William Hamilton inventó en 1856 un juego basado en un grafo con 20 vértices y 30 aristas que representaba las conexiones entre 20 ciudades importantes. El objetivo era encontrar una ruta que visitara cada ciudad una sola vez antes de regresar al punto de partida, lo que se conoce como un circuito hamiltoniano. Aunque los matemáticos han estudiado este problema, aún no existe un teorema que determine si un grafo dado contiene o no un circuito hamiltoniano.