El resumen analiza un cuento sobre un cabecilla rebelde y plantea tres preguntas: 1) Solo los protagonistas de la batalla poseen la verdad histórica. 2) Los testimonios deben verificarse con pruebas antes de publicarse, aunque en esa época era fácil engañar a la gente inculta. 3) Hoy en día, los testimonios requieren ser examinados y valorados críticamente con pruebas para evitar engaños, a diferencia de la época del cuento cuando la gente aceptaba cualquier información sin cuestionarla.
CULTURA NAZCA, presentación en aula para compartir
EL FEROZ CABECILLA
1. CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO DE LA HISTORIA EN LA ESCUELA
PRIMARIA.
TEMA 2. MÉTODOS DE LA HISTORIA.
LECTURA. “EL FEROZ CABECILLA”
RAFAEL F. MUÑOZ*
ACTIVIDAD: LEE EL CUENTO “EL FEROZ CABECILLA” Y EXPLICA EN UNA
CUARTILLA: ¿QUIÉN POSEE LA VERDAD HISTÓRICA?, ¿QUÉ HACER CON
LOS TESTIMONIOS?, ¿PODEMOS CREER EN TODOS ELLOS SIN
EXAMINARLOS, SIN JUZGARLOS, SIN VALORARLOS?
En mi opinión las únicas personas que poseen la verdad histórica de quien era
realmente el feroz cabecilla son el “jefe”, el “grupo de rebeldes” que lo seguían y los
“soldados de la patrulla”. Llego a la conclusión que son los únicos que podrían saber
la verdad histórica porque fueron los protagonistas de la batalla en Sierra Azul.
El jefe y el grupo de rebeldes que lo seguían sabían la procedencia de aquel
mutilado, que dijo llamarse Gabino Durán. Tal vez, ese ni siquiera era su nombre,
ya que el hombre se encontraba en un delirio total y había agonizado toda una
noche.
Los soldados de la patrulla, fueron las personas que libraron la batalla con los
rebeldes en la sierra y que siguieron a los rebeldes. Al encontrar a Gabino Durán
sin piernas en aquella iglesia la suposición lógica dictaba que era un sobreviviente
de la batalla de Sierra Azul que habían dejado abandonado a su suerte. En base a
lo anterior sustento mi respuesta.
¿QUÉ HACER CON LOS TESTIMONIOS?
Antes de publicar la noticia se debió verificar la autenticidad de los testimonios.
¿Cómo?, con pruebas de lo sucedido, las diferentes cartas que envió un oficial
fueron tomadas como una verdad absoluta, la prensa debió tomar opiniones de
diversas personas e ir al lugar de los hechos. Aunque eso es mucho pedir ya que el
mismo periódico también se dedicó a inventar y mentir. Por aquellos tiempos de
México la palabra de los generales, oficiales, patrulleros, etc. valía oro y nadie se
atrevía a contradecirlos o siquiera pensar que podrían mentir.
¿PODEMOS CREER EN TODOS ELLOS SIN EXAMINARLOS, SIN JUZGARLOS,
SIN VALORARLOS?
La sociedad actual de México es más culta que anteriormente, por ello han
desarrollado un juicio más crítico y reflexivo que les permite examinar los
testimonios, es decir, es más difícil engañar a la gente. Ahora los testimonios deben
ir acompañados de una serie de pruebas, como por ejemplo, videos, imágenes,
testigos, etc.
En la época del feroz cabecilla la gente era inculta y fácil de engañar, por eso la
información que veían en el periódico la tomaban como una verdad irrefutable y ni
siquiera se tomaban el tiempo para examinarla.