2. Las primeras grandes obras de arquitectura
remontan a la antigüedad, pero es posible
trazar los orígenes del pensamiento
arquitectónico en periodos
prehistóricos, cuando fueron erigidas las
primeras construcciones humanas.
3. Durante la prehistoria surgen los primeros
monumentos y el hombre comienza a
dominar la técnica de trabajar la piedra.
Arquitectura prehistórica se entiende como
un medio de expresión y construcción
primitivo que empezó a generar
pensamientos de creencias sobre las culturas
primitivas. Se denomina a los primeros hitos
conservados de la incipiente arquitectura. Se
pueden distinguir dos tipos de grandes
construcciones:
4. las construcciones megalíticas, del griego megas, grande y
lithos piedra; constan de enormes losas pétreas sin
tallar, o escasamente desbastadas, verticales y
horizontales, adinteladas, apoyadas, nunca unidas con
mortero, ni siquiera trabadas con algún tipo de aparejo,
las construcciones ciclópeas. Así llamadas por haberlas
atribuido los antiguos griegos a unos gigantes fabulosos
llamados cíclopes; se constituyeron con aparejo sencillo de
piedras, en parte escuadradas, o sin escuadrar, aunque
desbastadas, y de menor volumen que las
megalíticas, utilizando algunas veces mortero arcilloso
para conformar muros y paramentos.
Las primeras surgieron en el neolítico, continuado en las
primeras épocas de la edad del cobre. Las segundas
pertenecen a las edades del cobre, bronce o del hierro.
6. Pertenecientes a la primitiva arquitectura popular
se conocen diversas construcciones que sirvieron
de casa, o morada temporal, a nuestros
antepasados desde los tiempos más remotos.
Tales son:
la cabaña o choza, formada por entramados de
ramaje,
la gruta o caverna, artificial o natural pero
acomodada por la mano del hombre a sus
propios usos,
los palafitos o habitaciones lacustres de madera
levantados sobre pilotes clavados en el fondo de
un lago o zona pantanosa,
8. A medida que las comunidades humanas evolucionaban y
aumentaban, presionadas por las amenazas bélicas constantes, la primera
modalidad arquitectónica en desarrollarse fue esencialmente la militar. En
ese periodo surgieron las primeras ciudades cuya configuración estaba
limitada por la existencia de murallas y por la protección de amenazas
exteriores.
La segunda tipología desarrollada fue la arquitectura religiosa. La humanidad
se confrontaba con un mundo poblado de dioses vivos, genios y demonios:
un mundo que aún no conocía ninguna objetividad científica. Los principales
edificios dentro de las ciudades fueron los palacios y los templos. Esta
importancia de los edificios hacía que la figura del arquitecto estuviera
asociada a los sacerdotes (como en el Antiguo Egipto) o a los propios
gobernantes y que la ejecución fuera acompañada por diversos rituales que
simbolizaban el contacto del hombre con lo divino.
Las ciudades marcaban una interrupción de la naturaleza salvaje, eran
consideradas un espacio sagrado en medio del espacio natural. De la misma
forma, los templos dentro de las ciudades marcaban la vida de los dioses en
medio del ambiente humano.
Las necesidades de infraestructura de aquellas primeras ciudades también
hicieron necesario el progreso técnico de las obras de ingeniería
10. La arquitectura de Mesopotamia hace referencia a las
características comunes de las construcciones desarrolladas en la
cuenca de los ríos Tigris y Éufrates.
Los mesopotámicos construían sin mortero, y cuando un edificio
ya no era seguro o no cumplía su tarea se derribaba y volvía a
construir en el mismo emplazamiento.
Utilizaron muy poco la piedra y la madera ya que sólo podían
obtenerse de los países limítrofes. El suelo es
arcilloso, fangoso, y esto los llevó a utilizar el barro como
material constructivo. Primero lo emplearon en bloques o adobes
de barro con mezcla de paja y colocados humedecidos de modo
que secaba la pared entera. Luego, los secaron al sol, adobe por
adobe. Inventaron después los ladrillos de arcilla pura, colocados
al horno; y, posteriormente, para preservarlos mejor de la
humedad, los sometieron al procedimiento del esmaltado y
vidriado.
Los ladrillos en los muros eran unidos con cal o asfalto, y para la
cubierta, sustituyeron el sistema adintelado egipcio por la
bóveda formada de arcos de medio punto contiguos.
12. El templo era un centro religioso, económico y político. Solían ser edificios
de una planta, con varios patios y una secuenciación de salas en laberinto o
bien ordenadas en hilera en torno a un patio. Los más grandes se
construyeron dentro de espacios amurallados con otros edificios como los
zigurats y habitaciones para peregrinos, mientras que los primeros y más
pequeños se componían de un recibidor y una sencilla habitación para la
adoración. Cada templo se utilizaba para las precisiones religiosas de su
divinidad.
El zigurat (ziqurat en algunos textos) era una edificación monumental ligado
al templo y dedicado a una divinidad. Se utilizaba también como
observatorio astronómico. Estaban compuestos por una serie de pisos a cada
cual de menores planta y altura, y pintados de distintos colores. Unas
escalinatas permitían la ascensión hasta los pequeños templetes que los
coronaban.
El palacio era una construcción de grandes dimensiones, que alcanzó su
máximo desarrollo con Nabucodonosor II, cuyo palacio, considerado una
maravilla mundial, giraba en torno a cinco patios. En general se construían
en torno a patios internos y, dependiendo de su importancia, podían estar
amurallados. Distinguían sus zonas en tres partes: aposentos
reales, religiosas y de almacenaje y funcionariado.
14. Fuese cual fuese el sistema constructivo elegido, ni en el
centro ni en el sur de Mesopotamia se utilizaron
cimientos, dado lo pantanoso de los terrenos.[1]
Sistema abovedado
La arquitectura mesopotámica ha pasado a la Historia
como un sistema de muros de carga. Utilizaban arcos y
bóvedas que construían sin cimbra, apaisando los ladrillos
para que no cayeran al ser colocados, o rellenando el
espacio entre dos muros de barro y paja hasta que la
bóveda estuviera terminada; este sistema daba lugar a
espacios estrechos y largos. Para esto utilizaban en
ladrillo, que inventaron al igual que el arco, y el adobe.
Esmaltaban los ladrillos para grandes ocasiones, y
componían mosaicos pintados en vivos colores. Los muros
portantes no permitían ventanas, y la luz era cenital.
16. Sistema adintelado
No obstante, también construyeron con vigas y
pilares, siendo habituales en construcciones
monumentales las columnas del apreciado cedro de
las montañas del Líbano. Se conoce de las culturas
mesopotámicas el capitel eolio, una de las influencias
de los órdenes griegos.
Con este sistema se construía la estructura
basándose también en un muro portante y de
cerramiento exterior, apoyando las vigas en él y en
unos pilares de madera interiores, que se
aprovechaban para situar el perímetro del patio. La
repetición de este método creaba el
edificio, rellenándose los huecos y la cubierta o techo
de adobe.
18. La arquitectura del Antiguo Egipto monumental se caracteriza
por el empleo de la piedra de silleria tallada, en grandes
bloques, con sistema constructivo adintelado y sólidas columnas.
Para entender su magnificencia hay que tener en cuenta los
siguientes condicionantes:
Ideológicos:
Poder político fuertemente centralizado y jerarquizado;
concepto religioso de inmortalidad del faraón en la «Otra Vida».
Técnicos:
Conocimientos matemáticos y técnicos, a veces desconcertantes
para la época;
la existencia de artistas y artesanos muy experimentados;
abundancia de piedra fácilmente tallable.
Las construcciones más originales de la arquitectura egipcia
monumental son los «complejos de las pirámides», los templos y
las tumbas (mastabas, speos e hipogeos)
20. Debido a la escasez de madera,[1] los dos materiales de
construcción predominantemente usados en el antiguo
Egipto eran el adobe (ladrillos de barro) y la
piedra, fundamentalmente piedra caliza, también piedra
arenisca y granito en cantidades enormes.[2] Del imperio
antiguo en adelante, la piedra fue reservada generalmente
para tumbas y templos, mientras que los ladrillos fueron
utilizados en viviendas, incluso en los palacios
reales, fortalezas, muros de los recintos de los templos y
de las ciudades, y para edificios subsidiarios en los
complejos de los templos.
Aunque el uso del arco fue desarrollado durante la cuarta
dinastía, todos los edificios monumentales son
construcciones adinteladas con muros y pilares, con
cubiertas planas conformadas por enormes bloques de
piedra apoyados en muros externos y grandes columnas
poco espaciadas.
22. Los templos más monumentales surgen en el Imperio Nuevo. Tipológicamente
están constituidos por:
Una avenida con esfinges a ambos lados: el dromos
El acceso, entre dos pilonos (grandes muros trapezoidales) decorados con
bajorrelieves policromados, dos obeliscos, estatuas y estandartes.
Un patio descubierto con columnas exentas o conformando pórticos perimetrales:
la sala hipetra
Una gran sala con columnas, cubierta: la sala hipóstila
Una pequeña cámara sagrada, de menor tamaño, ténuamente iluminada: el
santuario.
Un lago sagrado que servía para representaciones rituales y como reserva de agua
potable.
Templos menores anexos, dedicados a diversos dioses, como las mammisi "casas
de nacimiento divino".
El templo se completaba con una residencia para sacerdotes, aulas para
escribas, archivos-bibliotecas y almacenes de alimentos y materiales. El conjunto
se protegía con una muralla perimetral.
Con la gradación de la luminosidad y el tránsito de amplios espacios abiertos a
otros menores y cerrados se conseguía un magnífico ambiente para celebrar los
ritos religiosos.
Esta disposición arquitectónica enfatiza la división social, pues el pueblo sólo
puede llegar hasta los pilonos, los altos funcionarios y militares tienen acceso a la
sala hipetra; la familia real puede entrar en la sala hipóstila y los sacerdotes y el
faraón al santuario.
24. El speos
El speos es un templo de carácter funerario,
tallado en la roca, siguiendo el tipo de
hipogeo
25. La mastaba
La mastaba surge durante el periodo protodinástico.
Es el tipo más característico de tumba, con aspecto
de una pirámide truncada de base rectangular, en la
que había una pequeña habitación, serdab, para las
ofrendas y una capilla, decoradas.
La cámara mortuoria, bajo tierra, a la que se accedía
por un pozo, desde la cubierta, se sellaba una vez
depositado el cadáver. Las mayores tienen hasta
cincuenta cámaras entre capillas y almacenes para
depositar las provisiones y el ajuar.
26. Pirámides de Guiza.
Las pirámides eran parte de un conjunto funerario, surgiendo como grandes
edificaciones monumentales en la época de Dyeser (Zoser) faraón de dinastía
III, resurgiendo durante el Imperio Medio, aunque erigidas con ladrillos de adobe y
revestimiento de piedra. Las últimas pirámides, aunque menores y más
estilizadas, se construyen durante la dinastía XXV, en Kush y se encuentran en las
necrópolis de Meroe y Napata.
Los complejos funerarios, habitualmente, están integrados por:
La pirámide, componente simbólico primordial de todo el conjunto, con la cámara
funeraria real en su interior a la que se accedía por un pasaje desde la cara norte.
Las pirámides secundarias, utilizadas como enterramientos de las esposas del
faraón o como monumentos funerarios.
El templo alto, situado junto a la cara este de la pirámide, que servía para
perpetuar la memoria del faraón.
El templo del valle, en la ribera del río Nilo, o de un canal, con un embarcadero.
La calzada procesional, que comunicaba el templo alto con el del valle, decorada
con bajorrelieves.
Las Barcas solares, enterradas en fosos, para que el faraón pudiera navegar por el
cielo para encontrarse con el dios Ra.
El recinto amurallado que rodeaba la pirámide y parte del conjunto.
30. La arquitectura griega sienta las bases de lo que será la
arquitectura del mundo occidental durante siglos. La
codificación de la edad arcaica en tres órdenes estéticos
conforme a los cuales construyeron los antiguos griegos
(dórico, jónico y corintio) se convertiría con el helenismo en
un lenguaje compartido por todo el mundo mediterráneo.
31. Los materiales frecuentemente empleados en la arquitectura griega fueron la
madera, para soportes y techos; ladrillo sin cocer para las paredes, especialmente
de casas; la piedra caliza y el mármol, para columnas, muros y porciones elevadas
de los templos y edificios públicos; la terracota, para ornamentos; y
metales, especialmente el bronce, para detalles decorativos. Los arquitectos de la
época arcaica y clásica usaron estos materiales constructivos para edificios:
religiosos, cívicos, domésticos, funerarios y recreativos. El adobe se reservaba
para las construcciones más pobres y sin importancia.
Las tejas fueron sustituyendo a los techos de paja en los templos, su uso se
expandió rápidamente, durante los cincuenta años siguientes. Las primeras tejas
tuvieron forma de S, y eran bastante abultadas, con un peso de unos 30 kilos cada
una. Resultaban más caras y costosas de producir que un tejado de paja, por lo
que su introducción se explica por la resistencia al fuego, que daba la necesaria
protección a los costosos templos.
La expansión de la cubierta de teja debe verse en relación con el simultáneo auge
de la arquitectura monumental en la Grecia Arcaica. Sólo los muros de piedra que
estaban apareciendo por entonces, reemplazando a las precedentes paredes de
barro y madera, eran suficientemente fuertes para soportar el peso de una
techumbre de tejas.[5]
Finalmente, no puede olvidarse que el aspecto general de los edificios era distinto
al que se ve actualmente, ya que se pintaban con colores brillantes, de rojo, de
azul, de tal manera que llamaban la atención no sólo por su estructura, sino
también por su policromía
33. La arquitectura griega clásica está representada, fundamentalmente, por
templos, pues se desarrolló en torno a los santuarios, siendo los
principales los de
Olimpia, Delfos, Atenas, Eleusis, Delos, Epidauro, Mileto, Éfeso y
Selinonte. El formato estándar de los edificios públicos griegos se
conoce a través de los ejemplos supervivientes tales como el Partenón y
el Hefestión de Atenas, el grupo de Paestum, el complejo de templos de
Selinunte (Selinus) y los santuarios de Agrigento.
El templo era la forma más conocida y frecuente de arquitectura pública
griega, pero no cumplía las mismas funciones que una Iglesia moderna.
El altar estaba al aire libre en el témenos, a menudo directamente
delante del templo. Los templos servían como depósitos de tesoros
asociados al culto del dios al que se dedicaban, como lugar donde
permanecía una imagen de culto a veces de gran antigüedad, pero a
menudo desde los tiempos de Fidias era asimismo una gran obra de
arte. El templo era un sitio para que los devotos depositaran sus
ofrendas votivas, tales como estatuas, yelmos y armas. La habitación
interior del templo, la cella, servía así principalmente como una cámara
acorazada y una despensa. Puesto que no estaba pensado para alojar a
los fieles, no precisaba que fueran de grandes dimensiones, ni tampoco
elevarlos. Se concebían para ser vistos desde fuera.
35. El templo pudiera haber tenido origen en el
megaron, sala rectangular precedida por un pórtico de
columnas, existente en la casa micénica y que era la
habitación más importante de la casa griega y
santuario de los dioses familiares.
El templo más antiguo era el in antis, que tiene todo el
aspecto de ser una habitación que ha perdido la casa
que tenía alrededor. Son construcciones que se alzan
sobre una plataforma con gradas, llamándose
estilóbato al último escalón. La planta definitiva del
templo griego constaba de un local llamado cella,[6] un
espacio interior, de forma rectangular, que constituye
el núcleo de la construcción. Tiene una sola
abertura, la puerta, sin ventanas. A veces el templo
tiene dos cellas, con las puertas en las fachadas
principales, las más cortas, y en este caso cada cella
suele estar dedicada a una divinidad distinta.Delante
de la cella estaba la pronaos o pórtico de columnas.
Al templo así configurado se le fueron añadiendo
columnas delante, detrás o incluso rodeándolo por
todos lados. Según cómo se coloquen las columnas, el
templo se llama de distinto modo: in antis, el que
prolonga los muros laterales de la cella hacia la
fachada, cerrando el vestíbulo por los lados. Templo
próstilo es el que tenía, además de las dos columnas
conjuntas, otras dos enfrente de las pilastras
angulares con lo que, en definitiva, presentaba cuatro
columnas en la fachada principal. Se dice períptero del
templo clásico rodeado por columnas que deja paso
entre estas y el muro, es decir, aquel con columnas en
todo el perímetro; un ejemplo de templo períptero es
el Partenón. Por último, díptero se llama al templo al
que rodea una doble fila de columnas.
36. Tenían siempre en las fachadas principales (las más
cortas) un número de columnas par, y dependiendo del
número de columnas se llaman de distinta manera:
cuando tiene cuatro, tetrástilo; si son seis, hexástilo; si
son ocho, octóstilo; si fueran diez, decástilo y con
doce, dodecástilo. De este modo, se marca el eje con un
hueco. Las columnas de los lados, sin embargo, eran
impares, habitualmente el doble que en las principales
más una.
Se pueden encontrar, además, otras denominaciones en
referencia a los templos griegos: hipetro quería decir sin
techo; pseudoperíptero se llamaba al que tenía columnas
adosadas en los lados; y áptero, al templo sin columnas.
En general, los edificios tenían planta rectangular, pero
hay algunos casos de templos circulares (tholos).
Las columnas sostenían el entablamento sobre el que se
alzaba la techumbre a dos vertientes. Este tejado dejaba a
los lados dos triángulos (frontones) cuyo interior
(tímpano) se decoraba. Los griegos techaron sus edificios
con vigas de madera cubiertos con tejas de terracota
y, ocasionalmente, de mármol. Comprendían los
principios del arco de mampostería, pero hicieron poco
uso de él, y no pusieron bóvedas ni cúpulas en sus
edificios.
Con el tiempo, los arquitectos griegos fueron afinando las
proporciones y los detalles de sus templos. Muchos
consideran que el Partenón de Atenas, de los arquitectos
Ictino y Calícrates, es el templo que mejor expresa el
deseo de Belleza de los griegos.
En los templos griegos los ornamentos se circunscribían a
unos espacios prestablecidos, de conformidad con el
orden arquitectónico del edificio. Se decoraba en los
capiteles, el friso y la cubierta. Quedaban lisos la basa, el
arquitrabe y las paredes
37. El segundo tipo de edificio griego en orden de importancia, después de los
templos, son los teatros, siendo los primeros edificios en Occidente destinados a
espectáculos. Cada ciudad griega contaba con uno.
Los teatros se usaban tanto para reuniones públicas como para interpretaciones
dramáticas.
Se construían al aire libre, sobre una colina en las afueras de la ciudad. Las gradas
tenían forma semicircular y se asentaban en la ladera de un cerro. De esta forma
aprovechaban la inclinación natural del terreno, para permitir que todos los
espectadores vieran el escenario sin obstáculos y sin necesidad de alzar grandes y
costosas estructuras arquitectónicas. Conseguían teatros que podían acomodar
hasta 15.000 espectadores.
A este graderío semicircular se le llama Koilan, Cávea o theatron. A partir del siglo
IV a. C. se realiza en piedra.
Las gradas estaban en torno a un círculo central, llamado orquesta (orchestra).
El escenario quedaba detrás de la orquesta, y estaba cerrado por un sencillo muro.
No obstante, con el tiempo se diferenció el proscenio (proskenion) y la escena
(skené), actuando los actores en el primero y dejándose la segunda para almacén,
vestuario y telón de fondo. En principio estaba al mismo nivel que la orquesta y
luego se elevó.
En los laterales estaban los parodos o parodoi, pasillos que separaban el auditorio
de la escena.
39. Los griegos defendieron desde antiguo sus
ciudades con murallas, que dieron lugar a los
recintos fortificados que llamamos acrópolis. Sin
embargo, situándonos ya en el período
helénico, las murallas aparecen en el siglo
VI a. C., un hecho tardío, pues la población se
refugiaba en las acrópolis o en una fortaleza en
caso de peligro. Hay que tener en
cuenta, además, que las fortificaciones eran tan
caras en Grecia que superaban los recursos de
las ciudades-estado.
Para evitar el gasto en murallas aparecieron otros
elementos militares, tales como las torres
defensivas.
41. Las ágoras o plazas públicas rodeadas de pórticos y obras artísticas para
reuniones civiles, mercados y asambleas.
Las ciudades griegas necesitaban también al menos un bouleterión o cámara del
consejo, un gran edificio público que servía como tribunal y lugar de reuniones
para el consejo de la ciudad (boulé). Debido a que los griegos no usaban arcos ni
bóvedas, no podían construir edificios con amplios espacios interiores. El
bouleuterion por lo tanto tenía filas de columnas internas que sostenían el tejado
(salas hipóstilas). No quedan ejemplos de estos edificios.
Los gimnasios y palestras o edificios para escuelas, también con patios y
pórticos, donde se practicaban los ejercicios físicos y concursos atléticos.
Los estadios, con gradería recta a lo largo y semicircular en un extremo para
carreras a pie y pugilatos. Estaba destinado a espectáculos de carácter deportivo.
El estadio griego más antiguo es el que se encuentra en Olimpia.
Los hipódromos, semejantes a los estadios pero con cerramiento arqueado en
ambos extremos y que se destinaban a carreras de caballos y carros. Quedan
pocos restos de ellos.
Casas de fuentes (edificios en que las mujeres llenaban sus vasijas de agua).
La Stoa/Στωα, un espacio amplio con una columnada abierta al costado, que se
usaba para el ágora (centro comercial y cívico) en las ciudades griegas. Una estoa
completamente restaurada, la Stoa de Átalo, puede verse en Atenas.
Las fuentes en las que las mujeres recogían agua.
43. Los griegos fueron quienes desarrollaron en mayor medida la función
ornamental de la columna, elemento arquitectónico ya existente con
anterioridad. Fueron ellos quienes fijaron unas normas o cánones de
composición arquitectónica en tres estilos (u órdenes clásicos):
dórico, jónico y corintio, aunque los dos primeros son los principales.
Durante el período helenístico apareció el capitel compuesto.
Posteriormente, los romanos asumieron esta tipología, aunque
introdujeron algunas variantes.
La columna consta de basa, fuste y capitel. Sobre las columnas se
asienta el entablamento, que consta de arquitrabe, friso y cornisa. Sobre
las fachadas principales, formados por el tejado a dos aguas, están los
frontones. Estos estilos se conocen sobre todo por los diferentes
capiteles de las columnas, pero hay diferencias en la mayor parte de los
elementos de diseño y decoración entre los órdenes, como la proporción
alto/diámetro de la columna y las formas del entablamento.
Los propios griegos usaron los nombres de dórico y jónico, lo que
reflejaba su creencia de que los estilos descendían de los griegos dorios
y jónicos de la Edad Oscura, pero es improbable que esto sea cierto.
45. El estilo dórico es el más rudo y se empleaba en exteriores, especialmente de
los templos dedicados a los dioses varones.
Su decoración se caracteriza por preservar la mayor austeridad posible. El
pedestal está formado por una grada de tres escalones, los dos inferiores se
denominan estereóbatos y el superior estilóbato. No tiene basa. Tiene de 16
a 20 estrías longitudinales conocidas que son aristas vivas. Tiene un
ensanchamiento en su centro, conocido como éntasis.
Entre otros rasgos estilísticos, se caracteriza por un capitel de gran
sencillez, formado por collarino, equino y ábaco cuadrado, así como por un
friso en el que se alternan metopas y triglifos; el entablamento lo completan
el arquitrabe, el friso y la cornisa. El arquitrabe dórico es como una gran viga
recostada sobre las columnas, carece de decoración. En el friso sí existe
decoración donde se alternan los triglifos y las metopas. La cornisa sobresale
del friso y está decorado con mútulos. Las columnas son esbeltas y carecen
de basa. El estilo dórico era más formal y austero.
Se considera que el estilo culmina con el Partenón de Atenas (447-
438 a. C.), templo octástilo y períptero. En su construcción participaron el
arquitecto Ictino y su ayudante Calícrates. Destaca la decoración de sus
frontones y del friso, obra de Fidias. Una explosión del año 1687 destruyó en
parte este templo.
47. El estilo jónico se empleaba en interiores o en exteriores de templos
dedicados a divinidades femeninas. Resultaba elegante y refinado frente al
dórico, por lo que se asociaba a con la gracia y delicadeza de lo femenino.
Era más relajado y decorativo que el dórico.
Este segundo estilo clásico se relaciona con la otra raíz del arte griego, la
jonia, en relación con Asia Menor. Se usó en las ciudades de Jonia (hoy costa
occidental de Turquía) y algunas islas del Egeo. El orden jónico se hizo
preponderante durante el período helenístico, pues es más decorativo y
apropiado a la estética de este período que el más severo dórico. La
documentación demuestra que la evolución del orden jónico se encontró con
resistencias en muchos estados griegos, pues entendían que representaba el
dominio de Atenas.
El rasgo más representativo de este estilo es el capitel con dos volutas o
espirales encuadrando el equino. Del entablamento destaca el hecho de que
el arquitrabe, que se muestra usualmente descompuesto en tres fajas
horizontales, llamadas platabandas y que el friso sea una banda continua, sin
metopas ni triglifos. Las columnas son más esbeltas y ocasionalmente son
sustituidas por estatuas de muchachas llamadas cariátides, como ocurre en
el Erecteión.
Al orden jónico pertenecen dos templos construidos en la Acrópolis de
Atenas: el de Atenea Niké (427-424 a. C.) y el Erecteión.
49. Al igual que el estilo jónico, el corintio se empleaba en
interiores o en exteriores de templos dedicados a
divinidades femeninas, sin embargo su capitel se
encuentra decorado con hojas de acanto, y su friso puede
estar decorado o no. El estilo corintio, más ornamentado,
fue un desarrollo tardío del jónico en el siglo V a. C.
Es el más ornamentado o recargado. Destaca como rasgo
estilístico el capitel en forma de campana invertida o
cesta, en cuya parte inferior hay una doble fila de hojas de
acanto, de las cuales surgen unos caulículos o tallitos que
se enroscan en las cuatro esquinas y en los centros.
Entre los templos de este orden, destaca el de Zeus
Olímpico en Atenas (174 a. C.). También cabe mencionar
la Linterna de Lisícrates en Atenas, monumento
conmemorativo que fue encargado por el poeta Lisícrates
para exponer el trofeo obtenido en un certamen de teatro.
51. La arquitectura de la Antigua Roma es probablemente uno
de los testimonios más significativos de la civilización
romana. Se caracteriza por lo grandioso de las
edificaciones, y su solidez que ha permitido que muchas
de ellas perduren hasta nuestros días. La organización del
Imperio Romano normalizó las técnicas constructivas de
forma que se pueden ver construcciones muy semejantes a
miles de kilómetros unas de otras.
La arquitectura romana tiene su orígen en la
etrusca, sumada a influjos de la griega, sobre todo
después de las guerras púnicas (146 a. C.) y por lo
tanto, presenta rasgos de ambas. Hoy se hace datar la
arquitectura romana de la fecha en que se construyeron la
primera vía (Vía Appia) y el primer acueducto (Aqua
Appia), año 312 a. C.
53. Los elementos más significativos de la arquitectura romana son la construcción
abovedada y el empleo de un primitivo hormigón.
Los romanos emplearon profundamente el arco y la bóveda. Ésta no se forma con
dovelas de piedra aparejada (salvo en algunas construcciones asiáticas), como se
disponía en la bóveda etrusca, sino de una masa confeccionada con puzolana y
cascajo. Las bóvedas solían tener gruesos arcos de ladrillo, ya paralelos, ya
diagonales pero embebidos en la bóveda misma, que servían como sujeción
provisional y como refuerzo interior de la bóveda. Un ejemplo soberbio es la
cúpula del Panteón de Agripa en Roma.
Los romanos, no sólo construyeron bóvedas de cañón y cúpulas, sino
rudimentarias bóvedas de arista y de crucería. Pero estas últimas debieron usarse
con poca frecuencia fuera del Imperio de Oriente pues sólo se conocen las de las
Termas de Caracalla y las de la Basílica de Majencio en la cual se advierte un
sistema de contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También empezaron a
aparecer en la arquitectura romana los capiteles historiados que tanto se hicieron
en la Edad Media, pues de ellos se han descubierto algunos ejemplares en
Pompeya y otros sitios.
Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos.
Puentes y acueductos son austeros y funcionales, mientras que templos y palacios
son lujosos y monumentales, con un claro fin representativo. Las edificaciones
más nobles se revestían de piedra formando órdenes, que no reflejaban la
estructura interior real. Se decoraban los muros de los edificios suntuosos con
pinturas y los pavimentos con mosaicos.
56. La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el llamado etrusco
modificándolos y añadiéndoles otra forma de capitel que se definió por los arquitectos
renacentistas con el nombre de orden compuesto. De esta suerte, se cuentan cinco
órdenes, a saber:
el orden toscano o etrusco que permanece básicamente igual.
el orden dórico romano que eleva su columna a dieciséis módulos, adorna su collarino o
garganta, añade un talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de junquillo que rodea al
fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos. Esta última
diferencia le constituye respectivamente en las variantes de dórico denticular y dórico
modillonar, según los arquitectos del renacimiento.
el orden jónico romano, que adorna más su capitel que el griego, reduce la magnitud de
sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la altura del fuste.
el orden corintio romano, se ostenta más florido aún que el griego y en él abunda, sobre
todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel, dobladas hacia
adelante y además de los dentículos admite series de modillones adornados para
sostener la cornisa.
el orden compuesto, que llegó a ser el predilecto de los romanos no difiere del corintio
sino en engarzarse más los adornos y en alguna modificación accidental del capitel: éste
se constituye por hojas de acanto sin calículos y con cuatro volutas que salen por
encima del cuarto de bocel de modo que parece compuesto de jónico y corintio.
La arquitectura romana adoptó con frecuencia la superposición de un orden
arquitectónico a otro diferente en un mismo edificio, quedando el más sencillo y robusto
debajo del más elegante y delicado, según es de notar en el grandioso Coliseo romano.
59. Los romanos recibieron diferentes tipologías que modificaron o adaptaron a sus gustos
o necesidades, desarrollando algunas gracias a nuevas técnicas. Entre estas podemos
señalar la domus, el templo, el teatro y los monumentos funerarios. Además
desarrollaron otras nuevas como:
Basílicas. Eran palacios de justicia y también lonjas, las cuales tenían planta rectangular
con su pronaos o pórtico, sus naves (central y laterales) para el público, su transeptum o
chalcidicum para los abogados su absis o exedra par el tribunal, sus entradas principal y
laterales y sus tribunas o galerías, sobre las naves laterales, con vistas a la central.
Arcos triunfales. Se dedicaban a honra de algún vencedor glorioso y se derribaban luego
de haber pasado él en triunfo haciéndose permanentes los construidos durante el
Imperio. También se elevaban estos monumentos lo mismo que las columnas u
obeliscos en conmemoración de otros hechos gloriosos.
Termas o edificios de baños para el servicio público.
Anfiteatros, no conocidos por los griegos. Eran de planta circular o elíptica.
Circos. Servían para las carreras de carros como los griegos hipódromos pero tenían una
espina o muro coronado de estatuas a lo largo de la línea media.
Naumaquias. Eran anfiteatros cuyo fondo se llenaba de agua para representar combates
navales.
Puentes y Acueductos.
Calzadas. Bien fundadas y sólidamente empedradas (ya con anchas losas, ya con
menudos cantos) que partiendo de Roma llegaban hasta los extremos del Imperio con
sus márgines o aceras algo elevadas, sus columnas miliarias para señalar las millas (los
miles de pasos), sus puentes, etc.
Foros
62. Asimismo, edificaron tipologías ya conocidas pero reinterpretadas:
Los Templos: los romanos dispusieron los templos de una manera similar a los de los
griegos (si bien se adoptó mucho más que entre ellos la rotonda) hasta que al fin se
modificaron disminuyendo el número de columnas exteriores o sustituyéndolas por
pilastras abovedando las naves pero sin acusarse al exterior la bóveda ni el arco en los
templos rectangulares.
Sepulcros. Unas veces consistían sencillamente en una estela o cipo esculturado o una
simple lápida sobre el nicho que guardaba los restos y otras sobre todo durante el
Imperio fueron suntuosos mausoleos como la mole Adriana (hoy castillo de Santángelo)
y la tumba de Cecilia Metela, en Roma. También llegaron a formarse prolongadas series
de sepulcros a lo largo de caminos como es muy de notar en la Vía Apia y verdaderos
panteones de familia y enterramientos subterráneos con nichos agrupados o en filas que
se llamaban columbarios conteniendo cada uno de éstos la urna cineraria de barro
cocido o de piedra con relieves y con la inscripción correspondiente.
La Vivienda: la casa romana primitiva era de planta más o menos rectangular, tenía un
patio en el centro (atrium) al que se abrían los locales. Las casas eran en medianería, y
los tejados vertían sus aguas hacia el atrio, que solía tener debajo un aljibe, para
guardar el agua. El local principal era el tablinium, donde se guardaban los archivos
familiares y los dioses familiares (penates). Solía estar en la fachada del atrio enfrentada
a la entrada, pero con el eje de la entrada desviado para que no pudiera verse la puerta
desde la calle. Más adelante, por un pretendido influjo griego, se abrió otro patio en la
parte posterior, rodeado de columnas: el peristilo