Este documento analiza la evolución de las reformas del Estado en Venezuela desde la década de 1980 hasta la actualidad. Se divide en tres etapas: 1) las políticas neoliberales de las décadas de 1980 y 1990 que debilitaron al Estado, 2) la nueva Constitución de 1999 que consolidó el papel del Estado pero no rompió con el modelo de mercado, y 3) la transición hacia un nuevo "sistema socialista" impulsado por Hugo Chávez a partir de 2005 a través de nacionalizaciones y empresas públicas.
Proceso historico de la democracia en venezuela hasta 1978 080809
Venezuela: del neoliberalismo al neoestatismo bolivariano
1. MECAL
ASIGNATURA DE REFORMA DEL ESTADO
VENEZUELA: DE LA REFORMA NEOLIBERAL AL NEO-ESTATISMO
BOLIVARIANO.
INTRODUCCION
En términos de políticas de reforma estatal en América Latina, la “tercera ola de la
democratización”, que marca la transición de la mayoría de los países de la
Región de un régimen autoritario a otro democrático, se caracteriza por el
debilitamiento y “demonización” del papel del Estado en todos los ámbitos,
especialmente en el de la actividad económica. En este sentido "la radical y
dogmática demonización del Estado que se impuso en buena parte de la región y
que desmanteló instituciones, las desproveyó de algunos de sus mejores cuadros
y debilitó la relación del Estado con la democracia, reduciendo la condición de
ciudadanía a la esfera del voto y el consumo" (Mariani, 2008: 3). Sin embargo,
durante los últimos años, asistimos a una nueva ola de reformas que, en muchos
países de la Región, pareciera apuntar en el sentido contrario, superando el mito,
bien implantado por el pensamiento neoliberal de fin de siglo, sobre “la idea de
que existe un único modelo de desarrollo, de relación entre el Estado y el
mercado, que se puede aplicar por igual a todos los países en todas las
circunstancias, modelo que se
caracteriza por establecer una visión de la
economía del mercado como antagónica del intervencionismo estatal” (Gómez
Buendía, Et al, 2008: 3). El caso de Venezuela ejemplifica muy bien este
movimiento pendular, aunque quizá con la particularidad de que la alta
dependencia del país con respecto a la industria petrolera, obliga a que se
mantenga siempre, por encima de cualquier modelo, una notable presencia y peso
de lo estatal en la vida nacional.
EL CASO VENEZOLANO
En Venezuela, durante los años 80s y 90s, se aplicaron de manera estricta,
aunque no plena, (Cavarozzi y Casullo, 2002) las recetas neoliberales del
“Consenso de Washington”. Dichas medidas se concretaron en una serie de
políticas caracterizadas, como en el resto de la Región, por la búsqueda de la
disciplina fiscal, la aplicación de políticas comerciales liberales, la priorización del
gasto público en educación y salud, la apertura a la inversión extranjera, la
reforma tributaria, las privatizaciones, las tasas de interés positivas determinadas
por el mercado, la desregulación, la aplicación de tipos de cambio competitivos y
la protección a la propiedad privada (Del Campo 2009: 2).
2. Como ocurrió en la práctica totalidad de los países latinoamericanos, la aplicación
de las medidas del Consenso de Washington actuó como respuesta, y a su vez
consecuencia, a la crisis de endeudamiento derivada del "Boom” de precios del
petróleo experimentado durante los años 70s. En el caso Venezolano ambas
circunstancias llevaron al colapso de todo el modelo económico y político
venezolano, base sobre la que, desde 1958, operaba una de las democracias más
sólidas de América Latina. El punto de inflexión de la crisis se ubica, sin duda, en
los violentos acontecimientos del "Caracazo" (1989) que desembocaron en dos
intentos del golpe de Estado (1992), uno de ellos protagonizado por Hugo Chávez,
y el ascenso al poder de éste último en las elecciones del año 1998.
Como resultado del cambio en el escenario político y social se convoca, en el año
1999, la Asamblea Nacional Constituyente y en ese mismo año se promulga la
nueva Constitución de la República. A partir de este momento se propone la
aplicación de un nuevo modelo de Estado que, si bien no abandona, en general,
los postulados del modelo liberal de mercado, si introduce importantes cambios en
la dirección contraria a las recetas neoliberales que se habían venido aplicando.
En los años siguientes, la propia deriva del “Movimiento Bolivariano”, así como la
sucesión de los acontecimientos, con el golpe de estado contra Chávez en el año
2002 y el paro petrolero del 2003, profundizan la transición del modelo hacia el
"Estatismo" de corte “Socialista” en el que la presencia de lo público invade todas
las esferas de la vida del país. Como dicha tendencia produce notables
incoherencias con el modelo propuesto por la Constitución del año 1999, se
producirá un tercer momento de Reforma del Modelo de Estado, con el fracasado
intento de modificar la Constitución durante el 2007 y los nuevos intentos de
imponer el “Sistema Socialista”, contenido en la Reforma Constitucional, por la vía
legislativa, aprovechando la aplastante mayoría del Oficialismo en la Asamblea
Nacional.
BREVE RESEÑA DE LAS PRINCIPALES REFORMAS.
El paquete neoliberal de Carlos Andrés Pérez y la “Agenda Venezuela” de
Rafael Caldera.
Cuando Carlos Andrés Pérez asume la presidencia en su segundo mandato
(1989-1994), ya se habían dado algunos intentos menores de reforma neoliberal
de la mano de los presidentes Herrera Campins (1979-1984) y Lusinchi
(1984-1989). Sin embargo la grave situación económica que atraviesa Venezuela
obliga a Pérez a firmar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en
el que Venezuela obtiene financiamiento a cambio de aplicar un programa de
ajuste que supuso la congelación de salarios, liberación de importaciones,
privatización de las empresas estatales no estratégicas, aumento del precio de la
3. gasolina, reducción del gasto público y del tamaño del Estado así como la
eliminación de los controles de precios. Una versión ampliada de este programa
de reformas fue la “Agenda Venezuela” del presidente Rafael Caldera
(1994-1999).
La grave crisis financiera que experimentó Venezuela el año 1994 obligó a Caldera
a acudir nuevamente al FMI. En ésta ocasión devaluó de manera radical la
moneda nacional, aumentaron los precios de los combustibles en más de un
ochocientos por cien, se continuó la privatización de activos del Estado, se
liberalizaron los tipos de interés, se eliminó el control de cambios y se planteó un
programa de disciplina en el gasto. Al mismo tiempo se inició un proceso de
“Apertura Petrolera” que presagiaba la privatización del sector, aunque no se llevó
a cabo de manera abierta, sino mediante concesiones a empresas petroleras
extranjeras. Un elemento muy importante de este proceso de reforma fue la
revisión del sistema de prestaciones sociales en el año 1997. En dicha revisión se
aprobó el pago anual de las mismas y no al cese de la actividad laboral.
En todo este período, para compensar los efectos negativos de las medidas de
ajuste sobre los sectores populares, se aplicaron programas sociales de corte
compensatorio, que se concentraron en los sectores más vulnerables, pero que no
lograron detener el deterioro social.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y los primeros
años del Gobierno “Chavista”: ¿Nuevo Modelo de Estado?.
A nivel institucional, el aspecto más novedoso y polémico de la nueva Constitución
es el relativo a la división de poderes, pues se añaden dos poderes nuevos, el
Poder Ciudadano y el Poder Electoral, a los ya tradicionales. Al mismo tiempo se
incrementa la concentración de poder en manos presidenciales. En relación a los
mecanismos de participación destacan las nuevas figuras de consulta popular,
referendo, revocación del mandato presidencial e iniciativa legislativa.
A nivel de política social y económica, si bien el nuevo texto constitucional no
supone una ruptura con el modelo liberal de mercado, sí consolida el papel
intervencionista del Estado y la propiedad pública de los principales recursos
venezolanos: el gas, el petróleo y los minerales, así como una agresiva campaña
de nacionalizaciones y de asistencia social a los más desfavorecidos.
Durante los primeros años en el Gobierno, Chávez aprueba un conjunto de 49
leyes, gracias a las facultades que le otorga la Asamblea Nacional, en el marco de
una Ley Habilitante, entre las que destacan la Ley de Hidrocarburos que blinda la
propiedad pública sobre el recurso y la Ley de Tierras, sobre la que se pondrá en
marcha, a partir del 2005, a un polémico proceso de expropiaciones que todavía
4. no ha concluido. Desde el año 2003, Chávez iniciará la aplicación de una política
de programas sociales denominados “Misiones Bolivarianas” principalmente
orientadas a mejorar la salud, alimentación y educación de los Venezolanos más
pobres. También frenará la tendencia a privatizar el Seguro Social.
A partir del 2005 Chávez asume por primera vez una posición claramente
anticapitalista al proponer un nuevo sistema político, económico y social para
Venezuela orientado al Socialismo. Durante el 2005 se inicia el proceso de
creación de los Consejos Comunales.
La fallida Reforma Constitucional del 2007 y la transición desde un nuevo
modelo de Estado hacia un nuevo “sistema” de corte socialista.
Tras la reelección presidencial, en enero de 2007, Chávez propuso la
conformación de “cinco motores constituyentes para avanzar hacia el Socialismo
del Siglo XXI”: aplicación de una Ley Habilitante para adelantar los cambios al
socialismo; reforma constitucional para adaptarla a una nueva sociedad socialista;
campaña de educación en valores anticapitalistas; reestructuración de la división
político-territorial del país; y la expansión y fortalecimiento de los “consejos
comunales” (En Huarte Pozas, 2008; Harnecker, 2007). Si bien la reforma
Constitucional fracasó, se están intentado aplicar sus contenidos en sucesivas
fases y por la vía legislativa. Esta propuesta tiene también su reflejo en el modelo
económico en el que se plantean el impulso a las Empresas de Producción Social
(EPS), el desarrollo de la cogestión obrero-estatal, recuperación por los
trabajadores de empresas abandonadas, y reactivación de la industria privada
nacionalista.(En Huarte Pozas 2008, Lebowitz (2006). Destaca también la nueva
ola de nacionalizaciones de empresas como la (CANTV), la mayor telefónica del
país y su filial de telefonía celular Digicel. Además, también nacionalizó la
Electricidad de Caracas y el Banco de Venezuela entre otras. Destaca también la
aprobación durante el año 2009 de la “Ley Orgánica de Descentralización,
Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público”, que limita el
poder de los Gobiernos Estadales y Municipales en importantes competencias
como, entre otras, la conservación, administración y aprovechamiento de
carreteras, puertos y aeropuertos comerciales.
ANALISIS Y CONCLUSIONES.
En Venezuela, a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos durante
el final de los 70s y principios de los 80s, no se experimenta la transición de un
régimen autoritario a uno democrático; antes bien al contrario , el país vive el
cambio de una democracia "aparentemente" consolidada a otra que sufre
sucesivas crisis y reformas todavía no concluidas y cuya orientación ideológica
deriva del liberalismo más acentuado a la defensa de un "nuevo" socialismo.
5. Como se ha expuesto brevemente, el transito se produce en tres etapas bien
marcadas y que tuvieron, en general, efectos muy negativos para la estabilidad del
"sistema democrático venezolano".
La primera ola de reformas, basada en los postulados neoliberales, "agravaron
dos problemas provenientes del pasado: la crisis socioeconómica con el
progresivo deterioro de los indicadores básicos, y la crisis del sistema político, con
el descrédito de sus instituciones (partidos, Congreso, Poder Judicial...)” (Ugalde
Perez, 2008: 134). El agravamiento de la crisis no resulta sorprendente, pues es
similar al que sufren otros países de América Latina, pero sí su desenlace, con el
colapso definitivo de una de las democracias más solidas de la Región desde los
años 50s. A lo anterior se añade además que Venezuela fue uno de los países de
América Latina donde las reformas estructurales tuvieron un menor avance, si lo
vemos desde un punto de vista comparativo, pues según el “Índice de Reforma
Estructural” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Venezuela fue,
después de Uruguay y México, el tercer país donde las reformas tuvieron una
menor incidencia (Lora 2001: 23). En este sentido también es importante destacar
que “en ninguno de los países con (fuerte) sistemas de partidos se llevó a
adelante una reforma económica estructural plena con participación de los
partidos. Ni en Uruguay, Colombia, Venezuela, o Costa Rica se impusieron
matrices de definido estilo neoliberal” (Cavarozzi y Casullo, 2002). Siendo esto así,
la pregunta que se impone es porqué se produjo el colapso total del pacto político
y social surgido de los Acuerdos de Punto Fijo del año 1958, especialmente su
muy sólido sistema de partidos, que había dado una larga estabilidad y
prosperidad a Venezuela. Si bien es claro que la crisis y los efectos de las
reformas neoliberales para contrarrestarla, son las principales causas del colapso,
hay dos factores que "magnificaron" la percepción que la sociedad venezolana
tenía sobre los problemas llevándola a buscar soluciones extremas, fuera del
tradicional sistema de partidos. Esas dos variables fueron "el diseño de sus
instituciones políticas", muy sólidas pero poco flexibles para adaptarse a un
contexto cambiante como el generado por la crisis y "el impacto del petróleo en el
desarrollo económico del país, su cultura política y en los patrones de la
representación política" (Roberts 2001: 186). En este sentido, la fuerte
dependencia venezolana de la renta petrolera hizo que "el sistema político
venezolano, más que ningún otro del continente", se adaptara al modelo de
desarrollo de la Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI) "modelo de
desarrollo, impulsado por el Estado; y el agotamiento de ese modelo transformó
las bases sociales y económicas de esa matriz de representación" (Roberts 2001:
197) y produjo una fuerte oposición social a la introducción de reformas que
limitaran los beneficios sociales generados por la redistribución de la renta
petrolera. Dichos beneficios habían sido canalizada a través de los lazos
corporativistas y clientelares generados entre los partidos políticos tradicionales y
6. la sociedad venezolana. Como afirma Roberts, "a la altura de mediados de los
años 90, habían fracasado todos los programas, tanto ortodoxos como
heterodoxos, para contrarrestar el declive económico, y el electorado optó por un
populista insurgente que prometía barrer a la partidocracia y refundar la
República" (2001: 197).
La siguiente ola de reformas, tras el "Proceso Constituyente", retoma la senda del
tradicional “estatismo venezolano” caracterizado por la recuperación del
protagonismo del Estado y el reparto social de la renta petrolera, lo que contribuye
inicialmente al éxito social del modelo chavista. Evidentemente la recuperación de
los precios internacionales del petróleo son un factor determinante a favor de las
nuevas reformas, que no implican un cambio de sistema, sino de modelo dentro
del sistema capitalista. En este sentido se aplica la hipótesis más pesimista sobre
las reformas neoliberales que considera que éstas no habían modificado el
funcionamiento de la economía en la dirección deseada y que, por consiguiente,
habían sido simplemente la receta equivocada de políticas económicas (Del
Campo 2009: 9).
Sin embargo la tercera ola de reformas sí supone, al menos teóricamente, la
intención de aplicar un sistema distinto al capitalista, basado en los postulados de
lo que se ha dado en llamar el "Socialismo del Siglo XXI" (SSXXI), lo que genera
una fuerte oposición y polarización de la sociedad venezolana a medida que se
aplican las distintas reformas expuestas brevemente en este ensayo. Sin embargo
un análisis más profundo de las medidas de reforma aplicadas en esta última
etapa plantea dudas razonables sobre la efectiva construcción de un nuevo
sistema económico y estatal en Venezuela. Sin duda el profundo proceso de
expropiaciones y nacionalizaciones así como el control de precios y el fomento de
la economía social no parece indicar "nada nuevo bajo el sol", más allá de una
combinación entre las tradicionales y fracasadas fórmulas del socialismo histórico
y el tradicional estatismo venezolano. En ese sentido las críticas más fuertes al
último proceso de reformas vienen del propio campo teórico del SSXXI pues para
autores como Dieterich (2008), las medidas aplicadas en Venezuela han sido
claramente erróneas y voluntaristas y no han logrado resolver los problemas
estructurales de la economía venezolana, tales como la inflación, la falta de
incentivo a la producción nacional y el desabastecimiento. En cuanto a la
aplicación de un nuevo sistema económico "el Presidente (Chavez) no ha creado
ni una sola institución económica cualitativamente diferente a la de la economía de
mercado, es decir, postcapitalista" (Dieterich 2008), por lo que su afiliación a los
postulados económicos del SSXXI es más teórica que real.
En definitiva, una visión global de todo el período de reformas analizado nos
anima a pensar que Venezuela responde bien a la metáfora de las “fugas”
propuesta por Cavarozzi y Casullo (2002), en el que el “patrón predominante” para
resolver los “dilemas y cuellos de botella a los que se enfrentan las sociedades
7. estado-centricas” opera “a través del abandono de la formula vigente y su
reemplazo por una radicalmente diferente”. Sin duda, estas “fugas”, en un país con
enormes riquezas como Venezuela, tienen su razón de ser, como afirma Hugo
Quiroga en la “superación del umbral de desigualdad social que es capaz de
tolerar un sistema” y que están en la base de “las decepciones colectivas” que
acaban destruyendo la “legitimidad del sistema” (En Cheresky, Pousadela, 2001:
53).
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