Este documento narra la experiencia de un niño llamado Oliver durante un fin de semana en el que desayuna chococrispis y luego visita a su primo Bruno, que tiene una discapacidad. Oliver describe su día, incluyendo la visita a la asociación de amigos de Bruno y un incidente desagradable en una cafetería con dos niños que se burlan de Bruno. El documento reflexiona sobre la discapacidad y la importancia de la inclusión.
2. ¡Hoy toca chococrispis!. Y es que hoy es sábado. No es que los
sábados toque desayunar chococrispis, pero como mi madre no
quiere que coma mucho chocolate y quiere que coma sano (que
obsesión tienen las madres por lo sano), pues hicimos un
pequeño trato, durante la semana desayuno lo que ella me dice y
los fines de semana elijo yo. Creo que no está mal del todo, pues
con los años estoy entendiendo que es mejor ceder un poco y
poner algo de tu parte que quedarte sin nada, en mi caso sin
chococrispis. ¿Estaré
madurando?
3. Al terminar mi banquete porque para mi era un banquete
(aunque los mayores no lo entiendan) me tocaba ordenar mi
habitación (que obsesión tienen las madres por ordenarlo todo).
¿Has hecho la
cama?
¿Has metido la
ropa sucia en el
cesto?
Si mama
¿ Has colocado los
cajones?
Si mama.
Si mama.
4. Al terminar mi banquete porque para mi era un banquete
(aunque los mayores no lo entiendan) me tocaba ordenar mi
habitación (que obsesión tienen las madres por ordenarlo todo).
Aunque en realidad el orden de los hechos
se invertían, cuando mi madre me lanzaba
la pregunta yo me ponía a cabo con la
misma y es que las madres son muy rápidas
siempre, siempre van por delante de ti.
5. Tras haber ordenado mi cuarto, haberme aseado y haberme
vestido nos dirigíamos los cinco, mis padres, mis dos hermanas
pequeñas y yo a casa de mi primo a comer.
6. Mi primo Bruno tiene 11 años y a mis hermanas y a mi nos
encanta estar con él.
Bruno es diferente a casi todos los niños de su edad, pero muy
parecido a otros, aunque en realidad todas las personas somos
distintas, todavía sigo buscando a un Oliver como yo (que es así
como me llamo) pero no lo encuentro.
7. Es una obsesión que tengo desde hace unos
años. Me imagino paseando por la calle y
encontrarme a una persona idéntica a mi, con
mi mismo pelo, con mis mismas facciones, con
mis mismos ojos, con la camiseta por fuera del
pantalón (que obsesión tienen las madres de
meternos la camiseta por dentro para que no
cojamos frío “pero si yo no tengo frío”) en
definitiva un clon mío. Pero esta obsesión
poco a poco va perdiendo fuerza pues resulta
agotador buscar ese espejo colgado de la nada
y aunque lo encontrara sería muy difícil que le
gustara el baloncesto como a mí, que hablara
como yo, que sacara las mismas notas que
yo, vamos, que creo que voy a dejar esta
misión apartada, ya se me ocurrirá otra.
8. Llegamos a casa de mis tíos y Bruno nos esta esperando
impaciente pues creo que a él también le gusta estar con
nosotros. Intercambiamos pocas palabras y nos vamos a jugar a
su habitación.
9. Mi primo no habla como yo, tiene dificultad para vocalizar y
aunque le entiendo casi todo hay algunas veces que se me
escapan sus palabras, pero eso no le pasa a mi tía, ella le
entiende todo o casi todo incluso sin hablar sabe lo que está
pensando ¿serán las madres unas superhéroes? A lo mejor mi
siguiente misión será esa, descubrir dónde esconden su capa.
10. Mi primo no tiene el mismo equilibrio que yo, es fácil que se
caiga, por eso ese doble cuidado que dice mi madre que hay que
tener con él, pero a mi no me sorprende, mi primo es más mayor
que yo y yo siempre le he conocido así.
¿Qué hacéis? Tened
cuidado con Bruno, no
corráis que se puede caer. –
gritaba mi madre desde la
cocina.
11. Llega la hora de comer y mi hermana mediana hace la misma pregunta
de siempre:
¿Por qué Bruno tiene
ese cuchara tan rara?Es una cuchara
adaptada para él –
responde mi tío.
Adaptada, una palabra que no entiende mi hermana, yo sí, porque también tengo un
utensilio adaptado para mi, son mis tijeras. Soy zurdo, una cualidad de la que estoy
orgulloso porque con la derecha también se hacer muchas cosas y los diestros según mi
madre son menos habilidosos con la izquierda.
Terminamos de comer y mi primo se toma sus medicinas, como todos los
días, aunque dice mi tía que no le duele nada, yo he llegado a la
conclusión que las medicinas de mi primo son como un cargador de
pilas, pues he oído a mi tía y a mi madre que Bruno funciona mejor por
la mañana que según va acabando el día.
12. Después de comer hemos quedado con algunos de los amigos de mi
primo para ir a la “asociación”, que palabra tan rara, aunque esa palabra
ya forma parte de mi vocabulario, como estuche, judías, libro… Me
acuerdo el primer día que le pregunté a mi madre por la palabra
asociación.
- Pues hijo, una asociación es un grupo de
personas con los mismos intereses que se
reúnen para conseguir unos fines.
Con esas palabras vi el cielo
abierto, reuniría a todos mis
amigos para formar una
asociación, el objetivo estaba
claro, que hubiera dos días de
clase y cinco de descanso en la
semana.
- No hijo eso no se puede hacer, lo que tú
planteas no lo tiene nadie. Mira, se trata
de conseguir las mismas cosas que tienen
casi todos los niños.
¡Ah! Ya lo había entendido
que todos los niños
tuvieran una Wii, una
Nintendo, una PSP, me
gusta eso de la
asociación, así podría
conseguir la PSP que
tantas veces le había
pedido a mi madre.
- No Oliver, es más sencillo que todo
eso, son cosas de la vida cotidiana que
tú tienes y ellos tienen que luchar por
conseguirlas. Como por ejemplo, que
tengan un colegio en su
localidad, una ludoteca, que no halla
escalones por las aceras, que halla
ascensores en los edificios y un
etcétera muy largo.
13. Poco a poco he ido comprendiendo las palabras de mi madre.
Aunque mi primo viva en un pueblo muy grande con muchos
colegios, tenía que desplazarse al pueblo al lado cada día, porque
en su localidad no había un colegio para él, no había un colegio
especial.
ASOCIACIÓN DEDINES
14. Cuando llegamos a la asociación saludamos a todos los amigos de
mi primo. Eran todos distintos, como mis amigos. Había niños que
no andaban o con dificultad como mi primo, niños que no
hablaban o lo hacían con dificultad, niños en sillas de ruedas y que
si hablaban, niños en sillas de ruedas y que no hablaban, niños
que hacían movimientos raros continuamente.
15. Mi hermana pequeña, que tiene dos años no paraba de mirar a un
niño sentado en una silla de ruedas, supongo que es muy
pequeña, porque a mi no me impactó ni a mi hermana mediana
tampoco los hemos visto muchas veces, son los amigos de Bruno.
Cuando ya habían llegado todos decidimos ir a dar un paseo y
buscar una cafetería para tomar chocolate con churros, otro
manjar para mí.
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16. Aunque había una cafetería cerca, tuvimos que andar
más para ir a una más grande porque además de que
éramos muchos llevábamos cuatro sillas de ruedas y no
podíamos entrar en cualquier sitio. Cuando ya estuvimos
acoplados empezaron a desfilar de mano en mano los
churros, las porras, los cafés, los chocolates…muuum! Se
me hace la boca agua solo de recordarlo.
Me senté al lado de Bruno a disfrutar de mi merienda. A mi izquierda había una
mesa con dos niños que tendrían unos doce o trece años, bueno no sabría decir
exactamente la edad pero iban al instituto seguro y muy cerca dos matrimonios
que debían de ser sus padres. No dejaban de mirarnos desde que entramos
aunque tenían una PSP. Parecía que nuestra presencia les importaba más que la
maquinita (cosa que no entiendo, lo que daría yo por tener esa máquina en mis
manos).
17. En el bar había una máquina de esas que por
un euro te sale la bola de plástico con una
sorpresa dentro, si esas máquinas que mi
madre nunca nos deja echar porque dice que
a los dos minutos ya hemos perdido la
sorpresa, si esas máquinas que mi padre
siempre nos echa aunque mi madre le diga
que no.
¡Mamá, mamá, quiero
una bola! – Gritaron
mis hermanas
desesperadas.
- Toma Oliver cuatro
euros. Una bola para
cada uno.- dijo mi
padre.
No ves siempre nos echa, es que mi padre es
muy bueno, no digo que mi madre no lo
sea, por Dios, pero es un poco más
pesada, recoge la habitación, comete el
plátano, lávate bien los dientes, bueno
vosotros ya me entendéis porque creo que
casi todas las madres son como la mía.
18. Mi primo y yo abrimos la bola sin hacerle mucho caso a la
sorpresa, pues en realidad mi madre casi siempre tiene razón.
A nosotros nos interesaba la bola de plástico, ya se sabe cuando no
tienes un balón cualquier cosa es buena para dar unas pataditas.
El bar era muy grande con una zona que casi no había mesas y Bruno y
yo nos colocamos allí dispuestos a meternos gol. A mi primo le
encantaba el fútbol, cuantas veces he oído decir a mis abuelos que si
Bruno no tuviera ninguna discapacidad hubiera llegado lejos en el
balompié. Pero Bruno es así, con sus limitaciones como muchos otros
niños, como yo que también las tengo, como vosotros que también las
tenéis pero con la diferencia de que nuestras limitaciones se alejan un
poco de la vida cotidiana y nos dejan ser independientes y a él y a
muchos como él no.
19. Me acababa de colar la bola por debajo de
las piernas, por supuesto a mí no me hacía
ninguna gracia, si había una cosa que llevara
mal en mi vida era perder. Entre mi furia y
mis ganas de marcarle un gol a Bruno, cruce
la mirada con los niños de la psp y ahí
estaban partiéndose de risa. Me estaba
poniendo de mal humor, esas risitas no me
gustaban nada y encima iba perdiendo.
- ¡ Gol, gol, gol! –
gritaba Bruno de
contento
20. No tardaron mucho en acercarse a nosotros, bueno, en acercarse a
Bruno. - ¿Cómo te llamas?- le preguntaron a mi primo.
- ¡Eh! Chaval que te estamos hablando a ti.
Pero no contestó.
Bruno ignorando las
carcajadas de aquellos
chicos y sin alzar la mirada
se fue acercando a mí.
- ¿Qué le pasa a tu
amigo es que no sabe
hablar o es que no está
bien de la cabeza?
Ja,ja,ja!
Aquellas risas lo decían todo. La mirada de mi primo lo decía todo. No
les hagas caso Bruno le dije, vámonos de aquí.
Sentados en la mesa con los demás seguía oyendo las risas de aquellos
dos estúpidos y perdón por la expresión, pero viendo la cara de mi
primo era lo más sutil que podía decirles.
21. No tardamos mucho en irnos y lo agradecí, la impotencia, la
rabia, y la pena que sentía en ese momento me estaban ahogando.
Nos despedimos allí mismo en la puerta del bar.
- Bueno primo, hasta otro día campeón que me has
metido cada gol, pero el próximo día te vas a enterar. Le
di un abrazo brutal, como si con ese abrazo quisiera
compensarle por no haberme pronunciado ante
aquellos estúpidos (perdón otra vez, pero no me sale
otro adjetivo).
22. Tardamos poco en llegar a casa aunque mis hermanas se durmieron en el
coche como de costumbre. Yo no tenía sueño pero quise irme a la cama
enseguida. Necesita pensar, organizar todo en mi cabeza. Estaba
confundido con todo lo que había sentido esa tarde, me preguntaba si el
episodio sucedido ya le había vivido mi primo más veces, seguro que sí, y
si ese sería el último, seguro que no. No entendía nada, esos niños eran
más mayores que yo, ¿que no entendían? ¿Qué Bruno tuviera una
discapacidad?, seguramente la palabra discapacidad la habrían oído en
muchas ocasiones pero dudo mucho que la comprendieran. A lo mejor la
culpa era de sus padres por no haberle explicado nunca esa palabra como
hicieron conmigo, o no, a lo mejor no tenían porque hacerlo porque no
tenían ningún primo, sobrino o amigo discapacitado y no tenían esa
necesidad. A lo mejor la culpa la tenía el colegio por no dedicar algunos
días de los tantos que tenemos a hablar de ese tema, o no, a lo mejor el
colegio si había dedicado tiempo para hacerlo pero a ellos no les había
interesado. O a lo mejor la culpa era de todos, o a lo mejor la culpa no era
de nadie ¿Por qué encima que lo tienen complicado en la vida nosotros
se lo complicamos más?.
23. Mi madre dice que siempre hay que apoyar a los más débiles, pero
¿piensan todos como mi madre?
Probablemente yo si no tuviera este primo tan maravilloso no sabría
muchas cosas de las que se ahora, pero teniendo una madre como la que
tengo si se lo que el respeto, el amor, la empatía, las ganas de luchar en la
vida y estando lleno de todo esto no hace falta que la discapacidad este
cerca de ti para entenderla. Y ahora en frío y más tranquilo me hubiera
gustado decirles.- Se llama Bruno y si habla pero no le da la gana, no está
mal de la cabeza tiene una discapacidad y es mi primo, pero podría ser
primo tuyo, o tu hermano, o tu vecino o que se yo el niño con el que te
cruzas todos los días, estúpido (…bueno eso mejor me lo ahorro) Buenas
noches.
24. Dedicado humildemente a todos los niños
discapacitados, en especial a Dedines por crecer tan
deprisa, por tener esas ganas de luchar por vuestros
pequeños (y nuestros), y en especial a mi sobrino Álvaro
que le quiero con toda mi alma.