2. El cabello entre los pueblos del
Mediterráneo simbolizaba la
plenitud y la vitalidad del hombre.
Es una parte del ser humano que
no depende de su voluntad, crece
de forma espontánea, incluso más
allá de la muerte durante cierto
tiempo. Era por lo tanto portador
de muchos simbolismos, y de
alguna manera, cada individuo se
sentía representado por sus
cabellos. Cuando se caía o se volvía
gris, el individuo se sentía
amenazado por la edad o la
enfermedad y sentía mermada su
capacidad vital.
Tumba de Ramose Dinastía XVIII
3. El ser agarrado por el pelo, incluso
hoy en día, es sinónimo de ser
vencido y quedar a la merced del
otro. El faraón agarraba a sus
enemigos por el pelo para demostrar
que los sometía. En otras culturas
antiguas sucedía algo parecido, si
una persona se dejaba tocar los
cabellos por otra significaba que le
entregaba su voluntad y demostraba
sumisión. Por ejemplo entre los
germanos, el simple hecho de
tocarle las barbas a alguien
significaba una adopción, y entre los
griegos, este mismo gesto significaba
sumisión y petición de clemencia.Estela de un faraón golpeando a un enemigo, caliza.
1550-1295 a. C. Menfis, Egipto
10. Egipto es un país africano, por lo tanto
debemos pensar que sus habitantes
tendrían en su mayoría cabello oscuro y
rizado como corresponde étnicamente a
las razas mediterráneas.
No rizos pequeños y apretados, sino
ondulado, a diferencia de las culturas
americanas o a las personas
pertenecientes a la razas orientales cuyo
pelo es liso. El pelo de los egipcios se iría
haciendo más rizado hacia la zona sur
(Nubia) donde se encontraría el tipo de
cabello fuertemente rizado de la raza
negra.
Cabe suponer que los habitantes de
Egipto tendrían, en su mayoría, cabellos
oscuros aunque hay registro de cabellos
claros como rubio y rojizo. También se
supone que la calidad de su pelo era
buena, ya que el cabello en las razas
mediterráneas suele ser abundante y
fuerte.
11. El clima de Egipto, con su calor
sofocante, condiciona casi todos
los aspectos de esta civilización.
En este caso el peinado. Los
egipcios normalmente llevaban
el cabello corto, o incluso
rasurado. Las mujeres podían
llevar una melena corta y
cuadrada, pero los hombres
solían cortar sus cabellos muy
cortos, casi al estilo actual. En las
clases trabajadoras el pelo corto
o rasurado era una buena
manera de hacer frente al calor
y a los parásitos. Por este mismo
motivo también solían depilarse
todo el vello corporal.
Pintura de la tumba de Nakht
12.
13.
14. El cabello y el cuero
cabelludo era motivo de
constantes atenciones.
Trataban de combatir las
canas y la calvicie, incluso
les preocupaba que las
cejas se les volvieran
grises. Para dar color al
cabello utilizaban el kohl y
la henna, de origen
mineral y vegetal
respectivamente.
El henna daba al pelo un color rojo brillante y varias tonalidades oscuras
incluyendo el negro.
Muchas egipcias se afeitaban las cejas y se aplicaban otras postizas.
La reina Nefertiti se pintaba las uñas de las manos y de los pies de un
rojo rubí, y Cleopatra era partidaria de un rojo oscuro de óxido.
A las mujeres de rango inferior sólo se les permitía tonalidades pálidas.
15. El Kohl en Egipto se utilizaba como maquillaje y por sus propiedades bactericidas. Los tarros donde se
conservaba se han encontrado como ajuar funerario en sus tumbas. Durante la dinastía XVIII era
frecuente decorarlos con la representación del dios protector del hogar.
16. Todas las clases sociales, desde obreros hasta la realeza, se aplicaban kohl en los ojos.
Recipientes
y
aplicadores
de Kohol.
Museo
Egipcio.
Barcelona
17. Tubo de kohl cosmético con
los cartuchos de Amenhotep
III y la reina Tiye
Perfumeros y recipientes de kohl. Museo Egipcio de Turín
18. Tarro de kohl en fayenza representando al dios Bes (dinastía XVIII de Egipto)
Caja de maquillaje de Merit
19. En los ritos funerarios también
parece que el cabello tenía su papel.
Hombres y mujeres aparecían con el
pelo en desorden, y las mujeres
plañideras se tiraban del pelo entre
lamentos, y se tiraban ceniza sobre
ellos. Por otra parte, en muchos
enterramientos han aparecido
pequeñas trenzas o bucles de pelo
humano cuidadosamente guardados
en cajitas. No se sabe si estos eran
postizos o extensiones y formaban
parte del ajuar funerario, como el
caso de las pelucas completas, o era
simplemente una cuestión de cariño
por el fallecido como el caso de los
mechones de cabello de la reina Tiye
encontrados en la tumba de
Tutankamón.
Plañidera egipcia, probablemente Isis llorando a Osiris. Dinastía
XVIII, 1550 - 1295 a. C. Museo del Louvre.
24. Las representaciones oficiales parecen indicar que tanto
mujeres como hombres se ponían a diario en manos de los
peluqueros, barberos, manicuristas. Solo en el caso de la
familia amárnica tenemos la seguridad absoluta de que
llevaban el cráneo rasurado. Hay gran cantidad de
representaciones en las que aparecen tanto la pareja real,
como sus princesitas luciendo sus alargadas cabezas afeitadas.
28. En la vida diaria, las clases trabajadoras se conformaban con ir al barbero de vez en cuando para
que les rasurase el cráneo. Para ello, hacían cola al aire libre y esperaban su turno a la sombra. Así
lo vemos en la tumba de Userhat, la nº 56 de Gurnah.
29. Ahora bien, casi podemos decir que se sabía
la posición social de un personaje por la
longitud de sus cabellos. Cuanto más
adinerado era el personaje, más largo el
cabello. Un hombre o mujer de cabellos
largos no podría estar en los campos,
trabajando a pleno sol. Sólo quienes tenían
sirvientes para cuidar y trenzar el pelo
podían permitirse dejarlo crecer. Aunque a
partir de las representaciones es muy difícil
determinar si el pelo era natural, o se
trataba de peluca. Por supuesto en los
elaboradísimos peinados que vemos en los
banquetes, o en las decoraciones de las
tumbas, nos encontramos ante pelucas. La
duda aparece cuando el peinado es
“posible”, es decir, no es tan sofisticado, y
sería por lo tanto factible que fuera de pelo
natural.
30. Llamar peinados a lo que
simplemente es un cabello
corto, o un cráneo rasurado,
puede sonar algo pretencioso
pero es así como aparecen los
adultos en estas escenas.
Baste para ello ver a los
carniceros, o cerveceros, o
joyeros.
Los artesanos aparecen
frecuentemente rasurados o
con cabello muy corto.
En el caso de las mujeres, el
hecho de que parezcan con
frecuencia con una melenita
corta y cuadrada nos hace
pensar que el estilo
predominante era ese y que
era efectivamente su pelo
natural.
31. En el caso de los niños, les afeitaban la cabeza totalmente con el fin
de evitar los molestos piojos y liendres. Los niños de la nobleza
también solían ir rasurados, a excepción de unos cuantos mechones,
por lo que vemos en las representaciones. Las sirvientas nubias
también llevaban estos mechones, aunque solían trenzarlos.
32. Entre los niños era frecuente que
llevaran el cabello rasurado salvo un
mechón que colgaba por encima de la
oreja derecha, cayendo hacia el
hombro. Este mechón podía estar
trenzado en su totalidad, sólo en
parte o bien ser una simple cola de
caballo, con forma curva o recta. A los
10 años, con la circuncisión, se
cortaba el mechón constituyendo un
acto esencial de paso a la edad
adulta. Las niñas también solían llevar
el pelo corto. En todo caso, una vez
pasada la pubertad, ellos y ellas
podían elegir entre lucir el cabello
rapado, largo o corto.
El joven faraón
Ramsés II luciendo
una trenza lateral.
Museo del Louvre de
París, Francia
33.
34.
35. Otro tipo de peinado que suponemos de pelo natural era el que utilizaban las bailarinas. Estas muchachas llevaban
el pelo largo y lo utilizaban para acompañar los movimientos de sus danzas. Ya que no podrían utilizar pelucas para
bailar sin que se les cayeran durante sus actos. Hay representaciones de estas mujeres en las que aparecen con el
pelo suelto o apenas sujetos por cintas.
La danzarina del Museo
Egipcio de Turín
38. Hay también representaciones en las que aparecen con
el pelo corto, pero con un largo mechón en lo alto de la
coronilla, el cual trenzaban con un disco o una bola de
terracota que ponían en el extremo de la trenza. Esto
se supone que les servía para dar peso a la trenza y
poderla hacer oscilar al ritmo de la música y configurar
así una coreografía.
39.
40. Al comenzar el período dinástico (c.
3000 a. C.), se empezó a preferir usar
el pelo muy corto, lo que favorecía la
higiene capilar. Entonces, para poder
protegerse del sol, comenzaron a
ponerse pelucas. Las pelucas eran
fabricadas por artesanos
especializados que trabajaban en
talleres dedicados a esta labor. Como
soporte empleaban cabezas de barro
y se realizaba la base con fibras
vegetales (las más humildes), pelo de
camello, lana de oveja y cabello
humano (las más caras),
adornándose con flores, cuentas y
joyas, según la categoría social de
quien las portase.
41. Las pelucas de los hombres solían
ser cortas o de largo medio. Las
mujeres del Imperio Antiguo usaban
con frecuencia una peluca lisa,
también de largo medio. Más tarde,
durante el Imperio Medio se
generalizó la peluca larga, con dos
mechones a cada lado y uno
cayendo sobre la espalda. En el
Imperio Nuevo, por el contrario, las
pelucas fueron variopintas y mucho
más sofisticadas. En las ceremonias
y eventos importantes la peluca era
esencial, aunque debajo de ellas el
cabello iba cuidado y trenzado como
evidencian varias momias
recuperadas
42. Gracias a la gran cantidad de cuerpos
momificados encontrados en las zonas
arenosas del Valle del Nilo, hemos
podido conocer la apariencia física de
los antiguos egipcios.
Eran muy cuidadosos con su aspecto
físico y los peinados y pelucas les
servían para ayudar a resaltar joyas y
vestidos. Sin embargo, el estilo de
cabello no determinaba para ellos el
género masculino o femenino. Lo que
sí hacía era determinar la edad o el
grupo social al que pertenecían.
43. Desde épocas muy antiguas aparece el
uso de la peluca en Egipto. Para
entenderlo debemos remontarnos a
las figurillas votivas de fertilidad que ya
aparecían con una enorme cabellera
de terracota en la que había
practicados unos agujeros que servían
para insertar ramitas y fibras vegetales
a modo de cabellera vegetal
También en épocas posteriores se
siguieron fabricando unas figurillas votivas
de fertilidad en forma de pala de madera,
cuyas espesísimas pelucas estaban hechas
de cuerdas.
44. Las pelucas fueron idealizadas por los artistas
egipcios en su afán de simetría, ya que los pocos
ejemplares que han llegado a nuestros días no son
tan nítidas ni elegantes como aparecen en las
representaciones. Además de estar muy
manchadas por la grasa de los conos de perfume.
La confección de una peluca seguía un esquema
simple: El pelo natural, en mechones sueltos,
retorcido o en trencitas se entrelazaba muy tirante
entre las aberturas de un soporte almohadillado
que podía ser de fibras vegetales. Para darle
consistencia y fijar el cabello al soporte sumergían
el soporte y la raíz de la peluca en un líquido
compuesto por resina y cera de abejas. La resina
endurecida haría las veces de adhesivo y
mantendría los mechones en su lugar. La cera le
daría cierta flexibilidad y no se derretiría hasta los
60º por lo tanto la peluca quedaría en su sitio
incluso en los días de mas calor. Entonces, ya con la
base fijada se procedía al peinado de la peluca.
La famosa peluca rubia rizada del Museo Británico está
hecha sobre un entramado de trencitas que deja aberturas
romboidales por las que se pasan los mechones rizados de la
coronilla, que forman una cascada de bucles en lo alto de la
cabeza.
45. Las pelucas femeninas que aparecen más
frecuentemente en las representaciones del
Reino Antiguo son las cortas cuadradas y las
largas tripartitas. Las primeras son las
típicas pelucas de melena corta cuadrada
como la que luce la princesa Nofret en la
estatua en la que está con su marido.
Estas pelucas tenían raya en medio y el
cabello muy abundante caía a los lados
hasta el mentón más o menos sin llegar a
los hombros. Cubría las orejas, aunque al
parecer iban superpuestas. Normalmente
llevaban una diadema o cinta rodeando la
frente.
Pelucas de melena cuadrada y tripartitas. Reino antiguo y medio
46.
47. Y debemos mencionar a la más exótica de las reinas del
Reino –antiguo. Meresanj III, quien no se sabe si utilizaba
peluca de pelo muy corto, o realmente instauró la moda
de cortarse el pelo natural a lo chico en el Reino Antiguo.
Pero lo que llama poderosamente la atención es el color
rubio del pelo (o peluca) en aquella época de costumbres
tan sobrias.
48.
49. Durante el Reino Medio las pelucas cortas cuadradas
quedaron para las clases trabajadoras, mientras que las
de pelo muy corto, casi como un casco, y las de pelo
largo llamadas tripartitas fueron las más comunes.
Las pelucas tripartitas consistían en una melena dividida
en tres partes, dos mechones a los lados que caían sobre
el pecho, y otro mechón mas grueso que caería por la
espalda. Suponemos que esta disposición del pelo era
una idealización más, ya que al menor movimiento las
tres particiones se mezclarían y quedaría el pelo
desordenado. Aunque también podían estar los cabellos
impregnados de algo que les diera consistencia y les
impidiera moverse de su sitio.
Normalmente estas pelucas no eran de trenzas sino de
mechones gruesos y lisos, dejaban ver las orejas y
también estaban peinadas con raya en medio.
Reino Medio
50.
51.
52.
53. Las pelucas llegaron a su
momento de mayor
sofisticación en el Imperio
Nuevo, con intrincados
trenzados, y diferentes capas
de pelo. Cada mechón
acababa en un tirabuzón, o
llevaba algún adorno.
Pero no solo se utilizaba la
técnica de la trenza sino
también un torsionado del
cabello formando mechones
gruesos, que impregnaban
en cera o grasa para
mantenerlos torsionados y
en su sitio. Quizás
deberíamos considerar a los
egipcios como los inventores
de las rastas tan de moda
hoy en día.
Esposa de Ramses II con peluca tripartita compleja.
Reino Nuevo
54.
55. Estas pelucas complejas
podían ser de pelo muy
largo y abundante, pero
también más cortas, solo
hasta tocar los hombros,
con aspecto más bien
redondo y diferentes capas
de pelo cortado y dispuesto
en diagonal, logrando
efectos sorprendentes.
56.
57.
58. Siguieron utilizándose las pelucas
largas tripartitas, aunque ahora
aparecían con trenzados y
adornos en los extremos de los
mechones o trenzas, y se
pusieron de moda las llamadas
pelucas Hathoricas, o de caracol.
Esto consistía en arrollar el
cabello de la peluca a un disco de
material rígido formando dos
caracoles sobre el pecho, casi con
el aspecto de que llevaban los
rulos puestos. Esto imitaba la
iconografía tradicional de la diosa
Hathor y fue muy popular entre
las reinas de la Din XVIII. Aunque,
una vez más ponemos en duda
que estos discos se sujetaran a
menos que estuvieran pegados o
entrelazados con el pelo.
59. Las diademas además de ser un
elemento ornamental solían
complementar la sujeción de las
pelucas.
La más antigua de la que tenemos
referencia pertenecía a una princesa
cuya tumba fue descubierta en
Abydos y data del 3.200 a. C.
Aproximadamente un milenio más
tarde, ya en el Reino Medio
aparecen nuevos ejemplares de
diademas, que ponen de manifiesto
el refinamiento alcanzado por la
orfebrería en esta época. Los
descubrimientos que nos han
aportado mayor información en este
campo fueron los de Lisht, de
Dashur y de Lahun
Las diademas
Tumba de Najt
60. La diadema de la dama
Senebtisy, cuyo enterramiento
descubrió Herbert Winlock en
Lisht al lado de la pirámide de
Amenemhat.
Se trata de una diadema
calada formada por hilos de oro
torsionados y formando un
intrincado dibujo, Sobre la
frente lleva un corazón
invertido. Un total de 98
rosetas adornan los mechones
de su peluca.
67. Diademas de la princesa
Khnumit , hija de
Amenemhat II. El tesoro
fue descubierto en 1895
por De Morgan en
Dahshur, cerca de la
pirámide de su padre.
68.
69.
70. Otra poseedora de una preciosa
diadema y adornos fue la princesa
Sithathoriunet, de época de
Amenemhat III, Din XII, que fue
enterrada al lado de la pirámide de
Sesostris II en Lahun.
Esta diadema consistía en una simple
banda rígida de oro con quince rosetas
con incrustaciones. En la frente tiene un
ureus desmontable con cabeza de
lapislázuli. A los lados lleva unas tiras de
oro que salen de debajo de una de las
rosetas, y en la parte de atrás, se
invierte este adorno, y se redondean las
puntas para dar el aspecto de una doble
pluma
La imagen de esta diadema nos muestra
la técnica de adornar los mechones o
rastas con cilindros de oro, cuyo peso
total podía llegar a un kilo. El original de
esta diadema esta en el Museo Egipcio
de El Cairo.
71.
72.
73.
74.
75. Tenemos otra diadema que
los estudiosos consideran de
estilo hicso, o bien egipcia,
aunque con influencias
asiáticas. Se trata de una
diadema rígida de electrum,
con orificios en los extremos
para los cordones que servían
para atarla. En la banda de
electrum hay unas rosetas de
pétalos puntiagudos. Entre
estas rosetas hay cuatro
cabezas de gacela, dos de
cada lado, y en el centro una
cabeza de ciervo.
La fecha de datación de esta
pieza como del II Periodo
Intermedio no está
contrastada.
76.
77. Aunque no solo las mujeres llevaban diademas, sino que su uso era
generalizado. Como muestra la famosa diadema de Tutankhamon, fabricada
del modo tradicional de banda rígida y rosetas, con ureus desmontable.
Igualmente igual que todos hemos visto faraones, sacerdotes y nobles
utilizando estos adornos sobre sus pelucas.
78.
79. Diadema o corona con
incrustaciones de 17
dinastía del Antiguo
Egipto, compuesta de
plata con ureus de oro y
incrustaciones de vidrio
o fayenza, se asocia
tradicionalmente con el
entierro de la dinastía
XVII, rey de Tebas
Nubkheperre Intef.
80. Diadema con dos cabezas de
gacelas. Reinado de Thutmose III,
1479–1425 B.C. Alto Egipto.