3. La cantidad total de embarazos ocurridos
en niñas y en adolescentes no puede
cuantificarse pues se desconoce el número
de interrupciones del embarazo que
suceden por año que es un subconjunto
del total de embarazos (embarazos
interrumpidos + embarazos que terminan
en nacidos vivos)
4. El fenómeno que sí puede cuantificarse
son los nacidos vivos de niñas y
adolescentes de 10 a 19 años por año. Esta
información se encuentra disponible en las
estadísticas vitales que sistematiza el
Ministerio de Salud de la Nación y publica
anualmente
5. La tasa de fecundidad en la adolescencia
(esto es, el número de nacidos vivos de
niñas y adolescentes de 10 a 19 años
sobre el total de niñas y adolescentes de
ese grupo de edad, en un año) se ha
mantenido estable aun cuando la tasa de
fecundidad de las mujeres adultas ha
descendido en el país
6. La proporción de nacidos vivos de niñas y
adolescentes menores de 20 años se ha
mantenido estable alrededor del 15%. En
el año 2015, ese 15% significó
aproximadamente 3000 (2787) nacidos
vivos de niñas de 10 a 14 años y 109.000
(108912) de adolescentes de 15 a 19 años.
7. La tasa de fecundidad de adolescentes de
15 a 19 años fue de 65,1 x 1000 (65,1
nacidos vivos de adolescentes de 15 a 19
años / total de adolescentes en ese grupo
de edad x 1000) en comparación con 63,4
en América Latina en su conjunto; 47,5 en
Chile y 55,8 en Uruguay
8. La proporción de embarazos en la
adolescencia es marcadamente superior
en las provincias del norte del país: entre
el 20% y el 25% de los nacidos vivos en un
año en Página 1131 de 1476 Informe Nº
107 | HCDN las provincias de Corrientes,
Chaco, Formosa, Jujuy, Misiones, Salta y
Santiago del Estero corresponden a niñas y
adolescentes de 10 a 19 años.
9. 1 de cada 4 de las mujeres que tuvo su
primer hijo en la adolescencia tienen el
segundo hijo antes de los 19 años. El 17%
de las adolescentes que tuvieron un hijo
en 2014 ya tenían otro hijo previo y el
2.5% tenía dos hijos previos (UNICEF 2016)
11. La evidencia acumulada a partir de numerosos
estudios realizados en todo el mundo demuestra que
los programas de ESI (educación sexual integral):
NO REDUCEN EMBARAZOS Y ABORTOS EN LAS
PERSONAS JÓVENES
TAMPOCO REDUCEN LA INCIDENCIA DE INFECCIONES
DE TRANSMISIÓN SEXUAL, VIH/SIDA.
Fuentes: Grunseit (1997); Kirby, Laris y Rolleri (2006); UNESCO
(2009); Kirby (2011); OMS (2011); UNESCO (2016).
12. Los determinantes de embarazos en esas dos
etapas son diferentes:
Entre las niñas de 10 a 14 años se trata de
situaciones de abuso y coerción y los
consecuentes embarazos y maternidades
infantiles forzadas; en las adolescentes de 15 a 19
años se trata de situaciones de ausencia de
oportunidades de inserción laboral, pobreza, estar
fuera del sistema escolar, tener relaciones
sexuales sin protección de métodos
anticonceptivos eficaces y también de relaciones
de poder asimétricas entre varones y mujeres.
14. La política nacional de prevención de embarazos y maternidades
tempranas no intencionales se basa en un abordaje integral a
través de las siguientes intervenciones:
-Empoderamiento de las niñas y adolescentes para tomar
decisiones libres e informadas acerca de su sexualidad y su
capacidad reproductiva, así como para evitar y enfrentar
apropiadamente potenciales situaciones de abuso y coerción
- Acceso a la educación sexual integral
- Acceso a información basada en evidencia acerca de los métodos
anticonceptivos y acceso gratuito a éstos, en particular a los
métodos de larga duración (implantes subdérmicos, dispositivos
intrauterinos e inyectables trimestrales).
15. Programa Nacional de Educación Sexual Integral
Ministerio de Educación
MATERIALES DISTRIBUIDOS EN LAS ESCUELAS DESDE QUE SE CREÓ
16. Programa Nacional de Educación Sexual Integral
Ministerio de Educación
MATERIALES DISTRIBUIDOS EN LAS ESCUELAS DESDE QUE SE CREÓ