Nos ayuda a meditar sobre "la alegria" del cristiano que nadie se la puede quitar, porque la razón es el mismo Cristo Jesús ,su resurrección que será la nuestra, nuestra esperanza.
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
La Alegria de la resurrección.pptx
1.
2.
3. “Ve donde mis hermanos y
diles: Subo a mi Padre, que
es Padre de ustedes; a mi
Dios, que es Dios de
ustedes.» María
Magdalena se fue y dijo a
los discípulos: «He visto al
Señor y me ha dicho
esto.»"
Juan, 20,17-18
4. Al volver del
sepulcro, las
mujeres les contaron
a los Once y a todos
los demás lo que les
había sucedido.
Lc. 24,9
6. De inmediato se levantaron y
volvieron a Jerusalén, donde
encontraron reunidos a los
Once y a los de su grupo.
Estos les dijeron:
«Es verdad: el Señor ha
resucitado y se ha aparecido
a Simón.»
Ellos, por su parte, contaron
lo sucedido en el camino y
cómo lo habían reconocido al
partir el pan.” Lc.24.32-35
7. «¡La paz esté con ustedes!»
Dicho esto, les mostró las
manos y el costado.
Los discípulos se alegraron
mucho al ver al Señor.
Como el Padre me envío a mí,
así los envío yo también.»"
Jn.20,19-21
8. "«Señor mío
y Dios mío.»
Jesús replicó: «Crees
porque me has visto.
¡Felices los que no
han visto, pero
creen!»"
Juan, 20,28-29
10. “Que este aleluya
pascual también se
grabe profundamente en
nosotros, de modo que
no sea sólo una palabra
en ciertas circunstancias
exteriores, sino la
expresión de nuestra
misma vida.”
Papa Benedicto
12. SOMBRAS QUE OPACAN
LA ACCIÓN MISTERIOSA DEL RESUCITADO
(En su exhortación “La alegría del Evangelio”, el Papa Francisco Num. 275-280)
El pesimismo puede generar en nosotros la apatía.
“Si Cristo no resucitó,
nuestra fe es vana.”
Y LUCES QUE LA ILUMINAN
NUESTRA EXPERIENCIA DE LA RESURRECCIÓN
13. La tristeza de la insatisfacción nos destruye
porque nadie puede vivir sin esperanza.
Celebrar la Pascua puede convertirse en costumbre, en un recuerdo,
esa es la razón por la que el fervor y la alegría desaparecen tan
rápidamente. Pero no es así. “Su resurrección no es algo del pasado;
entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo.”
14. EL DESALIENTO brota de la
experiencia de nuestros propios
fracasos.
Pero la fe nos levanta de
nuestra postración.
“La fe es también creerle a
Él, creer que es verdad que
nos ama, que vive, que es
capaz de intervenir
misteriosamente, que no
nos abandona, que saca
bien del mal con su poder.
15. Nos enfriamos conforme pasa el tiempo
porque celebramos la imagen…
Cristo nos causa admiración. Admirarlo,
no es suficiente, es necesario seguir su
camino, dejarse cuestionar por Él, pasar
de la admiración al asombro. (Papa Francisco)
16. En medio de la mala hierba,
crece también la buena
semilla. […]porque Jesús no
ha resucitado en vano.
No siempre vemos esos brotes. Pero la fe nos ofrece la certeza
de UNA FECUNDIDAD impensable. “Uno sabe bien que su vida
dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni
cuándo… Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos
del Padre en medio de la entrega creativa y generosa”.
17. El pecado me
esclaviza, me sumerge
en la oscuridad, me
roba la paz y la alegría
porque estoy lejos de
Dios.
No existe Pascua para nosotros, si no aceptamos morir a
nosotros mismos; a nuestro egoísmo, a nuestro orgullo y
soberbia, a nuestros temores y miedos, a nuestros
intereses.
18.
19. 1.SER CRISTIANO, ES CREER EN LA RESURRECCIÓN DE
CRISTO,en la liberación, en la vida y en la alegría en
que toda prueba se transforma en gracia, toda tristeza
en alegría, toda muerte en resurrección.
2. Nuestra negativa a la dicha es nuestra negativa a
Dios. porque el gozo, la alegría, es lo más propio del
cristiano. En los tiempos de alegría nuestra fidelidad se
manifiesta en disfrutar, así como en los tiempos de
dolor nuestra fidelidad se manifiesta en la paciencia.
20. Creer en Dios es creer que Él es capaz de
hacernos felices.
Para muchos de nosotros, la cuestión difícil
no está en saber si tienen fe en la
resurrección, sino en saber si sienten
ganas de resucitar.
21. Hoy día, la sociedad nos invita a
“disfrutar de la vida”, todo que
sea “light” . La raíz de esta
invitación está en la idea de que la
vida se acaba.
Sin embargo los cristianos
creemos que “Cristo venció a la
muerte de una vez por todas”.
RESUCITÓ DE VERAS MI AMOR Y
MI ESPERANZA!
22. Por eso, la fe en la resurrección no puede brotar más
que de un amor verdadero. Cristo nos ha dado a
conocer ese amor que no pasa: “La fe y la esperanza
pasarán, pero la caridad vive para siempre”. Nuestra fe,
nuestra esperanza de resucitar para nosotros y para los
demás, depende estrechamente de nuestra capacidad
de resurrección, están a la medida de nuestra fuerza de
amar.
RESUCITAR A LA PAZ, A LA FE, A LA ESPERANZA, AL AMOR Y
LA ALEGRÍA
23. Eso es la fiesta de Pascua: un cambio de vida, un pasar de esta
vida nuestra a otra admirable, maravillosa, que será nuestra
vida para siempre, en la casa del Padre celestial, porque la
verdadera renovación comienza siempre desde el corazón, desde
la conciencia.
Quién nos separará del amor de Cristo? Rm. 8,35-39
Encontraremos la raíz de una alegría profunda
solo en la resurrección de Jesús.
Precisamente por eso su Pascua es en verdad
nuestra esperanza.
24.
25. Para mantener vivo el ardor misionero hace
falta una decidida confianza en el Espíritu Santo,
porque Él «viene en ayuda de nuestra
debilidad» (Rm 8,26). Pero esa confianza
generosa tiene que alimentarse y para eso
necesitamos invocarlo constantemente. Él
puede sanar todo lo que nos debilita en el
empeño misionero. ( La Alegría del Evangelio no.280)
“Estén siempre alegres en el Señor” (Filip 4,4-7).
26. EL RESUCITADO NO HA TOCADO NUESTRO CORAZÓN si nuestro
corazón no arde como los peregrinos de Emaús al escuchar su
Palabra….si no lo reconocemos en la fracción del Pan, si no
creemos en su promesa: “El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día” Juan 6,51-58
27. En toda celebración eucarística la
Iglesia, y cada uno de sus miembros,
experimentan su presencia viva.
El Señor resucitado está presente y
lleno de misericordia, nos purifica de
nuestras culpas; nos alimenta
espiritualmente y nos infunde vigor
para afrontar las duras pruebas de la
existencia y para luchar contra el
pecado y el mal.
28. Es lo que celebramos cada
domingo. La Pascua del
Señor.
Él es el apoyo seguro de
nuestra peregrinación hacia
la morada eterna del cielo.
29. Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor.
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
La Alegría del Evangelio No. 288