Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Mi ser y hacer misionero frente a los signos de los tiempos
1. MI SER Y HACER MISIONERO FRENTE A
LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS
«La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento
y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del continente. Necesitamos que cada
comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo.
Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación
al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza.»
(Aparecidanº 362).
Este sacudón nos lo están dando los hechos mismos de la realidad.Unos porque son problemas que
se agudizan, otros porque son desafíos nuevos, puertas nuevas que se abren. Necesitamos acoger la
vida nueva que el Señor de la Historia está haciendo nacer en medio nuestro.
Urge que escuchemos elllamado, a cultivar la actitud de lectura crítica, análisis e interpretación de la
realidad a la luz de la fe,como fuente de conversióne instrumento de evangelización;esto es lalectura
creyente de la realidad:una vigilante capacidad de discernir los signos de los tiempos, a través de una
mirada alimentada con la luz y la fuerza del Espíritu Santo, que conduce a descubrir lo que hay del
Reino de Dios en la Realidad, desde el principio compasión - misericordia.
La lectura creyente de la realidad es característica propia del discipulado misionero y debe hacerse
en clave de compasión - misericordia y desde una opción preferencial por los pobres. Es un proceso
que busca, en la Palabra de Dios, su fuente de interpretación y se propone como instrumento básico
para la conversión personal, comunitaria y pastoral decididamente misionera; es además un elemento
clave en la actual coyuntura social.
El nuevo paradigma de la Evangelización, es ya una lectura creyente de la realidad social, y eclesial.
Todos los componentes del nuevo paradigma son una invitación a una conversión personal, pastoral
y eclesial, de cara a una manera de ser iglesia y de una evangelización acorde con los signos de los
tiempos que siempre son cambiantes y dinámicos.
La fe es el lente a través del cual se observa la realidad; de ahí la urgente necesidad de discernir en
los acontecimientos, exigencias y deseos,los signos verdaderos de la presencia o de los planes de
Dios. ( Vat. II, 1965). Es propio del Pueblo de Dios auscultar, discernir e interpretar con la ayudad de
Espíritu de Dios, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la Palabra.
Nosotras Hermanas Franciscanas Misioneras de MaríaAuxiliadora, estamos llamadas a una “siempre
vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos.Es preciso esclarecer aquello que puede ser
fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios. A esto lo llamamos
discernimiento evangélico,pues es la mirada del discípulo misionero, que se alimenta a la luz y con la
fuerza del Espíritu Santo” ( Francisco, 2013,53)
En todo discernimiento, el Proyecto del Reino es lo primero. Que hay de Reino y que hay de
deshumanización es lo que tenemos que discernir y saber identificar. Es “una responsabilidad grave,
ya que algunas realidades si no son bien resueltas pueden desencadenar procesos de
deshumanización difíciles de revertir (Francisco, 2013,51)
2. Poner el proyecto de Dios en el centro de nuestra lectura creyente, nos exige hacer de la compasión
el primer principio de nuestra actuación. La compasión que pide justicia debe ser la fuerza que vaya
transformando nuestras comunidades, nuestras fraternidades, en comunidades y fraternidades
samaritanas: que no dan rodeos ante los que sufren, sino que se acercan a los desvalidos,curan las
heridas de las personas y cuidan de los necesitados de ayuda (Pagola 2015).
Lo anterior significa que el criterio de todo discernimiento es el principio compasión - misericordia.
Pues bajo esta “lupa” es que, según el libro del éxodo, Dios se conmueve frente al sufrimiento del
Pueblo de Israel en Egipto. Y es con estos mismos ojos como Jesús actúa movido por la compasión.
El Papa Francisco al dirigirse a los sacerdotes les dice: “Si nuestros proyectos, nuestros planes y
nuestras estructuras, no viven y se utilizan para recibir la misericordia de Dios, para ser
misericordiosos con los demás, se pueden convertir en algo extraño y contraproducente. (Francisco
2016ª).
De igual forma, el papa Francisco ha sido reiterativo “Es preciso comprender y practicar todas las
cosas en clave de misericordia”. Las razones son muchas:
a) La misericordiaes lavigamaestra que sostiene laestructura de laiglesia. (Francisco,2015,10)
b) La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la iglesia, sino que constituye su
misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio.Todo se
revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre ( Francisco
2016b).
c) Desde la lectura misericordiosa de los signos de los tiempos, ha de sobresalir” el carácter
socialde la misericordia”(Francisco 2016b,19) y la dimensiónsocialdelKerygma (Francisco
2013), ya que es ella la fuerza que nos impulsa como creyentes, para que la justicia y una
vida digna no se quede solo en palabras bonitas, sino que cobstituyan el compromiso
concreto de tod el que quiere testimoniar la pressencia del mismo Dios. ( Francisco 2016b).
d) Desde nuestra espiritualidad, “la misericordia necesita del discernimiento, pues en la
misericordiano sólo entranen juego los sentimientos y lavoluntad,sino también la inteligencia
y el conocimiento; son necesarios los ojos para ver y aplicar una mirada de compasión y de
perdón sobre el hermano, de reconocimiento y aceptación del «otro» como hermano”.
e) En las fuentes franciscanas el discernimiento aparece unido a la misericordia, está asociado
a la libertad y a la piedad, expresa magnanimidad y generosidad, condescendencia y
disponibilidad, mitiga austeridad y rigor, es medida de amor y de compasión”.
f) Por otro lado, Francisco de Asis es consciente que la justicia, entendida como dar a cada uno
lo que le es debido, es insuficiente para fundamentar las relaciones humanas desde la fe
cristiana, pues, queriendo aplicar la justicia (derecho) hasta las más extremas consecuencias,
existe el peligro de cometer las mayores injusticias. De ahí que la aplicación del derecho no
debe estar separada de la práctica de la caridad y de la misericordia, pues la justicia perfecta
y definitiva es la de Dios, que se rige por el principio del amor.
De hecho, la lectura de los signos de los tiempos desde la misericordia, desde el corazón del
Evangelio nos invita a reconocer la intima conexión entre evangelización y promoción humana. (
Francisco, 2013,178), asi, la misericordia, como principio de lectura evangélica de la realidad,
hace que “no nos olvidemos de los pobres”.
Por lo tanto, leer los signos de los tiempos es escuchar “ que el Reino de Dios nos reclama”. La
3. propuesta es el Reino de Dios. ( Cfr. Lc. 4,43); se trata de amar a Dios que vive en el mundo. Es
asícomo una lectura creyente tiene que brotar de laadhesióna Jesús y “nos debe llevaraasumir,
evangélicamente y desde la perspectiva del Reino, las tareas prioritarias que contribuyen a la
dignifiación del ser humano y a trabajar con las personas e instituciones en bien del ser humano
( CELAM,2007,384).
Es preciso entonces tener claro que los pobres y la opción por los pobres son el corazón de todo
discernimiento creyente de la realidad desde el principio compasión misericordia y lo son porque
ellos interpelan el núcleo del obrar de la iglesia, de la pastoral y de la vida consagrada.
La opción por los pobres es principio hermenéutico de renovación misionera de la iglesia. La
opción por los pobres, en últimas, es consecuencia de la adhesión a Jesús y su proyecto del
Reino. ( Jiménez,2016)
Por otra parte, el discernimiento de los signos de los tiempos, es una mirada de fe que pide, a su
vez la superación de muchas visiones que son una “no – mirada”, son indiferencia ante lo que
realmente pasa con la vida humana. Es también una mirada violenta e intolerante que trae
posturas llenas de intransigencia. Es una lectura de la realidad más cercana a la de fariseo en el
templo que señala al publicano: lo juzga, lo rechaza y lo condena, ya que él se siente y se cree
mejor,superior.Esta es una mirada que no es evangélica,porqueno estáinspiradaporel principio
compasión-misericordia. Es una mirada que se hace a partir de una imagen equivocada de Dios,
mas no del verdadero rostro del Dios Padre que es misericordia.
La mirada samaritana, la que se hace a la luz del principio de compasión – misericordia, es la
mirada de la proximidad de quien se hace prójimo.Esta mirada pide una escucha atenta a lo que
la realidad nos dice de Dios. Y esto es posible porque Dios vive en la realidad, en medio de sus
alegrías, anhelos y esperanzas, como también en sus dolores y sufrimientos.( CLEM, 2007, 514).
La lectura creyente del contexto, es aquella que reconoce la realidad desde una mirada
contemplativa, es decir, una mirada de fe que descubre al Dios que habita en las ciudades, en el
campo, en su cotidianidad, en sus hogares, sus calles, sus plazas. La presencia de Dios que
acompaña las búsquedas sinceras que las personas y grupos realizan para encontrar apoyo y
sentido a sus vidas. Él vive entre el Pueblo, promoviendo la solidaridad, la fraternidad el deseo del
bien, de verdad, de justicia. Es una presencia no fabricada, sino descubierta, develada. Dios no
se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero,aunque lo hagan a tientas, de manera
imprecisa y difusa. ( Francisco 2013,71).
El Dios en quien creemos y a partir del cual hacemos la lectura de fe de la realidad,no es un Dios
para manipular, sino para relacionarse con Él. Es el Dios de la misericordia, un Dios que hace
historia y se manifiesta en Jesús y en Él, al hacerse prójimo, da a conocer quién es el prójimo:
Todos los seres humanos, pero particularmente las víctimas de la historia.
La lectura Samaritana de la historia, la que asume que el rostro de Dios es misericordia, no cae
en supersticiones, ni misticismos, más bien nos exige vivir haciéndonos prójimo de todos,
especialmente de las víctimas de la globalización deshumanizante y excluyente. Este tipo de fe,
abierta, en diálogo , encarnada y comprometida con las víctimas de la historia, permite dejar de
ver la fe como visión.
Dado que en la lectura de la realidad experimentamos una dificultad para leer los signos de los
4. tiempos, corremos el peligro de caer en la autoreferencialidad, en acciones que no transforman la
vida cotidiana; en actos que se pueden desligar de las angustias, afanes y anhelos de las
personas; en prácticas descontextualizadas y desarticuladas entre sí.
Por lo tanto, la lectura de los signos de los tiempos, a la luz de la misericordia, desde los
planteamientos hechos, nos descentra y no coloca en la perspectiva del Reino de Dios y propone
un nuevo paradigma misionero que como adhesión al proyecto del Reino nos exige ser fermento
en la realidad actual, asumiendo la responsabilidad en la construcción de un mundo conforme al
designio de Dios.
Con la lectura de los signos de los tiempos, bajo la lupa de la misericordia, se acoge el llamado
de pasar de una evangelización eclesiocéntrica o centrada, replegada del mundo separada de él,
a una reinocéntrica, de comunión y participación, asícomo de inculturación. El nuevo paradigma
apuesta a una evangelización contextualizada e inculturada, desde una presencia dialógica, que
entiende al Pueblo como interlocutor en su propuesta del Evangelio.
La lectura creyente de la realidad nos invita a nosotras como Hermanas Franciscanas Misioneras
de María Auxiliadora a pensar nuestra presencia y participación actual del Pueblo de un modo
convergente en su realidad, desde la compasión – misericordia. Es desde este principio que
nosotras tenemos que leer teológicamente nuestra realidad, con sus transformaciones, dinámicas
y desigualdades.
De esa forma, la lectura creyente de la realidad nos hará dóciles a la acción del Espíritu Santo y
nos ayudará acoger la llamada a servir al proyecto de Dios,que nos pide unir nuestros esfuerzos
por la transformación de la realidad, siendo sal, luz y levadura.
Por último el Papa Francisco nos hace una invitación:
“Despierten al mundo, despierten al mundo”. “Pongan a Cristo en el centro de su existencia”.
“Sean memoria viviente del modo de ser y actuar de Jesús”. “Sean exégesis viviente del
Evangelio”. “Los miembros de la vida consagrada son hombre y mujeres que pueden despertar al
mundo. La vida consagrada es profecía. Dios nos pide que dejemos el nido que nos arropa y que
salgamos a los confines del mundo”. (vigilia de inauguración del año de la VC)