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Cómo hacer un resumen
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Cómo hacer un resumen
Un resumen escrito es un texto que transmite la información de otro texto de manera abreviada. Hacer resúmenes es
una técnica de estudio fundamental: exige una lectura atenta y comprensiva para identificar la información más
importante incluida en el libro o artículo que hay que estudiar. A la hora de repasar, cuando el tiempo apremia, los
resúmenes permiten "sobrevolar" rápidamente las ideas y conceptos fundamentales que podrán ser evaluados.
El resumen también sirve para transmitir, de forma breve y global, los contenidos de un texto a alguien que necesita
informarse en poco tiempo o que busca información específica. En las primeras páginas de algunos periódicos suelen
incluirse resúmenes de los principales artículos publicados. Gracias a ellos, el lector puede "ponerse al tanto" de las
noticias del día en el tiempo que dura un corto viaje en tren o mientras toma un cafecito. En las páginas de inicio
de educ.ar pueden encontrarse resúmenes de los contenidos incluidos en el portal. Así, el visitante puede informarse
de un modo general y luego leer en profundidad (y con más tiempo) el contenido de su interés.
El resumen paso a paso
Hacer un resumen implica transformar un texto -que llamaremos "base"- en otro texto que reproduzca el cuerpo de
ideas principales del primero en forma global y breve, dejando de lado las ideas accesorias.
Para eliminar oraciones o párrafos del texto base, hay que analizar qué es lo que puede ser suprimido. Y para eso hay
que reconocer cuáles son las ideas principales y cuáles son las ideas secundarias, subordinadas a aquéllas. Para
hacer un resumen, en primer lugar hay que realizar las siguientes operaciones sobre el texto base.
1. Reconocimiento del tema y los subtemas que se desarrollan.
2. Identificación de la estructura u organización del texto base. Qué partes lo componen (introducción, desarrollo
y desenlace o cierre, si se trata de un texto expositivo o de una narración; hipótesis, argumentación y
conclusiones, si se trata de un texto argumentativo , etc.)
3. Redacción de breves notas al margen de los párrafos, que señalen cuáles son los temas que se desarrollan
allí.
4. Subrayado de la información sustancial. Con esta operación se distingue la información más importante, que
no puede faltar, de aquella cuya supresión no alteraría la unidad del texto base.
5. Esquema de contenido . Este tipo de cuadro permite organizar de manera gráfica las ideas principales y
secundarias, y permite visualizar las relaciones que se establecen entre ellas.
Una vez realizados los procedimientos sobre el texto base deben llevarse a cabo los propios de la redacción del
resumen. Para que el resumen pueda redactarse de manera coherente y correcta, y represente debidamente al texto
base, conviene llevar a cabo las siguientes operaciones.
1. Generalizar aquellos términos que tienen rasgos en común. Por ejemplo, en el resumen, se puede
reemplazar "Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón" por "planetas del
sistema solar".
2. Globalizar la información. Es decir, integrarla en unidades menores de sentido completo. Por ejemplo, la
oración "Juan fue al cine" puede globalizar varias oraciones de un texto, tales como "Juan tenía ganas de ver
una película", "revisó la cartelera", "encontró que se había estrenado la película que quería ver", "se dirigió al
cine", "sacó las entradas", etc.
3. Integrar las oraciones a partir de las relaciones que se establecen entre ellas, ya sean de causa,
consecuencia u oposición. Por ejemplo, si en el texto base aparecen dos oraciones como
· "Ameghino consideraba que el fósil era un objeto útil para el conocimiento."
· "El fósil puede ser un testimonio de la historia de la vida y de las especies."
Se puede redactar una sola oración que conecte las anteriores, en este caso por una relación ca usal:
"Ameghino consideraba que el fósil era un objeto útil para el conocimiento ya que puede ser un testimonio de
la historia de la vida y de las especies."
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4. Leer el resumen para comprobar si representa los aspectos principales
del texto base. En esta instancia es conveniente guiarse por las preguntas
del autotest.
Autotest. El resumen de un texto A, correctamente resuelto, debe poder
responder las siguientes preguntas:
¿Cuál es el tema principal del texto A?
¿Dónde y cómo se desarrolla ese tema?
¿Cuáles son los temas secundarios del texto A?
¿Las ideas principales y secundarias, están relacionadas entre sí?
¿Cuál es la conclusión del texto A?
El resumen tiene que ser un texto coherente y se tiene que entender por sí solo, de forma independiente de l texto
base. No debe ser un esquema o un cuadro sinóptico. Es muy importante tener en cuenta para quién y para qué se
redacta el resumen. Si lo hacemos para nosotros mismos, para estudiar, el texto resultante puede tener marcas
propias, palabras familiares, de ésas que "nosotros nos entendemos". Pero si el resumen es para que lo lea, por
ejemplo, un profesor que tiene que evaluar la comprensión de un texto, o si se trata del resumen de una noticia sobre
ciencias para publicar en la revista del colegio, es fundamental utilizar un nivel de lengua formal, general, que todos
puedan comprender.
1. Lean el título del texto y la fuente de la que procede, ¿qué pueden decir de esa información? ¿Qué temas
podría desarrollar este texto?
2. A continuación lean el texto completo y marquen palabras clave y palabras desconocidas, las que podrán
buscar en un diccionario. ¿Cuál es el tema principal y cuál es el tema o los temas secundarios?
3. ¿A qué tipo de público podría estar dirigido? ¿Cuál podría ser la finalidad de este texto? ¿Hay terminología
específica?
4. Realicen una segunda lectura del texto, subrayando la información fundamental en el desarrollo del tema.
También destaquen lo que es accesorio.
5. Lean y analicen las "ideas principales" subrayadas.
6. Diseñen un esquema de contenido organizado bajo el título del texto o de un título que resuma el tema que
consideren central. Si incorporan las ideas secundarias no olviden que éstas deben desprenderse de las
principales o ser ejemplos de las mismas.
7. Observen a partir del diseño del esquema las relaciones que se establecen entre las ideas. Pueden señalar con
flechas y otras marcas las relaciones de causa, consecuencia, oposición, ejemplificación, etc.
8. Busquen las palabras que puedan ser comprendidas por términos más generales, y escríba nlos para utilizarlos
en el resumen.
9. Comiencen la redacción del resumen con las ideas más generales. La primera oración debe comprender el
tema del texto. Para lograr un resumen coherente y bien redactado, deben cuidar que se cumplan las
relaciones lógicas entre las ideas.
10. Lean el texto obtenido y comparen la información con la del texto base. No se olviden de chequear con las
preguntas del autotest.
Operaciones necesarias para realizar un resumen
Operación Función
En el texto base
Primera lectura Se reconoce el tema principal.
Segunda lectura Se reconoce la información imprescindible y se suprime la accesoria.
Esquema de
contenido
Se organiza visualmente la información.
En la redacción del
resumen
Generalización Se relacionan objetos particulares con una clase.
Globalización
Se eliminan detalles y se amplían las categorías para expresar ideas o
acciones en una proposición.
Conceptualización
Se incorporan las operaciones anteriores en una red lógica (causa,
consecuencia, oposición, comparación, etc.).
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Casa tomada
Julio Cortázar
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa
liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres
y toda la infancia.
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho
personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le
dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre
puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en
la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era
ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María
Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el
nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por
nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la
casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la
voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día
tejiendo en el sofá de su dormitorio. Nosé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado
en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el
invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un
momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose
a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se
complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta
por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada
valioso a la Argentina.
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué
hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede
repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas,
verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene qué
pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el
dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me
iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el
suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres
dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo
con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros
dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán
con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba
al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más
retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y más allá empezaba el otro lado de la casa, o
bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a
la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la
impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en
esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es
increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus
habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los
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mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero,
vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su
dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el
pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché
algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la
alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el
fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera
demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además
corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un
chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que
queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella
de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún
cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
-No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y
media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la
cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el
almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto
tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el
dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros,
pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar
el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que
era más cómodo. A veces Irene decía:
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello
de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o
papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes
sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche
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se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave
del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas
de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En
la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba
canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en
ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces
la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso
que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que
iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina;
tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención
mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando
claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde
empezaba el codo casi al lado nuestro.
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos
hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y
nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían
debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.
-No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo
creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de
entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la
casa, a esa hora y con la casa tomada.
1. Lean el siguiente resumen del cuento "Casa tomada" (en Bestiario), de Julio Cortázar.
Dos hermanos, un hombre y una mujer viven solos en una vieja y amplia casona. Pasan sus días
realizando monótonas acciones domésticas con la seguridad de no necesitar trabajar, ya que sus padres
les legaron valiosas propiedades. Por momentos revisan sus recuerdos; él lee, ella teje. No tienen
vínculos afectivos más que el fraternal, ella perdió dos oportunidades de casarse. Cierta noche
escucharon que había intrusos en la casa, por lo que se encerraron en una de sus partes, separados del
invasor por una puerta. Siguieron llevando su vida, con la resignación de haber perdido lo que quedó del
otro lado, mientras escuchaban los ruidos de las actividades del lado ocupado. Otra noche sintieron que
los intrusos habían avanzado, por lo que debieron escapar de la casa y dejaron atrás la puerta de calle
bajo llave. Al irse, tiraron la llave en una alcantarilla.
2. Lean el texto escrito por ustedes y luego el original de Cortázar (pueden encontrarlo en La página de
Julio Cortázar). ¿Coinciden de alguna manera? ¿Cuáles son las similitudes y cuáles las diferencias en el
estilo, en la descripción de los personajes, etc.?
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Ejemplo de resumen sobre el texto expositivo "Qué es el sistema solar"
El sistema solar es un sistema planetario situado en la galaxia Vía Láctea, y su centro es una estrella que
llamamos Sol. Alrededor de su masa, giran nueve planetas, 60 satélites e incontables asteroides y cometas. De
aquellos planetas siete tienen satélites. Los asteroides, por su parte, se encuentran mayormente entre las
órbitas de Marte y Júpiter.
El Sol arrastra la rotación conjunta de todos los astros del sistema en su dirección, a causa de que concentra el
99% de la masa conjunta. Las órbitas que describen los planetas alrededor del Sol tienen forma de elipse, y
pueden definirse a partir de su "excentricidad" e "inclinac ión". Lo primero indica cuánto se alejan las órbitas de
los planetas del centro alrededor del cual giran, es decir, el Sol. Y lo segundo evidencia el ángulo de inclinación
en el que gira cada planeta con respecto a la órbita terrestre. El planeta más cercano al Sol, Mercurio, y el más
lejano, Plutón, son los de órbita más "inclinada".
En cuanto al aspecto físico de los planetas, la densidad es lo que aporta mayor información. Sobre la base de
conocer la masa y el diámetro de cada planeta se puede estimar su densidad, y luego su composición; en
consecuencia se clasifica a los planetas en los llamados terrestres, que son los más cercanos al Sol, Mercurio,
Venus, Tierra y Marte, y los jovianos, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno. Los primeros tienen una densidad
superior a los 3 gramos por centímetro cúbico, por lo que son rocosos, mientras que los otros tienen masas
primariamente gaseosas, con menos de 2 gramos por centímetro cúbico. Plutón, por su parte tiene una
estructura congelada que lo asemeja a un gigantesco cometa.
La fascinación que produjo desde siempre la observación de los movimientos del Sol, de la Luna y de los demás
astros visibles ha motivado el origen de la astronomía. Hoy en día el estudio de los astros nos proporciona
interesantes teorías sobre el origen de la Tierra y de todo el sistema solar, además de la indagación por la
existencia de otros mundos habitados.
Esquema de contenido
Ideas principales Ideas secundarias
El centro del sistema solar es una
estrella, el Sol.
El Sol concentra el 99% de la masa total del sistema solar.
Los demás astros del sistema giran
alrededor del Sol.
Los astros son 9 planetas, 60 satélites, asteroides, cometas.
Las órbitas son elípticas y tienen distinto grado de inclinación.
Los planetas tienen diferente
composición.
De acuerdo con su composición, los planetas se dividen en rocosos
(terrestres), gaseosos (jovianos) o de estructura helada (Plutón).
El interés por la observación de los
astros motivó el nacimiento de la
astronomía.
La astronomía nos proporciona interesantes teorías sobre el origen de la
Tierra y el sistema solar.
Resumen
El sistema solar es un sistema planetario cuyo centro es el Sol, una estrella en torno a la cual giran todos los
demás astros, describiendo órbitas elípticas con diferente grado de inclinación. Los planetas tienen distinta
composición: los más cercanos al Sol, los terrestres, son rocosos; los más alejados, los jovianos son
primariamente gaseosos, excepto Plutón que es una masa congelada. La observación de los astros marcó el
origen de la astronomía, ciencia que hoy proporciona interesantes teorías sobre el origen del sistema solar y la
evolución de nuestro planeta.