Viacrucis6. propuesta para el dia 22 de marzo. contemplación de la pasión de nuestro señor jesucristo
1. CONTEMPLACIÓN DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
EJERCICIO DEL VIA CRUCIS
Teodor Suau
La tradición del Vía Crucis parece que se origina en la Edad Media, en Jerusalén, donde los peregrinos
tenían la costumbre de recorrer los lugares de la pasión del Señor, según el testimonio de la historia
evangélica. Su intención era acompañar físicamente a Jesús en las horas terribles del desconsuelo y así,
conociendo de manera más íntima su dolor, asociarse a su voluntad de amar más allá del tormento y de la
muerte.
Más tarde, cuando fue difícil ir a la tierra nativa de Jesús, por todas partes se extendió esta devoción,
manteniendo siempre el propósito de los primeros peregrinos cristianos: hacer nuestros los sentimientos
de Cristo, orar por todos aquellos y aquellas que, como Él, sufren injustamente, tomar conciencia del horror
del mal en el mundo, que mata al inocente y da poder al malvado. Para terminar siempre en la
contemplación del Hombre de dolores que responde al absurdo con una confianza inquebrantable en el
amor más fuerte que la muerte. Porque en la otra orilla del río, un palmo más allá del susto, hay siempre,
siempre, el lugar donde "Dios es todo en todos": donde misteriosamente el Amor tiene la última palabra
porque es realmente sin límites . Y por eso no termina en el Calvario, sino al abrigo de la Tumba Vacía de la
Resurrección.
Para nosotros, cristianos de hoy, es una oportunidad de compartir los sentimientos de Jesús que muere a
causa de su amor por nosotros. Y de pedir la gracia de saber, como Él, darla también nosotros, porque este
es el secreto de la felicidad que nuestro Maestro nos propone.
CANTO DE ENTRADA:
Canto: Victoria tú reinarás.
ORACIÓN:
Señor Jesús, Hermano y amigo nuestro,
con el deseo de acompañarte en el camino de tu desconsuelo,
venimos aquí para implorar su perdón. Pecadores, pero arrepentidos, pedimos el auxilio de tu gracia. Para
que la oración de este Vía Crucis nos ayude a amarte más y, así, a dar nuestra vida con más intensidad a sus
ya nuestros hermanos.
Os lo suplicamos por intercesión de vuestra Madre María, que tan generosamente estuvo presente contigo
en el camino durísimo de la Cruz. Amén.
PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS CONDENADO A MUERTE.
"Jesús dijo a aquella mujer adúltera: Yo tampoco te condeno. Vete en paz y vivE "(Jn 8,11).
tor:
Una joven hebrea escribe a su prometido musulmán:
"Hay una inmensa balsa de sangre que nos separa.
Dios mío, quién lo ha podido derramar?
No importa, es sangre inútil.
Pero yo sé que el amor,
si tú abras tus brazos,
si tú abras tus brazos para mí,
tendrá la fuerza de devolverle la vida y secarla.
Ven, por favor, ven y no tardes.
(M. Luzi, Poemas)
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2. SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS TOMA SU CRUZ.
"Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré" (Mt 11,28).
Señor, buen amigo nuestro, que desea ser amado, y te desvives por nuestra amistad: en los momentos
ásperos de tu vida, queremos permanecer contigo, cerca de ti, muy cerca de ti.
Queremos acompañaros; deciros nuestro anhelo de simpatía.
Haz que tengamos voluntad de buscarte dónde estás: en la pasión y la cruz de los que sufren.
Danos, Jesús, amigo nuestro, hermano, amado, el coraje de llevar tu cruz contigo, nuestra cruz contigo, la
cruz de todos contigo.
(Teodor Suau)
TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.
"Adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, pasara de Él esa hora" (Mc 14,35).
Por querer seguir a Jesús, muchos han renunciado al prestigio y al confort y han dedicado su vida a trabajar
por los más abandonados de la sociedad. Para ir con Jesús, muchos se han reunido para revisar su vida,
celebrar la Eucaristía, y aprender a ser luz y sal. Para amar como Jesús, hombres y mujeres como tú y como
yo han hecho el trabajo del esclavo. No es un camino de rosas. Él ya lo dijo bien claro: es un camino de cruz.
A menudo hay estallidos, cansancio y dudas, ganas de permanecer sentados, en el suelo. Y ver pasar la
gente. Pero si Él continuó, también nosotros podemos seguir, seguirle, hasta el fin. "Hijos míos, no amemos
con frases y palabras, sino con hechos y de verdad". Amar es vencer la tentación de permanecer en el
suelo, rendidos, abatidos. Amar es levantarse. E ir con él.
(Teodor Suau)
CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE.
"Ella lo envolvió y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada". (Lc 2,7).
Sólo en silencio podemos contemplar este momento, el más cruel, de tu pasión, Señor, Hijo de María.
Sólo en silencio ... Sólo en silencio.
Y, si me es permitido, en silencio, sólo en silencio, mirar en lo más profundo de vuestros ojos, en tuyos ojos
y los de ella. Y ver cómo brota la ternura.
Que el silencio, Señor, que nuestro silencio te acompañe.
Como te acompañó el de Ella.
(Teodor Suau)
QUINTA ESTACIÓN: Simón de Cirene AYUDA JESÚS A LLEVAR LA CRUZ.
"Porque mi yugo es suave y mi carga ligera" (Mt 11,30).
"Señor: cuando vendrás con tu gloria
no te acuerdes sólo de
los hombres de buena voluntad.
Acuérdate también
los hombres de mala voluntad.
No te acuerdes, entonces,
de sus crueldades,
de sus crueldades excesivas,
de sus violencias.
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3. Acuérdate de los frutos
que nos han llevado
debido a la paciencia de los unos,
del coraje de los demás,
del compañerismo, de la humildad,
de la grandeza de alma,
de la fidelidad que han despertado en nosotros.
Y haz, Señor,
que los frutos que nosotros hemos producido,
a pesar nuestro,
sean un día su redención ".
(Oración encontrada en el bolsillo de un judío muerto en Auschwitz).
SEXTA ESTACIÓN: LA Verónica enjuga el rostro DE JESÚS.
"Entonces Jesús, compadecido, extendió su mano, lo tocó y al instante desapareció la lepra" (Mc 1,41-42)
Los caminos por los que el amigo busca al Amado son largos, peligrosos y poblados de inquietudes, de
suspiros y de llantos ... pero iluminados de amores.
Dijo el Amigo al Amado: tú que llenas el sol de resplandor, llena mi corazón de amor.
Respondió el Amado: si no está lleno tu corazón de amor, no estarían tus ojos llenos de lágrimas ni tú
hubieras venido a este lugar, a ver a tu amado.
Amigo: di qué es el amor. Respondió: aquella cosa que a los libres hace esclavos y a los esclavos da la
libertad.
(Ramon Llull. Libro de Amigo y Amado)
SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.
"Ha llegado la hora: el Hijo del Hombre es entregado en manos de los malvados; levantad, vamos!" (Mc
14,42).
Qué es diferente, Señor, ver las cosas de arriba o estando en tierra! Qué gran diferencia! Necesitamos
bajar. Bajar y bajarnos. Sobre todo, bajarnos. Porque quienes son pequeños, los bajitos, los que viven a ras
de suelo, quienes han caído tantas veces que ya no tienen ánimo de levantarse, estos nos puedan hablar y
nosotros podamos sentir su gemido, su grito silencioso .
Tú, en el suelo otra vez, por si no nos habíamos dado cuenta, nos invitas a hacer de nuestras caídas ocasión
de escuchar la voz de la tierra, estando la tierra, la voz de los que están en el suelo y no encuentran a nadie
que tenga tiempo para levantarlos.
(Teodor Suau)
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4. OCTAVA ESTACIÓN: LAS MUJERES DE JERUSALÉN LLORAN POR JESÚS.
"Hija: tu fe te ha salvado! Vete en paz y queda curada del mal que te atormentaba "(Mc 5,34).
"De lo que te da gracias, Señor, tu siervo es de tu Pasión, pues estando él muerto y dormido en el pecado,
tu Pasión, Señor, lo hizo revivir y despertó y le mostró tu bondad, a la vez que su frialdad y mezquindad.
Imploro, Señor, de Ti que tu Pasión otorgue a mi corazón amor y lágrimas a mis ojos, de buenas obras en
mis manos y seguros caminos a mis pies. Que ni dormido ni velando, Señor, que parado o caminando, mi
corazón no esté atento a otra cosa sino a recordar tu Pasión y tu gran bondad y que no tenga, Señor, otro
deseo que daros gloria y alabanza a Ti, que eres nuestro Dios y Señor "
(Ramon Llull. Libro de Contemplación)
NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.
"Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da ningún fruto" (Jn 12,24).
Nos cuesta, Señor Jesús, nos cuesta tanto entender y ver cómo ve el Amor! Pasamos el día luchando para
subir, para llegar más y más arriba. A menudo, ni siquiera miramos el precio que nos cuesta y que cuesta a
los que dejamos atrás, abajo, en la acera. Nos equivocamos, Señor. Muéstranos tú, Hermano, Amigo,
Amado, que el camino de la felicidad es otro: lo que Tú nos invitas a hacer...
(Teodor Suau)
DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.
"¿Qué salisteis a ver al desierto? Un hombre vestido con ricas vestiduras, refinadamente? "Quienes llevan
esta clase de vestidos están en los palacios de los reyes" (Jn 11,8).
El primer hombre fue creado desnudo. Y el pecado lo confundió: le hizo creer que la desnudez era
indigencia, carencia, necesidad. Y a partir de ese momento, la vida del hombre fue hacerse vestidos.
Artefactos que le ocultaran y protegieran. Hizo de la relación un sistema para tener más y más vestidos.
Más y más cosas que le separara de los demás. Dios nos tuvo que mostrar que el verdadero hombre es un
hombre desnudo. Que nada esconde porque nada tiene. Y así, despreocupado de tener, puede darse. En
los orígenes hay un hombre desnudo. Al final, otro hombre desnudo nos muestra el secreto de la vida y de
la muerte. Nos recuerda que las manos deben vaciarse para poder acariciar el otro. Gracias Señor,
Hermano, Amigo, Amado porque te dejaste desanudar antes de subir a la cruz.
(Teodor Suau).
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5. UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.
"Si el mundo os odia, tenéis bien presente que antes me ha odiado mí. No tengáis miedo "(Jn 15,18).
Padre mío,
me abandono a ti.
Pongo mi vida en sus manos,
vuestro don, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón, porque os amo,
y es para mí una necesidad de amor,
darme, ponerme en tus manos sin medida,
con una confianza infinita,
porque Tú eres mi Abbá, mi Padre.
(Hermano Charles de Foucault).
DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ.
"Nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos "
(Jn 15,13-14).
"Cantaban los pájaros al amanecer, y se despertó el Amado que es el amanecer, y los pájaros terminaron su
canto, y el amigo murió por el Amado, en el amanecer"
(Ramon Llull. Libro de Amigo y Amado).
DECIMOTERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
“He aquí en que llega la hora en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no
estoy solo, porque el Padre está conmigo.
Os digo estas cosas para que tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo”. (Jn 16,32-33)
Descansad, Señor, y reposad en paz. Que os acaricie nuestra dulzura. Que nuestras manos amigas laven las
heridas espantosas. Que os canten nuestros labios una canción de cuna. Y nuestros ojos, secos de tanto
llorar, besen su rostro. Y tras las llagas del horror vean la luz del Amor que nada puede matar ni destruir ni
menguar ni oscurecer. El combate ha sido duro. La derrota, sin retorno. Por un instante parece que todo se
ha perdido. Y que la ternura, una vez más, otra vez, tantas veces, demasiadas veces, haya vuelto ser
maltrecha, ofendida, vencida, rendida y aniquilada. No es así. Tu cuerpo, como el albahaca, ha sido roto.
Que el dolor no venza nuestros sentidos y les impida oler el perfume de vida que de ti brota. Como el
albahaca. Ahora es el tiempo de la esperanza. Quedar en silencio contigo y devorarte al pie de la cruz.
Mientras la ternura de quienes os aman hace su trabajo de amor. Y te envuelve con el mismo amor que os
envolvió tu madre, recuerda? Y os vuelve a la tierra. Porque, como el albahaca, reencuentra la sustancia de
la vida-de-la-vida, que es nuestro y vuestro Dios. Ahora es el tiempo de la esperanza.
(Teodor Suau)
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6. DECIMOCUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES ENTERRADO EN SEPULCRO.
"No tengáis miedo. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado. No está aquí. Ha resucitado "(Mc 16,6).
"Jesucristo Señor! Ahora quisiera amar y contemplar tu santa y gloriosa pasión, para que de ti me pudiera
enamorar y por mi amor te desease honrar, alabar y servir. Por razón de esto, quiero entender y recordar
aquellas fuentes de amores que por las espinas agudas de tu corona nacieron flores rojas, rosas de sangre,
flores oliendo bien que se escurrían por su cabeza, de donde salían, y se escurrían y coloreando tu cara y
todo tu cuerpo. De aquellas rosas y flores, Señor, me enamoro y por ellas suspiro y canto y lloro; rosas que
recogieron el humano linaje que habíais perdido y recuperaron para nosotros para amar, conocer, servir y
honrar ... la humanidad vuestra "
(Ramon Llull. Oraciones de Ramón)
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