2. • La memoria en la piel
• Desde hace unas décadas, asistimos, sobre todo
en Europa y EE.UU., a un renacer del tatuaje que
deviene si no una práctica generalizada, al menos
inmersa en determinados circuitos de moda. Una
práctica corporal que, en la actualidad, viven,
sienten y experimentan personas de diferentes
contextos socioculturales y distintos grupos de
edades, con los jóvenes en primer plano
3. Un lenguaje llamado tatuaje
•
El tatuaje en Europa, a diferencia de la práctica en otros contextos, se caracteriza históricamente
por su estatus ambivalente y dinámico
La historia del tatuaje en Europa es la historia de las relaciones entre Occidente y Oriente. Pero no
sólo esto; es también la memoria de las relaciones entre los márgenes de la sociedad y sus centros
de poder.
Existe una historia poco conocida del tatuaje en Europa. ¿A qué se debe este desconocimiento y,
por extensión, a qué responde la histórica desvalorización del marcado corporal? La capacidad del
tatuaje para incorporar sentidos diversos e incontrolables, desde la identificación a la
diferenciación, desde la institucionalización a la subversión, puede explicar su devaluación frente a
un cuerpo normativo - sin tatuajes-como una de las formas del ejercicio del poder en la historia de
Occidente.
Desde hace algunas décadas, asistimos, sobre todo en Europa y Estados Unidos, a un renacimiento
del tatuaje que deviene si no una práctica generalizada, al menos inmersa en determinados
circuitos de moda y, en cierta manera, institucionalizada dentro de la lógica del mercado y de los
circuitos del arte donde se ha abierto el debate sobre su naturaleza artística.
En la excelente compilación de J. Caplan sobre la historia del tatuaje en Europa y Estados Unidos se
describen dos momentos de auge. El primero, desde la prehistoria hasta los inicios de la edad
media. El segundo, a lo largo del siglo XVIII coincidiendo con la empresa colonial en Asia y Oceanía.
4. •
Exploradores, marineros, militares y viajeros retornan a Europa desde Indochina, Indonesia, Japón,
Micronesia y Polinesia con tatuajes exóticos.Su forma de mostrar y explicar los tatuajes desvela la
ideología europea sobre los Otros y el tipo de sociedad que se estaba construyendo en
baseaunnuevoimperialismo europeo cuya ideología era la expansión comercial, pacífica, que
prometía exportar civilización a aquellos que carecían de ella.
Los relatos producidos a partir de estas expediciones introducen en las lenguas europeas la palabra
tatoo,tatuage o tatuaje derivadas de la raíz polinesia, concretamente tahitiana, tatu o tatau que
significa marca. Estas nuevas palabras se asocian con los términos utilizados hasta el momento en
las lenguas europeas, pounce, pick o carve - del inglés-piqûre - del francés-o labrar - del españolpara hacer referencia al tatuaje.
¿Qué significó la introducción de esta palabra en el vocabulario de las lenguas europeas? La
respuesta a esta pregunta cuestiona uno de los mitos europeos sobre el tatuaje: su origen e
importación a Europa desde culturas no europeas.
Durante el siglo XIX se populariza la idea de que el tatuaje llegó a Europa en el siglo XVIII a través de
los miembros de las expediciones al Pacífico Sur. Sin embargo, en el siglo XVIII el uso del tatuaje no
es ninguna novedad en Europa. El tatuaje de iniciales, corazones, crucifijos, emblemas patrióticos o
insignias marítimas y militares era una práctica establecida entre los comerciantes y marineros.
5. •
También en el siglo XVIII los trabajadores manuales europeos seguían utilizando el tatuaje como
marca distintiva. Anteriormente, griegos, romanos, celtas así como los primeros cristianos en los
territorios romanos, entre otros, utilizaron el tatuaje con sentidos distintos, de la estigmatización a
la identificación. Igualmente, en el siglo XVI, en su Historia verdadera de la Conquista de la Nueva
España,Bernal Díaz del Castillo refiere una forma de tatuado honorable, prescrito por el Código de
Castilla, que marcaba noblemente el cuerpo.
Tampoco es nuevo, en el siglo XVIII, el encuentro de las sociedades europeas con aquellas en las
que el tatuaje es una práctica generalizada. Lo novedoso es la introducción del tatuaje en la
memoria colectiva europea como una práctica importada y la popularización de un nuevo
significado del tatuaje como marca que establece la frontera entre lo civilizado y lo salvaje.
La exotización de la práctica al nivel de las representaciones colectivas, unida a una utilización
extendida del tatuaje entre los hombres de las clases populares en Europa consolida su
identificación como marca de lo exótico, salvaje y marginal. El debate de los expertos médicos
legales y de los criminalistas del siglo XIX sobre los síntomas físicos de criminalidad entre los que se
sitúa el tatuaje se basa en esta representación de la marca corporal. La re-significación del tatuaje a
finales del siglo XIX a raíz de su profesionalización en las figuras emergentes de tatuadores y artistas
tatuados deberá enfrentarse a esta representación al igual que su consumo, también a finales del
siglo XIX, entre los miembros de la aristocracia británica así como su devenir a lo largo del pasado
siglo XX.
El tatuaje en Europa, a diferencia de la práctica en otros contextos, se caracteriza históricamente
por su estatus ambivalente y dinámico.
6. Modas y resistencias
•
El tatuaje es una práctica corporal que, en la actualidad, viven, sienten y
experimentan personas que pertenecen a diferentes contextos socioculturales
como a diferentes grupos de edades, aunque los jóvenes siguen teniendo un peso
y una visibilidad importante en su conjunto. Para reflexionar sobre el porqué las
personas jóvenes marcan su piel de forma definitiva e indeleble mediante esta
práctica hay que entender que el cuerpo no es sólo una entidad biológica, natural
o estática sino que también es un elemento cultural que se construye socialmente.
El vestirse, adornarse y tatuarse son algunas de las prácticas corporales que
permiten las interacciones sociales, es decir, las relaciones entre las personas en
contextos determinados, durante nuestras vidas. Nos entendemos y nos hacemos
entendibles, porque tenemos un cuerpo, un cuerpo que mediante su expresión
visual nos presenta socialmente como mujeres, hombres, jóvenes, estudiantes,
trabajadores, pero también como personas integradas, a la moda, atractivas o
excluidas, marginales y no deseables. Estos procesos de percepción corporal que
nunca son homogéneos ni definitivos o excluyentes pueden llegar a inducir
verdaderos procesos de cambio social.
7. •
El tatuaje, y su relación con las identidades juveniles, es un buen ejemplo para
pensar en la relación entre cuerpos, belleza y cambio social. En los años setenta y
ochenta se tatuaban las culturas juveniles (rockeros, punkies, heavis, etc.) o
algunos jóvenes de grupos sociales desfavorecidos o marginales (presos,
drogadictos, etc.) como práctica de representación identitaria. Se tatuaban
símbolos (dibujos pequeños y localizados) que los definían visualmente como
miembros de un grupo específico. Durante los noventa se empiezaron a vivir
cambios y el tatuaje entró en los circuitos de la moda, aunque sólo un cierto tipo
de dibujo pequeño, situado en sitios del cuerpo poco visibles sin ningún tipo de
carga simbólica y significante. También se empezaron a tener en cuenta el valor
artístico y el potencial decorativo del tatuaje, hecho que se concretó en dibujos
grandes en brazos, piernas y espaldas enteras. Todo lo expuesto configura formas
diferentes de vivir, sentir y experimentar el tatuaje como: identidad, pertenencia,
resistencia, subversión, creencias, diversidad, arte, moda, belleza. Todas estas
posibilidades no son excluyentes entre sí y hoy día una persona joven puede
representarse con un cuerpo en donde se inscriben todas estas tensiones entre
conceptos, ideas y formas de la modernidad tardía.