2. Citamos el título del poema, su situación
dentro de una obra completa y su autor.
Contexto histórico y literario
Breve biografía del autor.
3. Definimos el género al que pertenece la
composición (por ejemplo una oda, una
égloga, etc).
Y pasamos ya a la métrica: medimos los
versos, vemos el tipo de rima y los tipos de
estrofa.
5. No sólo hay que indicar cuál es el tema
principal de la composición, sino que
además hay que justificarla.
Intentaremos ampliar esta parte buscando
posibles temas secundarios.
Nos fijaremos también en los tópicos que
ya hemos estudiado en clase.
6. Búsqueda de recursos literarios: para ello
es preciso que repasemos habitualmente
los recursos que ya hemos visto con
anterioridad (metáforas, hipérbaton…)
Es muy importante citar el verso o versos
donde aparece el recurso y justificarlo, es
decir, si por ejemplo localizamos una
metáfora, explicaremos qué pretende
expresar.
7. Nos fijaremos en el léxico empleado:
adjetivos, sustantivos, verbos…
No se trata de copiar palabras sin motivo,
sino fijarnos en un uso especial de dicho
vocabulario: por ejemplo un abuso de los
adjetivos, sustantivos referidos a un
mismo tema, verbos en un determinado
tiempo, pronombres, etc.
8. Buscaremos la voz poética del texto (el YO
poético).
Especificaremos quién es el receptor (un
receptor específico – bien citado en el
texto con un nombre propio o con un
pronombre “tú”- o un receptor general).
9. Justificación del poema: finalidad de la
composición desde el punto de vista del
autor.
Justificación personal: una valoración
propia y bien elaborada sobre nuestras
impresiones después de leer y analizar el
poema.
10. Cuidar en todo momento:
Nuestra expresión escrita.
La ortografía.
Desarrollar los contenidos de una forma
coherente enlazando cada una de las
partes.
Y sobre todo… ¡ponerle muchas ganas!