3. Existe una diferencia fundamental entre el comportamiento del animal y la acción
humana; mientras que el primero está gobernado por el instinto, la segunda se
caracteriza por una gran flexibilidad para el aprendizaje. La acción animal aparece
preprogramada o determinada, y el comportamiento humano, en cambio, se
caracteriza por ser abierto y libre. Precisamente este carácter libre y abierto de la
acción es lo que hace al ser humano responsable de sus actos. Un individuo que
ante una determinada situación reflexiona, toma una decisión y actúa en
concordancia con ella es el autor esa acción y, por tanto, debe responder de ella;
es decir, debe estar dispuesto a recibir el reconocimiento o la amonestación de si
mismo y de los demás.
Este carácter libre del actuar humano constituye también la base del carácter moral
que posee en exclusividad. La libertad, es decir, la capacidad para decidir y elegir
entre varias opciones posibilita que las acciones concretas que alguien lleva a cabo
se ajusten o no a las costumbres y normas de su comunidad. Cuando el sujeto
decide actuar de acuerdo con las normas asumidas, actúa correctamente (es
moral); cuando decide libremente saltárselas, actúa incorrectamente (es inmoral).
Pero, en cualquier caso, lo que no puede hacer es dejar de actuar en el marco de
ese código normativo (ya sea acatándolo o violándolo); es decir, lo que no se
puede hacer es ser amoral. Por eso, decimos que el ser humano es esencial e
inevitablemente un ser moral.
4. Definición de moral
La palabra moral (moralis, en latín) deriva de la palabra mos, que significa
"costumbre" en esta misma lengua. En cada pueblo, al igual que en cada individuo,
existen multitud de costumbres (mores) que regulan la visa cotidiana. Por ejemplo:
el deber de respetar a los mayures, la prohibición de apropiarese de lo que
pertenece a los demás o la condción de cumplir las promesas. El conjunto de esas
"mores", costumbres, constituyen la moral de un pueblo o de un sujeto. En relación
cos este significado etimológico, podemos definior el téwrmiono moral de la
siguiente manera:
La moral es el código de normas que regulan la acción individual y colectiva que se
considera correcta.
Sin embargo, es preciso matizar esta definición, distinguiendo dos formas de
entender eso que llamamos moral. En este sentido, Aranguren y Zubiri, dos
prestigiosos filósofos españoles, han hecho popular la distinción entre moral como
contenido y moral como estructura.
5. -Moral como contenido. Este sentido de moral coincide con la definición dada
antes. Como su nombre indica, se refiere al contenido concreto de una moral; es
decir, a las normas y los principios que, según una comunidad o persona, regulan
el comportamoiento correcto. Así entendida, la moral es un corpus que puede tener
como contenido normas como: respetar a los padres, proteger a los hijos, decir la
verdad, ser honestos con los demás...
-Moral como estructura. En este sentido, la moral es un rasgo constitutivo de la
naturaleza humana. Lo hemos visto antes: la naturaleza del ser humano le
convierte en el único ser moral que existe, y edemás, le determina inevitablemente
a serlo. Su carácter abierto le empuja a definirse constantemente en las elecciones
y los actos que realiza. Estos son fruto de una voluntad libre que tiene la
posibilidad de escoger, pero también, la obligación de hacerlo, y siempre de
acuerdo con las normas asumidas o en contra de ellas.
6. Acción, hábito y carácter
Si nos situamos en la perspectiva de la moral como contenido, podemos afirmar
que es en el actuar concreto donde se manifiesta el carácter moral del ser humano.
Cada acción concreta puede ser valorada como moral o inmoral en función de si
cumple o incumple las normas. Sin embargo, al hablar de moral nos referimos a
algo que va mas allá de las acciones aisladas y concretas que pueda llevar a cabo
un sujeto determinado. Cuando hablamos de moralidad o inmoralidad nos referimos
sobre todo a los hábitos y el carácter de un sujeto moral.
Los hábitos (o costumbres) son ciertas tendencias a actuar de un determinado
modo ante situaciones similares. Por ejemplo, estudiar para el examen de mañana
es una acción aislada, la tendencia a estudiar con regularidad es un hábito que
consiste en la repetición de esta misma acción (estudiar) ante situaciones similares
(proximidad de un examen). El conjunto de hábitos de una persona constituye su
carácter o forma de ser; es decir, los rasgos que lo distinguen de otros y que es
posible observar en sus acciones concreta.
7. Aunque nacemos con unas predisposiciones concretas, nuestro carácter se forma
por la repetición de acciones similares; quien se acostumbra a “no dejar para
mañana lo que puede hacer hoy” termina por adquirir un carácter diligente. Por
eso el carácter no puede considerarse algo que nos venga definitivamente dado,
sino algo que vamos construyendo lenta pero constantemente con nuestro hacer
cotidiano. Aunque es menos habitual, también pede ocurrir que una sola acción
emblemática y decisiva provoque un brusco cambio de carácter. Por ejemplo,
para una persona egoísta, arriesgar la propia vida para salvar la de otro puede
suponer una acción decisiva que cambie para siempre su carácter. Cuando
sucede algo así, hablamos de conversión.
El carácter se va haciendo día a día sobre nuestras acciones. Por esto, tenemos
que sentirnos responsables de él. Ahora bien, una vez el carácter esta formado,
este influye y condiciona fuertemente nuestras acciones concretas. Así, a una
persona respetuosa le será más fácil respetar a sus semejantes en las
situaciones puntuales del día a día que a una persona que no lo es. Cuanto más
asimilado está el carácter, más difícil es llevar a cabo acciones de signo contrario
a las que habitualmente solemos desempeñar. Por ello, puede decirse que el
carácter es la base de nuestra naturaleza moral, pues una vez formado
condiciona nuestras acciones, y en consecuencia, la corrección e incorrección de
estas.
8. Proceso de
maduración moral
Los estadios del desarrollo moral según Kohlberg.
Algunos psicólogos, como Jean Piaget (1896-!980) y su discipulo Lawrence
Kolhlberg (1927), han estudiado el desarrollo de la conciencia moral y la evolución
de la forma en que el individuo se relaciona con las normas.
A continuación vamos a estudiar brevemente los seis estadios del proceso de
maduración moral que establecío Kolhberg. Para entenderlo bien, debe quedar
claro que no se puede identificar estos estadios con los períodos de crecimiento
humano (infancia, adolescencia y madurez). Según Kolhberg, sólo el 5% de los
individuos adultos llega al último estadio. Por lo tanto, la madurez física y
psicológica no siempre conlleva madurez moral.
9. Los 6 estadios del desarrollo moral de Kohlberg se distribuyen en tres niveles y,
muy condensadamente, son los siguientes.
NIVEL 1. PRECONVENCIONAL
Los actos son "buenos" o "malos" para el niño en base a sus consecuencias
materiales o las recompensas o castigos que le reportan.
Estadio 1. La mente del niño "juzga" en base a los castigos y la obediencia.
Estadio 2. Está bien aquello que reporta beneficios y satisface necesidades,
eventualmente las de los otros. Aparecen las nociones de "lo correcto", "lo
equitativo" pero se aplican en el plano material. La reciprocidad consiste en "tanto
me das, tanto te doy".
10. NIVEL 2. CONVENCIONAL
La actitud global de la persona es de conformidad a las expectativas y al orden
social.
Estadio 3. La buena conducta es la que agrada a los otros o les proporciona ayuda
siendo así aprobada. La conducta empieza a ser valorada por sus intenciones.
Estadio 4. La conducta recta consiste en cumplir con el deber, mostrar respeto a la
autoridad y acatar el orden social.
11. NIVEL 3. POSTCONVENCIONAL, AUTONOMO.
Los principios y valores morales se conciben independientemente de los grupos
sociales que los profesan.
Estadio 5. Lo preside una concepción contractual, con un cierto tono utilitario. La
acción recta es la que se ajusta a los derechos generales de los individuos
consensuados por la sociedad. Es posible cambiar la ley
Estadio 6. La ética universal. Lo recto es una decisión tomada en conciencia por
cada persona de acuerdo con unos principios de justicia, reciprocidad, igualdad
de derechos, respeto a la dignidad de la persona, etc.
Recursos de apoyo:
Teoría genética del desarrollo de la inteligencia en el niño de Piaget:
http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/irene/introjp/intrijp.html
Desarrollo del juicio moral de Kohlberg:
http://www.geocities.com/CollegePark/Plaza/2239/carpetas/18.htm
12. La ética
De la moral a la ética.
Si el término moral procede de un término latino que significa “costumbre”, el
término ética deriva de ethos, que en griego significaba carácter. Por tanto, es
evidente la relación entre los dos conceptos. Si recordamos lo que dijimos acerca
de las acciones, los hábitos y el carácter sabremos que los hábitos o costumbres
que tenemos determinan nuestro carácter o personalidad, y que éste, a su vez,
acaba por condicionar nuestras acciones concretas.
Quién tiene por costumbre o hábito actuar de forma responsable termina por
tener un carácter o personalidad juiciosa. Este carácter, a su vez, hace más
probables en esa persona las acciones juiciosas que las insensatas. Así, pues,
entre la costumbre y el carácter (base de nuestro talante moral) existe una
estrecha relación. Vemos que, al menos etimológicamente, existe un parentesco
entre moral y ética: la costumbre (moral) determina nuestro carácter (ética), y
este condiciona nuestras acciones.
13. Ética y moral no sólo están emparentadas etimológicamente. En la actualidad se
usan como términos sinónimos. Así, tanto podemos decir “Juan ha actuado de
forma inmoral” como “Juan ha actuado sin ningún tipo de ética”, o también, “mi
código moral me impide hacer esto” o “mi ética me impide comportarme así”. Sin
embargo, aunque en un sentido laxo pueden emplearse de esta manera, en un
sentido estricto tienen significados distintos. En el lenguaje filosófico se suele
distinguir la moral, o código de normas que regulan la acción correcta, de la ética,
es decir, de la reflexión acerca de la moral. Según esta distinción, la ética viene a
ser una especie de filosofía moral, que tiene como objeto de estudio
precisamente los códigos morales concretos: su validez, fundamentación y
legitimación.
Aunque la ética sea considerada una disciplina filosófica, lo cierto es que ética
será cualquier reflexión, análisis o estudio de las normas y los valores morales.
Por lo tanto, no es algo que deba circunscribirse al ámbito académico o deba
relegarse a los especialistas filosóficos. Ética es cualquier reflexión crítica y seria,
también la que hacemos nosotros cuando reflexionamos acerca de si
determinada norma es válida (por ejemplo, la obligación de ser sinceros) o
cuando discutimos si un valor (sinceridad) debe supeditarse a otro (por ejemplo,
la amistad).
14. Teorías éticas.
Una teoría ética es una teoría filosófica que intenta fundamentar la moral, es decir,
justificar su validez y legitimidad. Como toda moral consiste en una serie de
preceptos o normas (“busca el término medio”, “haz lo que beneficie a la mayoría”)
y una serie de valores (templanza, utilidad, felicidad), la teoría ética deberá
justificar precisamente estas normas y valores.
Según cuál sea el tipo de fundamento que proporcione, hablaremos de un tipo de
teoría ética o de otro. Así, serán teorías distintas las que conciben y defienden la
moral como una búsqueda de la vida buena o como el cumplimiento del deber.
Clasificación de las teorías éticas.
Las distintas teorías que se han dado a lo largo de la historia pueden dividirse en
varios tipos, no sólo por el fundamento concreto que dan de las normas morales,
sino también por el modo particular de darlo.
A continuación ofrecemos una serie de preguntas, cuya respuesta puede servir
para clasificar la diversidad de teorías existentes.
Pregunta
-Respuesta
Tipo de ética
15. ¿Quién puede decirme lo que debo hacer?
-Yo mismo.
El ser humano es autónomo y racional; por ello, tiene capacidad para establecer sus propias
normas y valores. El ser humano debe decidir, sin recurrir a instancias externas, lo que es
correcto y lo que es preciso hacer en cada momento. Por lo tanto, es su razón, autónoma e
independiente, la que fundamenta y justifica las normas, sin necesidad de recurrir a nada
superior a ella.
Autónoma
Formalismo
Ética discursiva
-La naturaleza, Dios, la autoridad legal
El ser humano tiene interiorizada una serie de normas y valores; sin embargo, éstos le
vienen dados desde fuera, desde algo externo a él. La ley moral, que establece lo que es
correcto, es objetiva y externa al sujeto moral. Este únicamente la interioriza y, por supuesto,
la acata.
Heterónoma
Estoicismo
Intelectualismo moral
Iusnaturalismo ético
Utilitarismo
Hedonismo
16. ¿Qué debo hacer?
-Debo actuar de acuerdo a una norma que pueda convertirse en ley universal.
La ética no ha de decirnos qué debemos hacer, sino cómo debemos hacerlo; es decir, la
ética no tiene contenido, no consiste en una lista de normas y preceptos que tenemos que
seguir. Sólo debe decirnos cómo actuar para comportarnos correctamente; es decir, sólo
debe determinar la forma de la acción correcta.
Formal
Formalismo
Ética discursiva
-Debo hacer esto, porque es lo bueno.
La ética debe decirnos qué debemos hacer para alcanzar aquello que es bueno, para
acceder al bien. Por eso, la ética tiene un contenido concreto consistente en una serie de
normas (“huye de los excesos”, “busca el placer4”…) que nos señalan qué es preciso hacer
para alcanzar el bien (felicidad, placer)
Material
Eudemonismo
Hedonismo
Estoicismo
Utilitarismo
Iusnaturalismo ético
17. ¿Cuáles son las acciones correctas?
-Las que tienen buenas consecuencias; es decir, las que me acercan al bien.
La corrección de las acciones depende de las consecuencias que se sigan de ellas. Una acción
correcta es la que tiene consecuencias útiles o buenas, y una acción incorrecta es aquella que
no proporciona ningún bien ni utilidad. Dicho de otro modo, las normas morales se justifican de
acuerdo a un fin (el bien, la felicidad, el placer). Son normas válidas y fundadas las que me
acercan a ese fin que persigo, y no lo son las que me alejan de él.
Teleológica
Eudemonismo
Hedonismo
Iusnaturalismo ético
Utilitarismo
-Las que, independientemente de sus consecuencias, son correctas en sí mismas,
porque cumplen con el deber.
La corrección de las acciones no depende de las consecuencias que se desprenden de ellas.
Así, una acción puede ser correcta aunque sus consecuencias no sean buenas, y pueden ser
incorrectas aunque sus consecuencias sí lo sean. Por lo tanto, las acciones y las normas son
correctas por ellas mismas, independientemente de lo que se siga de ellas. El único criterio para
evaluar las normas y las acciones es que se adecuen a lo que es correcto, a nuestro deber.
Deontológica
Formalismo
Ética discursiva
18. ¿Puedo conocer lo que está bien y lo que debo hacer?
-Sí.
Es posible conocer racionalmente la validez moral de una norma y argumentar y demostrar
la corrección o incorrección de determinados preceptos. O sea, los juicios como “el placer es
el bien” o “la sinceridad es buena” pueden ser verdaderos o falsos, y además, el ser humano
está capacitado para conocer esta verdad o falsedad. La moral es, por tanto, un saber
racional.
Cognitivista
Intelectualismo moral
Eudemonismo
Hedonismo
Utilitarismo
Formalismo
Ética discursiva
-No.
No es posible justificar racionalmente las normas morales, porque éstas no se basan en
nada que pueda ser conocido intelectualmente. Las normas y los valores que forman la
moral surgen de las emociones y sentimientos que suscitan ciertas acciones. Por ello, la
moral no es un saber racional, sino que forma parte del ámbito de lo emotivo.
No cognitivista
Emotivismo