Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
Simon rodriguez
1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL “SIMÓN RODRIGUEZ”
VALERA EDO. TRUJILLO
VIDA Y OBRA
DE
SIMÓN RODRIGUEZ
INTEGRANTES:
YOJANA ROJAS C.I: 27.931.063
2. SIMÓN RODRIGUEZ
Nació en Caracas el 28 de octubre de 1769. Se dice que era hijo natural de
Rosalía Rodríguez y de un hombre desconocido, de apellido Carreño. Pedagogo,
pensador filosófico, escritor de densas obras de contenido histórico y sociológico,
y conocedor a fondo de la sociedad hispanoamericana. Fue maestro y mentor del
Libertador Simón Bolívar.
La larga carrera de Simón Rodríguez como educador se inicia oficialmente
cuando el Cabildo de Caracas le otorga, en 1791, el permiso para ejercer de
maestro de escuela de primeras letras en la única escuela pública de esa ciudad,
lugar al que llegará al año siguiente Bolívar para iniciar su educación. Dos años
después, tras fugarse el niño Bolívar de la casa de su tutor, es enviado a casa de
su maestro Simón Rodríguez quien se encargará definitivamente de su
formación. Este influye en Bolívar, ya sea con la instrucción en diversas materias y
en el carácter. Fuertemente influenciado por el Emilio de Jean-Jacques
Rousseau, Simón Rodríguez desarrolló una revolucionaria concepción de lo que
debía ser el modelo educativo de las naciones americanas.
Rodríguez fue ganado a la causa independentista debido a la lectura de los
pensadores de la Ilustración; por lo que en 1797 se vincula al proyecto de
emancipación inspirado por el pedagogo mallorquín Juan Bautista Picornell, en
asociación con los venezolanos Manuel Gual y José María España. Luego del
descubrimiento y fracaso de esta primera tentativa revolucionaria, Rodríguez es
expulsado de Venezuela, adonde no regresará jamás. En 1797 luego de su salida
del país, se traslada a Kingston (Jamaica) donde residirá por algún tiempo y en el
que cambiará su nombre por el de Samuel Robinson" para no tener
constantemente en la memoria (según dijo él mismo) el recuerdo de la
servidumbre".
Posteriormente, viaja a Estados Unidos donde vive hasta fines de 1800. En
abril de 1801 se halla en Bayona (Francia), de donde pasa a París y allí traduce,
ese mismo año, la Atala de Chateubriand. En París conoció a Fray Servando
Teresa de Mier, un sacerdote revolucionario de origen mexicano, y lo convenció
para que juntos abrieran una escuela de lengua española. También estudió física
y química, y se convirtió en el expositor de orden de las investigaciones del
laboratorio para el cual trabajaba. En esta ciudad se encuentra de nuevo con
Simón Bolívar en 1804, convirtiéndose a partir de este momento en una figura
decisiva en el rumbo que tomará la vida del futuro Libertador de América.
En tal sentido, juntos parten en abril de 1805 a un viaje que los llevará a Lyon y
Chambery para luego atravesar los Alpes y entrar a Italia. En Milán presencian la
3. coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia. Finalmente, la gira culmina
en Roma, donde el 15 de agosto del mismo año, Bolívar, junto a Rodríguez y
Fernando Toro, jura dedicarse por completo a la causa de independencia de
Hispanoamérica.
Simón Rodríguez era un apasionado de la escritura. Veía en ella unas
capacidades expresivas que, desde su punto de vista, no estaban reflejadas en la
gramática española. Solía escribir utilizando al máximo signos de puntuación,
admiración y exclamación, mayúsculas y subrayados, y esquemas de fórmulas,
símbolos, paréntesis y llaves, de forma tal que le resultara posible transmitir el
espíritu y la complejidad de sus pensamientos. Quería una letra viva. Y así la
habría de practicar a lo largo de todos sus escritos en Europa y una vez
retornados al nuevo continente.
Animado por las noticias que le llegaban de América, Simón Rodríguez
emprendió viaje de regreso en 1823 usando el nombre de Simón Rodríguez
nuevamente. En su largo exilio había madurado cada vez más sus ideas en torno
a la educación y la política, nutriéndose, fundamentalmente, del pensamiento
de Montesquieu.
Simón Rodríguez tenia la obsesión de promover la "conquista de América
por medio de las ideas"; era preciso formar ciudadanos allí donde no los había, y
sólo así se lograría fundar verdaderas repúblicas que no fuesen una mera
imitación de las europeas. El Libertador al enterarse de su regreso, le escribe el
19 de enero de 1824. En 1825 Bolívar lo recibe en Lima y lo incorpora de
inmediato a su grupo de colaboradores directos. En noviembre de este mismo
año, Bolívar lo nombra "director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas,
Matemáticas y de Artes y director general de Minas, Agricultura y Caminos
Públicos de la República Boliviana". El 7 de enero de 1826 Bolívar regresa a Lima
y Rodríguez permanece en Bolivia, siendo ésta la última vez que se ven. En 1826
renuncia a sus cargos en Bolivia, por no congeniar con el mariscal Antonio José
de Sucre, presidente para ese entonces de dicha nación. Después de enemistarse
con todos, Simón Rodríguez renunció finalmente a su cargo. Con profunda rabia y
decepción escribió una carta al Libertador, en la que se quejó amargamente de la
incomprensión que había padecido.
Decepcionado por cuanto no le habían dejado hacer por la libertad de América, y
arruinado y endeudado por cuanto había puesto de su bolsillo para el
funcionamiento de las escuelas, se marchó al Perú. En Arequipa montó una
fábrica de velas, los padres acudían masivamente a la tienda para que se
encargara de la educación de sus hijos; y fue así como Simón Rodríguez pidió
nuevamente licencia para ser maestro. En 1828 publicó su primera obra,
4. titulada Sociedades americanas. En 1834 publicó Luces y virtudes sociales, obra
acabada de su gran proyecto de instrucción. Desgraciadamente, su suerte se vio
teñida una vez más por la fatalidad: el terremoto de Concepción de 1835 acabó
con todo, incluyendo la estancia de Simón Rodríguez en esa ciudad; "en América
no sirvo para nada", exclamaría. Se marchó a Santiago de Chile y protagonizó un
maravilloso encuentro con Andrés Bello, del cual brotaría parte del impulso de la
universidad fundada por el insigne humanista.
En los años finales de su vida dio clases en varios colegios
de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran
parte de su obra quedó hecha cenizas. Tenía 82 años y conservaba aún un
aspecto atlético. En 1853 emprende de nuevo viaje al Perú, lo acompañan su hijo
José y Camilo Gómez, compañero de éste; será Gómez quien lo asistirá en el
momento de su muerte ocurrida en el pueblecito de Amotape, ciudad peruana en
la que falleció el 28 de febrero de 1854, a los 83 años de edad.
Sus obras más destacadas fueron:
Sociedades americanas, cómo serán y cómo podrían ser en los siglos
venideros en 1828, última edición en 1842).
El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas,
defendidos por un amigo de la causa social (1830)
Informe sobre el terremoto de Concepción (Concepción, 1835)
Partidos (11 artículos) (Valparaíso, El Mercurio, 1840).
Crítica de las providencias del gobierno (Lima, Imprenta del Comercio,
1843)
Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga (Latacunga, 1851).