Diagramas: reforma constitucional y crisis política
1. República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
Universidad Fermín Toro
Barquisimeto-Edo. Lara
Autor (a):
Chalghin, Zena
Sistema político II
2. Propósito de las reformas
Acelerar la redistribución de los recursos
de Venezuela para beneficiar a los pobres.
Descentralizar el poder político para
otorgar a los ciudadanos mayor
decisión en sus asuntos.
Esbozar una base legal para un nuevo
modelo más equitativo de desarrollo y Democracia.
El propósito de la reforma es permitir
que se respeten plenamente los deseos
y las preferencias de los votantes
cuando se trata de elegir a un
presidente.
Sobre la base del proceso nacional de
consultas con la población venezolana,
se propusieron 25 reformas adicionales y
se realizaron 11 cambios menores, por
un total de 69 reformas propuestas.
El presidente seguirá teniendo que
postularse para su reelección, y el
referendo revocatorio, una herramienta
democrática innovadora que permite a los
votantes poner fin al mandato de un
funcionario electo, se mantendrá en la
Constitución.
Una serie de reformas
propuestas a los artículos 112, 113, y
115 de la Constitución ampliaran
iniciativas y formalizarían un modelo
económico centrado en la asistencia
social y una gama diversa de
empresas.
Cuando la Asamblea Constituyente de
Venezuela redactó la nueva Constitución
en 1999, gran parte de los artículos se
centraron en conceder nuevos derechos
o extender su aplicación a grupos que
históricamente habían estado
marginados.
3. En este contexto, complicado
además por una crisis
financiera y fiscal sin
precedentes, pueden parecer
hasta fútiles, para la mayoría
de la población, las
discusiones sobre el
perfeccionamiento del
sistema democrático que
poseemos.
Venezuela atraviesa, todavía, un largo proceso de decadencia que no muestra
hasta ahora signos de reversión
El viejo modelo económico basado en los ingresos petroleros, el proteccionismo y
la estatización avanzada de la economía ha colapsado, pero aún no se lo ha
sustituido por una economía abierta y capaz de funcionar autónomamente; la
movilidad social ascendente que existió durante décadas se ha trocado en lo
opuesto, en una movilidad descendente que arroja a una proporción cada vez
mayor de gente a vivir en la pobreza; la confianza en el sistema político, y en los
partidos en particular, se ha erosionado a un grado extremo, sin que hayan
aparecido alternativas que parezcan consistentes en el mediano plazo.
Las reformas políticas
esbozadas o alcanzadas
en los últimos años no
bastan para revitalizar
un sistema que se halla
en crisis por causas que
son, en definitiva,
externas a su propia
organización.