El documento describe la evolución de los peinados femeninos en la antigua Roma desde los siglos I a.C. al VI d.C. Inicialmente los romanos adoptaron peinados de otras culturas como los griegos y etruscos. Más tarde, los peinados indicaban el estatus social e incluían moños, trenzas y rizos, los cuales variaron en complejidad y estilo a lo largo de las dinastías Julio-Claudia, Flavia y Antonina. Los peinados de las emperatrices y damas de la corte establecían
1. El peinado femenino en la antigua Roma, siglos I a.C.- VI d.C.
Por Columba Romana 2017
2. Los romanos copiaron los peinados tanto masculinos como femeninos procedentes de anteriores civilizaciones y
culturas con las que mantenían relación o de los pueblos por ellos conquistados. Los griegos en la época arcaica
llevaban el pelo rizado u ondulado en largas trenzas sueltas, o atadas en lo alto de la cabeza.
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3. Las mujeres en época clásica solían llevarlo recogido mediante una banda o cinta, para las que las mujeres
de estatus alto y con un nivel adquisitivo elevado utilizarían materiales costosos y que a veces estas bandas
pudieran ser prácticamente una diadema. Además, diversos tipos de prendas permitían mantener el
peinado en orden, entre las hallamos la mítra, el kekrýphalos y el sákkos.
Mítra SákkosKekrýphalos
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4. Peinados de otras civilizaciones
Los partos Los fenicios Los etruscos
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5. Peinados de las reinas ptolemaicas en Egipto
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6. Retratos romanos del siglo I a.C. al I d.C.
La forma de peinarse en época romana indicaba un estilo de vida y definía la edad, el género y el
estatus marital, social, religioso o económico del individuo.
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7. Una mujer respetable no solo debía comportarse
según la costumbre de los antepasados, cuyo ideal
de virtud se concretaba en el pudor y la castidad,
sino también adquirir una determinada imagen
asociada a esos valores. En la conducta personal de
las damas patricias se destacaba sobre todo el
aspecto exterior, de forma que reflejara una actitud
altiva y sofisticada. El peinado más que un adorno
era un símbolo de gran relevancia social, política y
cultural. La elección del peinado correspondía al
seguimiento de esos valores.
En los primeros siglos de la República los peinados
femeninos eran simples de acuerdo al papel de la
matrona, una mujer centrada fundamentalmente en las
labores domésticas y educación de sus hijos, que para
mostrar su pudor y honorabilidad salía a la calle cubierta
por un velo.
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8. El estilo tutulus está reflejado en la escultura y pintura como un recogido de rizos o un pequeño moño en lo
alto de la cabeza, atado con una cinta de lana, y fue utilizado durante casi toda la antigua Roma, y era el
modelo elegido de las matronas hasta que posteriormente en el Imperio se impuso la variedad.
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9. Hasta la mitad del siglo I a.C. era común que las mujeres se peinaran con gran simplicidad, dividiendo el cabello por
una raya central y recogiendo los mechones estirados u ondulados en un moño anudado en la nuca. Este estilo
perdurará hasta finales del siglo II d.C. aunque con pequeñas matizaciones, como las amplias ondas que, partiendo
de la sien, llegaban a cubrir totalmente las orejas o las trenzas que ocupan la parte posterior de la cabeza.
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10. En la segunda mitad del siglo I a. C. se impone otro peinado de origen helenístico el llamado de melón, en el que
el cabello se dividía desde la frente en varios mechones retorcidos, que se recogen en la parte de atrás de la
cabeza, bien en un moño bajo en la nuca o en uno más alto en la coronilla.
Este característico peinado helenístico vuelve a ponerse de moda en época de la dinastía Antonina en el
siglo II d.C.
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11. El peinado nodus o de Octavia, de estilo
propiamente itálico se impuso a finales de la
república, y consistía en dividir el pelo en tres
partes, por medio de dos rayas en la zona
frontal. La zona central formaba un copete
encima de la frente, mientras que por los
laterales discurrían dos amplios mechones
ahuecados, o estirados, que tras rebasar las
orejas se recogían en la nuca o se trenzaban y
anudaban en un moño sobre la parte posterior
de la cabeza, quedando el cabello tenso y
pegado al cráneo como un casquete. Livia lo
lució en la mayoría de retratos oficiales. Una
variedad permitía caer mechones a ambos lados
del cuello desde el recogido.
OctaviaTurina 64 – 11 a.C., hermana de
Octavio Augusto y esposa de Marco Antonio
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12. Livia lo lució en la mayoría de retratos oficiales, casi siempre con mechones ondulados y voluminosos en las sienes.
Pero también exhibió múltiples variaciones, como el nodus con trenza, en el que el cabello se recoge en una coleta
terminada en una trenza que se sube hasta la frente y se vuelve para caer por la parte trasera de la cabeza.
Livia Drusila 58 a.C. – 29 d.C
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13. Una variedad del peinado anterior rizaba
el nodus y los mechones que bordean las
sienes y permitía caer mechones a
ambos lados del cuello desde el recogido.
Las emperatrices eran representadas a menudo
con atavíos propios de diosas, posiblemente en
su función de sacerdotisas de las divinidades
oficiales del Imperio.
Livia como Ceres
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14. Durante la época imperial, las esposas de los soberanos y las princesas de alto rango marcaban el éxito de un
peinado y ejercían su influencia sobre las damas de linaje patricio; la moda se difundía por las esculturas y
monedas que representaban sus rostros y adornos hasta el último rincón del Imperio.
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15. En época de Nerón y Claudio el
típico peinado con moño bajo de
Livia se transforma enroscando la
cabellera en espiral por los laterales
y anudándola en la nuca en una
coleta gruesa formada por trenzas,
acompañada o no de dos
tirabuzones que descienden por el
cuello.
Todas las mujeres de la casa imperial
lucieron este peinado con algunas
variaciones.
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16. Los mechones ondulados se van sustituyendo por cabellos rizados en forma de caracol (anuli) que terminarán
cubriendo casi toda la frente y dejando las orejas tapadas o al descubierto, en una moda importada de Egipto y
el norte de África.
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17. Agripina la menor o Julia Agripina, 15 – 59 d.C., esposa del emperador Claudio
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18. En época de Nerón el peinado
muestra varias filas con rizos
muy gruesos y elaborados
que cubren parte de la frente
y siguen hacia atrás.
¿Popea Sabina? 30 - 65
d.C., esposa de Nerón
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19. Retratos de El Fayum de época Julio-Claudia, siglo I d.C.
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20. La dama del sistro con peinado al estilo
del siglo I d.C. , pero datado en época
antonina.
Pintura de Pompeya, siglo I d.C.
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21. El gusto por los rizos se fue incrementando durante la segunda mitad del siglo I. d.C. Durante la dinastía Flavia
(69 – 96 d.C.) se impuso el peinado tipo nido de abeja que en la parte delantera estaba formado por
abundantes rizos circulares sobre la frente, como un tupé sujeto con una diadema. El resto se recogía hacia
atrás en una gruesa trenza o en un moño.
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22. Después evolucionó hacia un aumento de los rizos en volumen y altura mediante postizos, hasta conseguir un
tupé alto y abultado con bucles dispuestos en corona sobre la frente (orbi).
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23. El peinado, con su postizo rizado que sobresale considerablemente de la cabeza, recuerda sobre todo un
peinado de Julia, la hija del emperador Tito.
Julia Flavia o Titi, 64 - 91 d.C. hija
de Tito y amante de Domiciano
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24. Este estilo gozó de gran popularidad durante algún tiempo, incluso en las provincias, como puede observarse en
los retratos de El Fayum.
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25. En tiempos de Trajano, siguiendo la moda impuesta por las emperatrices el peinado con tupé frontal de rizos
alcanzó el grado más elevado de artificiosidad y el cabello forma un moño trasero, compuesto por numerosas
trenzas y postizos, que visto por detrás asemeja una rosca escalonada en la coronilla (torus). La orla frontal de
rizos se eleva con el empleo de una doble o triple diadema de rizos artificiales.
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26. En los años de gobierno de Trajano se siguen utilizando los postizos y a veces se empleaba una cinta de
cuero que, recubierta de cabellos, ocultaba la línea de unión entre la frente y el postizo, como puede
apreciarse en los retratos de Pompeya Plotina (65 – 121 d.C.), esposa de Trajano.
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27. Damas de época de Trajano (98 – 117 d.C)
Salonina Matidia 68 -119 d.C. Sobrina de Trajano
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Ulpia Marciana, hermana de Trajano
29. Durante los reinados de Trajano y Adriano se pone de moda un peinado con la apretada cabellera dividida
por una raya central sobre la frente recogiendo las trenzas por detrás en una rosca con varias vueltas que se
fija en la parte superior de la cabeza.
Matidia la menor ( 85 - ¿161? d.C) Vibia Sabina (83 – 137 d.C.) esposa de Adriano
Hijas de Salonina
Matidia, sobrinas
nietas de Trajano
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30. Una variante muestra como la raya central llega a desaparecer y el tocado de trenzas se encaja
en la cabeza, envolviéndola por completo, como un turbante, y sujeto a ella por una redecilla.
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36. A mediados del siglo II d.C., Faustina la Mayor, esposa de Antonino Pío, lucía en sus retratos un peinado que fue
frecuentemente imitado, con algunas variaciones, tanto por damas de la corte imperial como del ámbito
privado. El cabello tiene una raya encima de la frente y está peinado hacia atrás en los lados. El cabello de la
frente y de las sienes presenta ondas más o menos rizadas y se divide en dos, recogiéndose en gruesas trenzas
que, partiendo de la nuca, se enrollan en la cima de la cabeza en un alto moño a modo de torre.
Ana Galeria Faustina, 100 - 140 d.C., Faustina la mayor, esposa de Antonino Pío
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37. Damas de época antonina con peinado al estilo de Faustina la mayor
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38. Faustina la Menor, esposa de Marco Aurelio, recupera el peinado más sencillo del siglo anterior con raya al medio
y luce su cabello con amplias ondas que, partiendo de la sien, se anudaban discretamente en la nuca, llegando a
cubrir totalmente las orejas o las trenzas que ocupaban la parte posterior de la cabeza.
Ana Galeria Faustina 120 – 175 d.C., Faustina la menor, esposa de Marco Aurelio
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40. Faustina la menor con corona y diadema y su hija Annia Aurelia Galeria Lucila 149 - 182 d.C., esposa de Lucio Vero
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41. Damas de época antonina con peinado al estilo de Faustina la menor
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42. Brutia Crispina 162 – 191 d.C., esposa del emperador Cómodo
Este peinado tipo casco cubre totalmente las
orejas y la nuca. La melena se recoge en una
trenza que se enrosca en un moño ancho y
abultado en la parte trasera de la cabeza.
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44. La emperatriz Julia Domna, de origen sirio y casada con Septimio Severo, es habitualmente representada con un
peinado que se caracteriza por presentar los cabellos ondulados que, divididos por una raya central, cubren las
orejas mientras que, por detrás, se recogen en varias trenzas desde la nuca hacia la bóveda del cráneo formando
una especie de malla.
Julia Domna (170 – 217 d.C.), esposa de Septimio Severo
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45. Originalmente el cabello ondulado cubría totalmente las orejas y el moño ocupaba gran parte de la cabeza,
posteriormente el peinado evoluciona dejando las orejas al descubierto para recogerse en la nuca en un
moño oval aplastado, como se ve en los retratos de Julia Mamea hacia el año 220 d.C., fecha a partir de la
cual es frecuente reconocerlo en retratos monetales y escultóricos de emperatrices y damas de la corte
hasta finales de la dinastía severiana.
Julia Mamea 180- 235 d.C., hermana de Julia Domna y madre del emperador Alejandro Severo
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47. Publia Fulvia Plaucila ¿185/189 – 212 d.C.), esposa del emperador Caracalla
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48. Este modelo seguirá de moda entre las emperatrices y damas que vivieron en el periodo histórico conocido
como crisis del siglo III d.C., comprendido entre la muerte del emperador Severo Alejandro en el año 235 d.C.
y el acceso al trono de Diocleciano en el 284 d.C.
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49. Los peinados que se imponen desde el siglo III al V recurren a los cabellos ondulados, divididos por una raya
central, dejan las orejas descubiertas y se recogen en varias trenzas desde la nuca hasta la bóveda del cráneo
como una malla.
Marcia Otacilia Severa, esposa de Filipo el Árabe y emperatriz de 244 a 249 d.C.
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50. La masa de pelo se recoge en una ancha coleta o trenza aplastada que se sube hasta la frente, donde a veces
puede enroscarse en forma de rulo. En algunos casos se dobla hasta descansar sobre una diadema ornamentada
de gemas y perlas, en un modelo con influencia oriental. La frente puede adornarse con pequeños rizos en
forma de caracol.
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52. Peinados del siglo III al V d.C.
Flavia Julia Helena 244 – 330 d.C. madre de Constantino I ¿Eutropia? – 325 d.C., esposa de Maximiano
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53. Otro estilo de peinado de la época recupera la moda de turbante de los tiempos de Trajano, en el que varias
gruesas trenzas se superponen unas a las otras y envuelven la cabeza completamente elevando la altura del
tocado, pero a diferencia del siglo II, la pesada trenza no está puesta sobre la cabeza como un sombrero, sino
que cubre las orejas y una buena parte de la nuca.
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54. Los peinados sencillos, con ondas o pequeños rizos y la melena sujeta en un moño recogido en la nuca, la cual
queda al aire, son parecidos a los de épocas anteriores, y son visibles posteriormente en los retratos de época
bizantina que dejan sin cubrir la cabeza.
Flavia Máxima Fausta 289
-326 d. C
Hija de Maximiano,
hermana de Majencio y
esposa de Constantino I.
Madre de Constancio II,
Constantino II, y
Constante.
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55. En el siglo IV y posteriores es habitual cubrir el cabello con un pañuelo o velo que se sujeta con un broche y que
en caso de las emperatrices y mujeres aristócratas puede llevar aderezos con joyas. Por debajo el peinado
aparece abultado y voluminoso porque una larga melena se peinaría en gruesas trenzas o coletas que se
enroscaban unas sobre otras.
Teodora (500 – 548 d.C.),
esposa de Justiniano
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56. Por influencia de la moda oriental procedente de Asia
Menor los tocados que se lucían en los últimos tiempos del
imperio durante las ceremonias presentaban un desmedido
lujo y fastuosidad en las que el cabello apenas aparece y las
telas y gemas tienen todo el protagonismo según se ve en
los retratos conservados.
"Y como una madre, cuando llega el pretendiente de su hija,
adorna el rostro de ésta con especial habilidad y apresurada
diligencia en la esperanza de un matrimonio más próximo, le
retoca muchas veces con su mano el vestido y el ceñidor, le
estrecha el pecho con verdes cintas de jaspe, recoge su
cabello con piedras preciosas, rodea su cuello con un collar y
llena sus oídos de resplandecientes perlas." (Claudiano, Sexto
consulado de Honorio)Emperatriz Ariadna (¿450? – 515 d.C
Esposa de Zenón y Anastasio
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57. En los retratos de Palmira cuando formaba parte del imperio romano se puede apreciar como los peinados de las
damas ricas mostraban cabellos ondulados, cubiertos total o parcialmente con un turbante que con el tiempo se
iría adornando con más y más joyas.
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58. La utilización de la diadema (stephanos en griego), privilegio de las diosas de época griega y helenística, empezó
a utilizarse en los retratos de las damas de la familia imperial fallecidas y en tiempos de Nerón aparece en las
imágenes de damas aún vivas. A finales del siglo I d.C. se incorpora a las representaciones de mujeres que no
pertenecen a la casa imperial y, con frecuencia, dentro del entorno funerario. Si bien en los primeros casos el
uso de la diadema podía significar autoridad y privilegio, después habría perdido tales connotaciones para
mostrar un aire de respetabilidad y piedad.
Antonia la menor, madre de
Claudio, 36 a.C. – 37 d.C.
Agripina la mayor, madre de Calígula, 14
a.C.- 33 d. C.
Vibia Sabina
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59. La peluquería se convirtió en un arte y ocupaba una parte considerable del
tiempo de una dama elegante. Se empleaban hábiles criadas (ornatrices),
quienes, a veces, se convertían en víctimas del enfado de las señoras cuando
no estaban de acuerdo con el trabajo realizado. Epigramas y sátiras están
llenos de gritos de matronas enfadadas y lamentos de sufridas esclavas.
Aunque también podían ser alabadas por su experto trabajo:
"Cipasis, tan entendida en dar mil formas a una cabellera, que merecías dirigir el
tocador de las diosas..." (Ovidio, Los Amores)
Estas esclavas también podían hacer otras labores como teñir los cabellos, depilar el
vello, aplicar perfumes y ungüentos, maquillar y ayudar en la elección de vestidos y
joyas.
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60. Las mujeres que tenían cierta posición económica
aumentaban el volumen de su cabellera con postizos o
pelucas. Se recurría a pelucas y postizos para disimular
las canas y cubrir la calvicie, o para complicar el
peinado impuesto por la moda, ya que el pelo natural
era insuficiente para elaborar los voluminosos
peinados.
En algunos bustos romanos se puede ver lo que parece
una peluca que dejaba ver por debajo, a la altura de las
mejillas, unos pequeños mechones de pelo natural.
El capillamentum (peluca entera) o galerus (media
peluca o tupé) de pelo natural se montaban sobre un
armazón curvo, empleando para ello distintos
materiales como el cuero o la piel fina de animales
como el corzo, la cera de abejas o alguna resina, sobre
el cual se implantaban los cabellos naturales.
Busto de Julia Domna
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61. Teñirse el pelo llegó a ser común entre las damas romanas muy
pronto. En una época tan antigua como la de Catón se había
introducido en Roma la costumbre griega de colorear el pelo de
amarillo rojizo, pero las largas guerras contra los germanos acentuaron
el deseo de imitar las rubias cabelleras de las esclavas apresadas. De
entre los tintes más utilizados hay que destacar las pila mattiaca,
bolas hechas con la tierra rojiza del entorno de Mattiacum, antigua
ciudad con aguas termales que corresponde a la actual Wiesbaden y
que daba al cabello un color rubio encendido.
La spuma batava era otro tinte que procedía de Mattium, en la actual
Holanda, que proporcionaba el rubio rojizo deseado. Estos colorantes
eran muy agresivos y podían producir fuertes y dolorosas
inflamaciones.
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62. Para teñir el pelo de rojo se hacía uso de la henna,
sustancia vegetal procedente de Egipto y de las
provincias orientales. Incluso utilizaron el minio y
otros productos minerales para obtener el color
apropiado.
Los romanos utilizaron un tinte hecho con cenizas de
haya y sebo de cabra (sapo) que elaboraban los
esclavos galos para teñir de rubio.
“Y cuidadosamente se tintaban el cabello de rojo
dorado con cenizas para estar más atractivas.”
(Valerius Maximus, II, 1.5)
Opciones más baratas para el pelo rubio era
machacar pétalos de flores amarillas y polen.
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63. Los capilli Indici, postizos hechos con cabellos negros
procedentes de la India, eran muy apreciados para
ocultar las canas y tan demandados que se incluyó un
impuesto especial a su importación. Las damas
romanas también utilizaron pelucas hechas con el pelo
rubio de las cautivas germanas, que se convirtió en una
mercancía valiosa.
Para teñir el pelo de negro se utilizaban las cenizas del ajenjo
con ungüentos y aceite de rosas o una mezcla de aceite de
oliva y cáscara de nuez, además de otros ingredientes.
“¡Ay, tarde llamo al amor y tarde a la juventud!
Cuando la ancianidad canosa impregna una cabeza vieja,
entonces llega el momento de cuidar la figura,
entonces se tiñe el cabello para ocultar
los años tintándolo con la verde corteza de una nuez”
(Tibulo, Elegías, I, 8)
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64. Una cabellera lisa podía convertirse en rizada y repleta de
tirabuzones recurriendo al calamistrum, un instrumento
formado por dos tubos: uno hueco de metal, que se
calentaba al fuego, y otro de menor tamaño en el que
previamente se enrollaba el pelo que se quería rizar y que
se introducía en el interior del tubo caliente. Los esclavos
que se ocupaban de su utilización se llamaban ciniflones o
cinerarii.
Más sencillo era el empleo de pinzas de grandes
dimensiones cuyos extremos, una vez calentados al fuego,
servían para moldear y ondular el cabello.
Para fijar el peinado elaborado y marcar los rizos, la
ornatrix aplicaba en ocasiones clara de huevo batida o
goma arábiga mezclada con agua.
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65. Con el nombre de acus crinalis se denominaba a la
horquilla para sujetar el cabello. Suele estar realizada
con hueso, bronce o marfil. A veces podía dejarse
hueca para introducir perfume. Todas las aci presentan
un esquema similar compuesto por una cabeza muy
bien diferenciada y habitualmente decorada, y el
cuerpo alargado y en forma de huso con extremo más
o menos puntiagudo.
Se empleaba el acus como aplicador de tintes y
cosméticos y para moldear, cardar, alisar, enrollar,
levantar o rizar cabellos. El acus discriminalis o
discerniculum servía para separar los cabellos en el
peinado.
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66. Entre los objetos que las mujeres empleaban en su aseo y proceso de embellecimiento está el peine (pecten),
que podía ser de madera, especialmente de boj, hueso, marfil e incluso bronce.
“Crees que ella arregla su pelo para ti, peina sus finas
trenzas con el acero de finos dientes?” (Tibulo, Elegías,
I, 9)
“¿Qué hará si no encuentra ya cabellos este trozo de
boj que con tantos y tantos dientes te regalo?”
(Marcial, Epigramas, XIV, 25)
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67. En la literatura latina encontramos una cierta esclavitud ante el espejo tanto en las mujeres como en los hombres.
Ver el resultado final tras un largo proceso de embellecimiento con una imagen reflejada en el espejo suponía una
muestra más de vanidad. Algunos autores exaltan su valor para reflejar la belleza femenina, y, por otro lado, lo
condenan porque no se corresponde con una imagen real y auténtica de la persona reflejada.
“Un rizo, sólo uno, había salido defectuoso. Una
horquilla mal puesta se había soltado. Lalage
estampó en su esclava el espejo que le había revelado
la fechoría, y Plecousa se desplomó, inmolada a esta
terrible cabellera”. (Marcial, Epigramas, II, 66)
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68. Otros complementos empleados para resaltar la belleza de la cabellera eran las redecillas, que podían ser de
oro, para mantener recogido el pelo.
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69. Las coronas de flores se
utilizaban en fiestas y
celebraciones y podían ser de
rosas u otras flores olorosas o
de plantas como el laurel.
“Hay en mi hermoso jardín
preciosas flores para ornar
tus cabellos y hiedra para
hacerte una corona”
(Horacio, IV, Oda XI, A Filis)
Las mujeres adornaban su
cabello con diademas y joyas
de oro y piedras preciosas.
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70. Bibliografía:
Cosmetics & Perfumes in the Roman World, Susan Stewart
http://www.academicroom.com/article/hair-and-artifice-roman-female-adornment, Hair and the Artifice of Roman Female
Adornment, Elizabeth Bartman.
http://www.nature.com/jidsp/journal/v10/n3/pdf/5640231a.pdf%3Forigin%3Dpublication_detail, Hairstyles in the Arts of
Greek and Roman Antiquity, Norbert Haas, Francoise Toppe, and Beate M. Henz.
http://www.academia.edu/3777852/La_estetica_capilar_en_la_antigua_Roma_a_traves_de_las_representaciones_numis
maticas, La estética capilar en la antigua roma a través de las representaciones numismáticas, Alejandro Fornell Muñoz.
http://www.rhm.uni-koeln.de/150/Watson2.pdf, A matrona makes up, Fantasy and Reality in Juvenal, Sat. 6,457–507, Pat
Watson.
El arreglo del cabello femenino en época romana. Evidencias arqueológicas en la Bética occidental. Milagrosa Jiménez
Melero.
https://www.academia.edu/21780830/El_recogido_femenino_como_elemento_de_diferenciacion_social_en_la_Antigua_
Grecia, El Recogido femenino como elemento de diferenciación social en la en la Grecia clásica, Esther Rodrigo y Gemma
Fortea
ejournals.epublishing.ekt.gr/index.php/deltion/article/.../4490.pdf; Hairstyles and Headdresses of
Empresses, Princesses, and Ladies of the Aristocracy in Byzantium; Melita Emmanuel
http://d2aohiyo3d3idm.cloudfront.net/publications/virtuallibrary/0866590048.pdf; Roman Portraits in the Getty Museum;
Jiří Frel
https://domus-romana.blogspot.com.es/2017/05/capillus-veneris-estilos-de-peinados-en.html
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