El documento analiza las diferentes categorías gramaticales que aparecen en un texto literario. Explica cada categoría y las marca con colores en un extracto del libro "Los tres mosqueteros" para demostrar cómo se manifiestan en la prosa. Las categorías gramaticales identificadas incluyen sustantivos, pronombres, artículos, adjetivos, verbos, adverbios, preposiciones, conjunciones y contracciones.
2. EN UN TEXTO PODEMOS ENCONTRAR TODAS
LAS CATEGORÍAS GRAMATICALES:
SUSTANTIVO
PRONOMBRE
ARTÍCULO
ADJETIVO DETERMINATIVO
ADJETIVO CALIFICATIVO
VERBO
ADVERBIO
PREPOSICIÓN
(preposición+artículo=CONTRACCIÓN)
CONJUNCIÓN
3. ECHA UN VISTAZO A ESTE TEXTO:
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento:
era, por ejemplo, una espada, ricamente damasquinada, que
remontaba por la forma a los tiempos de Francisco I y cuya
empuñadura solamente, incrustada de piedras preciosas, podía valer
doscientas pistolas y que, sin embargo, en sus momentos de mayor
penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en vender.
Los tres mosqueteros, Alejandro Dumas
4. VAMOS A ANALIZAR LAS CATEGORÍAS
GRAMATICALES QUE APARECEN EN ÉL,
MARCÁNDOLAS EN LOS SIGUIENTES COLORES:
5. SUSTANTIVOS Y PRONOMBRES
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto
alojamiento: era, por ejemplo, una espada, ricamente
damasquinada, que remontaba por la forma a los tiempos de
Francisco I y cuya empuñadura solamente, incrustada de piedras
preciosas, podía valer doscientas pistolas y que, sin embargo, en
sus momentos de mayor penuria, Athos no había consentido nunca
en empeñar ni en vender.
6. ARTÍCULOS Y
ADJETIVOS DETERMINATIVOS
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento:
era, por ejemplo, una espada, ricamente damasquinada, que
remontaba por la forma a los tiempos de Francisco I y cuya
empuñadura solamente, incrustada de piedras preciosas, podía
valer doscientas pistolas y que, sin embargo, en sus momentos de
mayor penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en
vender.
7. ADJETIVOS CALIFICATIVOS
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento:
era, por ejemplo, una espada, ricamente damasquinada, que
remontaba por la forma a los tiempos de Francisco I y cuya
empuñadura solamente, incrustada de piedras preciosas, podía
valer doscientas pistolas y que, sin embargo, en sus momentos de
mayor penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en
vender.
8. VERBOS
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto
alojamiento: era, por ejemplo, una espada, ricamente
damasquinada, que remontaba por la forma a los tiempos de
Francisco I y cuya empuñadura solamente, incrustada de piedras
preciosas, podía valer doscientas pistolas y que, sin embargo, en
sus momentos de mayor penuria, Athos no había consentido nunca
en empeñar ni en vender.
9. ADVERBIOS
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento:
era, por ejemplo, una espada, ricamente damasquinada, que
remontaba por la forma a los tiempos de Francisco I y cuya
empuñadura solamente, incrustada de piedras preciosas, podía valer
doscientas pistolas y que, sin embargo, en sus momentos de mayor
penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en vender.
10. CONJUNCIONES
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento:
era, por ejemplo*, una espada, ricamente damasquinada, que
remontaba por la forma a los tiempos de Francisco I y cuya
empuñadura solamente, incrustada de piedras preciosas, podía
valer doscientas pistolas y que, sin embargo*, en sus momentos de
mayor penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en
vender.
*”Por ejemplo” y “sin embargo” son dos “conectores”, cuya función es similar a la de las conjunciones,
pero están formados por dos palabras, en este caso una preposición + un sustantivo.
11. PREPOSICIONES Y CONTRACCIONES
Athos vivía en la calle Férou, a dos pasos del Luxemburgo; su
alojamiento se componía de dos pequeñas habitaciones, muy
decentemente amuebladas, en una casa adornada, cuya hospedera
aún joven y realmente todavía bella le ponía inútilmente ojos de
cordera. Algunos retazos de un gran esplendor pasado se
manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento:
era, por ejemplo, una espada, ricamente damasquinada, que
remontaba por la forma a los tiempos de Francisco I y cuya
empuñadura solamente, incrustada de piedras preciosas, podía valer
doscientas pistolas y que, sin embargo, en sus momentos de mayor
penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en vender.