1. 2.sietedías EL NACIONALDOMINGO 5 DE SEPTIEMBRE DE 2010
de sus principales
sucursales.
Lo que sucede en este sector
habitado por 59.000 personas
(más de 11.000 de entre 15 y 19
años de edad), que está ubica-
do a 15 minutos de Petare, se
repite en estados como Apure,
Barinas, Guárico, Delta Ama-
curo, Amazonas y Portuguesa,
las regiones con tasas de ma-
ternidad adolescente superio-
res a 27%.
El promedio nacional, según
cifras del Ministerio de Salud
de 2007 es de 23,7%, mien-
tras que entes internacionales
como el Centro Latinoame-
ricano Salud y Mujer y la Or-
ganización Iberoamericana
de Juventud sitúan el índice
venezolano entre 27% y 30%.
La demógrafa Freitez compa-
ra estos niveles con los que
se registran en países de Áfri-
ca como Liberia, Níger, Sierra
Leona y Uganda.
Los datos del Instituto Na-
cional de Estadística indican
que entre 1990 y 2001 la ta-
sa aumentó de 13% a 15%,
mientras que en la última dé-
cada subió más de 10 puntos
porcentuales.
Sin asombro. Una de las veci-
nas de Milagros, Juriani, quedó
encinta a los 16 años de edad.
Ella asegura que hace seis o
siete años todos se asombra-
ban cuando una muchacha jo-
ven se embarazaba. “Ahora es
normal. Cuando aparece una
barrigona, la gente dice que
más bien había tardado mu-
cho. En el barrio es rarísimo la
que no se vaya temprano a vi-
vir con un novio.Yo lo hice por
curiosidad, nadie me obligó.
Uno cree que buscando mari-
do soluciona los problemas y
no es así”.
Señala que otra vecina tiene
13 años de edad“y está preña-
da de cuatro meses”, para ilus-
trar lo precoces que son en el
inicio de la actividad sexual.
Los informes del Celsam y de
la OIJ destacan que la edad
de inicio ha bajado de 14 a 12
años en un quinquenio.
Aunque la mayoría conoce
cómo protegerse, 62% de los
jóvenes de entre 15 y 19 años
de edad no usa ningún mé-
todo anticonceptivo. “Lo que
sucede es que uno se la pasa
de fiesta en fiesta y se olvida
de cuidarse o no tiene para
comprar pastillas o condo-
nes”, afirma Rosa, otra vecina
de Caucagüita que tuvo el pri-
mero de sus tres hijos a los 16
años de edad.
“A lo mejor la causa es el po-
llo de Mercal, que tiene mu-
chas hormonas”, bromea su
hermano José, uno de los po-
cos hombres de este barrio
que se responsabilizó por la
paternidad cuando aún era
un adolescente. Embarazó a
su novia de 15 años de edad
(él era tres años mayor) y se
quedaron juntos para educar
a los cinco hijos que han teni-
do desde 1998.
“La culpa la tienen los pa-
dres porque dejan que sus
niños anden solos por ahí”,
agrega José. “Los chamitos de
15 años andan ahora con pis-
tolas y a las chicas les da emo-
ción que las vean empatadas
con un malandro. A la mayoría
de los jóvenes que tienen dos
y tres hijos regados no les gus-
ta trabajar y tampoco se ha-
cen responsables. Lo de ellos
es dejarle esa carga a la mamá.
Yo le digo a mi hija (de 12 años
de edad) que cuando tenga su
novio lo traiga para la casa pa-
ra que conozca a sus padres”.
La madre de José y Rosa tam-
bién empezó joven: tuvo 10
hijos, de los cuales 6 fueron
hembras que se embarazaron
siendo adolescentes.
El círculo de la deserción. Los
investigadores y funcionarios
de instituciones gubernamen-
tales saben de memoria la fór-
mula del círculo vicioso: a ma-
yor pobreza, mayor deserción
escolar y a mayor deserción,
mayor pobreza.
El presidente del Institu-
to Municipal de la Juventud
de la Alcaldía de Sucre, Brian
Fincheltub, reconoce que el
embarazo temprano afecta a
casi 40% de las jóvenes de es-
te municipio habitado por 1,6
millones de personas.
El promedio de edad para las
primerizas está entre los 16 y
17 años, afirma. “La mayoría
de estas madres tiene baja au-
toestima y problemas nutri-
cionales. Sus hijos también.
Muchas le preparan el tetero
con refresco porque no tienen
otros recursos”.
Hace año y medio la alcaldía
inició un programa de aten-
ción –Chequéate y Progresa–
para ofrecerles técnicas de cui-
dado materno e infantil. “Les
enseñamos cómo preparar
una compota con lo que ten-
gan en la nevera”, precisa Fin-
cheltub. También organizan
charlas los fines de semana en
los barrios del municipio.
Al barrio San Isidro, donde
residen Milagros y sus veci-
nas, todavía no ha llegado es-
te programa. Tampoco están
a la mano las misiones socia-
les o las charlas de educación
sexual y entrega de anticon-
ceptivos que promueve el Mi-
“Lametaesmasificarelacceso
delosjóvenesalosanticonceptivos”
Quienes dirigen el programa gubernamental de atención a la infancia y adolescencia reconocen
que la maternidad temprana en Venezuela es un problema de salud pública
E
n las esferas en las
que se toman deci-
siones de políticas
de Estado parecen
ser conscientes del impacto
que tiene el embarazo adoles-
cente en la sociedad venezo-
lana. Al menos así lo manifies-
ta quien dirige el programa de
atención a la madre, niño, ni-
ña y adolescente del Ministe-
rio de Salud, José Luis Ferrer.
El funcionario admite que los
índices de maternidad tem-
prana han aumentado conti-
nuamente, hecho que ubica a
Venezuela en el tope de la lista
de la región.
Reconoce también que existe
undéficitdeprogramaseduca-
tivos sobre reproducción ado-
lescente, no sólo enfocados
hacia la población juvenil sino
hacia los padres de aquellos de
entre 10 y 19 años de edad.“La
familia venezolana es un obs-
táculo para avanzar en educa-
ción sexual. Hay mucha resis-
tencia a conversar sobre estos
temas. Nuestra meta es lograr
que 80% de los jóvenes tenga
acceso a métodos anticoncep-
tivos, masificar el acceso, pues
este es un problema de salud
pública”, afirma Ferrer.
Ese objetivo, refiere Ferrer,
buscar cumplir lo dispuesto en
el artículo 50 de la Ley Orgáni-
ca para la Protección del Niño,
Niña y Adolescente, que esta-
blece que el Estado debe ga-
rantizar servicios y programas
de atención de salud sexual y
reproductiva, y que los mayo-
res de 14 años de edad pueden
solicitar estos servicios por sí
mismos.
Aunque la ley es clara, Ferrer
dice que una de las trancas pa-
ra el acceso es el prejuicio de
los trabajadores de la salud,
quienes en muchas ocasiones
discriminan a los adolescen-
tes cuando estos solicitan ser-
vicios o anticonceptivos. Entre
los proyectos de esta dirección
figura realizar talleres en hos-
pitales, clínicas populares, am-
bulatorios y módulos de salud
con la finalidad de establecer
una atención diferenciada y
preferencial para adolescen-
tes en general y para jóvenes
embarazadas.
La Agencia Venezolana de
Noticias informó el 18 de
agosto que el Gobierno in-
crementará en 12.000.000 de
bolívares la inversión anual
para la compra de anticon-
ceptivos, para atender así a
1.100.000 mujeres en edad de
planificación familiar. Tam-
bién aumentará el número de
preservativos: antes el Esta-
do calculaba 6 por persona y
ahora la cifra crecerá a 10.
Misiones para madres. En los
últimos cuatro años dos mi-
siones han sido creadas para
tratar específicamente el te-
ma de la maternidad, adoles-
cente o adulta. En 2006 surgió
la Misión Madres del Barrio
con el propósito de apoyar a
las amas de casa en situación
de pobreza extrema; a muje-
res que tienen a su cargo hi-
jos, padres u otros familiares
y que perciben ingresos infe-
riores a la canasta básica. La
idea es brindarle formación
y una asignación económica
para que se incorporen en ac-
tividades productivas.
En diciembre de 2009 nació
la Misión Niño Jesús. El Presi-
dente, al lanzar este progra-
ma, informó que el objetivo
era atender a las embaraza-
das y a sus niños en los pri-
meros años de vida para que
acudan al sistema público de
salud. El Gobierno anunció
que destinaría 324 millones
de bolívares para la inversión
en hospitales, equipos y pago
de personal.
Con esta nueva misión se
“
Tenía 16 años de edad
cuando mi novia quedó
embarazada. Por su-
puesto que sabíamos cómo
protegernos, pero uno no
se preocupaba por eso. Uno
está en esa época en la que
anda disperso. Es muy nor-
mal actuar así en mi genera-
ción. También es muy normal
ver en un pueblo como éste
(Choroní, estado Aragua)
chamos de 12 años que em-
piezan a tener relaciones y
es común ver a chamas de
14 y 15 embarazadas. Mi pri-
mera reacción fue asumir. Mi
papá me enseñó a afrontar
la vida con responsabilidad,
siempre me dijo que uno no
puede desviarse del camino
que uno tomó. Él fue muy
abierto y desde que yo tenía
8 años ya me hablaba sobre
la procreación, me contaba
que los indígenas procrea-
ban a los 14 años. Mi mamá
también fue muy abierta
conmigo.
“Durante el embarazo, por
“Queríademostrarquepodíaasumirlo”
Padre adolescente
VoyalanzarlaMisiónNiñoJesús.
Nopuedeserqueunamujerapunto
dedaraluzseenfrenteconqueestá
lloviendo,creciólaquebradayseescapólamula.
Lametenenunaambulancia,enuncarro,ledan
vueltasyavecespareenlacasa,enlacalle.Esono
sepuedepermitir”
PresidenteHugoChávez 1°dediciembrede2009
pretende reducir el índice de
mortalidad infantil de 14%
a 10% en un lapso de cinco
años. A este tema le presta es-
pecial atención Ferrer, pues
señala que la mortalidad in-
fantil se triplica cuando la ma-
dre es una adolescente.
Ya está lista una normativa
para la atención integral del
adolescente que incluye pro-
tocolos de cuidado obstétrico.
Ferrer hará circular este do-
cumento en los organismos
públicos y privados de salud
para que cada especialista
aporte sus observaciones al
texto antes de ser aplicado.
Además de los planes del
Ministerio de Salud y de las
misiones como Niño Jesús y
Madres del Barrio, el Gobier-
no se ha comprometido en
cumbres internacionales a
desarrollar distintos progra-
mas de acción. Entre las or-
ganizaciones con las que se
ha aliado en la lucha contra
la fecundidad temprana están
el Fondo de Población de las
Naciones Unidas, la Organi-
zación Iberoamericana de la
Juventud y el Centro Latino-
americano de Salud y Mujer.
A pesar de estas iniciativas,
Ferrer admite que el contex-
to social que rodea a la ma-
yor parte de la población in-
fantil y juvenil venezolana
sigue atentando contra la re-
ducción de la pobreza, de la
deserción escolar, del inicio
sexual precoz, factores clave
en el aumento del embarazo
adolescente.
La falta de presupuesto para
desarrollar planes de preven-
ción más ambiciosos tampo-
co ayuda. De hecho, el Cen-
tro Latinoamericano de Salud
y Mujer tuvo que suspender
una campaña de prevención
que iniciaría en septiembre
porque el ministerio le retiró
el apoyo a última hora.
momentos no quería encarar
la situación, me iba hasta
la cancha a joder con los
amigos en lugar de apoyar a
mi esposa (en ese momento
novia) con la barriga. Me
estaba muriendo de miedo,
pero luego entendí y lo asumí
con felicidad. Quería de-
mostrar que podía asumirlo.
Mi familia lo tomó bien y su
apoyo ha sido fundamental.
Trabajaba en la biblioteca
virtual del pueblo y toda esa
beca era para nuestra bebé.
Seguí estudiando y aunque
me costó mucho, logré sacar
bachillerato por parasistema.
“Yo sé que el patrón en estos
casos es que el hombre huya.
La mayoría deserta porque
esta sociedad enseña a eva-
dir una responsabilidad así
por el bien personal: todo el
mundo te dice que no tengas
un hijo joven porque vas a
cagar tu vida. Y para el hom-
bre es más fácil desertar que
para la mujer, que es quien
lleva la mayor carga. Y es
más fácil desertar la segun-
da vez si no tuvo problema
cuando huyó del primer
embarazo. Pero no culpo a
quienes salen corriendo por-
que entiendo lo difícil que es
afrontar esto cuando no se
está preparado. Pienso que la
culpa es de los padres, pues
pocos hablan con sus hijos
sobre educación sexual. No
hay una comunicación fluida
sobre esos temas, quizás
porque les da miedo que va-
yan a tener sexo. Tienen que
hablar con los chamos, y más
si ellos hacen preguntas. A
mi hija que ya tiene 5 años,
el gran amor de mi vida, trato
de inculcarle esa comunica-
ción desde pequeña. El otro
día me preguntó por qué no
paraban las industrias que
contaminaban el planeta. Ella
me pregunta cosas así a cada
rato porque sabe que le voy a
informar”.
Ian Luciano Myerston,
21 años, Choroní (Aragua)
nisterio de Salud. Pero la au-
sencia de los talleres no es la
verdadera raíz del problema.
Los estudios en la materia ha-
cen énfasis en la estrecha rela-
ción entre el nivel educativo y
la maternidad adolescente.
“El riesgo de procreación
temprana es 3 a 4 veces ma-
yor entre jóvenes que no han
tenido acceso a la educación
formal, en comparación con
las que han superado la es-
cuela básica”, indica Freitez.
Los datos que maneja la Or-
ganización Iberoamericana
de Juventud complementan
esta afirmación: menos de 5%
de las muchachas de sectores
socioeconómicos con acceso
continuo a la educación ha
sido madre a los 17 años de
edad.
Ni Milagros ni Rosa, tampoco
Juriani y Carmen (ella tiene 17
años y su bebé está recién na-
cido) se graduaron de bachi-
ller. La que más estudió (Juria-
ni) llegó hasta noveno grado y
la que menos (Carmen) deser-
tó en quinto grado.
“Dejé la escuela porque eso
no era lo mío”, dice Carmen,
sin ser consciente de que con
su abandono se suma al 31%
de madres jóvenes que no so-
brepasa la educación básica.
“Los índices de embarazos
aumentan cuando tienen me-
nos de seis años de escolari-
dad. Al desertar, se quedan en
la casa, en medio de dinámicas
familiares complicadas. Quizás
piensen que una salida de ese
entorno es buscarse pareja”,
analiza Freitez. La investiga-
dora de la UCAB agrega que se
conversa sobre prevención del
embarazo y educación sexual
muy tarde en las escuelas (en
octavo grado) y la familia ve-
nezolana no está bien prepa-
rada para asumir este papel.
La coordinadora del Celsam
en Venezuela, Alicia de Cór-
dova, coincide en que la si-
tuación se agrava cuando no
existe la educación adecua-
da, formal o familiar. “El dete-
rioro de la estructura familiar
alimenta este círculo vicioso y
su cadena de consecuencias.
Nuestra meta es promover la
educación sexual, llegarle a
los jóvenes por cualquier ca-
mino para que entiendan que
ellos son quienes deciden su
futuro”.
La cobertura de planificación
familiar enVenezuela, insisten
los expertos, siempre ha sido
baja y en esta última década
no se ha avanzado casi nada.
Las encuestas demográficas
indican que 70% de los jóve-
nes adquiere métodos anti-
conceptivos directamente en
farmacias. ¿Pero qué sucede
con casos como el de Mila-
gros, una joven con tres hijos
que vende helados en su casa
para completar los 200 bolí-
vares que le da su madre cada
mes? ¿Cómo ahorra para pre-
venir un próximo embarazo?
¿Cómo prevenir que los ado-
lescentes de 14 o 15 años de
edad de esos barrios se sumen
a este círculo?
Freitez y Córdova no son muy
optimistas: “La posibilidad de
salir de la pobreza en un país
como el nuestro se hace cada
vez más remota. En 20 años
no ha habido progreso para
garantizar los derechos repro-
ductivos de los adolescentes.
Hasta ahora, sus proyectos
de vida están centrados en la
maternidad”.
PREVENCIÓN JOSÉ LUIS FERRER, DIRECTIVO DEL MINISTERIO DE SALUD
JUAN CAMACHO
NEGRO SIETE DIAS PAG.2