Cabello al viento,
atuendo hecho de alas invisibles
que te envuelven en gloriosos encantos
y te enclaustran en la dulce algarabía
del áureo cofre de eterna primavera.
53. 53
TE VISTIERON DE FIESTA
A mi perrito Guingo
!Te vistieron de fiesta!
Me recuerdas a Brummel,
muestras tu henchido pecho
cobijado de poder
y tu orgullo canino,
te hace colosal.
Es un atuendo de honra:
pañoleta besándote tu piel caoba
y una corbata de círculos saltarines,
que por su forma coqueta
pueden ser desde una pizza,
hasta una luna dormida.
Tus danzarinas orejas,
tus ojos color miel,
tu sonrisa inquieta
y tu atisbar aguzado
me dicen en su lenguaje
que tú quieres libertad.
Buen amigo
te invito a que te despojes
de ese atuendo que te han puesto
y ven a correr conmigo,
por los estrechos caminos
y luego por nuestros sueños.
54. 54
DELIRIOS
No he podido disfrutar el concierto
hay violines de cuerdas destempladas,
no he podido sostener lo incierto
o la suerte para mí fue despiadada.
Hoy son los arreboles que contemplo
teñidos de colores nauseabundos,
los que retornan a empañar mi templo
donde guardo delirios moribundos.
No he sabido cultivar un huerto
me dieron la semilla equivocada
o el terreno en el cual sembré era incierto,
o la suerte para mí fue despiadada.
Causa tristeza no haber seguido el ejemplo
de aquellos que se sienten vagabundos
y no esperan el tiempo de destemplo
donde guardo delirios moribundos.
57. 57
¿A DÓNDE FUISTE?
En alas nocturnas y con soberbia inquina
llegó en silencio, el afanoso insomnio,
a robarse de mi almohada aquel bordado
con mis sueños antes de despertarme.
Entonces mis instintos trataron de abrazarte,
anhelando abrigarme en tu regazo
y conciliar el sueño…
y mis brazos se llenaron de vacío,
vacío que dejaste furtivo, cauteloso,
vacío que llenaste con una fría almohada.
¿A dónde fuiste, tú, tan mío?
¿Qué otro lecho te espera?
¿Qué te ofreció la noche que yo no te ofreciera?
Debes ser un imán, ladrona de media noche.
No sé si agradecerle al insolente insomnio,
no sé si preguntarte si él te vio partir,
y si te vio partir, ¿sabe cuándo regresas?
o me lleno de tedio, me irrespeto y me ahogo
llenando tu vacío con cualquier otro cuerpo.
58. 58
TUS PUPILAS
La luz intensa de tus pupilas claras
en mirada profunda desata su lenguaje,
sabe hablar de estaciones, de faros apagados,
sabe hablar de anclaje de barcas sin veleros.
Las pupilas despiertas atisban lontananza,
si están dormidas navegan entre sueños,
si fijan su mirada esclavizante y férrea
son volcanes quemantes con su lava.
59. 59
UNICORNIO Y VIOLÍN
Las cuerdas armoniosas de un mustio violín
deja escapar sus notas,
la honda de su eco alcanza a los oídos
de un unicornio inquieto,
quien sueña con dormir sobre un violín despierto,
en tanto que el violín imagina esconderse
en los ojos inquietos del unicornio azul.
El violín se recrea en forma de unicornio
y el unicornio quiere tatuarse en el violín;
un violín encantado que no calle jamás:
Violín a unicornio y unicornio a violín.
60. 60
HIPÓTESIS CELESTE
¿Qué pasaría si…?
¿Qué pasaría si el firmamento se horadara?
El mundo entero doblaría sus rodillas
y esperaría ver una escalera infinita.
¿Qué pasaría si el firmamento se horadara?
Pupilas incontables mirando lo horadado,
gritando a voz en cuello… ¡perdón por las ofensas!,
sin saber si ese hoyo es premio o es castigo,
sin saber si ese hoyo tan solo es un reflejo.
¿Qué pasaría si el firmamento se horadara?
Se asomara un gigante de color de oro puro
que ciega las pupilas de quien quiera mirarlo,
que camine en las flamas, las nubes su camino.
¿Qué pasaría si el firmamento se horadara?
Talvez con ojos ígneos temblorosos de miedo,
contemplaríamos ángeles cortándose sus alas,
cosiendo un manto inmenso para cubrir el hoyo,
tal que nunca supiéramos, si es que el hoyo existió.
61. 61
TORMENTA
Tengo miedo a las tormentas,
traen consigo:
truenos,
relámpagos,
chaparrones,
brisa fría,
ambiente pesaroso.
Las ranas croan,
hay silencio en los nidos,
se agudiza el silbido del viento
que perdió su brújula
y se azota contra los ventanales.
La copa de los arboles
hacen la venia
al suelo que lo sustenta,
suelo ahogado
en sorbos lastimeros
de lágrimas que brotan
de los ojos del cielo.
62. 62
INDIFERENCIA
Tu mirada que se ausenta de mis ojos
entreteje los hilos de tu indiferencia.
La que asesina y ahoga mis anhelos
y seca las furtivas ilusiones
que sembré como fina semilla
en el seno de mis surcos hambrientos.
Tu mirada que se ausenta de mis ojos
entreteje los hilos de tu indiferencia.
Seca el torrente de mis penas,
al río incontenible de mis ansias
de sentir el rocío sobre mi alma.
63. 63
EN MI VIEJO MONEDERO
En mi monedero que es una trinchera,
si quieres hurgar, vas encontrar:
la primera nota que escribiste tú,
un pétalo seco de una rara flor,
un cabello tuyo que yo lo tomé
cuando me besaste por primera vez,
unas cuantas uñas que yo te corté
y tu risa loca con sabor a miel.
Verás entre todo, tu gesto de enojo
que también guardé
junto a la sonrisa del fulano aquel,
que encendió tu furia con sabor a hiel.
Guardé tu mirada de intenso calor
cuando mi vestido de escote profundo
te habló coqueto con bultos de amor.
Guardé el primer beso con gran devoción,
sabor a sandía o a un no sé qué;
guardé tu caricia quemante pastel,
que encendió mi cuerpo, se tatuó en mi piel.
Guardé tu calor cuando me abrazabas
Guardé tu canción tan desentonada.
Claro que guardé un poco de celos
porque tu mirada lasciva y traviesa
posaron inquietos en otra silueta.
Qué no habré guardado en mi monedero
si hasta tu ternura furtiva y mezquina
se pierde, se esconde como joya nívea,
como cuando el sol se entrega al ocaso,
y hasta lo redondo de la luna llena
cabe en mi escondite, gentil monedero,
pequeño gigante y cómplice mío
que guarda en su vientre alucinaciones.
64. 64
PERRITO CALLEJERO
Cuando la tarde se muestra somnolienta,
y la penumbra anuncia ya la noche,
la prisa de vivir se desvanece,
y el caminante su refugio busca.
Las aves presurosas se recogen
al ramaje de los densos árboles,
su casa, su hogar y su aposento,
donde guardan sus trinos y quimeras.
.
Un puñado de perros callejeros
atraviesa un extenso trecho,
de correntosa agua turbia y pesarosa
hasta alcanzar la orilla arborizada
que les abraza y les ofrece su regazo.
Pobrecillos los perros sin destino
¿cuál será su refugio en esta noche?
tal vez pernoctarán unos con otros,
tal vez compartirán sus tristes penas.
Los fantasmas de la noche
emiten ruidos, se envuelven en sombras,
causan temor en medio del desvelo
y los despiertan a los perros de mis versos.
Pobres de ellos que al despertar ven horizonte,
pobres de ellos que les espera la otra orilla,
donde tal vez alguna mano proveyera
algún retazo de alimento desdeñado.
¡Oh!, ¡pobre perro!, ¡perrito callejero!
65. 65
flacucho, escueto, esqueletudo y feo,
con tu presencia enrarecida, lastimera,
labras tu soledad y tu miseria.
Y ¿dónde fue que perdiste tu estatura?
¿quién te enseñó a caminar cabizbajo?
¿quién lastimó tu piel? ¿quién te hizo sarnoso?
¿quién te mandó a nacer perro enlutado?
Para no verte así, yo prefiriera
donarte un pedacito de ternura,
con veneno mortal que te llevara
a extinguir sin dolor tus sinsabores,
Además, cavar el seno de la tierra
y hacer un hoyo donde duerman tus huesos
y siempre que pasara por tu tumba
te rezaría un recordatorio:
¡ya no eres más, un perro callejero!
66. 66
OCASO
Empoderada del rojizo horizonte
que me mira a los ojos y un poco me enceguece,
hoy no han aparecido los densos nubarrones,
que quieran transportarme directo a mis recuerdos.
He mirado la tarde,
sus horas que titilan en silencio,
he querido escucharlas, pero o me han hablado.
¿Acaso el alfabeto se calló así de pronto?
Me cuesta sostener la mirada al ocaso,
pues este me recuerda la prisa con que vivo
y quiero detenerme a la orilla del tiempo
sujetándome fuerte del filo de la nada.
67. 67
RETAZOS DE AMARGURA
No es para extrañarse
que el lento vuelo de sombras enlutadas
persiga al nauseabundo olor a podredumbre
y los ojos que avizoran este escenario
saben que ha ensombrecido una existencia.
Las raudas greñas de enardecidas hienas
ríen a carcajadas mientras roban
retazos de amargura acumulada
que alimentan su enfebrecida opulencia.
Qué importa quien fulgure con su presa,
es indiferente si el otro tiene hambre,
basta saciar sus ansias desmedidas
y ahuyentar al que proclame sus gemidos.
68. 68
VOCES QUE ATURDEN
Me espanta saber que las paredes hablan,
no soporto el barullo de sus voces,
y soy un ente más de este escenario,
que se pierde y enloquece entre las ruinas.
Pero es indeleble mi condena,
pues no puedo escapar del laberinto,
y grito en el silencio que no escuchen
para que el eco no lastime mis pupilas.
69. 69
Prólogo………………………………….........................……
Utopía………………………...........................................
Ahora que tú estás……................………………………..
El duelo de mi alegría……….................………………..
Chiquitita…………………….........................................
Mis loas para ti……………...........................…………..
Desde los arreboles………………………...............…….
Faramalla……………………………................................
Mi sentir…………………………………….......................…
En ti mi negro…………………………..........................…
Momentos de nostalgia……….......................……….
Besosvacíos………………………..................………………
¿quién arrancó la flor?..........………………………………
Besos huérfanos ……………………..............……………..
No puedo verte……………………................……………..
Volverte a ver ………………....................................…
Mujer …………………………...........................……………
Lirio destrozado …………….................................……
Sin edad ………………………….........................…………
Prueba de amor ………………....................…………….
Suicidio de Drake ……………………....................……..
Comparación ……………………………...................…….
Extrañándote ………………………...............................
Rostros ocultos ……………………...............................
Pasillo sentimental ……………...................…………….
Pasarela de la muerte ………............……………………
En desazón ………………………….............................…
Inefable ausencia……………….......................…………
Yarabí …………………………………....................………….
Vana espera …………………………......................………
Congojas …………………….........................................
Lo abstracto ……………………….....................…………
INDICE
5
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35
35
36
37
38
39
40
41
42
43
70. 70
¡Qué cosas! ..………................................………………
Interiorizándome...........…………………………………….
Linaje..................……………………………………………….
El rincón del olvido........................………………………
Se hizo tarde...................................…………………….
Esbelta jardinera........................…………………………
Pajarillo en soledad.................……………………………
Hada descalza.........................…………………………….
Te vistieron de fiesta........................…………………..
Delirios.......................................………………………..
Caóticos instantes.....................………………………….
¿A dónde fuiste?.................……………………………….
Tus pupilas.......................…………………………………..
Unicornio y violín....................……………………………
Hipótesis celeste....................…………………………….
Tormenta.........................…………………………………..
Indiferencia...................……………………………………..
En mi viejo monedero............................……………..
Perrito callejero...................……………………………….
Ocaso..............................……………………………………
Retazos de amargura...................……………………….
Voces que aturden...........................……………………
Arpegios que hieren............………………………..........
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